CAPÍTULO 4
PRIMER SECRETO REVELADO

Nunca comprendió realmente el porqué de la fascinación de muchos por su sonrisa, es decir, para ella siempre fue una sonrisa normal, pero al saber que era la perdición de muchos, no dudo en usarla como ventaja...

Sin embargo, ahora veía el porqué de la fascinación de su sonrisa, pero también sabía lo desconcertante que podía ser al ver su singular sonrisa en aquel rostro con la mirada de hielo que amaba.

Era aterrador...

Su sonrisa estaba en aquel chico que de igual forma tenía los cálidos y fríos ojos de Jessica, no sabía que decir, estaba asustada, desconcertada y en total perplejidad ante lo que sus ojos veían. No daba crédito aquello. No podía creer para nada que aquel chico frente a ella realmente lo estuviera, pero, sobre todo, no quería aceptar la loca idea que su mente comenzaba a formar.

¡Era una gran locura!

—Yo...

—Eres aún más bella de lo que recordaba...

¡Por Dios! ¡¿Acaso aquella madrugada sería su muerte?! Ese chico tenía la voz más suave y y que había escuchado, pero eso no significaba que le atrajera. ¡No! Más bien todo lo contrario, era como una combinación de su voz ronca con la suave voz de Jessica, pero mucho más varonil que provocó que el vello de su nuca se erizara.

—Pero quién... —su voz salió en un pequeño susurro lleno de terror—, ¿Quién rayos eres tú?

El chico pareció no sorprenderse ante su pregunta, en cambio sonrió aún más y bajó la mirada al suelo de forma tímida.

—Bueno, mi nombre es Jason Jung-Hwang —levantó la mirada sólo para sentir un gran escalofrío—, y soy tu hijo.

Y esta vez, supo lo suave que era la alfombra de la sala de estar.

֎֍

Era domingo por la mañana, y Jessica amaba esos días, eran los únicos días en lo que podía dormir hasta la hora que quisiera y desayunar a la hora del almuerzo en la terraza de su departamento sin importarle que los paparazzi la vieran, después de todo, su terraza era la del último piso y con ningún otro edificio más alto.

Amaba eso.

Amaba la sensación de sentirse normal por un momento, de no te preocuparse de cada una de sus acciones por miedo a cometer un error, pero, sobre todo, amaba el poder ser ella misma.

—¿Sunn?

Murmuró tanteando el otro lado de su cama, había tenido otra noche caliente con su querida mejor amiga, Sunny en definitiva era una maestra en la cama, tanto que sentia que se convertía en una adicción. Quizás era un error, pero... disfrutaba tanto de aquellos momentos.

Y estaba segura que no la dejaría ir en un buen tiempo.

—Buenos días bella durmiente —la bajita se sentó en la cama dándole un beso rápido en los labios—, él desayuno está listo.

Jessica se limitó a mirarla mientras una sonrisa se formaba en su rostro, asintió en silencio y se levantó con pereza de la cama ante la mirada intensa y deseosa de la bajita, sólo había una razón para que la pequeña la mirara de esa forma: era porque ella estaba desnuda.

—¡Lindo trasero, Sica!

La acaramelada soltó una carcajada antes de perderse en el baño de su habitación, Sunny sonrió contenta antes de levantarse de la cama y dirigirse a la cocina para verificar los alimentos. Todo lucia tan apetecible, ya que cuando se trataba de cocinar, la pequeña chica era la mejor; todos sus amigos sabían de sus dones culinarios, pero sólo pocas personas sabían lo glorioso que podían ser esos dones en otros lugares.

Y era algo que Jessica sabía muy bien.

—Estoy pensando que quizás debería secuestrarte —la acaramelada apareció en la cocina con una singular sonrisa—, mi casa huele tan bien desde que estás aquí.

—Bueno —Sunny se acercó seductoramente a ella enredando sus brazos en su cuello—, eso se debe a que sabes cómo darme incentivos para consentirte.

Los ojos de la mayor ya no reflejaban calidez y diversión con la que entró a la cocina, ahora sus ojos reflejaban una oscura y nubosa lujuria, Sunny sabía que significa aquello y lo que seguiría después, así que no dudo en cerrar la brecha que las separaba para dejarse fundir en los cálidos y adictivos labios de la acaramelada.

—Jessi... ¡ah!

No pudo evitar soltar un gemido, ¡Dios! Los labios de Jessica eran tan geniales y expertos, eran suaves y tan mágicos que sintió que sus piernas se derretirían en aquel momento, ¡¿Cómo demonios su amiga había dejado ir ésto?!

—¿Quieres regresar a la cama? —Jessica susurró sobre sus labios—, aunque podría tomarte como mi desayuno aquí mismo.

—Sabes que...

Un golpeteo cortó la respuesta de la pequeña chica, ambas fruncieron el ceño y se separaron lentamente sin perder la vista de la puerta, estaban un tanto intrigadas y confundidas acerca de quién podría estar tocando la puerta de Jessica, ya que, casi todos sus amigos tenían su contraseña.

—¿Cambiaste el código, Sunn?

Sunny negó ante aquella pregunta, obviamente ella no cambiaría la contraseña cuando ni siquiera la sabía, Jessica aún no se la había proporcionado porque, bueno, se la pasaban en la cama.

—No... —el golpeteo fue más fuerte—, ¿Quién podrá ser?

—No lo sé, pero quien quiera que sea debe saber que tengo un maldito timbre —camino hacia la puerta molesta—. ¡¿Cómo se atreve a destrozar mi puerta de cedro?!

—Jess, no creo que...

—¿Por qué...? —se quedó sin palabras cuando abrió la puerta—, ¿Sr. Lee?

—Jessica.

El hombre entró sin esperar invitación mirando a su alrededor con aparente atisbo, la acaramelada soltó un suspiro antes de cerrar la puerta, pero una figura en el umbral la hizo detener su acción y abrir los ojos totalmente incrédula. Frente a ella estaba su perdición, su tentación más grande y su maldición; Tiffany la miraba de forma taciturna, totalmente atenta a cada una de sus acciones, pero, sobre todo, parecía estar estudiando su rostro.

—Stephanie... —murmuró desviando la mirada de aquellos orbes de bombones de chocolate—, ¿qué haces aquí?

—Vengo por la misma razón del Sr. Lee —su voz era demasiado apacible para el gusto de Jessica—, ¿puedo pasar?

Levantó la mirada para verla por un breve momento antes de hacerse a un lado permitiendo que pasara, apretó con fuerza la manija cuando sintió aquel aroma de cerezas con chocolate que evocaba recuerdos felizmente dolorosos, mordió con fuerza su labio para recuperar la compostura y poder cerrar la puerta.

—Muy bien —se dio media vuelta para encarar a sus inesperados invitados—, ¿A qué han venido?

Habló con calma y se mantuvo con su acostumbrada actitud fría, no podía mostrar que la visita de cierta chica la estaba afectando, realmente después de esto necesitaría que Sunny le diera un buen momento para calmar aquel deseo que Tiffany siempre provocaba.

—Necesito que vengas conmigo inmediatamente —soltó Lee con dureza—, hay algo sumamente importante que debemos debatir los tres.

Jessica frunció el ceño y dirigió su atención a Tiffany.

—¿Tres?

—Sí, tres. Hay un asunto que nos incumbe a ambas, Jessica. —Tiffany lucía sería, sin embargo, apretaba su pequeño bolso con nerviosismo—. Y es lo suficientemente grave para hablar lo ahora.

—Creí que Jessica ya no tenía ningún vínculo o asunto con SM Entertainment —la pequeña chica habló atrayendo la atención a ella—. Su contrato terminó en cuanto salió de SNSD.

El hombre miró un tanto sorprendido a la pequeña chica, pero su mirada cambio al percatarse de la situación que iban a tratar y el problema que significaba que estuviera ahí, además de la ligera molestia por el hecho que su sobrina hubiera roto las reglas de la política de su contrato.

—Soonkyu, ¿qué haces aquí? —cuestionó escéptico—. Creí que...

—Lo que sea que esté haciendo aquí no es asunto suyo, tío. ¿Por qué necesita hablar con Jessica?

—¿Debo recordar que el hecho de que estés aquí podría generar una polémica? —el hombre giró a ver a Jessica—. Se supone que debes mantenerte alejadas de ellas, Sooyeon.

—¿Qué es lo que desean hablar? —evadió su pregunta caminando hacia Sunny—, tengo trabajo y no tengo todo el tiempo del mundo.

Su frialdad como siempre lograba mantener a las personas a raya, el hombre miró a otro lado mientras Tiffany permaneció en silencio, había demasiada tensión entre los cuatro en aquel momento.

—Es un asunto delicado, Sooyeon —comenzó el hombre lentamente—, necesito que los tres vayamos a un lugar privado para hablar sobre ello. Nadie nos debe ver ni escuchar.

—La última vez que hice eso, Young-Min dio un comunicado diciendo que le daba más prioridad a mi empresa que al grupo, al grupo al que le di todo de mi ser durante siete años y al que jamás falte a una práctica, concierto, entrevista o fanmeenting —las ásperas palabras les llego directamente a Tiffany y Sunny—, para luego ser botada como basura. Así que debe disculparme si me niego a ir con usted, pero no confío en nadie de la sm.

Sunny la miró de reojo sintiendo como la ira de Jessica comenzaba a calarle hasta en los huesos, sabía que aquel tema aún era delicado para todos, por lo cual lo habían evitado en todo este tiempo.

—No podías mantenerte en los dos botes al mismo tiempo, Sooyeon —Lee respondió con poca sutileza—. Dejabas ir a uno o dejabas ir a otro, no podías tratar de agarrarte de ambos o caerías.

La mirada de Jessica era de total odio, tal vez estaba siendo un poco susceptible, pero las palabras aún dolían, los recuerdos seguían quemando y las heridas aún seguían abiertas.

—Si eso es todo, le sugiero que cualquier asunto que desee tratar conmigo lo haga a través de mis abogados o mi agente —su apariencia serena regresó tensando aún más la situación—. No estoy de humor para lidiar con ustedes en este momento. Ya saben dónde está la puerta y el camino a la salida.

Jessica se dio media vuelta dispuesta a ir por un poco de aire, necesitaba pensar con claridad y tranquilizar el remolino de malos sentimientos en su interior, pero parecía que aquella charla duraría aún más de lo que pensaba; Tiffany tomó su mano deteniendo su andar, la fuerza que ejerció en ella la hizo voltear para quedar detenida en el tiempo...

Aquellos ojos siempre la dejaban en un estado de sosiego que jamás logró comprender, siempre había dicho que Tiffany era una persona única y magnánima, sin importar la ocasión o el momento siempre encontraba pequeñas cosas que hacían que se enamorara de ella, había caído de una forma tan vergonzosa a los pies de aquella chica, pero como todo lo bueno, descubrió que aquel ser tan magnífico no lo era como lo imaginó, la destruyó lentamente que no se percató hasta que fue demasiado tarde.

—De verdad necesitamos hablar, es algo que podría destruir todo lo que hemos construido.

Su cerebro trabajó recordando que había hecho en el pasado que pusiera su carrera y empresa en peligro, entonces, como si de un flash se tratara, recordó el sobre que Tyler le había dado... ¿Sería posible que alguien más tuviera esa evidencia?

—¿Qué podría poner mi empresa en peligro?

Habló lentamente obligando apartar la mirada de la castaña para ver al hombre de avanzada edad, los ojos fríos de hombre flanquearon en derrota mostrando una mirada cansada y casi lastimosa.

—Un escándalo —su voz salió con total zozobra—, una noticia que enterraría no sólo tú carrera y tu empresa, sino también la carrera de Stephanie y toda la SM.

Sunny miró el rostro inescrutable de Jessica, no podía saber que era lo que estaba pensando sobre lo que su tío estaba diciendo, desvió la mirara a su tío que lucía tan fatigado y angustiado, algo fuerte había tenido que salir a la luz como para ir a ver a Jessica en persona exponiéndose a los paparazzi.

—¿Y por qué sería el escándalo?

Tiffany presionó más su mano llamando su atención, la acaramelada observó cómo su menor parecía temblar totalmente asustada, su mirada reflejaba preocupación e inquietud.

Algo andaba mal.

—Por algo que nos incumbe a ambas —Tiffany la miró fijamente—. Jessica, tu y yo... tu y yo...

—Tú y Stephanie tienen un hijo.

03/04/2017