CAPÍTULO 10
ROMPIENDO LAS REGLAS

Los oscuros orbes de Tyler Kwon brillaron con ferocidad en cuanto a donde se dirigió en plena madrugada, sabía que su mejor amigo trataba de comprender el porqué de su súbito cambio de opinión, después de todo, ella había dejado en claro que no quería saber nada de aquel chico.

—¿Por qué? —Cuestionó él confundido—, dijiste que todo aquel disparate debe terminar.

Suspiró con cansancio, sus ojos sólo reflejaban los estragos de una madrugada de copas, además de que su cabeza aún dolía a horrores por culpa de cierta mujer de hermosa sonrisa y una enana con voz de ángel que sólo quería golpear.

—Jessi —la suave y armoniosa voz de Irene le llamó con afecto—, cariño, dinos que fue lo que sucedió para que desaparecieras en plena madrugada. —Su mano fue tomada delicadeza y sus ojos de inmediato hicieron contacto con aquello o que la calmado en numerosas ocasiones—. Nosotros estábamos muy preocupados por ti.

De inmediato sintió una inmensa culpa, había actuado sin pensar provocando que dos de las personas más importantes de su vida sufrieran un gran susto. Aquello le dolía. Le debía tanto a Tyler ya Irene, ellos estaban ahí para tenderle una mano después de la dura caída que sufrió, en ellos encontraron mucho más que dos simples amigos.

Eran su familia.

—Lo siento —murmuró bajando la mirada con voz queda—, yo ... yo no pensaba en aquel momento. No era mi intención preocuparlos.

Apretó la mandíbula sintiendo el mar de emociones que estuvo conteniendo desde aquella mañana, sin embargo, unas cálidas manos la tomaron del rostro para que alzara la vista, de inmediato, las emociones desaparecieron dejándola en un estado de ataraxia.

Irene tenía un poder impresionante sobre ella.

—Lo importante es que estas bien —aquellos abrasadores ojos ardieron con ternura— y estas aquí, con nosotros. Ahora dinos, ¿qué ha pasado?

—Eso es algo que también me gustaría saber.

Aquella voz le provocó un escalofrío, miró hacia la puerta de su departamento sólo para ver los centellantes ojos de su pequeña amiga; Sunny lucía sumamente seria y molesta, pese a que su cabeza dolía un poco por la noche de copas, estaba que echaba fuego por lo que había sucedido esa mañana.

-Soleado...

—Sí, Sica, quiero saber que fue todo ese show que montaste para después irte con Tiffany a quien sabe dónde y —sus ojos brillaron celosos— no llevarme contigo.

Tanto Irene como Tyler pasó su mirada de la pequeña chica a ella, por primera vez se quedó en blanco, no sabía responder ante aquello porque, a decir verdad, no se había acordado de su pequeña amiga en ningún momento de aquel día.

» Culpable por dos, Jung « pensó mientras su conciencia hacia estragos en ella.

—¿Estuviste con Tiffany? —Cuestionó la mayor con dureza.

Y fue en ese instante en que supo que era hora de hablar, tanto Tyler como Irene ha cambiado sus rostros, ambos no han visto con buenos ojos a la chica de sonrisa de ojos, sobre todo Irene; para ella el descubrir que aquella chica había roto el corazón de su  "bae"  en miles de pedazos la primera sentenciado a estar en su lista negra.

—Muy bien, llegó el momento de revelar todo.

La acaramelada se puso de pie y caminó hacia su pequeño bar de lujo, tomó un vaso de cristal y se sirvió un poco de líquido oscuro que sabía la ayudaría a conseguir valor. Todos mantenían la mirada fija en ella. Lo sabía. Tomó de golpe aquel líquido que le quemó la garganta y le calentó el alma.

El valor había regresado.

—He decidido aceptar a Jason. —Se giró y pudo ver como su amigo abría los ojos en incredulidad—. Y antes que digas algo, Tyler, lo he decidido aceptar porque, quiera o no, él es parte de mi ... sangre mía en sus venas.

—¡Pudiste ser timada! —Chilló el hombre perdiendo los estribos—. Jessica, date cuenta que esto puede ser una trampa, un complot para quitarte lo que has trabajado, ¿tienes idea de que dirá la prensa si se enteran?

—También está en juego la carrera de Stephanie y ...

—Mi tío es bueno para mantener la prensa a raya con sus artistas —espetó la pequeña chica con rabia—, estoy seguro que esto te pondría a ti en una mala situación, Jess.

—¿Estás segura que es tuyo? —Habló por fin la mayor con seriedad—. Sé que suena una locura, pero ... ¿realmente crees que él sea tu hijo?

Los ojos ahora estaban fijos en ella, Jessica sabía cómo responder ante aquello, pero una cuestión vino a su cabeza dejándola en silencio. Aún no sabía si quería al chico, sólo lo había aceptado una causa de las pruebas y que su conciencia le ordenaba hacer lo correcto.

¿Podría querer al chico?

-¿Cadena?

El llamado de Irene la trajo de su ensimismamiento, sus ojos se clavaron en aquella mujer que logróba tranquilizarla, aunque esta vez era lo contrario. Estaba dudando. Aunque las pruebas eran irrefutables, algo en aquella mirada la hacía dudar acerca de su decisión, sin embargo, en su interior algo le indicaba que su decisión era correcta y que el chico era suyo, aunque las circunstancias eran poco creíbles.

—Lo es, Jason es mi hijo —declaró con determinación—, no es algo que pueda negar, aunque lo desee ... sin embargo, no admitiré que lo quiero, porque no es así. Todo aún es reciente y yo ... —miró a sus amigos con frustración— yo no sé cómo manejar todo esto que está pasando, aunque parezca que lo hago, me siento como si estuviera caminando sobre un campo de minas, es incierto y da miedo. Yo ... yo sólo sé que ese chico es mi mío y que deseo darle todo, porque es eso lo que hacen los padres por sus hijos, ¿no?

Los miró con nerviosismos y miedo, no se había planteado bien la situación, no sabía nada sobre maternidad y esas cosas ... ella sólo era una mujer de negocios que apenas estaba incursionando en el campo.

En su vida no había espacio para un niño.

—Entiendo eso —habló Sunny con calma—, sabía que lo ibas aceptar después de todo —sonrió con diversión, sin embargo, esa sonrisa se esfumó al instante—, lo que no entiendo es porqué Tiffany tenía que formar parte del cuadro.

Sabía que la joven Lee estaba celosa, su amiga siempre había tenido esa pequeña rivalidad con la americana a causa de ella y de Taeyeon. Por un lado, estaba su flechazo con el líder y, por el otro, estaba su disputa por la amistad que ambas tenían con ella.

Tiffany una vez le había dicho que en la vida only existía una mejor amiga.

—Porque ella también es su madre.

—Pero no tienes que involucrarte con ella si no lo deseas —comentó el hombre con calma—. Admito que no me agrada la idea del chico, pero si tú lo aceptas, supongo que también lo haré, sin embargo, lo que si no acepto es a esa chica.

—No suelo estar de acuerdo con Tyler en nada, pero concuerdo en esto con él —Irene se puso de pie para ir hacia ella y tomar sus manos—. Te apoyaré con tu hijo, pero no permitiré que ella se acerque de más a ti. No quiero que te lastime de nuevo.

Apretó aquellas manos levemente en agradecimiento, sabía que contar con el apoyo de ellos dos era más que suficiente para emprender el nuevo desafío que se le presentaba. Tyler e Irene eran su sostén y su mejor armadura.

—¿Qué hay de ti, Sunn? —Cuestionó Tyler mirando a la chica—, ¿qué harás al respecto?

La chica Lee simplemente caminó hacia ella y la miró fijamente, sus ojos se suavizaron por un momento antes de mostrar una pequeña sonrisa.

—Te apoyaré porque te amo, Jess —todos abrieron los ojos en sorpresa—, pero, al igual que ellos, no accepté que Tiffany entre en tu vida.

Frunció el ceño confusa y, a la vez, aturdida por tal confesión, más tarde hablaría con ella al respecto, por ahora, se limitaría a disfrutar el hecho de saber que contaba el apoyo de todos, aunque ...

—¿Debería contarle esto a mis padres?

֎֍

Una mujer de cabellera ondulada y rubia bebía un café con calma en aquella lujosa habitación, sus ojos rubí estudiaban la estancia con notorio aburrimiento, sin embargo, sus sentidos estaban alerta, por lo cual no se sorprendió cuando entró en la estancia con una simple toalla enrollada en su cintura.

—Olvidaste cortarte la barba —el chico se giró a verla con aparente sorpresa—, la imagen de niño se borra cuando te la dejas.

Bebió un poco de café mientras él corría hacia los estantes y buscaba como loco un poco de ropa para cubrir su desnudez, ella rodó los ojos con fastidio, el humano resultaba a veces tan puritano que le daba nauseas, ella había visto el cuerpo de hombres y mujeres.

—¿Por qué apareces así de la nada? —Masculló avergonzado el chico—, ¡estoy prácticamente desnudo!

—He visto cuerpos desnudos millares de veces —bajó la taza y lo siento fijamente—, el tuyo no es la última maravilla del mundo que digamos.

El chico soltó un gruñido antes de tomar un bóxer y encaminarse al baño, ella simplemente volvió a su atención en esa taza de café. Los humanos tenían gustos extraños, pero deliciosos, no comprendía como unas simples simples semillas podían provocar tan majestuoso sabor.

—Hay que poner reglas.

—¿Crees que obedeceré tus reglas? —La sonrisa sarcástica que se formó en sus labios fue deslumbrante—, eres sólo un inútil humano.

Él simplemente suspiró, segundos después abrió la puerta vestido con una sencilla sudadera gris, unos jeans oscuros y unas zapatillas deportivas blancas. Le lanzó una mirada seria mientras cruzaba los brazos.

—Necesitamos reglas.

Ella alzó una ceja en forma amenazante.

—No creo que necesitemos eso —declaró tajante—, además, jamás obedecería algo que viniera de ti.

—Las necesitamos si queremos convivir en paz y arreglar todo este desastre ...

—Que tú provocaste.

—Este desastre —repitió ignorando su comentario—, así que podemos empezar llevándonos bien.

Ella regresó su atención a la taza de café y bebió el líquido deleitándose nuevamente con el delicioso, sus papilas gustativas se derritieron en placer, pero era algo que jamás su rostro reflejado.

—Sólo tengo una orden y es protegidarte —habló con indiferencia—, así que puedes estar tranquilo que te protegeré pase lo que pase.

Él la miró un momento, parpadeó con resignación y tomó la maleta que el Sr. Lee le había proporcionado minutos antes; aquella noche sus madres pasarían por él y lo llevaría al departamento de Tiffany, donde hogar viviría ahora en adelante, aunque también debería tener una habitación en el de Jessica. Aquella situación le preocupaba, no esperaba que ellas decidieran separarse de aquella forma.

—¿Ya sabes lo que harás?

Aquella pregunta detuvo su labor de guardar la poca ropa que el CEO le había proporcionado para vestir, sus manos apretaron con fuerza la camisa que estaba en sus manos, los recuerdos lo embargaron mientras la preguntaba resonaba en su cabeza.

Tenía miedo.

—Aún no lo sé ... —murmuró recuperando la compostura—, pero algo se me ocurrirá.

—Creí que eras inteligente.

—Lo soy —aseguró recordándose una y otra vez el porqué estaba ahí—, el objetivo principal es que estén juntas y eso lo tengo muy en claro.

Terminó de guardar la ropa en la maleta y la cerró, se giró a la chica de ojos color rubí que simplemente lo observaba con suma tranquilidad.

—Entonces no lo arruines —ella se puso de pie y se acercó a él—, sólo tienes una oportunidad.

-Perder.

Ella asintió y se dio media vuelta mientras tomaba nuevamente su taza de café, volvió a situarse en la silla con elegancia demostrando un porte aristócrata; la gabardina café de cuero que portaba le daba un toque misterioso a su imagen, sin embargo, el vestido marrón ocultaba una figura sumamente sensual.

Aquel ser de ojos zafiros resultaba ser un arma sensual y pecadora.

—Estaré cuidándote en todo el camino, al igual que a ellas —los ojos zafiro se posaron sobre él con frialdad—. Aún no nos han encontrado, así que relájate un poco.

Él tragó en seco con nerviosismo antes de asentir. Dos horas después bajó las escaleras para encontrarse solamente con una de sus madres, frunció el ceño confundido mientras bajaba su maleta.

—¿Y mamá?

Su madre lo miró dubitativa antes de tomar su maleta y comenzar a caminar, simplemente él la siguió en silencio hasta la puerta principal.

—Jessica no podrá acompañarnos —comenzó con calma sacando la llave de su bolso—, así que tú y yo iremos juntos a nuestro nuevo hogar provisional.

Salieron de la mansión y quedó perplejo unos minutos al ver aquel automóvil de color rosa, sintió que estaba alucinando, pero tenía muy en claro que no era así. Parpadeó saliendo de su asombro para ver a su madre, en definitiva, tenía una adicción con ese color.

—Creí que iríamos a tu departamento ... —murmuró quitando la atención del auto.

—No es mi departamento en sí, me mude con las chicas a un nuevo departamento a causa del próximo comeback por nuestro décimo aniversario —metió la maleta a la cajuela y se encaminó a la puerta del piloto—, así que estaremos viviendo con ellas por algún tiempo, ¿listo?

Observó la sonrisa emocionante en el rostro de su madre, realmente no podía decirle que no le atraía para nada la idea de vivir con el líder del grupo de la nación, no después de ver el odio que le tenía a su madre empresaria.

Sonrió.

No importaba lo demás siempre y cuando estaba con ellas.

—¡Claro!

Dos horas más tarde aquella sonrisa se había esfumado de su rostro, estaba más que molesto y aburrido. Tiffany había recibido una llamada a mitad de camino por parte de su manager, así que tuvieron que desviarse a la empresa. Ella le había dicho al llegar que sólo sería unos minutos ... ¡Y esos minutos se volvieron horas!

Para mala suerte del destino, él era muy parecido a su madre de hielo, odiaba esperar y quedarse quieto en un lugar para nada cómodo para dormir; todo ese tiempo se la había pasado en la pequeña salita de espera de las oficinas.

Y tenía que ir al baño.

Su madre le había dicho que esperara ahí y no se moviera ... pero realmente le urgía ir al baño, por culpa de esa chica había olvidado ir antes de salir de la casa del SooMan.

Más tarde le recordaría que necesitaban reglas.

—Disculpe —se acercó a la recepcionista con una pequeña sonrisa—, ¿Dónde puedo encontrar un baño?

La mujer lo estudió unos minutos antes de sonreír con un brillo coqueto en sus ojos, era más que obvio que había visto algo más en él.

—Está dos pisos a bajo, ese es el sanitario para los futuros idols.

—Muchas gracias —mostró su reluciente sonrisa en agradecimiento.

No esperó a ver la reacción de la mujer y se encaminó hacia el elevador con apuro, realmente necesita llegar al baño rápidamente antes de que su madre saliera, iba tan metido en sus pensamientos que no se percató de la mujer que corría hacia él hasta que fue muy tarde.

Sintió un gran dolor antes de que su cuerpo, por inercia, reaccionara y tomara la pequeña cintura con fuerza para que ella no cayera al suelo. Una pequeña mano se aferró con fuerza de él antes de que unos ligeros sollozos empezara a sonar, frunció el ceño alarmado y tomó la chica de la barbilla para poder verla, necesitaba comprobar que no había herido.

—Lo siento, pero ... —sus ojos se abrieron perplejos cuando ella lo miró, no podía creer lo que veía—, ¿Joohyun?

La chica estaba con el rostro bañado en lágrimas y apretaba los labios tratando que los sollozos no salieran, lucía afligida y destrozada, pero aquello no era lo que lo había dejado en aquel estado, si no el simple hecho de quién era la persona que ahora se ve en sus brazos.

Era la mujer que creyó jamás volver a ver.

—Yo ... —aquellos labios temblaron mientras sus ojos adquirían reflejos de miedo—. Lo siento .... Yo no me fijé y yo ....

—¡Irene! —Un chico se detuvo frente a ellos con ojos amenazadores—. ¿Por qué estás tocando a mi novia?

Él miró al sujeto por unos segundos antes de regresar la mirada a la pequeña chica en sus brazos; estaba tensa y se aferraba a él con fuerza, su mirada estaba fija en su pecho mientras sus ojos volvían a humedecerse.

—¿Joohyun? —La llamó con suavidad y preocupación—, ¿Joohyun?

El chico se molestó ante aquello y por la forma en la que aquel desconocido tomaba a su novia, por su parte, Jason se mantenía atento a ella, con el corazón latiendo con euforia y melancolía, recordando, evocando recuerdos fugaces con aquella bella chica en ellos.

—¡Te dije que la sueltes! —Gritó el chico con molestia.

La chica se aferró más a él con temor.

—Por favor ... —suplicó en un hilo de voz—, aléjame de Sehun.

Y aquello fue como un interruptor en su cabeza, un recuerdo inundó su mente con intensidad atrayendo viejas emociones ... el frágil recuerdo de ella lo abrazo con fuerza, reclamando e implorando que lo liberara.

—Te dije que —el chico lo tomó del hombro entrando sus dedos en éste— no toques a mi novia.

Lo siguiente fue tan insólito como imprevisto; giró y, con fuerza, propinó un fuerte puñetazo en el rostro de aquel sujeto de piel de porcelana, sus emociones lo siguiente dominado al igual que los recuerdos.

No iba a permitir que la hiriera de nuevo.

—Quien no la volverá a tocar eres tú —rugió con rabia—, ¡maldito bastardo!

11/03/17