VIII. Rosie

Cuando las noches son de té y los días de lluvia

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Son las mismas notas en su cabeza.

Estaba parada en medio de su habitación que estaba hecha un asco. Una expresión de disgustó se apoderó de su rostro ante eso. Usualmente siempre intentaba no ser tan desordenada con sus cosas. Había tenido incluso varias discusiones con Lisa cuando una vez les tocó compartir literas en sus antiguas habitaciones del dormitorio de aprendices. Antes de eso habían estado durmiendo al ras del suelo, en colchonetas bastante endurecidas, en cuartos con paredes mohosas. A diferencia del resto que dormía como troncos con facilidad, Rosie tuvo que lidiar con severos dolores de espalda. No estaba tan acostumbrada a ese tipo de comodidades. Había crecido plenamente como una chica neozelandesa y australiana, donde no era necesario dormir en el suelo. Donde dormían colchones suaves y blandos, que hundían su cuerpo entre un millar de sabanas color crema. No es algo de lo que estaba tan orgullosa, de hecho se sentía avergonzada ante su reacción al ver las colchonetas amontonadas en donde hubiera espacio. Era deprimente, las condiciones precarias donde estuvo viviendo. ¿Si ser aprendiz no era vivir en una trinchera en plena guerra entonces que era?, las porciones limitadas de comida, el esfuerzo sobre extremo, el grito de sus superiores corroyendo sus oídos. Pensó que incluso los estertores de los hambrientos por debutar hacían proliferar la crueldad en sus instructores. Recordó muy bien, las voces haciendo ecos en sus tímpanos rotos por la misma música en repetición. El mismo ritmo, una y otra vez. Incluso metido en la oscuridad, cuando se arrinconaba entre un sinfín de cuerpos que fingían no tener miedo. Cuando sus sabanas temblaban ante el sonido de sus lamentos silenciosos. No, no iba a pensar en eso, iba a concentrarse en terminar las cosas que tenía por hacer, que eran muchas cosas. Por ejemplo, dejar de quedarse mirando como una estúpida la caja estampada en corazones que parecían haberse trazado con rotuladores, naranjas, rosas y rojos; bajo un fondo blanco. Era pequeña y cubría parte de su palma. El moño era rosado y tenía una tarjeta con una dedicatoria; reconoció la caligrafía pulcra de su madre, la forma inclinada en que escribía anglosajón.

Twinkle, Twinkle, Little Star, How I wonder what you are?

-Mamá.

Lo miró incrédula desde que el paquete llegó en conjunto con los regalos que las marcas que patrocinaban habían enviado. Era pequeño y fácil de perderse, era cero elegante con el papel arrugado y los vestigios de la cinta adhesiva en las esquinas. Se le encogió el estómago ante la letra de su madre.

Nunca tuvo una mala relación con ella, siempre fue una constante fuerza de apoyo, sobre todo en los momentos más difíciles. La niñez dificultosa. Llena de por mayores que instaron en sacar su lado más fuerte. Su madre navegó entre olas de más de diez metros, intentó cruzar parte del océano con solo su brazos, sólo para hacer que Rosie aprendiera, aprendiera vivir, aprendiera a tener una vida que gozara de dignificación. A pesar de eso habían pasado por diferentes altibajos, pero, siempre estuvo ahí, para ponerla sobre sus rodillas cuando se estaba acicalando en el tocador. Para colocarle sus pendientes cuando miraba el brillo dorado que se intensificaba por los rayos del sol. Su madre, que le tomaba de la mano cuando se sentaban en esa fría sala de espera, con otros niños. Esperando a que los dejaran pasar. Su madre que se peleaba con los profesores que solían atosigarla con sus insultos.

—Tal vez te quiere pedir perdón.

Lisa está sentada en la orilla de la cama. Tiene los ojos cansados inyectados en sangre por el desvelo. Inusualmente tiene una lata de cerveza que lanza espuma desde el orificio de arriba. Ha estado mirándola empacar, mientras se queja por haberse levantado a las 3 AM. Ha hecho todo ese viaje al apartamento de su mejor amiga, sólo para ser recibida por una bola energizante de ansiedad. Ahora están sentadas, después de haber espantado su pereza para llevarla a correr un par de kilómetros, para desgastarla.

— ¿Segura que vas estar bien por tu cuenta?

La tailandesa se encogió de hombros.

—Tengo a mis chicos conmigo, son unos malditos monstruos. Estaremos bien, ¿Tú vas a estar bien?—, ve la mirada tentativa en sus grandes ojos. Sigue dándole esa mirada sospechosa y preocupada. Nunca le agradaron las personas que Rosie se veía. Quizás el hecho de que Gyeong hizo lo que hizo, la dejó teniendo miedo de tener que volver a tomar cada uno de los pedazos del corazón de su mejor amiga y tener que pegarlos todos lo mejor que pudiera.

—Sí, supongo, es sólo, estoy nerviosa…—lanza el regalo un lado de Lisa, la ve rebotar en la cama y se apresura sacar su mochila. Irá ligera, no serán tantos días y el evento era profundamente familiar, íntimo y sin ningún tipo de ética. Tragó saliva ante eso: Familiar, sólo familia.

—No es que sea un viaje de matrimonio. Mierda enserio sigo sin poder creer que tengas un tórrido romance con Bae Suzy.

Rosie se encoge de hombros.

Minutos después de entrar completamente shockeada a su apartamento ha llamado a Lisa y ha vomitado todo. Desde el primer, hasta el último encuentro. Desde su noche algo borrosa, hasta el sabor de sus labios amargos por el té que tomaron hoy. Lo único que Lisa le dijo fue: “¡Mierda!”.

—No lo pensé, tampoco…

—Oye relájate, te gusta, le gustas, le gustas a su prima. ¿Tal vez toda su familia tenga una debilidad por las mejillas esponjosas?

—No sé, hemos hablado tanto sobre su familia, dice que son agradables.

—Lo son entonces. No te comas la cabeza—, dice poniéndose de pie y abrazándola por un lado. Lisa le deposita un beso sobre su mejilla, haciéndola hacer una mueca de desagrado de manera automática. —Conozco como funciona tu cabeza y créeme cuando te digo, no creo que la chica sea una imbécil para lanzarte a una manada de lobos hambrientos. Aunque la otra vez Jisoonie y yo vimos una película bastante partícular en Netflix. Una chica guapa llevaba a su novio a casa de sus padres para acción de gracias y entonces… ¡Bam era una secta de supremacistas blancos que les lavaba el cerebro a todos los novios de su hija!

—Lisa… No creo que eso ayude con mis nervios.

Ve que su mejor amiga se ríe.

—Ósea yo estaría nerviosa si fuera tú, digo hablo de mi misma. Yo soy tailandesa, al menos Nini no me ha metido dentro de una secta así… Lo que intento decir es que…Pase lo que pase tienes a la chica. Además, supremacistas coreanos, bueno creo que escuche cosas de Daegu. ¿Sabes quién es de Daegu?

— ¿Quién?

—Irene de Red Velvet, es amiga de mi chica. Ya sabes súper y bastante intimidante, ya dije que y, sólo, no le digas a Nini que lo reitere dos veces porque ya sabes cómo es de celosa y realmente no quiero pelear en navidad.

No ayudaba mucho.

También sabía a lo que Lisa se refería; Daegu era una ciudad caracterizada por ser conservadora.

Por otro lado pensar en Irene de Red Velvet le revolvía las tripas. No conocía del todo a la líder de la agrupación. No como Jennie. Pero, conocía muy bien a Sooyoung, con quien solía salir a beber hace un par de años. También había tenido un tonto rumor con lara y ese sin duda resultaba ser un chiste. Lo poco que sabía de Irene era por los chismes que se propagaban a su alrededor. Se decía que era una mujer a la que se le tenía que tratar con cuidado, que podía ser explosiva e impulsiva, que si no hacías las cosas bien podía destruirte. La comparaban con una princesa de hielo. Alguien con un carácter extremamente engreído que gozaba de hacer menos a los demás. No es que Rosie creyera tales barbaridades, pues eran los mismos ojos juicios los que señalaban a Jennie como una matona, como alguien que se la vivía acostándose con una persona diferente cada día —igual si ese fuera el caso no les incumbía tales comentarios—. Pasaba lo mismo con Su-ji, todo en su figura era muy polémico. Hablaban de ella como una mujer que atraía a las personas sólo para utilizarla y botarlas, que tenía una larga lista de ex amantes y a que todos los dejaba botados. ¿Por qué confiar en los rumores que tratan a personas como si no fueran humanas?, ¿Cómo si fueran personas que no medían los límites de las consecuencias?, personas que las veía como maquinas a las cuales describir y utilizar a su antojo, solo para vanagloriarse de su vida limitada por el qué dirán y las expectativas. Rosie entendía los privilegios, entendía que los idols eran usados como una fuente de escape del infierno de vida que era Corea del Sur. Cada persona vivía en esclavitud a costa de sus decisiones. Rosie vivía con sus pros y contras. Tenía que haber aprendido a poner a su cuerpo al límite. Aun así, Irene era un rumor diferente en cuanto a los chismes que se generaban en el bajo mundo, justo en las alcantarillas, en las partes más oscuras y retorcidas de los Icebergs. Hubo unos chismes, que liquidó su reputación dentro de la industria hasta convertir el oro en simple sal. Nadie nunca hablaba de ello en voz alta; pero, se sabía y dejó en evidencia según muchos: “El lado más intolerante”. Hubo incluso un documental mal enfocado en Youtube hecho por los fanáticos que ya estaban notando las encrucijadas internas de una guerra civil entre los miembros de su grupo. Mientras hubo dos mártires, Irene quedó como una villana y lo peor de todo fue la polémica que se generaría dos años después, eso la sepultó a un nivel público.

Sooyoung hablaba de esto desde una perspectiva diferente. Sus ojos habían presenciado todo ese conflicto y lo único que pudo decirle Rosie cuando estaba completamente ebria fue que era la líder y la mayor, como tal la empresa la obligaba a tomar culpas que no eran suyas. Nunca más volvió a decir nada más sobre el tema y lo sepultó junto a miles de tragos.

— ¿Cómo van las cosas con Unnie?—, decidió no seguir especulando, eran sólo habladurías. Hasta lo poco que sabía Irene era una mujer reservada y callada, le gustaba admirar las cosas desde una esquina y usualmente cuando las nueve compartían un mismo espacio era Jennie quien la animaba a entrar a la conversación.

—Ya sabes, vivimos el momento, mi chica es una fiera y su madre sigue regañándola por ser una imbécil y cretina la mayor parte del tiempo. A veces me dice que le suele expresar: “No te mereces a Lisa”.

Puede que por algunos años, esa oración misma estaba plantada debajo de su lengua. De la misma forma que la señora Kim, Rosie consideraba que Jennie no se merecía a Lisa. Sin embargo, los años han pasado y han dejado los estertores de la adolescencia de lado, ahora son adultas con vidas establecidas, saben lo bueno y lo malo. Jennie lo ha dicho su único enfoque ese buscar ser no sólo merecedora de Lisa, sino de sí misma. Estaba muy orgullosa de lo mucho que ha trabajado su unnie, de ambas. Aún recuerda cuando Lisa le gritó completamente destrozada en una de las tantas veces en que vivieron de la intermitencia de las sabanas: “¡Arregla tu mierda para que así pueda quererte!”.

Sonaba cruel. Sí, pero, su mejor amiga merecía un poco de paz mental y todos los cuchillos afilados que Jennie se apuntaban, ya estaban afilándose contra Lisa.

— ¿Enserio crees que está vez todo irá mejor?—, Rosie le da la espalda. Está mirando en su closet los suéteres colgados en las perchas. La duda esta sobre ella y se presiona sobre su garganta. ¿Irá mejor esta vez?, ¿Cuál es la diferencia de las otras veces?, Jennie no era más que un rey Midas con miedos que la dejaban sudando frío por la noche y Lisa, Lisa estaba expuesta a su mortífero toque.

No, lo están haciendo mejor; si no estuviera haciéndolo bien, entonces ella misma hubiera parado esto. Bueno, no ella misma, pero sí Jisoo, Jisoo sin duda lo detendría como la primera vez. Fue entonces que la imagen de Irene centelleó su cerebro, aquella sonrisa a medías, ojos huecos. Pobre, quiere pensar.

—Hemos pasado por mucho y la verdad, bro, siento que ella y yo nos hacemos mucho bien. He salido con otras personas, ella ha salido con otras personas y las relaciones son funcionales. Son mejor que lo que teníamos, pero, siempre que volvemos es mágico—, es honesta, es cruelmente honesta. Cuando gira sus talones con algunas sudaderas gruesas colgadas en ganchos ve sus ojos. Ve el temor y la duda, pero, también la seguridad. Lisa siempre fue así, apostó todo por el todo. No había otra forma, así era Blackpink; una apuesta. —Ella dice que siente que puede ser ella misma, que puede ser torpe, que puede ser dulce. El o es lo mejor y estamos tan acostumbradas a la intimidad que… No tengo pudor…

—Ok… Eso no lo quería escuchar.

— ¿Qué no te has acosta do con ella?—, entiende a quién se refiere: Su-ji. Ve sus cejas alzándose de manera burlona. No puede hacer otra cosa que ponerse del color de las rosas color fuego.

—No, no desde esa noche y la verdad no es necesario.

Lo admite.

—Dios, necesitas o.

—Lisa.

—Sólo digo, ella y tú en una cama solitas las dos…

— ¡Lisa!

—Calma, calma.

— ¡Si no vas mover tu trasero perezoso y ayudarme entonces no me distraigas!—, le avienta un par de prendas mientras su amiga se queja de la violencia.

—Te estoy ofreciendo a llevarte a la estación. ¿Así me pagas?

—Vete a la mierda.

—Tú igual imbécil.

No había forma de que Lisa y ella tuvieran conversación sería sin querer insultarse mutuamente. Por algo el aire siempre ha hecho que el fuego se extienda como gasolina.

[…]

<>

—Bueno buen viaje—, dice estacionándose en forma de u.

—Vete a la mierda—, Rosie coge su chaqueta y se la pone encima de la sudadera. No ha nevado lo cual es un milagro de navidad adelantada y son las 5: 30 AM. El cielo aún tiene una tonalidad oscura y aun no hay atisbos de nubes violáceas. Sabe que Su-ji ha llegado y aunque pudo haber ido por ella, se niega. Prefiere obligar a Lisa a conducir como un castigo por haberle hecho correr en la madrugada.

—Puta—, no se ofende, los insultos siempre vuelan gratis, la una de la otra. Jennie lo odia y les tira de las orejas como si fueran un par de párvulas. Jisoo simplemente les da una mirada y saben que tienen que cerrar la boca.

—Como sea—, desliza las dos cintas de la mochila contra sus hombros y se dedica a respirar unos segundos.

— ¿Tienes los boletos?—, los dedos de Lisa repiquen sobre el claxon, haciendo que lance leves gemidos contenidos. Parece estar en pleno solo de batería, pero se ve como una payasa.

—Su-ji me dijo que ellas compró.

—Bueno, eso es genial eres una mierda olvidadiza—, se ríe y a Rosie no le hace gracia.

Le da un leve guantazo con uno de los térmicos que la madre de Jisoo le había comprado a cada miembro.

—Vete a la mierda.

— ¿Cuántas veces vas decirme eso?—, las comisuras de los labios de la tailandesa se tuercen y Rosie ve el reflejo de algunos autos arremolinándose tras de ellas.

Bro—, la imita con esa mirada de advertencia.

—Bueno, adiós.

—Púdrete.

—Igual.

—Feliz navidad.

Lisa la detiene y se funden en un abrazo. Rosie recarga su mentón contra el hombro de su amiga y se dice a si misma que las lágrimas no van a saltar con sus pestañas.

—Feliz navidad y te quiero mucho—, exhala trepidante y Lisa palmea su espalda en el abrazo. Puede sentir como se hunden las lágrimas de su amiga.

—Yo también Rosie—, solloza. — No olvides, si vez que es una secta corre y llámame, iré con mis chicos, como una banda de malditos gangasters tailandeses.

—Tonta.

— ¡Sabes que si cometes un crimen yo traería la pala!—, abre la puerta deslizando se hacía fuera.

—Lo sé.

— ¡Unnie dice que le traigas pollo frito!

La escucha mientras inclinarse hacia afuera del auto para llamar su atención.

— ¡Vete a la mierda Lice!

Mientras avanza hacía las puertas eléctricas de la Estación de Seúl, saca su dedo medio para que Lisa lo mire. Y puede imaginarse como se dobla de la risa y eso mismo la reconforta.

[…]

<>

Bajan del tren en la Estación Dongdaegu. Son las 8 AM y el cielo está despejado. Hace un frío tan sórdido que siente su gruesa chaqueta no es capaz de protegerla. Pero aprieta los dientes como aprieta la manija del transportador de Hank, que muy a su pesar se tiene que unir a su aventura lejos de Seúl. Al menos lo abrigado mejor, mejor de lo que ella está. Su-ji se lo había sugerido cuando estaban discutiendo sobre los chicos —Damon y Hank—, no habían tenido más remedio que traerlos. Rosie no quería dejarlo en una guardería canina y Su-ji tenía la costumbre de llevar a Damon a Daegu. Un par de llamadas con su familia bastaron para coordinarlo todo. No pusieron bastantes trabas, sólo que no hiciera un desastre como comerse las pantuflas de su tío o romper alguna reliquia familiar que haya sobrevivido a la época de la colonia japonesa. La familia Bae no es bastante famosa entre los ciudadanos de Daegu, ni los habitantes del distritito de Jung-gu de donde son originarios: <> se jacta Jimin mientras marchan frente a ellas rumbo a la salida de la estación. Es diferente a los Kim de Sanbon-dong, los cuales están ligados a un clan bastante respetado; o como la madre de Jennie que es una empresaria importante. Su padre no está en la foto, pero igualmente el hombre era dueño de una franquicia de hospitales de última generación. Igual su Unnie siempre decía que nada de eso era para ella, sino para sus medios hermanos. Él se había desligado completamente de ella desde hacía ya muchos años. La familia Bae tenía un restaurante familiar, fundado por Bae Jimin —Su-ji le ha explicado que los nombres se repiten mucho en la familia—, el patriarca de la familia que había fallecido en los noventa. Pero, su cocina no era tan reconocida como el padre de Lisa. Eran una familia que de cierta manera había tenido la suerte de su lado y que había podido sobrevivir como pudiera. “No éramos ricos” dice Su-ji aprieta su mano y cree que a pesar de las capas de los guantes, aun puede sentir la calidez que transmite, “pero nos gustaba picar hasta encontrar diamantes”. Sólo sabe eso, gente de clase trabajadora que pasa casi 24 horas metidos en una cocina luchando para no ahogarse en deudas.

Así que los imagina con bordes afilados, con manos que son como alambres de púas, con una mirada tan estremecedora como el frío invierno de Daegu. Se los imagina como los Starks de Winterfell, intimidantes y silenciosos. Letales. Eso piensa que son los Bae, reservados, condenadamente guapos, como si hubieran sido besados por Afrodita y distantes. Piensa en ellos de esa forma y le causa pavor. ¿Cómo es que iba a poder agradarles?, cuando era una persona blanda y sensible. Era como una foca bebé en medio de una manada de delfines que querían usarla como pelota de playa. No sonaba como la experiencia que quería vivir. Tragó saliva y tuvo que juntar el poco valor que tenía. Incluso su quisiera correr tampoco tenía a donde. Había muchas personas en la estación y llamar la atención no sonaba como una buena idea.

— ¿Necesitas ayuda con Damon?—, escucha que Jimin pregunta a Su-ji que asiente. Le pasa el transportador y Su-ji parece incluso relajarse. En todo el viaje ha estado ansiosa y meditabunda. Ha sostenido la mano de Rosie porque la ha visto presa del desasosiego. Incluso si tuvo que interrumpir su ociosa lectura de Daysi and The Six por el resto del camino.

—Calma, ok, no voy a dejar que te muerdan—, se burla.

—Eso no ayuda—, masculla entre dientes cuando salen por la puerta de cristal.

En su cabeza repasa una y otra vez el protocolo. Una reverencia de saludo, una sonrisa, no muy dentuda y contestar de manera corta y efectiva. Sin nada de mierda extranjera, siendo excesivamente respetuosa. ¿Por qué le da tanto miedo?, ¿Por qué se siente presionada por causar una buena impresión?, tanto que ha reducido el espacio de su mochila para meter un obsequio a sus anfitriones. No piensa mucho en ello, cuando una ventisca de aire la cala los huesos. Las nubes comienzan a formarse y los copos de nieven comienzan a navegar entre sus pestañas. Su piel es bastante sensible al frío, le suele pasar que se irrita o le sale alguna erupción. Por eso siempre se cuida de estar tapada. Hoy se sentía como una especie de ladrón, preparada para asaltar algún banco.

—Apa está en el estacionamiento—, Jimin señala mientras caminan. — ¿No te sientes motivada cuñada?

Sonríe de forma burlesca y Rosie sólo aprieta el transportador de Hank.

—Eh…

—Hablo de que tú y yo, dos jóvenes solteras en una ciudad llena de bellezas por descubrir—, pone como si fuera la mejor parte de estar en Daegu.

Los ojos de Jimin resplandecen desde que llegaron. Está orgullosa de la ciudad, del pequeño restaurante de pollo y de su vida relativamente sencilla.

—A mí no me suena motivador—, Su-ji parece quejarse a su lado. Rosie se ha dado cuenta que no le ha soltado la mano para nada.

—Bueno, pues yo no veo la correa en el cuello de Naur-unnie.

— ¡Jimin!—, ambas la amonestan.

—Yo sólo pongo esto sobre la mesa. Ya sabes inicio la discusión, están tardándose mucho en formalizar la situación.

—No es que no estemos tardando. Chaeyoung es australiana…

—Neozelandesa en realidad—, irrumpe a Su-ji que sólo la mira confundida. —Nací en Auckland—, dice riéndose de manera nerviosa.

Mientras más andan sobre el camino de grava mirando los autos, más se tensa.

— ¿No hay forma que unnie consiga entonces la ciudadanía australiana?

— ¡Jimin!

— ¡Es lo mejor de casarse con un extranjero!, imagina si hay guerra, que ojala no haya… escapas a Australia.

— ¡Nueva Zelanda!—, Su-ji la corrige.

— ¡Nueva Zelanda!

—Bueno quiero proseguir: Chaeyoung es neozelandesa y los extranjeros no suelen ponerse la etiqueta de “novios” como nosotros. Ellos tienen todo un ritual que hay que seguir.

— ¿Qué es un ritual de apareamiento?, porque una vez vi como un palomo inflaba el pecho se peleaba con otro para montarse a una…

— ¡Jimin!—, ambas volvieron a regañarla.

Rosie estaba ruborizada, si antes estaba blanca del miedo, ya se estaba poniendo color rojo. No sabía a que ponerle atención, al miedo por conocer a la familia de Su-ji, a Jimin siendo Jimin o Su-ji diciendo que no le ha pedido ser su novia porque cree que debe pasar una serie de pasos, ¿Qué pasos?

—Eso fue lo que busque en google la otra noche…

—Los extranjeros son tan raros, aquí simplemente vas y le pides a la chica que observas por cinco segundos si quiere salir y ya, sin tramas enredadas, sin drama. Y todo consiste en una buena primera impresión.

—Dudo que Orgullo y Prejuicio se pueda desarrollar aquí.

—Es que no estás en la onda unnie. Hyun y tú parecen haber sido afectadas por la vejez. ¿Qué los años los vuelven más estúpidos a todos?, ¿Mira Naur-unnie está literalmente congelada como si fuera una Naur de cartón que sus fanáticos suelen robar de las tiendas?—, Jimin dice mirándola y entonces vuelve a espabilar.

—Yo ni siquiera estoy entendiendo de que estamos hablando…

—Jimin, no puede abrumarla así—, Su-ji vuelve a reñirla. —Los extranjeros necesitan tiempo, es como hacer un buen té.

Sin duda Rosie estaba comenzando a marearse.

—El té apesta, me gusta la forma coreana, es como hacer ramen instantáneo.

—El té suena maravilloso. ¿Sabes en Lizzie y Darcy ni siquiera se dieron un beso?—, Su-ji defiende y puede ver como sus ojos se muestran soñadores.

Siente que la bilis está quemando su garganta.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—La pobre Naur-unnie no puede vivir de la tensión ual, ¡Mírala parece una pobre ramita quebradiza!

No vomites

No vomites.

No vomites.

—Jimin tienes quince.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—Tengo quince y acceso a internet y vi Education para el horror de toda la familia. Alguien tiene que ser la oveja punk de los Bae.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—Ok, creo que te tienen que desconectar el router del internet.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—Oh vamos, sólo soy la defensora por los derechos uales de Naur.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—Los derechos uales de “Naur”—, dice lo último haciendo comillas con sus dedos, soltando momentáneamente su mano para volver a apretar. — Están bien, muchas gracias.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—Que Jane Austen se haya tenido que privar del o, no significa que Naur unnie tenga que privarse del o.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—No estoy privando a Naur del o, estoy siguiendo lo que dice esa estúpida página de Wikihow sobre cómo iniciar un noviazgo.

No vomites

No vomites.

No vomites.

— ¡Dios Ji-ji quién demonios le hace caso a Wikihow, es como las instrucciones en el revés de los champú!

No vomites

No vomites.

No vomites.

Ese leitmotiv en su cabeza es como los violines de Paganini

—Es una página confiable, es mejor que pedir que los vírgenes de PANN que sólo saben lanzar odio me enseñen como conquistar Chaeyoung.

No vomites

No vomites.

No vomites.

—Bueno pues… ¡Oh, ahí está papá!

Ambas Bae se giran para ver al hombre que viene trotando de manera apresurada.

Rosie está sudando frío, ya no sabe si es por el nervio o si es otra cosa.

—Oye, está bien, estoy contigo no te pienso soltar—, Su-ji le susurra con afecto.

Sin embargo esto no se siente bien… en cualquier momento va….

Termina vaciando su estómago sobre los zapatos de Su-ji.

¡Iugh!

Esa sin duda no es una buena primera impresión.

Hay un rastro de voces ya irreconocibles…

—Oigan, ¿La novia de Ji-ji está bien?

La visión de Rosie se estaba poniendo nerviosa y los brazos de Su-ji parecían atraparla cuando sus piernas flaquearon.

— ¡Que aún no es mi novia!—, la escucha explotar pero ya estaba muy lejos, muy lejos.

Las nubes en el cielo son grises y feas, hay una breve melodía del piano infantil jugando en su cabeza.

<>

—Pensé que era su novia.

—Ella cree que tiene que seguir un estúpido ritual de apareamiento.

—Oh, como los palomos de la estación de autobús que inflan su pecho de esta forma…

<>

El sonido del piano era desafinado, era esa canción… Twinkle, Twinkle, Little Star, ¿De quién era?, ¿Chopin?, ¿Schubert?...No, era austriaco, era el compositor austriaco que le gusta escuchar para hacer la tarea de ciencias…

<>

—Mozart…

Y se desmaya en una tormenta de copos de nieve.

Twinkle, Twinkle, Little Star, How I wonder what you are…

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Thank you!
TorresMendoza
Espero que les guste.

Comments

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nishichan
#1
Nice
Kookkne
#2
Chapter 11: Pero qué fue todo este capítulo??? LMAOOO mi estado de ánimo se elevó diez veces con cada cosa que iba leyendo JSJS
Kookkne
#3
Chapter 10: Así que los Bae han pasado por muchas cosas eh, y también son otra cosa, pueden ser tan impactantes en cuanto a su apariencia como también su personalidad. Suzy ha pasado por mucho, espero que paso a paso vaya aprendiendo a sobrellevar todo mejor. Por otra parte autor(a), admito que me quedé en esta historia porque (aparte de lo interesante que es) tiene una etiqueta wenrene, en este cap ese pequeño atisbo de lo que pudo suceder entre las dos me dejó intrigada, tengo curiosidad por saber que fue lo que sucedió entre ellas (aunque también *inserta meme tengo miedo* porque suena a que sucedió algo que no es bonito). La tía Yeol es otra cosa, la parte en la que habla de la ardilla JSJS. A la espera del próximo capítulo 👀
Rose_124 #4
Chapter 9: Mi favorita historia en el momento
Kookkne
#5
Chapter 9: Wow cada vez se vuelve más interesante esta historia, me gusta. Admito que me sorprendió ver que era escrita en español, son escasos los trabajos en nuestro idioma así que me gusta la sensación de saber que el contexto lo puedo entender completamente sin tener la barrera de leer todo en un idioma extranjero y que maneja significados distintos.

Hasta el momento el desarrollo es genial y ver cómo de "odiarse" a luego terminar en una relación para llegar hasta este punto dónde Rosé está conociendo a la familia Bae es un crecimiento que hace que quiera seguir viendo que sucede después. La parte final de este capítulo JAKSK el próximo se ve prometedor, estoy impaciente por la prox actualización autor(a). Gracias por compartir esta historia :D
Noemami123xd #6
Chapter 3: Excelente historia!! Espero tener otro capitulo, tu forma de escribir me encanta!
Pmon21 #7
I loved it, I look forward to the next chapter
ettrrr #8
Chapter 3: No suelo comentar estas cosas pero me sorprendió no ver ningún comentario. Está muy bien escrito, sigue así!