XI. Giselle Savage.

Cuando las noches son de té y los días de lluvia

Anger Without Honor

Por Giselle Savage.

La nieve cayó sobre todas y The Desolate Hole estaba casi estaba frente a sus narices.

El viento crujía y los equinos trotaban con dificultad en medio de la nieve espesa y abultada. Lo que sea que hubiera debajo de sus patas, ya estaba sepultado del ojo humano. La nevada era brutal, las malditas nubes se desangraban como si le hubieran cortado la arteria del cuello. Y cuando más se acercaban los extraños al Hole, la tormenta se ponía más implacable y los caballos eran más difícil de controlar. Asustados relinchaban intentando desobedecer el empujón de los talones para echarse andar. Los exploradores antes que ellas lo habían dicho, los viejos bardos los anunciaban, los ancianos, los septos, los maestres, todos murmuraban sobre el Hole, como un lugar maldito. Uno donde todo el que pisaba no salía de ahí vivo. Ahí estaban, marchando todos en una fila india. Recubiertas en pieles y temblorosas. Desde la distancia se erguían las fauces de la cueva y esos cuatro pares de ojos lo miraban con absoluta impresión. Una corriente helada pasó entre todas ellas, haciendo estremecer a más de una, poniéndoles la piel de gallina.

Sólo daba más indicio, de que quien sea habite en esas tierras, no estaba muy contento con los extraños.

La única cuyos dientes no chirriaron eran los de Brienne “Bi” Baestark. Sólo se dedicó a sacudir de mala gana las partículas de hielo húmedo que se resbalaba por sus hebras negras. Su rostro era tan imperturbable como cualquier Baestark del Norte. Su nariz comenzó arrugarse, mientras más Javen, su caballo se acercaba, hacía la cueva. El hedor que transmitía el Hole, hizo que su boca se contrajera en una mueca; una extraña y asquerosa mezcla entre varías sustancias conocidas por su volatilidad, como también a azufre, oxido y carne quemada. Había pequeños hilachos exhalados del Hole, como si fuera algo vivo, la nariz de un gigante dormido en el que estaban parados. Eso le recordó a los viejos cuentos, sobre Ymir y el resto de los bestias descomunalmente grandes. Bi, también pensaría en las piras funerarias en Aguasdulces, las que presenció desde la orilla, con la mano de su padre sobre hombro obligándola a ver a ella y su hermana menor, como incineraban el cadáver de su vieja amiga Aline Tully envuelto en tela y preparado para navegar por una diafana corriente veraniega. Era demasiado joven y se esperaba de ella muchas cosas, sobre todo se esperaba la firmeza y la honorabilidad de un Baestark.

En cambio no era más que una niña rota que quiso cerrar los ojos apoyándose contra el estómago de su padre, que la enderezó duramente para que siguiera observando. “No apartes la mirada, Brienne” exigió de manera mesurada, pero estricta. Es lo mismo que había pasado la primera vez que vio a su padre sentenciar a alguien, su tío estaba a su lado montando en su caballo y le había dicho lo mismo, sólo que más suave. El recuerdo de la sangre siendo expulsada sobre tacón de abeto, mientras la cabeza rodaba hasta sus pies. Sólo tenía ocho años en ese momento y sentía que no sabía nada. No había un mundo más extenso fuera de las murallas del castillo donde creció, como la hija de un Lord Baestark y la futura cabecilla de una dinastía más antigua que Poniente. Incluso eso le hizo entorpecer un poco el movimiento de las riendas. Recordó entonces la carreta paja, donde Lord Nestar Mormont había traído los cadáveres calcinados de su padre y de su hermano menor —quién al nacer varón vieron más apto para gobernar el Norte—. La idiotez Harlick Baestark lo había llevado a la hoguera a él y Lord Freddar Baestark en Desembarco del Rey. Recuerda el grito estremecedor de su madre y la forma en que su estómago se revolvió a ver la carne chamuscada casi carbonizada que ocultó supuso el horror de sus expresiones.

Fueron puestos en la cripta familiar en los ductos subterráneos del castillo. Y su padre fue erguido en las estatuas como otros gobernantes del Norte, al lado de su padre Lord Erner Baestark, el tercero con el nombre. La idea de que los señores del Norte enterraran a sus muertos dentro de una criptica húmeda y llena de goteras en el techo, era bastante inquietante. “Un incentivo para no olvidar las huellas del resto de la manada”, había dicho su padre cuando Aline murió y ella estaba desconcertada por los ritos funerarios de Aguasdulces. Que no quemaran a sus muertos era simple: A los Baestark no les gustaba el fuego, era repulsivo, voluble y peligroso. Era diferente al invierno, el invierno templado y abnegado, que era justo con todos, nobles y campesinos. Todos encontraban la morada de la muerte sin importar qué. Ellos eran el frío, eran el invierno. Y aunque llegaba tardío siempre llegaba implacable, por eso el lema de su casa: “Se acerca el invierno”.

Pensar en el honor de su familia, hizo que Bi apretara las riendas de Javen con firmeza. Era un hermoso ejemplar negro que tenía el pelaje tupido como todos los caballos de los norteños. Lo había tenido desde que cumplió doce y habían hecho una conexión bastante conmovedora. Ambos toleraban el frío mejor que la manada de estúpidos de sangre caliente que se habían ofrecido por diversos motivos a ir con ella, hacía el Hole.

Desde que tenía uso de memoria estaba prohibido ir hacía allá. Los lugareños contaban historias horripilantes sobre ese lugar, pues quien se atrevía a desafiar esa morada, no tenía razones para volver a ser visto nunca más. La cueva se encontraba en medio de una región deshabitada, cerca del muro. Había habido casos de Hermanos de la Noche, que se atrevían a cruzar ese valle maldito y nunca jamás eran encontrados. Ese lugar estaba plagado de árboles invernales, con copas enormes y espesas, que asemejaban a los gigantes que contaban las viejas historias. Las tupidas hojas encapsulaban el lugar, creando una bóveda oscura sobre sus cabezas que impedía ver los nubarrones en el cielo. Rara vez tocaría el sol con misericordia sus rostros dentro de esa tierra olvidada por los antiguos dioses. Y estas sangres calientes, extraños del Norte, nunca lo entenderían, lo letal que era el Hole, incluso para los hijos del invierno. Entrar en su tierra, era saber que estaban desafiando la ira de los antiguos dioses. Y es por eso que mascó su mejilla internamente, los dedos estaban entumecidos y no parecía respirar. No estaba lista para bajarse de su montura y meterse en la boca de la muerte. Estaba enfurecida, claro está, sin embargo…

No tenía nada que perder, ni siquiera honor y esa era la mejor forma de recuperarlo al menos.

[—Entonces, ¿Ya tiro los dados o sigues tu estúpida introducción?—, dijo Su-bin encorvada contra la mesa, sus ojos estaban fijos en la frituras con las que Kim Aeri y Ningning habían tocado a la puerta. El plato estaba justo en medio, entre Park Chaeyoung y ella. Había una especie de rivalidad por ver quien se comía la mayor cantidad de papas fritas compuesta con sal y vinagre.

Frente a ella estaba Minjeong que ni siquiera estaba interesada en el estúpido juego. Estaba ocupada sacudiendo su bolígrafo contra la hoja improvisada de personajes que Aeri le había pasado a cada una. La Host, estaba en la cabeza de la mesa, con una sonrisa engreída, mascando un chicle y reventándolo cada cinco segundos. Ningning por su parte veía a ratos a Park Chaeyoung con la boca ligeramente abierta, aun sin salir del estupor al encontrarlas congregadas en la mesa.

—Estoy intentando dar profundidad a la historia y no te preocupes, voy a indicarte cuando lanzar.

—La próxima vez voto para que juguemos Uno. Siempre vengo un mazo de cartas en el bolso. Las chicas y yo solemos jugar uno—, dice Park Chaeyoung parpadeando mientras luego parece quedarse quieta y pensativa. —Creo que deje mi bolso en la habitación de invitados. ¿Voy por eso?

— ¡No queremos hacer de esto un baño de sangre!—, dijo Aeri. —La última vez que jugamos uno, alguien terminó estrangulando a alguien.

Las dos adolescentes extranjeras fijaron sus ojos con reproche en Minjeong que elevó las manos con rendición.

— ¡No soy la única que se pone intensa, los Bae son los peores, he escuchado cosas!, además, que vi jugar a Jimin, Jimin da miedo y la hermana de Jimin es aterradora, y tú eres su Doppelgänger malvado, lo que nos vuelve posibles víctimas de tu ira—, dice señalando a Bae Su-bin que suspiraba masajeándose el puente de la nariz. Parecía bastante frustrada por el comentario.

— ¿Por qué acepte jugar Calabozos y Dragones con un trío de pubertas?—, gime hacía el cielo.

—Yo sigo sin entender... ¿Qué teníamos que hacer?—, Park Chaeyoung dice con una papa a milímetros de su boca. Sus dedos están grasientos, al igual que su descuidada hoja de personaje. Entonces se sonroja de vergüenza al ver cuatro pares de ojos sobre ella con distintas emociones; asombro, molestia, aburrimiento, desesperación.

—Tira los dados, el número más aproximado al veinte es con el que ganamos el número más aproximado al uno es con el que nos vamos a la mierda—, Su-bin le explicó mostrándole las caras de ese dado con el icosaedro de color morado. — ¿Quién en su sano juicio lleva dados en los bolsillos?

—No sabes a la cantidad de gente puedes trolear en la calle.

—La verdad la apoyo, una vez nos quedamos sin dinero para el autobús y esta perra astuta estafo a un grupo de turistas—, Minjeong dijo mientras Ningning asentía tardíamente. Su coreano no era tan bueno y Park Chaeyoung la miró con cierto cariño, le recordó a Lisa y a ella misma, cuando aún eran aprendices y tenían serias barreras con el idioma, debió ser peor con el dialecto Satoori que se hablaba en Daegu.

—Genial. Estoy en una mesa con tres crimíneles, ¿Qué más puede pasar?—, Su-bin observa a Park Chaeyoung y parece fingir escalofríos. Chaeyoung está apunto de decir algo pero Su-bin pone su mano frente a su cara haciéndola callar. —No, creo que ya no puedo pensar en nada más, con blondie a aquí lo vi todo.

Hay una especie de tono afectuoso y fraternal cuando le dice Blondie a Park Chaeyoung.  Hace que la neozelandesa sonría mostrando sus dientes. A pesar de la consternación inicial por parte de ambas, Su-bin no ha dejado de ser amable y tratarla con cierto aire cercano. Muy diferente a los coreanos circunspectos.  Ha sido la Bae menos intimidante con la que ha interactuado, después de Bae Seung-jin.

Park Chaeyoung tragó saliva recordando algo importante con ella y los juegos. Alzó la mano haciendo que el resto de las jugadoras la mirase.

—Quiero confesar algo. Los juegos de azar y yo no, no nos llevamos tan bien. Así que pido disculpas de ante mano.

—Genial ni siquiera hemos comenzado y ya estamos pérdidas—, Minjeong se quejó cruzándose de brazos.

—Se llaman juegos de azar y todo puede pasar—, Su-bin decía. —Además, a mí se me dan bien cualquier juego que me pongas en la mesa.

—No se te da bien, te pones muy intensa. Chaeyoung-ssi, estaré rezando por ti ahora mismo—, Minjeong le dijo juntando las palmas fingiendo lanzar plegarias al cielo.

Su-bin rodó los ojos.

— ¿Entonces cuando lanzamos los dados?

— ¡Cuando yo les diga mierda!]

Arcane Raven posó en una de las ramas quebradizas del abeto aun lado del caballo de Bi Baestark. El puto cuervo las había seguido desde que partieron lejos de la fortaleza de Winterfell. Sin duda, siguiendo a su ama.

Era muy poco decir lo molesta que estaba Winter de tener venir regañadientes a esa misión suicida.

Desde que llegó como moneda de cambio de las Islas de Hierro, la bastarda de Pyke había escuchado demasiada mitología al respecto. Lo había consultado incluso en los pasajes de los viejos libros polvorientos de la biblioteca Baestark, donde solía pasar sus tardes, cuando la septa Fell, la enviaba lejos de su vista. Todo por intentar colarse en las clases de bordado de Lady Karina Baestark, la hija de Lord Eddam Baestark, el antiguo Guardián del Norte, que quedó como regente después de la muerte de su hermano y su sobrino. Se supone que Bi Baestark se haría cargo tan pronto cumpliera catorce años, sin embargo, la chica fue exiliada después de asesinar a un Kastark, o eso es lo que decían los cuchicheos de los borrachos The Tiny Rat, la vieja taberna de Clown, un anciano norteño que le faltaba un ojo que había suplantando con una aceituna putrefacta. Era un lugar que le gustaba frecuentar, aunque, aun era menor de edad y no debería estar ahí. Pero sin duda le recordaba a casa, le recordaba a la áspera camaradería de la Isla Pyke, el lugar donde había crecido besándole la suela de los zapatos al puto de Greyjoy en turno. Si no hubiera sido por los Baestark, estaría sin un brazo, sirviendo como bufón para los marineros que embarcaban a aguas más profundas. Pero, al menos estaría en el mar, con el agua salada en su nariz y el sol pelando su rostro. No con el hielo como remplazo y el tener que soportar el desprecio de todos al ser una bastarda y la pupila de Lord y Lady Mormont en las Islas del Oso.

Winter odiaba su vida, odiaba ser la moneda de cambios favorita de todo Poniente, como odiaba ser el objeto de burlas de todo Winterfell. Sus padres, los señores que nada tenían que ver con las Islas de Hierro, que estaban cargados en oro, mujerzuelas y vino, no eran bastante queridos en el Norte. No después de lo que pasó a Lord Freddar y su hijo Harklick. Y ni siquiera después de la vergüenza que le hicieron pasar a la hija mayor de Lord Eddam, Lady Irene Mormont, quien se había encargado de ella desde que llegó al Norte, a pesar de la reticencia de su padre y Lord Mormont.

Pensar en ella hizo que se acurrucara más en la capa de piel de alce que le había entregado, junto algo de ropa más abrigada. Incluso le había prestado a Lavander su corcel con crin marrón que siempre parecía detestar a Winter tanto como los hacían los ojos de Lady Mormont. Por muchos años no entendió todas esas miradas de despreció que le enviaba en su dirección o la dureza de su educación.

Fue Lord Seulgaff, el esposo de Lady Mormont, el señor de la Isla del Oso, quien hizo que su estadía fuera menos turbulenta. Winter tenía ocho años y no sabía mucho del mundo fuera de las Islas del Hierro y lo poco que sabía era por los marineros borrachos que se asentaban en el muelle donde ella se escapaba para ayudar a descargar barriles de licor fermentado, el favorito del Greyjoy el turno, ese puto Greyjoy que se había atrevido a darle una tunda después de verla merodeando las cocinas muerta de hambre. Al menos, a pesar de su odio, Lady Irene siempre se encargó que Winter estuviera con el estómago saciado, que comiera cosas nutritivas para soportar el invierno, que estuviera vestida de manera apropiada y que al menos tuviera algo de educación. Ella misma se encargó de enseñarle a leer y Winter resultó tener cabeza para muchas cosas, como los números. Entonces podía dedicarse a leer y hacer los inventarios de las reservas del Castillo. Había una mirada rara que Lady Irene siempre le daba cada vez que Winter discutía con el septo por alguna operación errónea o algún hecho histórico que ese decrepito de mierda senil parecía haber olvidado. Una llena de aflicción de nostalgia. Hacía que  Winter se le revolvieran las tripas.

[— ¡Pregunta!—, exclamó Ningning haciendo que Aeri rodara los ojos. — ¿Tenemos que decir algo?

—Bueno, esto es un juego de rol. Así que sí, yo no voy a desgastarme inventando sus diálogos.

— ¿Entonces quien va hablar?—, pregunta Chaeyoung jugando nerviosamente con los anillos en sus dedos.

— ¿Quién quiere pasar vergüenza primero?, levante la mano—, Su-bin comentó.

Nadie pareció inmutarse y Aeri gimió: — ¡Al menos hagan el esfuerzo!

— ¿Park-ssi sigue teniendo el mazo de cartas de Uno en su bolso?—, inquirió Ningning.

— ¿Voy por él?—, miró a todos confundida.

— ¡No, no quiero morir y si tú valoras tu vida no vas a traer ese mazo de cartas!—, Minjeong estalló mirando fijamente a Su-bin que tenía una sonrisa juguetona en su rostro.

—Oh, vamos, es sólo un juego—, Su-bin decía.

—Si eres como Joohyun-unnie eso significa peligro. Ustedes no han vivido la experiencia traumática de ir a una noche de juegos de la familia Bae. Tengo suerte de haber salido con vida de ahí—, la voz de Minjeong es sombría mientras parece abrazarse a sí misma ante los escalofríos que los recuerdos le causaban.

—Creo que ya me está entrando un poco de miedo—, Chaeyoung dijo apunto de deslizarse fuera de la mesa, pero fue detenida ante la mirada mortífera que Su-bin le envió en su dirección.

—Ni siquiera lo pienses Blondie, no pienso avergonzarme sola—, al mismo tiempo agregó. —Además, si piensas ser parte de esta familia tienes aprender a soportar la competitividad de los Bae.

—Para su información, soy competitiva, sólo que no a niveles extremos—, Chaeyoung resopló cruzándose de brazos.

Su-bin sonrió palmeándole el hombro. —Créeme cuando te digo que de toda la familia soy la menos aterradora. Ahorita has sido atravesada por una de esas flechas de cupido, pero, no conoces a mi hermana también como yo… Su-ji es peor, créeme.

—Sin duda está peor, peor que ella con esas “flechas de cupido”—, Minjeong apuntó a  Chaeyoung con su dedo índice. —No las has visto, unnie, pero, Su-ji unnie es como un gato en celo.

Chaeyoung estalló en un rojo intenso estrellando su rostro contra la mesa. El rostro de Su-bin deformó en horror. Y el resto escupió una carcajada.

—Ahórrame la información—, gimió tapándose los oídos.

—Y a nosotras también—, añadió Aeri.

Minjeong miró  la reacción de todo el mundo con las cejas fruncidas. Recordó entonces lo que su madre le había dicho de tomarse la molestia de explicar algunas cosas para evitar malinterpretaciones.

—Hablo de que los gatos en celo tienen cierto comportamiento afectuoso que normalmente no tienen.

Todos parecieron suspirar de alivio ante eso.

—Genial, Minjeongie, no vuelvas a decir ese tipo de cosas. Sólo di que Ji-ji es más cariñosa, eso es todo.

—Los gatos son geniales—, infló las mejillas molesta. —Además, dudo que quiera asesinarte Chaeyoung, Jimin me dijo que sólo quiere lanzarse contra ti.

—No repitas lo que dice Jimin—, Chaeyoung dijo riendo nerviosamente.

—Concuerdo—, Su-bin asintió de manera solemne y ambas chocaron puños]

—Será mejor que entremos a ese lugar ahora mismo—, Winter tuvo que acercarse trotando con dificultad, luchando con Lavander que era imposible de domar.

Tenía diez cuando Lord Mormont apodado “El oso pardo”, creyó que sería la edad apropiada para saber montar. Fue un fracaso exponencial y terminó cayéndose del caballo golpeándose la cabeza. El septo les dijo a todos que tuvo una conmoción y Lady Irene se quedó a su lado en todo momento, mientras intentaba no vomitarle el vestido de pieles de oso. Lord Seulgaff estaba bastante apenado. Él siempre era amable con todo mundo, fue de las pocas sonrisas verdaderas que recibió al llegar y estuvo cuidando de Winter en los primeros meses cuando Lady Irene ni siquiera se atrevía a verla. Fue gracias a las habladurías de algunas criadas que pudo entender el resentimiento que Lady Irene le tenía.

Cuando aún era Lady Irene Baestark, después de la muerte de su tío y su primo, para intentar afianzar las alianzas con la casa Baratheon, que gobierna Poniente con el extenso Norte; el hijo mayor, ser Wendard Baratheon, el principe heredero, había llegado a Winterfell sin autorización de su padre, para intentar traer negociar la paz en ambas casas. Lo que menos querían los Baratheon era una guerra con el Norte. Entonces en su larga estadía como invitado, pidió la mano de Lady Irene Baestark. La unión de ambas casas podría aliviar las tensiones y restaurar la relación fragmentada del Norte y Sur. Nadie estuvo en desacuerdo ante esa unión. Sobre todo porque Lady Irene, se había enamorado perdidamente del “caballero de las astas”—así era conocido—. Se casarían dos veces, bajo la fe de los sietes instaurada en el sur y bajo el Arciano, un árbol de corteza blanca y hojas rojas con un rostro que había sido tallado por Los Niños del Bosque. Era parte de la fe del Norte, que aún eran venerados en el Norte. Fijaron la fecha para la próxima luna nueva y ser Wendard partió para comunicarle a su padre, el rey, sobre su matrimonio con Lady Irene. No sólo eso, sino que arreglar las cosas para el traslado de su esposa al sur. Lo cual era doloroso, porque se decía que un Baestark nunca debería partir a tierras más cálidas, nunca salir del Norte, eran malos augurios. Por eso Lord Freddard y Harrik habían muerto. Sin embargo, ser Wendard nunca llegó, ni en luna llena ni después. Meses después enviaron un cuervo a Winterfell, anunciando que ser Wendard se había comprometido y casado con Erika Lannister, hija de la mano del Rey.

Meses después Lady Irene se casó con Lord Seulgaff. Fue un matrimonio forzado, para evitar la calumnia y las habladurías. Sobre todo por la perdida de su honra. Ningun señor norteño estaba dispuesto a casarse con ella y Lord Eddam no quería casarla fuera del Norte. Fue el Oso Pardo quien aceptó desposarla, meses después de la muerte de su padre el antiguo Protector d las Islas del Oso y banderizo de los Baestark.

Se casaron bajo la atenta mirada afligida del árbol corazón, que ese día la savia en sus ojos brotaba a borbotones. Muchos decían que representaba el estado del corazón de Lady Irene, que seguía desangrándose por el engaño de ser Wendard, a quien dos años después se le conocería como el rey Wendard Baratheon “El pacifico” y primero con el nombre.

Y la razón de todo el resentimiento contra Winter, era por su corazón roto. Porque Madeleine Pyke, conocida en las Islas de Hierro como la Bastarda de Astas, y Winter desde que llegó en el cuarto año del invierno en Poniente al Norte. No era más que la hija fuera del matrimonio que tuvieron rey Wendard y la reina Erika, que no pudo ser reconocida por culpa de una deuda que tenían los Lannister con los Greyjoy.

Y un Lannister siempre paga sus deudas.

Winter era el vivo retrato de la reina, mientras que en personalidad, era igual a su padre. Sin embargo ella rehuía de su herencia tanto como podía, intentando fingir ser una norteña o una bastarda sin nombre de las Islas del Hierro. No era más un león con astas disfrazada en pieles de oso y lobos. Pero, a pesar de todo, tenía también ira, porque su padre nunca movió un dedo para rescatarla de esa vida inhumana, donde tenía sobrevivir convirtiéndose un animal, un bufón de los Greyjoy, una esclava explotada. Ella seguiría ahí, atrapada, porque sus padres habrían preferido poner a ser Jeno Baratheon como su primogénito y a ella dejarla un lado como alguien que no existe. Fue gracias a Lady Karina Baestark que se ofreció a esconderla en uno de sus baúles, en uno de los viajes que hizo Lord Eddam a las Islas de Hierro. Estaba en deuda con ella por siempre.

Y sin duda fue gracias a la intersección de Lady Irene Mormont que se pudo quedar en el Norte.

Lord y Lady Mormont se convirtieron en lo más semejante padres que Winter pudo tener. Y ella también pagaría esa deuda con ellos algún día, o incluso si  ese día era ahora, con los dientes castañeando frente al Hole.

No le importaba morir, porque, lo que está muerto  no puede morir.

[— ¡Al menos di que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia!—, Su-bin se burló con sarcasmo.

—Bueno, era algo que se sabía—, Chaeyoung suspiró tomando otra fritura.

—No del todo—, Su-bin espetó con cierta molestia.

— ¿Por qué tengo que ser una bastarda?—, se quejó Minjeong.

—Es una situación compleja y da muchas capas para explorar a tu personaje. Además, te vez como si Kim Taeyeon tuviera una hija ilegítima con Jessica Jung.

—Creo que todos pensamos eso alguna vez—, Ningning dijo dándole un sorbo a su coca cola]

—Espera, al menos deberíamos saber a qué nos enfrentamos—, Bi la detuvo.

— ¿Entonces que propone mi señora?—, dice Winter con burla. Esa sonrisa ladeada sin duda era heredada de las Islas de Hierro.

A Bi le escoció el pecho de sólo recordar que había perdido sus títulos nobiliarios y las comunidades de ser una Baestark. Sólo tenía una apellido en lo demás era una traidora, una mierda en las suelas de toda la familia. Estaba enojada sin duda, furiosa y con ganas de mandar muchas cosas a la mierda. No le importaba no ser la Guardiana del Norte, nunca lo quiso. Al menos quería recuperar la confianza de su familia. Maldito Kastark de mierda, gruñó internamente mientras se bajaba de la montura. Tomo las riendas de Javen para guiarlo hacía uno de los abetos. Era un caballo leal, en eso se parecían, no se iría sin Bi. Intentó calmarse acariciando su cabeza, juntándola contra su nariz. Su cuerpo se tensaba mientras entre los arbustos y la nieve, podía escuchar el movimiento de algo. Sabía de qué no estaban solas. Su hermana no sería despiadada. No la dejaría por nada del mundo. Vio los ojos del lobo desde las lejanas sombras.

Detrás de Winter aun montadas en sus corceles estaban las extrañadas del mar angosto mirando con recelo el Hole.

—Malditas hijas de puta—, musitó escupiendo en la nieve.

[—Genial, somos extrañas del angosto—, Ningning y Chaeyoung hicieron un puchero de manera simultánea.

— ¡Además nos llamaste hijas de puta!—, agregó Chaeyoung.

— ¿Qué querían?, sus fichas decían gente de Essos.

—Quise entrar en el tono de la historia.

—No puedes insultarnos así.

— ¿Es porque soy de China y ellas es… Australiana?

—Nueva Zelanda—, Chaeyoung dice corrigiendo.

—Todo mundo piensa que eres Australiana—, Minjeong señala.

—Sólo tú idiota—, Aeri responde.

—Bueno en Tik Tok hay un debate al respecto.

— ¿Ya tiramos los dados?—, Ningning pregunta aburrida.

—Aun no]

—Tenemos que saber, ¿A que nos enfrentamos?—, contestó la mujer que responde al nombre de Bi Baestark.

Desde donde estaba incrustada en la nieve. Se podía notar el desprecio en su voz. Sobre todo su incomodidad con las personas que no eran del Norte.

Nizha lo entendió cuando se bajó de su corcel. Sus oídos estaban congelados al igual que gran parte de su rostro, pero no era una quejica de mierda. Los quejicas de mierda perecían más fáciles en climas hostiles. Ella sería algún día conocida por ser una gran viajera, recorrería toda porción de tierra y sobre todo cantaría sobre las grandes hazañas. Cuando se mudó a Las Ciudades Libres, pudo conocer por fin el alcance de un mundo nuevo y desconocido. Antes de eso la vida de Nizha era bárbara, una viajera con el resto de su Khalassar, montando a caballo hasta que las yagas cubrieran su trasero, mirando peleas a diestra y siniestra. Mirando las vísceras que salían de tajadas profundas y ríos de sangre que fermentaban la arena de los extensos valles donde había crecido. Se había escapado, después de haber matado al Khalassar y por miedo a  encontrar la muerte. Para su suerte, conoció a una extraña con una moneda. Era un aprendiz llamada Somelie, de La Casa de Negro y Rosa, una antigua orden de la vieja Valyria—la ciudad extinta por asentarse en un volcán y fue el lugar de los dragones—, que se encargaba la tarea de criar dragones. Todo en secreto por supuesto, para los señores y la gente de Essos no eran más que mercenarios que viajaban de pueblo en pueblo de lugar en lugar, buscando. ¿Qué buscaban?, nadie lo sabía. Ningning encontró ahí un lugar. Un recinto donde entrenar y dormir. Le proporcionaban comida, le proporcionaban vestiduras y le enseñaban alto valyrio, como también algunos encantamientos. No tenía la sangre de dragón en sus venas, pero, podía ser educada para saber cómo moverse entre ellos, como evitar se achicharrada como pollo.  Nizha, La Viajera, tenía el don de la canción y a los dragones les encantaban ser arrullados en su vieja lengua. Nizha tenía el potencial de tranquilizar a cualquier dragón frente a ella, sólo tenía que encontrar el momento adecuado. El señor del clan era conocido como ser Edvard Beltalos, un ex jinete dragón con sangre valyria espesa corriendo por su cuerpo. Siempre estaba cubierto con una capucha de cuero —como todo jinete— y una bandana negra con algunas palabras en valyrio. Gran parte de su cuerpo había sufrido quemaduras a raíz de un dragón fuera de sí. Y ahora se dedicaba a educar a las nuevas generaciones de jinetes y guardianes. Al ver su potencial como cantora, le había puesto de mentora a una de sus mejores encantadoras, ser Beriar, la persona que tendría que seguir fielmente a cada misión peligrosa. Esta era una de ellas y si todo saldría bien, podrían volver de regreso a Essos en poco tiempo. Aunque no sabía si su señora, era capaz de dejar a esa Guardiana del Norte de manera fácil. La había visto las miradas que se echaban, eran las mismas que se echaban en su viejo hogar cuando querían fornicar.

Al menos si acaban con esto de manera limpia, Edvard estaría orgulloso y dejaría de estar tocándole las narices por haber perdido a esos estúpidos huevos de dragón petrificados. Además, la Guardiana del Norte había sabido llegarles al precio esa bolsa de oro era lo suficientemente buena para no cruzar el mar angosto una caja de madera putrefacta y con dos agujeros para respirar.

Infló su pecho sacando las dos hojas afiladas de las hoces envainadas en su espalda.

—Sólo dime que entre perra del Norte.

Al menos la Guardiana era más agradable que esta perra que tiene por hermana…

[— ¡Joder, que dialogo, te luciste Ningning!—, Aeri jadeó al igual que toda la mesa.

Ningning sonrió tímidamente orgullosa.

—Se supone que no debo dejar que digan malas palabras—, Su-bin no parecía para nada feliz del apodo “Perra del Norte”.

—No te preocupes nadie le va decir a la tía Yeol, tu cabeza y la de Park-ssi están a salvo con nosotras—, dijo Minjeong]

—Más respeto, bestia—, Bi gruñó chocando contra ella mientras ella misma desenvainaba su espada del cinturón.

—Más respeto, lobo—, escuchó la risa ligera de la encapuchada, que bajaba de su equino con un salto.

Se acercó en grandes zancadas ante la nieve espesa que le llegaba a la espinilla.

—Ella empezó. Así es la camaradería del lugar de nacimiento de La Viajera—, refutó flexionando los bíceps mientras se cruzaba de brazos. Se irguió de tal forma para demostrando su gran altura. A diferencia del resto, la encapuchada gozaba de una altura excepcional.

— No me tientes a cortarte el cuello con Last Rite—, Bi Beastark apretó la punta de la hoja de su espada contra el pecho de ella.

La encapuchada se rio mientras elevaba las manos en un gesto de rendición relajado.

—Calma, norteña. Sólo digo lo que sé—, espetó alejando la punta de Last Ride su pecho con humor.

—No te metas en peleas por mí, Ardilla, sólo usamos el mismo barco, de ahí no somos amigos—, mintió Nizha.

Edvard les había advertido que era mejor dejar atrás cualquier parentesco. Así que sólo eran dos extrañas que se habían cruzado en los muelles de Desembarco del Rey. Rhoeserys Beriar, no era la mentora de Nizha, ni le había enseñado viejas canciones de cuna en valyrio para hacer que los pequeños dragones que parecían salamandras cubiertas de escama y baba viscosa durmieran sobre sus palmas. Rhoeserys Beriar, alias La “Ardilla” había crecido toda su vida entrenando en la fortaleza de La Casa de Negro y Rosa, se había juramentado como miembro y jinete de Joohwanx, un dragón de escamas anaranjadas y ojos amarillos como los de un gato. Joohwanx era un dragón tan raro como ella, dijeron muchos aprendices. Desde su huevo podía sentirlo, que era diferente, era con una estatura por debajo del promedio adulto y juguetón, como un cachorro. Le gustaba el contacto físico y era demasiado alegre, solía ser también bastante comelón. Jaenerys Delthos, solía decir que los dragones se parecían mucho a su jinete, mientras la conexión se hacía más y más estrecha hasta ser uno mismo. Tal vez tenía razón Kumax se parecía mucho a ella. Parecía bastante intimidante, era el más grande de todos los de la casa del Negro y Rosa. Parecía agresivo, pero en realidad era tranquilo y dormilón, aunque solía exhalar fuego y muchas veces Jaenerys regresaba apestando a dragón —azufre y queroseno— y con manchas de hollín. Kumax tenía la rara habilidad de ser un sonámbulo que volaba dormido. Otra de las jinetes era la hermana mayor de Jaenerys, Jaeserys Delthos, su dragón era Dalgox, era un dragón bellísimo, tan bellísimo como la misma Jaeserys, tenía sus escamas eran blancas y su rostro tan simétrico y puntiagudo. Sus alas brillaban traslucidas al extenderse. Era bastante gruñón, eso sí y temperamental. Le gustaba escupir bolas de fuego cada vez que Alyssa Dortheon, alías Lyss. Era su mejor amiga desde el principio de los tiempos, su compañera de armas favorita. Una persona tan relajada y payasa y la mejor jinete de dragón. Era tan rápida volando sobre las nubes, que su mayor deseo era llegar hasta más allá, hasta la luna. Su dragón se llamaba Lucar, era un dragón rojo con una especie de corona de cuernos filosa sobre su cabeza. Era bastante larguirucho como una iguana y solía pasar gran parte del tiempo enojado, no era fácil de mantener en sintonía y tampoco era pacifico, pero Lyss y él supieron entenderse bastante bien. Era la única que pudo controlarlo cuando lo encontraron de pequeño en unas montañas en tierras lejanas.

No fue fácil ser un jinete de dragón. Aunque la sangre corría por sus venas de manera espesa. Rhoeserys Beriar no sería digna, si el dragón no se lo permitía. Se empezaba como aprendices. Había miles de bastardos con el cabello blanco, ocultos en la orfandad, muriéndose de inanición en las calles. Beriar no nació en Essos, sino que nació en Altojardín, como una bastarda llamada Rose Flower. Era huérfana y pobre, obligada a pelearse con otros huérfanos del orfanato por comida, por ropa, por todo. No fue hasta que ser Edvard la encontró que supo sobre ella misma. Donde pudo sentirse libre al fin. Ya no era un dragón enjaulado, era un dragón que crecería para aprender a volar.

Fue el Altojardín, donde conoció a Suzie Baestark, conocida como La Joven Loba. Había sido tan amable cuando la encontró completamente famélica. Si no fuera por ella no hubiera sobrevivido lo suficiente en ese invierno. Quizá Baestark no la recordaba, pero Rhoeserys Beriar lo hacía. Estaba en gratitud, por eso cuando Edvard las mandó al Norte sabía que tenía que saldar su deuda. Lo que no esperaba era que La Joven Loba, era una de las mujeres más hermosas que había visto en su vida. Había quedado sin aliento, cuando sus ojos se encontraron por primera vez.

Sin embargo, Beriar tenía un deber. Atrapar al dragón que había estado encadenado al Hole, desde la época de “La Danza” y llevarlo de regreso a La Casa de Negro y Rosa. Era fácil para los encantadores, su magia residía en su voz. El entrenamiento fue difícil, muchos de las aprendices con las que convivio para ser un jinete de dragón perecieron en el intento. Era la regla, si el huevo que les deban que rompía antes de tiempo o el dragón moría en la infancia, morirían por la espada. No podía existir un valyrio en La Casa de Negro y Rosa, vivo sin un dragón. Su mejor amiga Lyss casi muere por la espada de Jaeserys, sino fuera porque Jaenerys le ayudó a encontrar a Lucar y domarlo.

Ella misma estaba aterrorizada muchas veces, teniendo miedo de que Joohwanx muriera antes de si quiera haber salido del cascaron. La parte más difícil era esa. El salir del cascarón, porque así, como nacían los dragones tenían que renacer, del fuego, las cenizas y la sangre. Así el vínculo se hacía más fuerte. Eran uno. Sin duda fue un momento dramático, cuando las mayores estaban por tener ver parir a su dragón. Miles de veces Rhoeserys fueron obligadas observar como fracasaba; escucharla arder en las llamas de esa pira, sepultadas bajo grandes cantidades fuego hasta que sólo quedaba el huevo en medio de las cenizas. Incluso ahora, ella recuerda cuando Jaenerys iba hacer su iniciación. Recuerda verla temblorosa, con los ojos llorosos mirando a su hermana, que tenía a Dalgox enredado en su brazo. Beriar sostuvo la mano de Lyss por un gran rato, mientras Jaenerys era cubierta por leña, por heno, por sangre y al final con por las llamas. Recuerda verla como se abrazaba a su dragón con mordiéndose el labio hasta sangrar. Con las runas valyrias en sus brazos y en su rostro, en sus pies. Se recuerda a sí misma sofocada por las llamas, esperando su final, hasta que… El fuego no le dejó nada, ni una marca de su paso. Y sólo se dedicaba recitar el lema de la orden: In Your Area.

Era lo mismo que tenía sobre su cabeza, mientras sus manos estaban tentadas a sostener la empuñadora negra de Shadowpink, su espada. En cambio sólo se quedó muda con una sonrisa ensombrecida por la capucha. El frío le estaba quemando la piel y se contuvo lo mejor que pudo. Ella tenía la sangre de dragón,  no era una simple persona. Y si no fuera por Suzie, sin duda le rebanaría la lengua de un tajo a Bi Baestark y le daría de comer sus restos al dragón escondido dentro de la cueva.

Antes de que siquiera las llamas de la ira ardieran con más fuerza, une enorme lobo huargo emergió. Lo reconoció por el pelaje blanco y esponjoso. Gruñía de manera autoritaria e hizo que Bi Baestark detuviera cualquier tentativa de agresión. De cierta manera se sintió aliviada de no actuar bajo la volatilidad de un valyrio. Rhoeserys sabía bastante bien que la mayoría era propenso a explotar, pues claro estaban hecho de fuego y así de peligroso era su temple. Por eso fueron entrenados para contener su ira en cantidades mínimas.

Cuando observó los enormes ojos del lobo blanco, sinceros y reservados supo de quien se trataba.

Sin duda Suzie Baestark estaba observando desde Winterfell.

Bi envainó su espada y se cruzó de brazos: —Lo que sea, sólo acabemos con esta mierda.

Dijo mirando al Hole.

[— ¿Entonces qué vamos a hacer?

—No tengo ni idea.

—Ya, sólo entremos a la cueva—, dice Su-bin.

Chaeyoung lo medita sorbiendo un poco de su coca cola.

— ¿Quién quiere ir primero?

—Mejor di: ¿Quién quiere morir primero?—, gruñó Minjeong.

Ningning alzó la mano.

—Sólo vamos.

— ¡No, obviamente no es sólo ir, tenemos que tener un plan!—, Chaeyoung elevó la voz haciendo que el resto se sobresaltara. Al tener la mirada de todos carraspeó y apretó sus manos encima de la mesa. —Vamos a entrar en una cueva lo que obviamente hace que estemos caminando a oscuras; segundo, debemos de ser inteligentes, entonces no podemos separarnos por nada del mundo, no sabemos si el dragón nos va a chamuscar en el primer intento.

—Yo apuesto a que Winter Pyke es la primera en morir—, habló Ningning haciendo que Minjeong le lanzara un par de frituras del tazón. — ¡Oye!

—Blondie tiene razón, no sirve de nada intérnanos en una cueva a oscuras. ¿Minjeong los cuervos tienen visión nocturna?

La mencionada negó con la cabeza después de estar dándose manotazos juguetones con Ningning.

—Bien, entonces tenemos que pensar en otra cosa. Lo mejor que podemos hacer es pensar en cómo obtener luz.

—Fuego—, Ningning se encoge de hombros.

—Bien, pero ahora, ¿Cómo conseguimos fuego idiota?

—Un encendedor, duh.

—Es el medievo Ningning.

—Bueno, pues llevamos una antorcha—, Ningning vuelve a replicar.

—Lanza el dado Ning—, dice Aeri pasándole el icosaedro.

Ningning lo empuña con las manos sudorosas sacudiéndole en una cuenta mental. Todos observan con la mirada fija cuando el dado sale recorriendo la mesa hasta llegar a Su-bin.

—dieciséis—, susurra Su-bin.

Entonces toda la mesa estalla en un ruidoso alarido de alegría.

Mientras más pasaba el tiempo más se internaban en la historia]

Antes de entrar al hole, Viajera toma un par de palos con paños amarrados con cuerdas empapados de queroseno. Con dos piedras saca una chispa que prende una enorme llama que ilumina sus rostros. Todos parecen listos para proceder. Bi, roza sus dedos contra el mango de Last Ride, mientras ve que Winter traga saliva. Pone su mano sobre el bíceps y la detiene.

—Intenta mantenerte viva. Lady Mormont no estaría feliz de que fueras devorada por el Hole.

La bastarda de las islas de hierro asiente y aprieta su agarre en la empuñadura de su propia espada. Había sido entrenada por Lord Mormont, para saber defenderse, de cierta manera aunque no lo admitiera quería hacerlo sentir orgulloso y que mejor que saliendo de Hole con vida. Había visto a Irene Mormont en Winterfell en el Bosque de los dioses, parecía bastante angustiada hincada sobre el árbol corazón, junto al estanque de aguas negras y frías. No le gustaba ese lugar, olía a putrefacción y estaba cubierto de lodo. Y sin duda no pudo despedirse de su señora, ni de Karina. Sólo vio a Lord Mormont intentando negociar con Lady Baestark: “Yo puedo ir el lugar de la niña, es muy joven y no está capacitada para algo así”. Sin embargo La Joven Lobo se negó a su petición lo que le hizo sentir más aflicción al Oso Pardo. Él nunca había sido tan afectuoso, pero la había abrazado con mucha fuerza y le había dicho que la quería, incluso si no era su sangre, ni tenía para nada de norteña. Se tuvo que contener las lágrimas y asintió.

Los Mormont no tenían hijos, ni hijas. A lo mucho que tenían era Katie, un bebé que había sido abandonada en la Isla. Era apodada como El pequeño Diablillo, junto a Joy Mormont la hermana pequeña de Lord Seulgaff. Winter había sido fungido no sólo como pupila, sino que de cierta manera Lord Mormont la veía como una futura banderiza de la casa. En cambio Winter se seguía sintiendo como una humana en medio e un montón de lobos.

— ¿El lobo viene con nosotras?—, pregunta Viajera lista para liderar el camino.

—Dame la antorcha, salvaje, iré primero—, Bi estira la mano enguantada con piel de castor y Viajera sólo bufa entregándole la antorcha.

—Lo que sea que exista allá, ojala te parta en dos—, escupió antes de acercarse a pisotones a Ardilla.

—El Norte, no traiciona nunca a un Baestark y el Hole ha existido en el Norte desde los primeros hombres. Al igual que los Baestark la han hecho. Andando perras—, dice, cuando está a punto de entrar Ardilla la detiene.

—Si me permiten sugerir, deberíamos permanecer unidos. Traigo cuerdas atémonos.

[— ¿Dónde conseguiste las cuerdas?—, pregunta Minjeong y Rosie que estaba dibujando en su hoja de personaje sonríe con picardía.

—Es una historia, obviamente podemos inventar y sacar recursos viables dentro de la manga. Sólo tengo que tirar los dados, ¿Cierto Aeri?—, la chica un poco turbada por la mirada de Park Chaeyoung asiente de manera tímida.

—Bien tira los dados Blondie, haz sentir a tu hermana en ley orgullosa.

Todas observan como Chaeyoung tira los dados contra la mesa…]

Ardilla se apresuró a buscar la cuerda en las bolsas atadas a su silla de montar, pero al parecer no había nada ahí. Se quedó completamente paralizada.

— ¿Qué mierda sucede?

—Sí, ¿Y la cuerda?

Ardilla se gira comenzando a masajear el puente de su nariz.

— ¡Es una puta broma!

— ¿Qué mierda te pasa?—, Bi pregunta.

—Las cuerdas no están.

[— ¡No puedo creerlo!—, Minjeong junto a sus amigas estalla en risas mientras Su-bin palmea su rostro con vergüenza ajena.

— ¡Un uno!—, grita Aeri mostrando el lado de dado con incredulidad.

Chaeyoung aún seguía en estado de shock mirando a todas sus compañeras. Sus dedos estaban aún en la misma posición cuando soltó el icosaedro.

—Cuando dijiste que tenías mala suerte, pensé que era broma. Aléjate de los dados.

— ¡De todas las caras te salió el número más bajo!—, Ningning se estaba ahogando de la risa.

Así fue como las encontró la tía Yeol cuando llegó acompañada de Jimin a la que venía jaloneando mientras le explicaba los pasos para realizar el resto de la comida de esa noche. Se sorprendió al ver al grupo de chicas sentada alrededor de una mesa jugando un extraño juego de mesa con bastante energía y concentración.

— ¿Su-bin?—, la susodicha dejó de lado la partida y todas las estrategias en su cabeza para corregir el mal resultad de Chaeyoung para ver a su tía, con las manos sobre las cintura y una enorme sonrisa intimidante.

Se puso de pie y fue Jimin la que se aventó contra ella abrazándola con fuerza.

—Unnie, volviste a casa.

Ella suspiro aceptando el abrazo con una sonrisa melancólica.

—Sí, Min, volví  a casa.

—Ji-ji unnie está con papá abajo trayendo las cosas. Veo que ya conociste a Naur-unnie—, la mencionada seguía en estatismo por el resultado de su lanzamiento.

—Sí, sin duda es un elemento… Creo que Ji-ji necesitaba alguien así…—, dice sonriendo.

—Sin duda, Ji-ji unnie se pone como estúpida cuando Naur-unnie está cerca—, le susurra.

Después Su-bin saludó a su tía con un abrazo y recibió un fuerte regaño por haber estado desaparecida por tanto tiempo. Luego regañó al resto de la mesa por estar comiendo demasiado antes de la cena: “Si no veo los platos que prepare rechinando de limpios sentirán la irá de mi mirada”. A lo que todas asintieron de manera mecánica con una cara de espanto. Después se llevó a Jimin a la cocina porque tenían que terminar de hacer unas cosas. Eso les dio tiempo de seguir con la partida]

Las cuatro expedicionarias se adentraron al Hole. El hedor se vuelve más pestilente mientras más pasos dan dentro de la cueva. Bi no suelta por nada del mundo la empuñadura de Last Rite.

—Tenemos que ser precavidos, no sé muy bien que hay adentro—, intenta hablar con voz baja.

Winter tose ante la pestilencia, huele a carne podrida y chamuscada.

—Menuda mierda—, maldice mientras cuida sus pasos. La luz anaranjada blande el suelo terroso. Todo el lugar es húmedo y cálido, muy diferente al exterior completamente congelado. En el suelo hay estalactitas puntiagudas. De reojo puede ver como la Ardilla se encorva más, mientras camina tras de ella. Su capa se mueve un poco dejando ver el chaleco de cuero negro, una daga que se ata su cintura, sinuosa y puntiaguda con antiguas runas.

Las personas de esa orden de jinetes de dragón son bastante misteriosas. Poco se sabe, pero, las historias sobre ellas, sobre La Casa de Negro y Rosa, se han transmitido por Poniente como pólvora. Incluso el actual rey parece tragar saliva ante la idea de que los dragones vuelvan a cruzar Poniente. Desde la Rebelion del rey Roberth Baratheon, los valyrios estaban mal vistos en los siete reinos. Sobre todo en Bastión de Tormentas y el Norte.

—Huele a azufre—, menciona Viajera. —No acercamos—, se detiene para ponerse de cuclillas para ver que hay una sustancia viscosa en el suelo polvoriento.

—Eso parece—, aspiró Ardilla con fuerza llevando su mano a Shadowpink.

[—Aeri, esto ya es aburrido, saca al maldito dragón antes de que me aburra más—, Minjeong se quejó.

—Ya estamos en eso. Oye me tomó más de seis meses preparar esta campaña—, se quejó haciendo una bomba se chicle con sus labios.

—Bueno, a mí me toma más de seis segundos idearme una historia con sangre y tripas volando—, espeta gruñendo.

— ¡Yo quiero la historia de la sangre y tripas volando!—, Ningning interviene y choca puños con Minjeong ante los ojos entornados de Aeri.

—Tenemos que ambientar bien las cosas.

—Menudo fanfic de Juego de Tronos—, susurró Chaeyoung dibujando florecitas sobre la mano de Su-bin.

—Intenta que se vea más asthethic, tengo que presumírselo a mi hermano, como tu cuñada favorita—, le indicaba mientras Chaeyoung asentía de manera distraída, con la lengua apretada entre la comisura de sus labios y sus ojos clavados en el diseño.

—Es para el club de Nacidos del Infierno—, comentó Aeri. —Va ser la primera vez que voy a ser un Host. Y voy a demostrarle al idiota de Chenle que soy mejor que él haciendo campañas.

—Yo sólo te apoyo para que la patees el trasero a él y a Jeno—, dijo Ningning. —La última vez jugué Overwatch con Chenle y Jeno,  dos usuarios nos propinaron una paliza, ¡nos masacraron!

—Son los enemigos jurados de Ningning. Siempre que se enfrenta con ellos es de madrugada y no me dejan dormir con sus gritos en chino—, Minjeong frunce los labios con disgusto mientras juega agitando su lapicero. —Son tan molestos como…leopardos a los que les dieron Redbull de tomar.

— ¡Es que son horribles, sólo nos ven y nos asesinan sin piedad, nos llenan de agujeros!—, chilló Ningning a toda la mesa. — ¡Como queso gruyere!

—Enserio los odian a ti y a Chenle.

—Sí. Malditos. ChickendelaMuerte66 y SeñorCapibaraInyourArea—, maldecía elevando el puño hacía el cielo de manera dramática.

— ¿ChickenDelaMuerte….y?—, la voz de Chaeyoung se tambaleaba mientras palidecía.

— ¿Sucede algo Blondie?—, Su-bin inquirió al ver que parecía incrédula.

—Parece como si hubieras visto un fantasma y… ¿Y si era un fantasma?, digo, puede que este lugar este lleno de Bae’s aterradores que acechan por los pasillos—, Aeri decía mientras todos se giraban a ver las esquinas estremeciéndose.

—Pueden dejar de decir que somos aterradores, ya sé que somos aterradores, gracias—, se quejó Su-bin.

—Sólo, volvamos a la historia, y ya, por favor saca al dragón o lo que sea]

Mientras más se adentraban dentro del Hole más calor estaba haciendo, se sentía como si hubieran adentrado sus pies dentro del mismísimo infierno. Las capas se hacía más pesadas y todas sin excepción habían comenzado a transpirar.

—Estamos cerca.

La advertencia de La Viajera no pasó desapercibida para todos cuando de detuvieron. Un enorme gruñido y eso que todos se pusieran a la defensiva. Era enorme y hacía temblar las paredes cavernosas sacudiendo las estalactitas con facilidad cayendo contra ellas.

[—Dados, ¿Quién tira?

—Esto me recuerda a Jumanji—, Minjeong dijo aventando el dado contra la mesa mientras todas contenían la respiración. —Bueno, estamos muertas—, sonríe mostrando los dientes.

—Uso mis hoces para cortar esas cosas filosas, salvando a todas mis compañeras—, dice Ningning tomando los dados y lanzándolas ella misma.

Un suspiro colectivo sucede cuando ven la cara número quince mostrarse en el dado.

— ¡Ningning para heroína del Norte!—, aclama Chaeyoung.

—Ningning tiene más suerte que tú—, marca Minjeong haciendo que Chaeyoung se haga la ofendida]

El ajetreo hace entonces que el grito vuelva a ensordecer sus oídos y cuando notan como una estela de luz se ilumina, se dan cuenta que una ráfaga de fuego inminente aparece.

[—Las empujo contra uno de los pasajes de la cueva—, dice Chaeyoung tomando los dados.

—Que dios nos ampare—, suspira Su-bin fingiendo hacer una oración. —Bueno señoras, fue un placer ser parte de este equipo.

Su voz es tan solemne que los hace reír.

Dice al ver que Chaeyoung tira el dado que va rodando hasta la esquina de la mesa.

—Sí, definitivamente estamos muertos—, Minjeong dice mirando el resultado]

Pero no logra hacerlo a tiempo y los calcina a todos.

FIN.

[Todas están en completo silencio.

—Qué final más de mierda, como el de Juego de Tronos—, dice Minjeong. Pero se calla cuando ven como Su-bin parece muy enfada, como si ardiera de ira.

Sí, sin duda no era buena idea jugar cualquier tipo de juegos con los Bae.

Cuando Chaeyoung toma el plato de donde estaban las frituras dejando las caer sobre su cabeza mientras lo usa como escudo. Su-bin comienza a inhalar y exhalar en lo que parece una técnica de autocontrol bastante decente. Cuando parece calmarse pone sus manos de en la mesa, con seriedad.

—Estoy de acuerdo con la Blondie, ese final dejó mucho que desear.

Las adolescentes estaban con la mandíbula desencajadas.

— ¡Pensé que la asesinarías, adiós Blackpink!—, Ningning chilló.

—Yo también pensé eso…—, Chaeyong estaba quitándose las frituras del cabello con torpeza.

—Soy bastante civilizada, por dios.

—Es cinta negra Chaeyoung, te puede matar con un golpe.

— ¿Enserio?—, dice sorprendida.

—Se someter a gente—, se encoge de hombros restándole importancia.

—Wow.

— ¿Cómo puedo someter a Jenle y a Chenle es para una clase de la escuela?—, pregunta Aeri levantando la mano, Ningning asiente de manera vigorosa y Minjeong toma su bolígrafo y usa su hoja de personaje para tomar nota.

— ¿Enserio quieren saber?

—Tú no los conoces, son idiotas.

—Son tus amigos, Ningning.

—Por su culpa el Pollo de la muerte y la enorme rata cachetona nos están masacrando en cada partida. Ni nos dejan respirar en paz.

—No seas dramática.

—Enséñanos, sunbaenim.

—Yo también quiero saber—, dice Chaeyoung emocionada.

—Bueno, pero necesito un voluntario.

—No podemos, somos menores de edad, te pueden arrestar por agresión.

—Ya que, me ofrezco por el grupo—, Chaeyoung se pone de pie y Su-bin la sigue.

—Que quede claro, que si mi hermana se entera, quiero establecer que no estaba de acuerdo y que fuiste tú por tú propia voluntad.

—Hecho—, ambas estrechan la mano con seriedad.

—Genial, me diste poder para amenazarte por “corromper” a mi hermanita—, dice. — Chaeyoung-ssi, agáchate un poco eres tan alta como Ji-ji, ahora verán en un movimiento como le hago la llave.

—Puedo dramatizar fingiendo para que se vea más real.

—Cool—, dijeron las tres adolescentes.

Mientras realizaban la maniobra y Chaeyoung fingía forcejear escucharon un par de voces hicieron palidecer.

—Mierda…

— ¡BAE SU-BIN SUELTA A MI NOVIA AHORA MISMO!

—Ella dijo: “Novia”—, Chaeyoung susurró bastante conmocionada y aterrorizada.

Su-bin sólo asintió dejando que caer a la neozelandesa al suelo.

—Hola, hermana.

Cerró los ojos esperando la patada que sabía que su hermana podía darle.

En cambio Su-ji se acercó fundiéndola en un abrazo tan fuerte mientras se soltaba a llorar como cuando eran pequeñas y le tenía miedo los fantasmas.

—Parece que llegue a la hora del drama.

—Genial esto parece convención de K-pop Idols—, Minjeong bufó.

Bae Joohyun sólo se paró torpemente desde el umbral mirando todo el desastre caótico.

Luego vio el aura espeluznante que rodeaba a su madre con un cuchillo en sus manos.

—La cena estará pronto. ¡Nada de entremeses!]

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Thank you!
TorresMendoza
Espero que les guste.

Comments

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nishichan
#1
Nice
Kookkne
#2
Chapter 11: Pero qué fue todo este capítulo??? LMAOOO mi estado de ánimo se elevó diez veces con cada cosa que iba leyendo JSJS
Kookkne
#3
Chapter 10: Así que los Bae han pasado por muchas cosas eh, y también son otra cosa, pueden ser tan impactantes en cuanto a su apariencia como también su personalidad. Suzy ha pasado por mucho, espero que paso a paso vaya aprendiendo a sobrellevar todo mejor. Por otra parte autor(a), admito que me quedé en esta historia porque (aparte de lo interesante que es) tiene una etiqueta wenrene, en este cap ese pequeño atisbo de lo que pudo suceder entre las dos me dejó intrigada, tengo curiosidad por saber que fue lo que sucedió entre ellas (aunque también *inserta meme tengo miedo* porque suena a que sucedió algo que no es bonito). La tía Yeol es otra cosa, la parte en la que habla de la ardilla JSJS. A la espera del próximo capítulo 👀
Rose_124 #4
Chapter 9: Mi favorita historia en el momento
Kookkne
#5
Chapter 9: Wow cada vez se vuelve más interesante esta historia, me gusta. Admito que me sorprendió ver que era escrita en español, son escasos los trabajos en nuestro idioma así que me gusta la sensación de saber que el contexto lo puedo entender completamente sin tener la barrera de leer todo en un idioma extranjero y que maneja significados distintos.

Hasta el momento el desarrollo es genial y ver cómo de "odiarse" a luego terminar en una relación para llegar hasta este punto dónde Rosé está conociendo a la familia Bae es un crecimiento que hace que quiera seguir viendo que sucede después. La parte final de este capítulo JAKSK el próximo se ve prometedor, estoy impaciente por la prox actualización autor(a). Gracias por compartir esta historia :D
Noemami123xd #6
Chapter 3: Excelente historia!! Espero tener otro capitulo, tu forma de escribir me encanta!
Pmon21 #7
I loved it, I look forward to the next chapter
ettrrr #8
Chapter 3: No suelo comentar estas cosas pero me sorprendió no ver ningún comentario. Está muy bien escrito, sigue así!