I. Suzy (Editado).

Cuando las noches son de té y los días de lluvia

Fue un simple rumor de PANN, ¿No?

Posiblemente uno tonto.

No cree que alguien sea lo suficientemente ingenuo para creerlo. Sobre todo si es sacado de los desvaríos de un internauta coreano en ese foro anónimo en PANN .

Si lo piensan es todo demasiado rebuscado, pero… Al mismo tiempo llega calzar como un traje a la medida; el paralelo en las fotografías, las similitudes de los pies de páginas en sus publicaciones de Instagram, el mismo vuelo a París, el mismo recorrido turístico.

Todo estaba siendo sacado de contexto.

Tal vez tiene que conceder que nada parecía lo que era: una simple casualidad.

Ni siquiera es la primera vez que los rumores de cita saltan frente a ella. Es pesado, tener las especulaciones rondando a expensas de ella, ver su nombre enlazado en tabloides con este u otro actor popular. Sin duda si alguien le hubiera dicho que esta sería su vida, hubiera pensado dos veces antes de entrar en la industria del entretenimiento y aceptar con el pecho inflado de soberbia su título como: El primer Amor de la Nación.

En ese tiempo era joven y muy estúpida.

Tal vez su querida abuela Sun-hee tenía razón y la ingenuidad sólo se quitaba sangrando. Ji-ji, como le decía su familia paterna, creía que con casi treinta décadas encima, podía haber detenido esa hemorragia por completo. Ahora, con la sangre coagulada, no era más que un cascarón hueco viviendo sofocada por los flashes. 

Estaba un poco harta, incluso si era una chica vanidosa. Ya era difícil lidiar con las críticas de su madre por las decisiones que tomó, ahora tenía que lidiar con los ojos externos de un montón de desconocidos. 

¡¿Qué estaba pensando cuando decidió mudarse a Seúl?! , un pensamiento bastante común para personas en su posición. Estaba tan embriagada por la música que no lo pensó.

¿Cuántas veces Hyun al borde de un coma etílico no la había cuestionado por elegir ese camino?, ¿Cuántas veces ella no había visto sangrar a los aprendices de su antigua compañía?, ¿Cuántas veces ella misma no había sangrado?, no servía mucho lamentarse por ello. Había tomado su decisión, a pesar de que a los catorce no era un buen momento para tomarla. 

Y siempre se va a culpar de esto cuando los pensamientos invasivos la sobrepasan.

Ahora sólo tiene que dar sonrisas políticas y evadir preguntas. 

"¿Suzy alguien en tu vida en estos momentos?"

"¡¿Suzy es cierto que engañaste a Lee Minho? "

"¿Es cierto que estas saliendo con uno de tus coprotagonistas? 

A pesar de que no se acerca fácil a nadie, no significa que toda su vida fuera una persona solitaria. 

Su-ji era hermosa, siempre fue consciente de eso, sobre todo en la adolescencia. 

Sabía cómo los chicos se derretían por ella, como podía sacar provecho del asunto, como ellos querían sacar provecho del asunto. Su antiguo sabonim* se lo había dicho una de las tantas veces en que hablaron sobre su futuro lucrativo: "Tu belleza es tu mejor arma para un mercado como este" .

No se ofendió, incluso sonrió de manera narcisista.

Después de todo era un objeto de deseo, incluso si a veces eso le daba escalofríos en la nuca.

Su-ji siempre tuvo gente tras de ella, hombres, mujeres, personas. Incluso a pesar de sus ambiciones insensibles y casi trazadas de forma quirúrgica, ella también tenía de quien enamorarse. Seguía siendo un ser humano, después de todo. Por eso de vez en cuando había alguien a quien admirar con los ojos adormecidos de sueño, alguien que le traía una bocanada de aire fresco que sus pulmones pudieran absorber. Sobre todo cuando había turbulencias y la vida se tornaba paralizante. 

"Me gustas, Bae-ssi", son tres palabras que escucha constantemente. Hasta el punto en que a veces ya no siente el mismo estremecimiento que antes. 

La primera vez que alguien se lo dijo de manera un tanto dudosa fue en la escuela primaria. Su-ji aun recuerda con humor esas mejillas mullidas y rojizas, esos ojos monólidos que la miraban esperanzados. Sobong Jae-yong era su nombre. Como no sabía mucho sobre el amor y lo poco que veía era por los dramas de la televisión, decidió aceptar su confesión. Sobong tomó su mano y ambos caminaron a casa juntos de la escuela esa vez. Era un tonto noviazgo de dos parvulos que sentían burbujas infantiles de amor en el estomago. 

Su ‘noviazgo’ no duró mucho, por lo menos quizás media hora. La madre de él no estaba bastante contenta cuando se enteró. Ji-ji no tenía el mismo status quo de Sobong, hijo de una médico de tercera generación y una continuidad con su legado. Aún recuerda como esa señora la enfrentó de manera violenta junto a una hermandad de vecinas que no rayaban por los cuarenta.  La hizo sentir como una roca terrosa a comparación de Sobong, que lo hacía ver como el diamante más precioso de todo Gwangju.

Incluso si años después resultaría ser todo lo contrario; el verdadero diamante era ella, Suzy.

Él no sería el último… , y eso fue verdad. Miles de veces sucedía el mismo ciclo repetitivo, un chico aparecía intentando forzarla a ser su novia.

Miles de veces se resistía. Le gustaba la atención, no le gustaba que se impusieran sobre ella.

Moon Tae-yong fue el menos espeluznante. No era un chico para nada agraciado, sin duda no era el tipo de persona que ahora muchos pensarían que a ella le gustaban. Ni se parecía a los protagonistas de las RomCom que veía con su hermana mayor, Su-bin. Era muy alto, como el padre de Ji-ji y bastante fornido y para nada era delgado. Tae-yong era como un eso gigante de peluche; practicaba judo en el gimnasio donde su padre enseñaba Taekwondo e iba en la clase 3-C, de la escuela secundaria. Ji-ji tenía trece cuando comenzaron a salir y él tenía catorce. Salieron por seis meses y añoro cada uno de ellos en sus años más solitarios.

Fue su primer beso. Un recuerdo desagradable, porque los primeros besos saben a mucho condimento y son dados en base a la inexperiencia de dos lenguas torpes que no saben bailar un vals lento. Tenía defectos, bastantes. Era tonto y se enojaba de sobremanera. Era posesivo y bastante celoso. Su-ji tampoco era una persona fácil, no era dócil y si él golpeaba, ella golpeaba más duro. Nada la complacía y todo la hacía estar con el ceño perpetuamente fruncido. No recuerda mucho las peleas constantes, a pesar de que las había. Recordaba más cuando se contentaba; sobre todo cuando Tae-yong gastaba parte de su salario — en su trabajo de medio tiempo en el taller de su padre — para comprarle un pequeño ramo de flores y una barra de chocolate que ambos compartían juntos. Su-ji tendría en su cabeza los besos en la oscuridad y las canciones tontas que cantaban. No recordaría los gritos acalorados, ni los sollozos ahogados. Pensaría en los perdones fáciles y en la forma en que la hizo sentir segura tomando un autobús por la noche.

Y cuando alguien le preguntara si quiera sobre sus amores en la adolescencia, no diría nada. Pero, pensaría que no hubo mejor amor adolescente que Tae-yong, incluso si dolía. 

 ¿Seguirá la letra mal escrita de Heroes de David Bowie en esa banca de concreto?, meditaria las noches que no podía conciliar el sueño, ¿Seguirán sus nombres tatuados perpetuamente debajo de su antiguo pupitre?.

Al mudarse a Seúl en busca de sus propias ambiciones, apareció el mismo patrón de siempre. Personas que buscaban que cuidará sus corazones, que los besara, que los tocara, que se entregara a ellos como un gato domesticado que agacha la cabeza cada vez que lo piden. No lo hizo. Incluso si salió  a una cita con un chico llamado Yo-seok que la emboscó en una de las salidas del tren subterráneo para pedirle su número. Incluso si un chico guapo, que modelaba junto a ella llamado Jum-yeol le pedía siempre salir con ella. No había nada memorable. Nada que le hiciera dudar de lo que quería. Tampoco nadie reemplazará el amor ardiente y rojo que sintió por Tae-yong.

Con el tiempo, a veces los amores de la adolescencia son cada vez más difíciles de ser erradicados del corazón, pues se encuentran enraizados en nuestras idealizaciones más profundas. Sólo, quizás por la codicia.

Renunció  a las citas, no se hizo responsable de los corazones que se rompían como efecto colateral. Renunció a la libertad poco a poco, metiéndose en una jaula del oro, de la cual mientras más exitosa se volvía, construyó una ventana. Ya no era la misma chica, años después. Su risa ya no era una cacofonía desafina y poco atractiva. Su corporalidad, sus expresiones, todas las mantuvo ocultas. Renunció a sí misma y se convirtió en un cometa con una trayectoria trazada.

El amor, a eso renunció cuando firmó ese contrato, cuando todo mundo la anhelaba poseer, pero nadie se tomaba el tiempo de conocerla.

No, hasta Minho .

También fue un rumor, uno que incineró sus nombres en los tabloides de la prensa de espectáculos de Corea del Sur.

Uno que fue verdad.

Sin duda , pensaría, París era siempre para él .

Lee Minho entró a su vida como un regalo precioso. Uno que tuvo consecuencias y fragmentó su relación con las personas que pensó estarían siempre con ella. 

Minho, es la razón que por mucho tiempo hizo a Ji-ji rodar en su cama preguntándose: ¿Qué hizo mal?

Año después de separarse en 2018, ya no es algo que la haga lamentarse. 

La industria le había enseñado a no detenerse a llorar. Así que tuvo que cargar con el cadáver que dejó su relación sobre su lomo y aprender a conocer a esa nueva “ella”, que nació después de él.

Minho le enseñaría muchas cosas. Le ayudaría a terminar de madurar respecto a sus relaciones, a notar sus fallos y sus aciertos.

Él le enseñó a trabajar para que las flores brotarán, más nunca le enseñó cómo cuidarlas.

Eso lo aprendió después de él.

Porque uno de ellos regó de sobremanera y el otro se olvidó que se necesitaba agua.

A pesar de que el sol siempre estuvo ahí. No era suficiente.

Entonces duró como un verano que dura dos años. Sin pensar que el otoño siempre regresaría a ellos de manera inminente. Pensó en algún momento que se casaría con él, que lo encontraría al darse vuelta en su cama. Pensó que la almohada donde la cabeza de Minho descansaba no estaría fría. Aprendería que el amor se trabaja, pero se extingue de igual manera.

A veces se preguntaba: ¿Qué había hecho con el anillo de compromiso con su nombre grabado?

Su-ji esperaba que ojalá a esa nueva chica le quedará mejor. No, mejor esperaba que lo haya fundido para crear uno nuevo. 

Así funcionaban las relaciones. 

Las personas llegan y se van. No duran, sólo transforman y son transformadores.

 "Las rupturas duelen, escuecen, eso aprendí. Pero también ayudan a encontrar la paz contigo misma". Porque si algo sabía bien Su-ji es que hubo felicidad gracias a Minho y hubo felicidad después de él.

 

Y eso no era un tonto rumor sacado de PANN .

Nadie nunca entendería cómo fue. 

No entendería los lados, los colores cegadores, las perspectivas polarizadas, el sentido, el dolor, el placer. 

A las personas les gustaba tergiversar eso. 

Tejían historias sobre ella, sobre cómo se comportaba, sobre sus actitudes con personas ajenas al medio. Y ahí estaban los grandes chismorreos de los corazones que rompía. Ellos no hablarían del dolor que sintió al final, sobre las incertidumbres de cómo seguir con su vida. No verían más de lo que está en la punta de sus propios zapatos. Se verían a ellos mismos y todo lo que para ellos estaba mal. No el óxido en los bordes del fregadero, ni las grietas en la moqueta del suelo. Su-ji intentó seguir con su vida. Se empujó lejos del recuerdo de Minho, se empujó de sus propios traumas, de sus propias desdichas. 

Tuvo rumores, esos nunca faltaron. Actores y actores. Tuvo citas mediocres, intentos de intimidad que no cuajaban.

Ella se resignó a dejarlos fluir.

Lo irónico de todo es como los rumores se deslizaron como una cuerda invisible en la dirección que más detestó.

En dirección a… Rosé.

[...]

Vio  a Rosé de Blackpink en diversas ocasiones.

Pero sólo se detendría para conocerla en tres.

Lo demás, como el resto de su vida, era aprisa. 

Esa primera vez, Rosé fue para ella como las hojas de otoño desangrándose.

¿El año?, 2017, ¿Mes?, quizás septiembre o octubre. 

Para ese tiempo, Ji-ji, no, Suzy, sí, Suzy estaba en la cima de su popularidad. Su rostro estaba empapelado en cada esquina de Seúl, incluso hasta la parte más remota, donde todo rastro de riqueza se perdía en la suciedad de las alcantarillas abiertas y las casas adosadas, más bien amontonadas unas con otras.

Su nombre estaba en todos las bocas, en todos los tabloides. Era El Primer Amor de la Nación, lo que difícilmente la hacía difícil de olvidar. O la amaban o la odiaban. Nunca hubo un punto medio.

Su futuro en ese tiempo era una balsa sin rumbo, en medio del océano, mientras el barco donde había comenzado todo se había terminado por hundir.

No quiere negar que siente que tiene una rebanada de pastel en la culpa. 

Se encontraba agotada la mayoría del tiempo; el conducto que la llevaba a la tierra de los sueños parecía tener fisuras que la hacían permanecer despierta. Y su relación comenzaba a fragmentarse; hasta convertirse en nada más que un viejo recuerdo de un paseo por uno de esos puentes parisinos; en las cafeterías donde servían café con ron.

No pensó en esos años que el amor la hubiera tenido tan cegada. A tal punto que cuando regresó a París en 2019, notó el olor fétido que producían algunas calles. 

Era la representación perfecta de cómo todos esos recuerdos hermosos eran un cadáver en descomposición que apenas estaba aceptando en inhumar.

Pero esa noche, la noche en que conoció a Rosé, llevaba setenta y dos horas sin dormir de manera adecuada. Tal vez unos pequeños pestañeos dentro de la furgoneta de la empresa, con pequeñas intervenciones de cafeína propiciados por su gerente. Su último evento era esa gala de premios, donde sería MC. 

No estaba bastante feliz, tenía que admitirlo. Mucho menos se encontraba satisfecha. Estaba sintiendo un vacío, que la hacía caminar sobre cáscaras de huevo. La gente seguía sin tener escrúpulos y la industria siempre fue tan secretista con todo ese sistema arcaico que tenía que sobrevivir. 

Su compañero de conducción le dejó mucho que desear. Fue insípido e incómodo. No podía parar de insinuarse con ella, aunque Suzy lo rechazaba de manera civilizada. Aún tenía a Minho en su vida, no estaba estúpidamente enamorada, no como antes, pero él estaba aún en esa foto enmarcada al lado de su cama.

Para ese tiempo, con una carrera que se cimentaba, era una senior, casi una veterana con todo lo que conllevaba eso — el trauma, las amputaciones, las cicatrices feas —. Era joven, debutó a los quince, pero, después de tres años se sentía como si tuviera cien. 

Suzy ya no era una desconocida, formaba parte del status quo. Luchó mucho por eso. Y se ganó al menos el respeto de sus juniors. La gente podía pensar lo que quiera de ella, pero no sería mezquina con nadie, sobre todo quien le daba un buen trato. 

Suzy puede ser muchas cosas, cruel incluso.

Blackpink no eran Rookies como tal. Ya tenían un año de debut. Su más reciente éxito As If It’s Your Last había estado posicionándose muy alto en los programas musicales, en los charts e incluso de manera internacional.  Eran una ola expansiva que alcanzarían los rincones más alejados de Corea del Sur.

Ji-ji lo creía, porque Hyun también lo hacía. Y su prima era una persona intuitiva y con mucha certeza. 

Sin duda brillarían demasiado alto, sólo era cuestión de tiempo. 

Ji-ji en lo personal estaba entusiasmada con ellas, había una chispa magnética que la hacía mantenerse al borde de su asiento cada vez que una de sus canciones, uno de sus videos aparecía. Había una mirada voraz en esos cuatro pares de ojos; la había visto en la mayoría de los aprendices que esperan una oportunidad cada trillón de años, como quien espera un cometa que tarda milenio el volver a orbitar cerca de la tierra. 

Rara vez veía la tenacidad en ellos al momento de debutar, quizás por el nervio, por la exposición temprana a las cámaras. 

Los instructores siempre señalan el impacto del estallido, pero, incluso así nunca podrían entender el impacto del golpe contra sus cuerpos hasta que los golpeara. Shock, estatismo, petrificación. Un productor le había dicho a Ji-ji que la mejor manera de debutar, era quitando esos sinónimos de la ecuación, si lo hacían debían presentarse como si fuera una última oportunidad, como si vida dependiera de cuán bien  ejecutada estuviera su presencia en el escenario. 

Pocos lograron eso, Blackpink , había devorado todo los malos pronósticos negativos.

Y sus años en la industria le hicieron entenderlo. 

Otra cosa que sabía era que usualmente los novatos solían visitar los camerinos de los seniors a una manera de respeto. Llevaban su álbum y tenían un par de palabras. Podría traducirse como una especie de novatada, algo que estaba estipulado, una tradición que tenía que hacerse. 

Así es como Ji-ji supo que a Blackpink le gustaba romper todo lo establecido. Nunca aparecieron diciendo “ hola ”. Eso no hizo enojar a Suzy, de hecho agradeció aquello, porque estaba tan agotada que sentía que se desmayaría en cualquier momento.

Al menos se encontraron en el pasillo entre las presentaciones. 

Ji-ji estaba emocionada por conocerlas

¿Quién ahora no desea conocer a Blackpink?

Suzy chocó con ellas tras bastidores y fue sin duda algo que no podría olvidar nunca. 

No es que no existan novatos que tengan cierto egocentrismo por la atención mediática, ya había lidiado antes con comportamientos maliciosos, no esperaba que cierta integrante de Blackpink dejara mucho que desear. Al encontrarse, hubo cierta ansiedad entre todas las presentes.

Suzy hizo un saludo de reverencia al mismo tiempo que Jennie, Jisoo y Lisa lo hicieron torpemente. 

Incluso brotó una risa entre todas bastante nerviosa entre las tres antes mencionadas. 

Pero, cuando los ojos de Suzy se fijaron en Rosé, no había visto una mirada de desagrado como tal, desde que esa señora que vivía en esa zona residencial la había repudiado en su infancia, por tener un inocente romance con su hijo.

Rosé estaba quieta, como una estatua mirándola con las cejas arrugadas, sin siquiera decir nada. Sólo dio un asentimiento torpe porque Kim Jisoo le había dado un manotazo. No tardaron mucho en irse, ni una mirada, ni un gesto, Suzy escuchó el regaño que recibió de su manager por irrespetuosa. Estaba asombrada. No esperaba que el miembro que lucía más dulce, fuera tan…

No quiso tomárselo personal. Tal vez aún seguía con la cabeza dentro de la presentación anterior. Tan pronto como terminó su segmento quiso irse a presentar adecuadamente, tener una charla quizá amena, poder quitar ese desazón en el estómago que le dejó esa mirada de Rosé. Lo que se encontró fue con la voz de esa chica sobresaliendo desde la puerta del vestidor del grupo: “¡Oh, vamos, está pasada de moda, ¿Qué tiene de especial la actuación de Suzy?, ella sólo es una cara bonita!, además…Miss A se separó por su culpa”.

Eso la hizo retroceder y…

No es algo que quería escuchar en esos momentos. Incluso Ji-ji recuerda cómo sus ojos comenzaron a escasear, como si el pegamento de las pestañas postizas se hubiera derramado dentro de la esclerótica de sus ojos. 

Todo fue un borrón furioso. Estaba sumamente herida y molesta. Quizás incluso fue culpa de la falta de sueño, quizás de la forma en que Minho había decidido volver a su propio apartamento para dormir, queriendo evitar una dura confrontación que los haría trizas. Había muchas cosas por las cuales estar sensible. Hyun estaba comenzando a fragmentarse, su hermana no estaba mejor que ella, su hermano, Sangmoon estaba demasiado conmocionado y sus padres estaban aterrorizados por el futuro. Nada estaba bien, estaba siendo sobreexplotada, siendo dividida en muchos pedazos entregados a hombres avaros.

¡Necesitaba un respiro!

Las palabras de Rosé dolían, como respirar con las costillas rotas . ¿Eran verdad?, Ji-ji tenía un lado de la historia, un pedazo de la foto arrancada. No podía subirse a la copa de un árbol o ponerlo todo sobre la mirada detallada de un microscopio. Era joven, torpe, no sabía nada y tenía tanto miedo de perder su relevancia, que vendería su alma al mismo diablo para que la siguiera desgastando, porque después de su belleza… ¿Qué le quedaba?, ¿Qué tenía de especial?, tal vez Rosé tenía razón, como todos las otras personas: no había nada especial ella, era una idol genérica que recibió suficiente reflector. Y como todas esas veces que podía herirla con lenguas afiladas, Suzy fingió que no pasaba nada. Terminó lo mejor que pudo su tarea y al menos le dieron una noche para descansar. Y esa noche no durmió, porque sentía el frío de la falta de Minho, porque Hyun había llegado borracha en busca de su familiar más próximo en Seúl, porque Subin, no le contestaba los mensajes y estaba aterrorizada más por ella, que por Sang.

Ji-ji sólo se dedicó a abrigar a Hyun con una manta en el sofá. Ella misma observó las luces de Seúl crepitar y esa noche dejó que el llanto cobrará vida mientras la lluvia empañaba el espejo, y el té se enfriaba sobre su palma.

¿Qué más recuerda Ji-ji?, ah sí, eso no la iba a detener.

Haría algo mejor.

Siempre habría una canción mejor, un álbum, un drama, un programa.

Ella haría algo mejor.

Años después, el segundo encuentro no fue mejor ni peor.

Su vida aún era un rompecabezas que intentaba descifrar. Pero, seguía intentándolo. Lo peor, fue que la ausencia de Minho se respiraba en las paredes del pent-house, incluso después de que retomara su vida nuevamente. 

No fue una insensible al respecto, tardó en recuperar el vuelo y a veces se sorprendía a sí misma extrañando la presencia de él bailando a su alrededor. Ya no estaba enamorada, hubo un tiempo que lo estuvo. Pero, extrañaba la idea de no estar sola. Ne-ul, otra de sus amigas de su ciudad natal, le había dicho algo importante en una de esas llamadas esporádicas que aún conservaban: “ Duh, es simple, en algún momento tienes que aprender a estar sola”

Eso es lo que hizo.

No era fácil aprender a estar sola, de hecho se sentía como alguien en plena desintoxicación, pero realmente quiso hacer las paces consigo misma.

A veces solía salir con Hyeri. 

Ambas se habían acercado cuando habían sido compañeras de pupitre en SOPA . Hyeri fue las pocas personas que vio a Ji-ji, no como una perra frívola que gozaba de jugar con el corazón de los hombres con su belleza deslumbrante. 

Fue capaz de no ver a Suzy, sino a Su-ji, la chica que estaba buscando algo, ¿Qué?, tal vez encajar en algún lugar o sentirse satisfecha. Por eso no había forma de que no apreciara a Hyeri. Incluso si le costaba confiar en las personas dentro de la industria, lo haría de Hyeri ciegamente. Usualmente salían a cafeterías donde ordenaban alguna bebida que parecía potencialmente tener un sabor agradable. Sus salidas favoritas eran cuando Hyeri no traía a algún grupo de amigos o círculo íntimo. Ji-ji no los soportaba y a ella tampoco la soportaban. Por eso todo se volvía extremadamente incómodo y chocante. Se sentía siempre juzgaba por ojos juiciosos y ella odiaba eso. Qué fácil sería mandarlos a la mierda… sólo se quedaba callada bebiendo su bebida hasta que las voces cesaron su parloteo. Ella enserio apreciaba demasiado a Hyeri, como para estar ahí sentada aparentando que le agradaban esas personas.

¡Lo peor fue cuando Hyeri se hizo amiga de Rosé!

Ji-ji estaba pensando que era una puta broma. ¡Un solo encuentro en un programa de variedades y Hyeri estaba encantada hasta los huesos!, no paraba de hablar de ello. Ji-ji estaba harta de eso también. Incluso pensó que en realidad estaba pagando alguna deuda kármica . No tuvo que esperar mucho para que pasara lo peor: Rosé uniéndose a sus reuniones en cafeterías.

Dejaría a toda la mesa encantada, porque ese era el tipo de persona que era Rosé… 

¡Una bola de espejos!

Para entenderla de verdad, tenías al menos que arrancarla y ver lo que en verdad era. No una idealización de una mujer perfecta, sino una simple bola, sin brillos, sin reflejos de uno mismo!

 

Llegaría, siempre llegaba. El sol iluminaba su cabello desde la puerta de cristal de Orange Island Coffee . Todos se quedarían embelesados, porque era ese tipo de persona, que aunque se denotaba apenada, tenía una fuerte presencia. Era como un sueño, la fantasía erótica de una colegiala que descubre su inexistente heteroualidad. La sonrisa en su rostro hacía que sus mejillas mullidas se inflaran más y todos agitaban su mano como un saludo emocionado. Hyeri incluso se paraba a saludarla con un abrazo apretado.

Ji-ji no.

Su-ji no.

Suzy, no.

Suzy se quedaría en su asiento, observando la taza teñida en color suave. Disfrutando del Jazz en las bocinas. Pensando, pensando mucho, pensando demasiado en algo, en algo que no tuviera que verse reflejada en Rosé.

¿Cómo alguien podía causarle un sentimiento tan agrio?

Rosé saludaba a todos con dos besos en la mejilla adoptados después de una breve estadía en París.

Menos a Ji-ji.

A ella le reservaba una mirada aséptica, como la que tenía su terapeuta cuando hablaba sobre su progreso. Era templado como el vidrio de un auto en pleno frío invernal. Le hacía crepitar hasta las costillas. Su lugar perpetuo, estaba justo frente a ella. A su lado Hyeri estaba demasiado emocionada. La atención entonces giraría en Rosé, como si fuera un sol donde los demás planetas orbitaban. Nadie se daría cuenta, por supuesto, porque así eran todos los que caían bajo las redes de un idol demasiado bien entrenado para hacerte sentir especial, como si fueras única.

Suzy lo sabía, porque era una estafadora como la propia Rosé.

Los estafadores siempre se huelen, se reconocen entre los gestos, entre la bruma, como dos vaqueros topándose en un sendero sinuoso de una pradera carcomida por el calor del sol.

Al principio, quería creer que los años habían curtido la piel de Rosé. Que su percepción estaba errada. Pero, mientras todos veían a un ángel, Ji-ji nunca lo hizo. Rosé no era un ángel, sólo te hacía ver lo que querías. Era alguien desconfiada, demasiado reservada. Ji-ji lo notaba siempre, cada vez que la conversación giraba hacía Rosé, ella cambiaba de objetivo, siempre hacía hablar a otros y ella repetía lo que decían en forma de preguntas, te miraba de una forma… ¡Escalofriante!

Blackpink era lo que era, y habían sido buenas aprendices.

Rosé nunca sería honesta con nadie, ¿lo sería con ella misma?, ¿No le pesaría tanto?, porque incluso en las anécdotas que contaba había cierta lejanía, cierta distancia que se interponía entre ella y el resto del mundo.

Ji-ji no la iba a juzgar por eso.

Sabe bien lo que es estar a la defensiva.

Incluso a veces lo está.

Aún sigue gestionando un poco el abrirse a sus emociones con otras personas.

Estaban bien, ¿No?, ambas aparentando que la otra no existía.

Aun así, siempre ocurría el mismo juego. Rosé la miraba, entonces Suzy, la miraba, y Rosé desviaba su mirada. Viceversa.

Un juego tonto sin duda, pero el nerviosismo estaba ahí, cuando la taza de té de Rosie temblaba. Cuando Ji-ji apretaba sus rodillas con fuerza. Era una extraña danza de miradas, de una especie de necesidad de encontrarse. Incluso si le guiñaba un ojo y Rosé se ponía completamente ruborizada, nunca la miraría por máximo cinco segundos.

"¡Veme, idiota, sólo mírame!" se negaba a gritar.

Era insoportable seguir así.

Suzy tomaba su cartera y su abrigo, pagaba sus insumos y se iba de ahí.

Atrás dejaba los comentarios sobre lo grosera que era, atrás dejaba una Hyeri bastante desanimada por su partida…

Tras ella los ojos de Rosé le quemaban la espalda.

Sólo era un rumor de PANN y la estaba poniendo de los nervios.

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Thank you!
TorresMendoza
Espero que les guste.

Comments

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nishichan
#1
Nice
Kookkne
#2
Chapter 11: Pero qué fue todo este capítulo??? LMAOOO mi estado de ánimo se elevó diez veces con cada cosa que iba leyendo JSJS
Kookkne
#3
Chapter 10: Así que los Bae han pasado por muchas cosas eh, y también son otra cosa, pueden ser tan impactantes en cuanto a su apariencia como también su personalidad. Suzy ha pasado por mucho, espero que paso a paso vaya aprendiendo a sobrellevar todo mejor. Por otra parte autor(a), admito que me quedé en esta historia porque (aparte de lo interesante que es) tiene una etiqueta wenrene, en este cap ese pequeño atisbo de lo que pudo suceder entre las dos me dejó intrigada, tengo curiosidad por saber que fue lo que sucedió entre ellas (aunque también *inserta meme tengo miedo* porque suena a que sucedió algo que no es bonito). La tía Yeol es otra cosa, la parte en la que habla de la ardilla JSJS. A la espera del próximo capítulo 👀
Rose_124 #4
Chapter 9: Mi favorita historia en el momento
Kookkne
#5
Chapter 9: Wow cada vez se vuelve más interesante esta historia, me gusta. Admito que me sorprendió ver que era escrita en español, son escasos los trabajos en nuestro idioma así que me gusta la sensación de saber que el contexto lo puedo entender completamente sin tener la barrera de leer todo en un idioma extranjero y que maneja significados distintos.

Hasta el momento el desarrollo es genial y ver cómo de "odiarse" a luego terminar en una relación para llegar hasta este punto dónde Rosé está conociendo a la familia Bae es un crecimiento que hace que quiera seguir viendo que sucede después. La parte final de este capítulo JAKSK el próximo se ve prometedor, estoy impaciente por la prox actualización autor(a). Gracias por compartir esta historia :D
Noemami123xd #6
Chapter 3: Excelente historia!! Espero tener otro capitulo, tu forma de escribir me encanta!
Pmon21 #7
I loved it, I look forward to the next chapter
ettrrr #8
Chapter 3: No suelo comentar estas cosas pero me sorprendió no ver ningún comentario. Está muy bien escrito, sigue así!