Trataba de tocar mi bajo, pero no obtenía inspiración. Simplemente, sentía un bloqueo entre lo que quería expresar y mis dedos, como si hubiera una muralla que los separa y no los dejara conocerse.

-Aarrgghhh-, gruñí, dejando el bajo recargado en el sillón y poniéndome a flotar sobre él, pretendiendo que estaba sentada.

Mire hacia arriba, dejando caer mi largo cabello negro sobre la tela del sillón. Me quede viendo el techo como si fuera la cosa más interesante del mundo. Cuando salí de ese trance, sacudí mi cabeza y me di cuenta de que solo me encontraba en un bloqueo artístico.

-Será mejor que salga y busque algo que me distraiga, como andar con los lobos, asustar gente o algo por el estilo...-

Salí de mi casa tan solo con unos pantalones azules, top gris y unas botas negras. Era de noche, pero se sentía calor del verano, ese calor que no recordaba desde que era una niña antes de la guerra.

-Tal vez pueda visitar a Finn para asustar a Jake mientras duerme-, terminé con una sonrisa pensando en la cara que pondría Jake. Eso siempre me animaba.

Volaba tranquilamente, sin prestar mucha atención en el camino, me lo sabía de memoria, así que solo me preocupaba por pensar en una forma de asustar a Jake de una forma que jamás pudiera olvidar.

Cuando llegue a la casa del árbol, todas las luces estaban apagadas. No era extraño, era tarde así que ya deberían estar dormidos. Solté una carcajada malvada mientras pensaba en el susto que le metería a Jake mientras dormía. Me convertí en un pequeño murciélago y volé hasta la ventana.

Cuando llegué, me quedé sorprendida. ¡El cuarto estaba vacío! Volví a mi forma normal y empuje la ventana para poder entrar. Una vez adentro, flote por todo el cuarto, incluso por la cocina, el comedor, el piso de abajo con tesoros... no había nada de señales de Finn ni Jake. No estaba ni su mochila, ni su espada, ni siquiera su ropa; y parecía que nadie había estado en la casa por varios días. Solo encontré la consola de videojuegos dormida en un rincón. Salí frustrada de la casa.

-¡Demonios! Y yo que quería asustar a Jake. Seguramente andarán en una aventura en algún lado. Glob, ese chico nunca se cansa de pasear por ahí luchando con casi todo lo que se le ponga enfrente. Cualquier día podría terminar...-

Detuve mi vuelo. Me sorprendí de mis pensamientos. Sacudí mi cabeza.

-¡Pero que estoy pensando! ¡Él no es como cualquier chico! Él es duro y resistente. Seguramente que él puede con todo lo que se enfrente-

Y de nuevo, volví a sorprenderme de mis pensamientos. ¿Yo? Preocupándome por un chico de apenas... ¿qué? ¿14 años? Mi mente me estaba jugando chueco esa noche. Mientras empecé a volar de nuevo, con la cabeza hacia abajo. Quería huir de los pensamientos profundos, siempre me terminaban poniendo de mal humor. Pero no encontraba nada que me distrajera.

Y así seguí, hasta que vi debajo de mí unos árboles bastante peculiares: eran esponjados, de hojas rosas y troncos amarillos. Cuando levante la vista, me di cuenta de que sin querer había llegado al Dulce Reino.

-Debes estar jodiendome-, me dije con algo de cansancio, mientras me golpeaba la cara con la palma de mi mano. -Bueno, supongo que ya que estoy aquí puedo jugarle una broma a tiffany-, me dije algo desganada.

Volé hasta el balcón de su alcoba. Ya era bastante tarde y ella aún no estaba en cama. Escuche sonidos que venían del baño, supuse que se estaba bañando, así que me oculte entre las sombras y esperé a que saliera. Y cuando salió, el corazón se me aceleró.

Llevaba puesto un pequeño short que dejaba ver todas sus rosadas piernas y una cola de caballo que recogía su cabello de chicle; pero eso no era lo importante. Lo que me sorprendió es que llevaba puesta la playera negra que le regalé años atrás, cuando éramos las mejores amigas. Incluso, pude sentir un calor subiéndome hasta las mejillas. No mentía aquella vez que el Portero estuvo robando cosas.

*Flashback*

-Tú... ¿cuidas la camiseta que te di?-, dije con algo de pena

-Sí... significa... mucho para mí-, dijo también algo apenada

-Pero nunca la usas...-

-¡Oye! la uso todo el tiempo... como pijama...-

*Fin flashback*

-Concéntrate taeyeon, no es tiempo de pensar en esas cosas-, pensé, sacudiéndome la cabeza por enésima vez en la noche.

Esperé a que se acostara en su cama. Pude ver como se disponía a dormir, pero al parecer no lo lograba. Se movía de lado a lado. Salí de las sombras y me recargue sobre el barandal del balcón.

-¿Insomnio tiffany?-, dije con voz despreocupada.

Ella no se sorprendió ni se asustó, sino que con toda tranquilidad se sentó en la cama y respondió:

-¿Qué haces en mi ventana taeyeon?-, dijo mirándome fijamente

-Oh, nada. Solo paseaba por aquí y pensé que sería buena idea venir a molestar a la bebita mientras dormía- conteste sonriente, viéndome las uñas.

Cuando levante la vista pude ver que me veía con una cara sería y molesta, más de lo normal.

-¡Vamos tiffany! Tú siempre aguantas mis bromas y hasta me respondes. ¿Qué pasa contigo?-, pregunte extrañada por su actitud.

Pero ella seguía con la mirada fija, sin decir nada. Hasta que vi algo en sus ojos. Estaban vidriosos. Era difícil de notar en la oscuridad, pero yo puedo ver muy bien en lo oscuro. Era como si fuera a llorar. ¿Acaso la había molestado más que antes? No, eso era imposible, le había hecho cosas peores que molestarla a media noche.

Sin embargo, sentí algo dentro de mí, sentí como si mi corazón se arrugara al verla así. Estaba preocupada por ella.

-Oye, ¿estás bien? ¿Te pasa algo?- pregunté mientras me acercaba flotando a la cama.

-No es nada. Y además, no creo que te importe que algo me pase a mí- contestó esquivándome la mirada.

Me empecé a preocupar. Algo grave le estaba pasando, lo sabía.

-tiffany, quizá ya no seamos amigas como antes, pero te conozco. Algo te pasa, estoy segura, conozco tus caras. Y puedes contármelo, no hay problema-, le dije amistosamente, tomando su mano.

tiffany  se sorprendió. Miró nuestras manos tomadas, y luego me vio a la cara. Yo sonreía ligeramente, ofreciéndole mí amistad. La princesa dio un profundo suspiro.

-Está bien, te contare-

Y así, me contó la historia de cómo Finn había sido botado por su novia porque ella era de fuego y no podían estar juntos sin que el chico fuera lastimado, además del peligro que ella representaba para el planeta; y del plan que tenía Finn para poder estar con su chica de fuego sin ningún temor.

Supuestamente, Finn planeaba ir a otra dimensión a ver a un tipo que podía conceder cualquier deseo. Pude adivinar que ese tontito iba desear estar hecho de fuego, o que la chica se volviera humana, o algo por el estilo. Pero seguía sin entender porque todo eso molestaba a tiffany.

-Bueno, ¿y cuál es el problema? Si le importa tanto estar con esa chica fuego como para hacer ese viaje, es porque de verdad la quiere. Ni modo que tu...-, me detuve en seco. Como si una bombilla se encendiera dentro de mi cabeza, todo se había aclarado para mí.

-...no... ¡estás celosa!... ¿¡estás enamorada de él!?-, pregunté totalmente sorprendida.

tiffany  se echó a llorar sobre mí pecho, abrazándome por el cuello. La situación me tomó desprevenida. El corazón se me acelero y nuevamente el calor subió hasta mis mejillas. Por suerte ella no lo vio.

-¡Sí, lo amo! ¡Lo amo! ¡Y me di cuenta hasta demasiado tarde! ¿Qué voy a hacer?-, dijo tiffany llorando.

No podía creer lo que me había dicho. ¿Amaba a Finn? Pero, ¿cómo? El siempre terminaba rechazándolo. Aún recuerdo aquella vez que le ayude al chico a conseguir una cita con ella. Bueno... no fue exactamente una ayuda, pero fue divertido.

Sin embargo, el que haya dicho "lo amo" me hizo sentir un vacío en el estómago. ¿Por qué? Acababa de comer hace apenas unas horas.

La deje llorando un rato sobre mí, abrazándola. Hasta que la tome por los hombros y la levante, y pasé mis dedos por sus ojos para secarle las lágrimas.

Y vi su rostro iluminado por la luz de la luna que entraba por el balcón. El brillo de su piel de chicle rosa, el dulce olor que despedía, seguramente por el baño que acababa de tomar. La forma tan frágil y delicada de su rostro. La vi a los ojos, y me perdí en ellos. Parpadeé un par de veces antes de volver al mundo real, esquivando la sensación tan extraña que sentí en ese momento.

Aun así, el deseo de ayudarla no se fue, y trate de decirle lo que yo consideraba que era mejor. Y bueno... también por el bien del chico; me parecía tonto que Finn continuara obsesionado con ella a pesar de su constante rechazo, así que me veía más que bien que hubiera podido encontrar alguien más.

-Muy bien, primero, vas a calmarte-, le dije, y obtuve su atención, -Ahora, lo que debes hacer es seguir ayudándole, y dejar que haga lo que él quiere-

-Pero...-

-No. Sin peros. tifany, él estuvo intentando tener algo contigo como por tres años, y tú nunca le diste ni la mínima esperanza. Y después de tiempo, eso termina por cansar a las personas. Sé lo que paso cuando volviste a tener trece años. Y después, cuando volviste a tu edad normal, olvidaste eso como si hubiera sido años atrás, cuando solo habían pasado unas horas. tiffany, su felicidad y su amor ahora están con alguien más, déjalo ser feliz-

Me miró extrañada, como si lo que buscara que yo dijera fuese que ella tenía razón, que la chica de fuego era muy peligrosa para él y que debería decirle a Finn lo que sentía, que yo la apoyaría. Se quedó mirándome un rato, hasta que dirigió la vista al suelo, todavía pensativa. Hasta que por fin hablo.

-Tienes razón taeyeon. Pero... hace mucho que no me sentía tan bien estando cerca de alguien, jamás volveré a encontrar a alguien como él. Su energía y su felicidad, me las transmitía cada vez que estábamos cerca. No creo poder encontrar a alguien que me haga sentir como él lo hace...-, dijo triste.

Me conmoví por ella, eso no me había pasado en cientos de años, con nadie.

Decidí hacer un movimiento arriesgado y le di un beso en la mejilla. Ella se quedó con los ojos totalmente abiertos, sorprendida por mi actitud.

-Estoy segura de que lo harás-, le dije con una gran sonrisa

Ella me sonrió, haciendo que mi corazón se acelerara de nuevo. Me extrañaba tener esas reacciones.

Me acerque hasta la ventana y me dispuse a volar de nuevo, hasta que su dulce voz me detuvo:

-Gracias amiga-

Un escalofrío me recorrió la espalda, como esas veces que tienes frio y de repente recibes algo de calor. Supe controlar mis reacciones para que ella no me viera temblar. Voltee hacia ella y con una sonrisa le dije:

-Buenas noches amiga-

Salí del cuarto, poniéndome a volar hacia ninguna dirección en especial, de hecho, solo volé en línea recta, hasta que estuve bastante lejos

Me senté en una pequeña colina, abrazada a mis piernas y con la cabeza apoyada en mis rodillas, observando el cielo nocturno, y dije:

-¿Qué pasó allá atrás, eh? ¿Por qué de repente te pusiste así? ¡Tú no eres así!-, me dije, y después suspiré.

-Quizá... este pasando otra vez... no lo sé...-,susurré viendo la luna en lo alto del cielo