Capítulo 15: "Alturas"

#2 "Sweet Peril" (SinRin Ver.)
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El almuerzo comenzó tenso después de nuestro acalorado momento.

Gracias a Dios por Sowon. Yennie era cálida hacia ella, reservando su frialdad para mí. Observé, guardando silencio. Ellas pelearon por el último pedazo de camarón del General Tso, y tuve que reír cuando la cosa salió volando en el aire y cayó en una pisada húmeda junto a la piscina.

—Puedes tenerlo —ofreció Yerin graciosamente, y Sowon la empujó por última vez.

—Tengo que ir a probar la nueva moto antes de mi carrera mañana —dijo Sowon—. ¿Qué van a hacer hoy ustedes dos?

Conseguimos darnos una breve mirada entre nosotras, ambas encogiéndonos de hombros.

—¿Cuándo te marchas? —me preguntó Sowon.

—Mañana por la mañana.

—Y entonces los Duques se dirigirán a casa al día siguiente —reflexionó Sowon. Era raro y extremadamente bueno tener un par de días sin miedo por el acecho de los Duques o los Murmuradores. Sowon pasó una mano por su cabello y miró hacia atrás y adelante entre nosotras dos—. ¿Quieren ver la moto?

Caminamos alrededor de la casa al garaje, donde Sowon presionó un código en un teclado para abrir las puertas. Una mitad del enorme garaje era la central del amante de la adrenalina. Había juguetes para cada deporte extremo imaginable: motos de nieve, motos de agua, tablas de snowboard, motos de cuatro ruedas, motos de agua, cascos y todo tipo de equipo para el senderismo y el montañismo.

—Lo único que hace falta aquí es un avión —le dije.

—Estoy trabajando en eso. —Sowon sonrió y comenzó a sacar rodando una brillante moto negra—. Acaban de entregarla ayer. —Cogió una chaqueta de montar de cuero de la pared, se la puso, y subió a horcajadas sobre la moto. Aceleró increíblemente fuerte.

—¿Sin casco? —le grité por encima del zumbido del motor.

—¡Nah! No en mi tierra. ¡Nos vemos! —Salté hacia atrás mientras arrancaba, acelerando hacia un arbusto de zarzas y levantando una nube de polvo.

Yerin y yo nos quedamos ahí, mirando el lugar donde nuestra persona de amortiguación había desaparecido y escuchando cómo la moto zumbaba alejándose. Varios latidos tensos pasaron, las dos mirando alrededor del garaje.

Ella se aclaró la garganta.

—Podríamos dar un paseo —sugirió—. Si quieres.

—Seguro. —Caminamos de nuevo alrededor de la casa, bajando los muchos escalones hacia la arena hasta que estuvimos en ese maravilloso lugar donde el agua se encuentra con la arena.

—¡Ack! —grité mientras una ola golpeaba sobre mis pies y tobillos—. ¡Está helada!

Ella sonrió para sus adentros. Estaba lo bastante caliente fuera para compensar el agua fría, así que después de unos minutos me acostumbré.

Juntas caminamos en el oleaje, dejando nuestras huellas en la arena.

Ninguna de las dos habló. Pasamos junto a un hombre y una mujer embarazada agarrados de las manos. Su otra mano descansaba en la parte superior de la panza. Sonrieron al pasar, y mientras les devolvía el gesto un poderoso anhelo me golpeó. Mi mano rozó la de Yennie, inevitablemente había sentido sus propios dedos enrollarse instintivamente antes de que ambas apartáramos nuestros brazos. Vacío.

No sabía por dónde empezar con ella. Demasiado daño oscilaba entre nosotras, como una pila gigante de escombros bloqueando el camino.

—Escuché el primer sencillo de tu banda.

ELla me miró con sorpresa y, si yo no le conociera mejor, timidez, también. Su cabello ocultó parte de sus ojos cuando preguntó:

—¿Lo hiciste?

—Joo está haciendo prácticas en una estación de radio ahora, así que puso sus manos sobre él. Es bueno. ¿Te estás divirtiendo haciendo las grabaciones y esas cosas?

Ella se encogió de hombros.

—La música solía ser mi único escape. Tocar era la única oportunidad en que podía olvidarme de todo.

Pero, ¿ya no lo era más? Su mandíbula se cerró como si hubiera dicho demasiado. Durante todo este tiempo había estado pensando que al menos tenía su banda y la batería para aliviar su mente. Pero era peor de lo que había imaginado.

Pasó las manos por su cabello varias veces, y luego las metió en los bolsillos de su short que se había colocado antes de almorzar y dejó que los mechones descendieran alrededor de su cara mientras miraba hacia abajo a la arena. Esquivamos una enorme bola que parecía nubosa.

—¿Qué es eso? —le pregunté.

—Medusas.

Silencio de nuevo. Caminamos por un largo tiempo. Gracias a Dios por la distracción de las olas y las gaviotas graznando porque la tensión y el dolor entre nosotras eran brutales. Deseaba saber cómo arreglarlo. Quería preguntarle sobre el trabajo, y la visita del día de San Valentín, pero necesitábamos llegar a ello.

Más adelante, no muy lejos, había un embarcadero y un carnaval. Una alta rueda de la fortuna se alzaba sobre la orilla. La playa cercana estaba llena de gente. Sentí la necesidad de parar y decir algo antes de que nos viéramos rodeados por una multitud.

—¿Yennie? —Puse mi mano en el hueco de su codo para detenerla con suavidad. Ella inclinó la cabeza hacia un lado con una expresión dura, pero al menos no se apartó de mí esta vez—. Todo lo que he querido es hablar contigo —comencé. Las emociones que yo había enterrado durante tanto tiempo se levantaron dentro de mí, despertaron la pasión en mis palabras—. No entiendo lo que esperas que haga. Tú me empujaste lejos por tanto tiempo, incluso me empujaste hacia alguien más. Sé que te lastimé, pero nunca fue mi intención. Fue un beso, Yerin. Un error. Ahora, nosotras tres estamos sufriendo a causa de ello. Es injusto.

—No me hables de lo que es justo, Eunbi. Nunca nada es justo. Pregúntale a tu padre. —Tan pronto como lo dijo, hizo una mueca y cerró los ojos.

—¿Mi padre...?

Y ahí fue cuando me golpeó.

Mi boca se abrió. La furia pateó, dejándome moretones desde el interior. No podía hablar.

Papá hizo esto.

—¿Él te dijo que te mantuvieras alejada de mí?

Yerin abrió los ojos.

—Había estado planeando mudarme y mantener la distancia de todos modos, así que llegamos a un acuerdo. Las pocas veces que me dieron ganas de llamarte, el recuerdo de su advertencia limpió mi cabeza.

Yennie había querido llamarme...

—No puedo malditamente creer esto —susurré. Presioné los dedos en mis sienes y caminé en un pequeño círculo en la arena. No importaba que papá estuviera cuidando de mí. Él me había dejado creer que a Yerin no le importaba. Él me había traicionado y amenazado a la chica que amaba, una chica que ya vivía con suficiente miedo.

—No le diré que me dijiste —le prometí. Sólo serviría para hacerlo enojar con Yerin.

—Belial sólo estaba exigiendo lo que era mejor. Es lo que tenía que hacerse. —Con la punta del pie, le dio un empujón a un cangrejo que había sido descubierto por una ola, y este se escurrió bajo la arena—. Estás a salvo. Eso es lo que importa.

Sus palabras fueron un viento cálido soplando sobre mi piel, poniéndome la piel de gallina.

—He pasado casi todas las noches desde aquella cumbre imaginando cómo podríamos hacer que esto funcionara, Yennie. Esa noche, cuando te vi en Atlanta fue terrible. Y luego, después de que viniste a mí en febrero, pelear contigo no era lo que tenía en mente para hoy. —Me detuve para tragar—. No puedo deshacer lo que sucedió en Australia, pero espero que puedas perdonarme.

Una ráfaga de viento llegó, dándome una excusa para cerrar los ojos.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres, Eunbi?

Eso se sintió como una pregunta capciosa. Y de repente, tenía miedo de abrirme ahí y ser rechazada por ella una vez más. Como una cobarde, respondí:

—Por lo menos, te necesito como una amiga y una aliada.

—¿Quieres que seamos amigas? —Yerin levantó sus ojos hacia mí—. Porque no es posible si sientes algo más que amistad. Aliadas, sí, pero no amigas. Si puedes mostrarme tus colores y demostrarme que no hay nada más, entonces podemos ser amigas.

Mi mandíbula se aflojó y sacudí la cabeza una y otra vez.

Ella abrió su postura, con los ojos tan brillantes como gemas, su voz cargada de desafío.

—Muéstrame —dijo.

—Muéstrame los tuyos primero —repliqué.

—De ninguna manera.

Esto era una estupidez. Ella tenía que saber que todavía la amaba. Pero lo que sea, si ella quería ver, yo le mostraría.

Miré detenidamente por la playa y luego bajé la guardia. Como siempre, se sentía extraño. Los brazos de Yerin cayeron y su mandíbula se suavizó. Mi corazón se aceleró, como si estuviera desnuda en público, mostrándole lo que debió haber sido un torrente de colores emocionales. Seis segundos era todo lo que estaba dispuesta a dar antes de enrollar mi aura de nuevo.

Ella miró mi rostro, mostrando esa vulnerabilidad infantil un momento más antes de dejar sus características dentro de la familiar máscara endurecida y cruzar los brazos.

Ella hizo sobresalir su barbilla.

—¿Cómo sé que esos colores son para mí?

¡Ugh!

—Son para ti —le aseguré, apretando la mandíbula.

—Si eso es así, entonces lo que dije antes todavía se mantiene. No podemos ser amigas.

—Bien —dije sintiendo retorcer mi estómago—. Sigue adelante y mantenme alejada. Pero cuando realmente viva mi vida, ¡no puedes ser una idiota al respecto!

Levantó las manos a sus costados con frustración.

—Actúas como si pudiéramos tener una relación, Eunbi. ¡No podemos!

Mis manos se apretaron en puños a mis costados.

—¿Crees que no lo sé? ¡Estoy dolorosamente consciente de eso! Pero incluso Eunha y Sowon encuentran momentos en los que pueden hablar. No eres la única que odia su vida. ¡Este año apesta!

Salté cuando una pequeña tabla de surf flotó hacía nosotras y nos golpeó en los tobillos, perseguida por un niño en traje de baño. Yerin la recogió y se la devolvió. Nos movimos a través de la orilla sin hablar, dándome la oportunidad de calmarme. Terminamos en el muelle, con su rueda de la fortuna pintada en un arco iris de colores desvanecidos.

Era por la tarde y el sol estaba caliente y brillante cuando salimos de la arena y entramos en el malecón de madera. Las familias se arremolinaban con conos de helado, y un grupo de jóvenes muchachos patinadores deambulaban alrededor de la entrada del carnaval, fumando cigarrillos e intentando trucos. Yerin nos llevó más allá de ellos hacia el carnaval, donde el olor a pasta frita flotaba por el aire.

—¿Alguna vez has estado en una rueda de la fortuna? —me preguntó.

Negué con la cabeza mientras caminábamos hacia ella, pasando cabinas de juegos con asistentes de aspecto gruñón.

—Voy a encontrar un baño primero —le dije.

—Los aseos están en la entrada. Nos encontraremos de nuevo aquí.

Tomó algunos minutos, pero los encontré. En mi camino de vuelta a la rueda de la fortuna vi a Yerin hablando con una chica delante de una cabina de juego. Me detuve al ver cómo le entregaba algo de dinero y le daban tres bolas. La chica, una latina pequeña y curvilínea con el cabello negro satinado, se inclinó sobre la cabina para mirar. Una tanga de encaje negro se asomó fuera de la parte trasera de sus pantalones cortos abrazados a la cadera.

Tuve que darle puntos a Yerin por no comérsela con los ojos. Arrojó las bolas, una tras otra, golpeando los objetivos casi imposibles con facilidad, para la gran consternación del anciano encargado. La niña aplaudió y señaló un oso de peluche rosa, el encargado bajó y se lo entregó con el ceño fruncido.

Ellos se apartaron de la cabina y Yerin se detuvo, al verme.

—¿Es tu novia? —le pregunto la chica.

—Eh, lo siento, no sé mucho español —respondió. Yo era decente en español, después de haberlo tomado cinco años, así que sabía que justo había preguntado si yo era su novia. Yo también sabía que Yerin tenía habilidades en español y, por lo que ella había estado evadiendo la pregunta

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Comments

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TsunYerin #1
Chapter 26: Que belleza. Te juro que me pudo todo el fic. <3 GRACIAS por tomarte parte de tu tiempo h traernos ésta maravillosa historia. Definitivamente estaré siguiendo tus demás historias y por supuesto, seguiré con la tercera parte de ésto.
Rachel69 #2
Chapter 26: Gracias por esta entrega,autora. Besos y abrazos infinitos :)
Cada vez se pone mejor...Seguro se viene un momento difícil para el Sinrin,pero después de tanto alejamiento y privaciones,sé que lo sabrán manejar y saldrán adelante con la misión y con su preciosa relación.
Por fin Yuna tendrá una buena oportunidad de volverse a enamorar,bueno,tal vez. Chae es muy bella y,parece que,directa,así que ya veremos que será de ellas el próximo libro.
Pdta: Puto Belial
Pdta2: Putos todos los Duques -p-
Rachel69 #3
Chapter 25: Estúpidos Duques! Malditos!-.- Pobre Flynn :'(
Aunque fue doloroso el cap,me quedo satisfecha ante el cambio de Yuna al solo escuchar la voz de Chae. Sé que pronto surgirá algo entre esas dos. Así ya deja un poco los celos Yerin.
Pero qué momento para más caliente debieron haber pasado todas en esa cama 7u7. Así se cura la hipotermia! :)
Soo_love18
#4
Chapter 26: Waaaa
Tantas cosas sucedieron
Que feo que a ya muerto alguien
T.T
Pero ver tanto amor entre SinB y Yerin me calma
Las cosas se entan complicando de apoco y me da miedo por mas muertes (っ˘̩╭╮˘̩)っ
Al fin Yenni dijo Te amo omg!
Eso es un grandioso premiemo aish
Espero ya este mejor tu salud gracias por no irte mucho tiempo ♡♡
Rachel69 #5
Chapter 24: Qué peligrosa situación! ×o× Me alarmó totalmente. Espero que todo el plan salga bien n.n
Existe la posibilidad de que Chae se enamore de Yuna? :)
Rachel69 #6
Chapter 23: Sowon es bella en todos los sentidos 7u7
Quiero una Sowon para mí *o* Lo pido,lo necesito
El cora de Sowon siempre será de Eunha, y viceversa <3
Sinb como siempre tan activa con el trago en la mano jejeje
Rachel69 #7
Chapter 22: Yerin <3
No he podido comentar hace mucho y recién me doy tiempo para leer el fic,y ahora me doy cuenta que ya terminó la 2da parte .o. Khejésto :'v Tengo que apurarme! Gracias por todos los caps,autora *o*
TsunYerin #8
Chapter 24: Azopotamadre. Esto se va a descontrolaaaaaaaar
TsunYerin #9
Chapter 23: Éste cap fue bellísimo. Uwu que divertido. Lo fue tanto que ya veo venir el súper dramón.
TsunYerin #10
Chapter 22: Espero que mejores y el hermoso trabajo que estas haciendo vale toda la espera. <3
Muchas gracias por traernos ésta hermosa historia.