Capítulo 9: "Australia"
#2 "Sweet Peril" (SinRin Ver.)Primero que nada, en verdad me disculpo por no haber actualizado ayer pero por algunos problemas de salud no me fue posible :c
Pero, bueno... Aquí les traigo su doble actualización <3
Invierno Fin de Curso
Papá me contactó tres días antes de Navidad. Había estado empezando a preguntarme si ya no había más Neph por ahí que pudieran ser aliados. Me reenvió mi itinerario de viaje para el día siguiente con un mensaje diciendo que se reuniría con Yuju y conmigo para darnos un parte en nuestra segunda escala, la cual sería Nueva Zelanda. Me quedé mirando el itinerario durante mucho tiempo. ¡Íbamos a Australia! Papá me advirtió que era verano allí, así que debía asegurarme de dejar atrás los suéteres y las chaquetas que había estado poniéndome.
Vi que nuestra primera escala corta era en Los Angeles, lo cual me apretó el corazón. Estaría tan cerca de Yennie, y ella ni siquiera lo sabría.
Por pura preocupación le había dicho a papá lo que había aprendido de las gemelas sobre que Yennie no estaba trabajando. Él bruscamente respondió que no podía involucrarse, pero se comprometió a hacerme saber si escuchaba algo. Papá dijo que Los Ángeles tenía un alto volumen constante de Murmuradores rondando, por lo que tendríamos que llegar en el momento justo antes de que él me mandara allí.
Tratar de ser paciente apestaba. El tiempo seguía burlándose de mí. Y ahora las vacaciones estaban aquí.
Nos habremos ido para Navidad. Nunca había estado lejos de Tiff en los días de fiesta. Odiaba dejarla sola, sobre todo en nuestro apartamento, que se veía tan lúgubre sin las decoraciones anuales. Pero no podíamos ser atrapadas celebrando.
Antes de que me llevara al aeropuerto, deslicé un regalo en su cama cuando ella no estaba mirando: un collar de Ángel con una lista de las cientos de cosas que me encantaban de ella. Algunas de las cosas eran tonterías, pequeños recuerdos y bromas internas que sólo ella entendería, pero sabía que las leería una y otra vez mientras yo no estuviera.
Yuju vino volando, como la última vez, y me recibió en el aeropuerto de Atlanta. Estuvo más apagada de lo normal en la primera etapa de nuestro vuelo. Tal vez porque la última vez que nos habíamos visto la una a la otra les había revelado un montón sobre mí misma y mis sentimientos por Yennie a ella y a las gemelas. Sin embargo no me importaba el silencio. Y me alegraba que la verdad estuviera afuera.
Cuando cambiamos de avión en Los Angeles, hubo un pequeño bendito tiempo para contemplar lo cerca que estaba de Yerin. Yuju seguía dándome miradas furtivas, pero estaba demasiado absorta en mis pensamientos para hablar.
Había estado en una aventura a través del mundo, y Yerin no tenía ni idea. Por tanto tiempo había estado en un patrón de contención, negándome a seguir adelante, y recientemente había sido empujada hacia adelante sin ella. Con cada nuevo evento y viaje me sentía más lejos de ella.
Miré por la ventanilla del avión y envié un saludo silencioso sobre las colinas secas antes de nuestro muy largo vuelo a través del océano.
***
El jet lag comenzó cuando llegamos a Nueva Zelanda. Mi reloj interno estaba completamente confundido, por suerte, el entusiasmo por el viaje lo anuló. Yuju y yo esperamos en una mesa de la esquina en el restaurante del aeropuerto donde papá dijo que nos encontraría. No habíamos estado esperando mucho antes de que él llegara haciendo ruidos metálicos. No estaba segura de cómo había conseguido pasar los detectores de metales con esas gigantes botas con punta de acero. Me levanté y lo abracé por su gruesa cintura
—¿El viaje va bien hasta ahora? —preguntó.
—Genial —le dije.
Los tres nos amontonamos en la mesa mientras él sacaba el sobre de manila. No perdió el tiempo.
—Este es el hijo de Mammon, Duque de la Codicia. Su nombre es Flynn Frazer. Veintiséis años de edad.
Sacó una fotografía de un hombre joven con el cabello de color rojo brillante, corto, y una nariz ligeramente torcida. Fácilmente lo reconocí como el gorila de la horrible cumbre en la ciudad de Nueva York. Flynn tenía una gran boca y una sonrisa contagiosa. Parecía estar en un gimnasio, de pie junto a un saco de boxeo con algunos otros chicos.
Llevaba pantalones cortos de color rojo brillante y una camiseta blanca sin mangas. Era bajo de estatura en comparación con los otros chicos, pero tenía un enjuto y musculoso cuerpo que alardeaba de fuerza. Uno de sus dientes era de un obvio tono más blanco que los demás.
—¿Tiene un diente falso? —pregunté.
—Probablemente —respondió mi padre—. Él es un luchador de AMM.
Artes marciales mixtas. Es el actual campeón de peso welter en Australia. Nunca perdió una pelea. Tendrán la oportunidad de verlo por sí mismos mientras estén allá.
Me mordí el labio. Luchar, incluso por deporte, me ponía un poco nerviosa.
—¿Cuál es el peso welter? —Le tendí la imagen a Yuju al otro lado de la mesa.
—La clase de peso entre ligero y medio. Alrededor de setenta y siete kilogramos. Su pecado se manifiesta de manera diferente de lo que crees. Su padre es un dragón cuando se trata de acaparar oro y joyas, pero este chico no parece preocuparse por este tipo de adquisiciones. Está ávido de atención y estatus, sobre todo cuando se trata de su rango y reputación, ya sea que se trate de una victoria en el ring o de construir una reputación con las mujeres.
—Creo que sé de él —dijo Yuju—. ¿Él fue el chico que se vio obligado a entretener a los Duques con una pelea?
—Sí, ese es nuestro chico. Aquí está su historia. El único momento en que el pecado de Flynn levanta la cabeza es cuando hace algo competitivo. Su codicia se hace cargo, algo así como que es su victoria y tiene que tenerla. Su padre es un gran fanático del boxeo y quería que Flynn probara suerte en la lucha cuando tenía sólo catorce años. Aprendió rápido, y Mammon se jactaba de él con todos los Duques.
«Cuando Flynn tenía diecinueve años, Shax, Duque del Robo, apostó con Mammon que Flynn no podría vencer a su hijo, Erik. Erik era un boxeador de veintiún años de edad en Atlantic City en ese momento.» —Él hizo una pausa, recostándose y cruzando los brazos. Tuve una sensación de malestar en la boca del estómago.
—Había pasado mucho tiempo desde que algo brutal le había sucedido a un Neph a manos de los Duques. Cosas como esas solían ocurrir antes de que el número de niños bajara drásticamente. De cualquier manera. La cumbre anual se celebró en Australia ese año, y trajeron a dos chicos a luchar. Erik se mantuvo firme durante mucho tiempo, pero una vez que Flynn finalmente consiguió la ventaja, no pudo detenerse a sí mismo.
—Él lo mató —susurré. Papá levantó su barbilla en confirmación.
—La semana pasada fue el aniversario de la muerte de Erik. Tenía a alguien siguiendo a Flynn, y manejó hacia la cantera donde le hicieron tirar el cuerpo hace tantos años.
Sacó una segunda imagen del sobre.
Flynn estaba cerca del borde de la cantera, pareciendo indiferente por lo empinado, la devastadora caída de varios cientos de metros hasta el agua.
Sus piernas abiertas delante de él, y acunaba su rostro entre sus manos.
La muestra de pena y remordimiento me hizo apartarme de la imagen, incómoda.
—Es un poco áspero alrededor de los bordes, Eunbi, pero no estés tan asustada de él. Él debería venir con más facilidad que la hija de Sonellion.
Esperaba eso.
—¿Cómo está C? —le pregunté—. ¿Alguno de los Murmuradores la revisó?
—Ella está aguantando.
Yuju y yo nos miramos la una a la otra. Me hubiera gustado que toda esta planificación no tuviera que tomar tanto tiempo. Papá nos dio entradas para la pelea de Flynn, dos pases detrás de bastidores, nuestra información del hotel y la dirección de la casa de Flynn antes de besar mi frente despidiéndose.
***
La última etapa del vuelo transcurrió sin incidentes a excepción de una pequeña turbulencia. Yuju y yo estábamos delirando por la somnolencia. Traté de hacerle tomar un trago de mi café con leche, con ganas de verla rebotar en las paredes de la cabina por una dosis de cafeína. Alejó mis intentos poco convincentes para poner mi taza en su boca, riendo. Luego tocó mi cintura en un momento muy poco característico de ella y chillé. El señor mayor en la fila al lado de nosotras nos miró con desaprobación, y me alejé.
—Vamos a negociar —dijo Yuju—. Tú tomas un sorbo de mi té verde y yo tomaré un trago de tu… taza azucarada.
—¡Trato!
Cambiamos las bebidas y casi me atraganté por el sabor natural amargo. Su nariz se arrugó a cambio.
—¡No hay azúcar en esto! —declaré, mientras ella decía
— ¡Esto es muy dulce!
Después de un poco más de risa, me senté y traté de concentrarme en mi tarea. Me tomó un tiempo, pero la terminé, luego dormí hasta que comenzamos a descender. Me alegré de ver la ciudad de Melbourne por la ventana cuando me desperté: un grupo de altos rascacielos junto al mar iridiscente. El agua brillaba y destelló mientras aterrizábamos
***
El verano au
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