Capítulo 13: "Panecillos del Cielo"
#2 "Sweet Peril" (SinRin Ver.)
Verano
Final del último año
Sudor salpicaba debajo de mi birrete y toga. Hacía calor para una graduación al aire libre, pero todos estaban muy animados para quejarse. Mientras la banda tocaba Pompa y Circunstancia, era difícil no ser arrastrado por la avalancha de alegría, tristeza, entusiasmo, y esperanza en los corazones de todos. Si solo ellos pudieran ver lo que yo veía. Colores girando, bailando, mezclándose. Neblinas iridiscentes de atentos Ángeles Guardianes por encima de ellos. Sin ningún Demonio a la vista. Abundante felicidad.
Como en todo gran evento de mi vida, no podía evitar pensar en Yerin. Ella se mudó a L.A. a mitad de camino de su último año, y ni siquiera sabía si se había graduado. Mi humor disminuyó hasta que vi a Tiff en las gradas. Ella protegió sus ojos del sol con su mano. Cuando saludé, rompió en una sonrisa y me envió un rápido saludo de regreso. Medio esperaba ver a papá a su lado, pero él no se había aparecido. La cosa feliz-feliz, y alegría-alegría no era su escenario.
Después que los diplomas habían sido pasados y observaciones finales fueron hechas, divisé dos bellezas con cabello marrón al final del campo.
Mi corazón saltó en reconocimiento mientras desplegaba mi vista a ellas.
¿Qué en la tierra estaban vistiendo Nayeon y Eunha? Nunca las había visto con ropas iguales. Una inspección más detallada reveló vestidos hasta la rodilla azul marino con cinturones delgados y… ¿pañuelos rojos? Luego noté los pequeños emblemas de una aerolínea sobre los bolsillos en sus pechos. ¡Azafatas! Rompí en una sonrisa y saludé, enviándoles mis palabras a ellas también.
—¿Todo bien? —les pregunté en voz baja.
—Todo de maravilla —dijo Nayeon—. ¿Te gustan nuestros atuendos? — Sostuvo sus brazos en alto y dio una vuelta. Le di pulgares arriba.
Habíamos sido ordenados alfabéticamente, así que me incliné hacia adelante para mirar a Joo a varias filas por delante de mí. Me preguntaba si había visto a las gemelas, pero ellas estaban muy lejos para él.
Cuando nuestra promoción fue anunciada, lanzamos nuestros birretes al cielo. Evité estudiantes celebrando, deteniéndome por unos rápidos abrazos en el camino, y encontré a Tiff tan rápido como pude. En la parte inferior de las escaleras del estadio, nos hicimos a un lado para dejar pasar a las personas, y nos abrazamos, balanceándonos de un lado a otro. Los ojos de Tiff estaban rojos y húmedos cuando nos separamos.
—Las gemelas están aquí —susurré antes de que ella se pusiera toda sensible.
Sus ojos se ampliaron.
—¿Algo está mal?
—No lo creo. Parece como que consiguieron trabajo en una aerolínea.
—Bueno, estoy emocionada por conocerlas finalmente después de escuchar sobre ellas todo este tiempo.
Las encontramos otra vez en el estacionamiento, que estaba lleno de los graduados y seres queridos circulando, conversando y tomando fotos.
Cuando se las presenté a Tiff, las tomó a ambas por sorpresa dándoles un gran, y maternal abrazo que regresaron con incomodas palmaditas y expresiones inseguras.
—Sé que me dijiste que eran hermosas, Eunbi, ¡pero Dios mío! —Se apartó—. Es bueno finalmente conocerlas. ¿Pueden venir a nuestra casa? Estoy haciendo un pastel y pollo asado en el área común.
—Eh… —Eunha le dio una mirada de soslayo a Nayeon.
—¡Nos encantaría ir! —dijo Nayeon, aplaudiendo. Eunha apretó los labios.
—¡Estupendo! —Tiff sonrió con alegría. Sacó la cámara de su cartera y se la extendió a Nayeon—. ¿Te importaría tomar una foto de nosotras?
Agarré a Tiff y presionamos nuestras mejillas juntas para la foto.
—Ahora una con ustedes chicas. —Tiff tomo la cámara y nos movió juntas.
Me paré en medio de las gemelas, y como si lo ensayaran ambas envolvieron un brazo alrededor de mi cintura, colocaron sus otras manos sobre sus caderas, y doblaron sus rodillas hacia dentro, estaba atrapada en medio de dos profesionales. Probablemente podían conjurar una brisa para que soplara su cabello si querían. Tiff se dejó llevar un poco, acercándose e inclinándose, y después de seis o siete fotos me reí y le dije:
—Suficiente.
Un fuerte estallido de risa vino de un grupo cercano, y no me sorprendió ver que era la familia de Joo. Ahuequé mis manos alrededor de mi boca y le grité a Joo, dándole un saludo. Él ni siquiera notó a las gemelas al principio mientras vino trotando, una tonta sonrisa en su rostro. Su toga balanceándose abierta y su birrete torcido en la cabeza.
—¡Sra. Hwang! —Joo tomó a Tiff en un abrazo antes de girarse y alzarme del suelo.
Yo grité y escuché el clic de la cámara de Tiff capturando el momento.
—Ahora todos estamos crecidos. —Joo me bajó y pretendió limpiar sus ojos. Pude ver el momento en que él finalmente notó a las gemelas porque la broma desapareció y se quitó el birrete de la cabeza—. Oh, qué tal — dijo.
Lo siguiente fue como una escena de película donde dos personas traban sus ojos y la música suena mientras todo lo demás desaparece a ruido de fondo. Joo y Nayeon no se movieron o hablaron. Solo se miraron. Su aura explotó como una nube hinchada de amarillos y naranjas de júbilo, delineado en un remolino de rojo. Incluso Tiff tomó nota del aire pesado entre ellos. Eunha cruzó los brazos.
Y luego, como una canción parando abruptamente, Umji llegó y deslizó un brazo alrededor de la cintura de Joo, lanzando miradas de muerte a las gemelas. El aura de Joo cambio a una burbuja de un ligero gris de culpa y confusión, mientras que Umji lucía una banda de color verde lo suficientemente gruesa como para ahogar el azul de su traje de graduación. Ella alzó la cabeza hacia Joo y forzó una sonrisa. Yo contuve la respiración.
—Felicitaciones, bebé —dijo. Ellos solían llamarse “bebé” todo el tiempo, pero habían pasado meses desde que escuché a uno de ellos decirlo. Joo aclaro su garganta.
—Igual, a ti —dijo él.
Umji se puso de puntillas y beso su boca. Él le dio un rápido beso y gentilmente se alejó.
La dulce sonrisa de Nayeon nunca desapareció, pero a sus ojos ahora les faltaba el brillo. Umji me envió una acusatoria mirada, como si la hubiera traicionado. ¡Ay!. Alcé mis cejas y encogí mis hombros para mostrarle que no sabía que ellas estarían aquí. Sinceramente, de haberlo hecho habría evitado esta incomodidad a toda costa.
—Los autos finalmente se están moviendo —le dije a Tiff—. ¿Deberíamos irnos ahora?
Tiff miró hacia atrás y adelante entre mis amigos, una franja de preocupación asomándose en su aura al presentimiento de que algo estaba mal. Nunca le conté sobre la situación Umji/Joo/Nayeon.
—Um, sí. Sólo déjame tomar una foto de ti con Joo y Umji, luego nos vamos.
Estaba aliviada cuando Joo y Umji se fueron para unirse a sus familias otra vez, y todos nos metimos en nuestros autos. Las gemelas nos siguieron hasta el apartamento.
Tomé las escaleras dos a la vez, emocionada de tener compañía hoy. Cuando abrí la puerta jadeé y me quede allí de pie sorprendida antes de decir:
—¡Tiff, es increíble!
Ella había decorado con los colores de mi escuela. Azul real y serpentinas doradas cruzaban el techo, y había globos por todas partes. La escuché a ella y a las gemelas venir detrás de mí, Tiff riéndose y Nayeon haciendo sonidos de “ooh”. Estaba a punto de abrazar a Tiff, cuando un movimiento al otro lado de la habitación atrapo mi mirada. Maldije mi estúpido cuerpo cuya primera reacción fue gritar.
A mitad del grito, me di cuenta que era mi padre, pero mi sobresaltado sistema no pudo detener su reacción inicial. Una reacción en cadena siguió mientras Tiff, y las gemelas, también gritaban.
Papá separó los globos y caminó hacia adelante riéndose. Todas nos quedamos calladas y calmando nuestra respiración.
—¿Le dan a todos sus invitados tan calurosa bienvenida?
La mano de Tiff estaba sobre su corazón.
—¡Santo cielo, Jun! ¿Una pequeña advertencia la próxima vez?
—Apuesto a que estás deseando nunca haberme dado esa llave —dijo papá a Tiff con su más encantadora, escalofriante sonrisa. Él la miró lo suficiente para hacer que su rostro se pusiera rojo y su aura destellara.
Ella puso los ojos en blanco y caminó pasando al lado de él hacia la cocina.
—Estamos a punto de empezar la barbacoa —dijo ella sin mirar por encima de la comida que preparó—. Eres bienvenido a quedarte. —Su aura era una extraña liga de amarillo y un ligero gris de molestia.
—No me puedo quedar mucho tiempo. Sólo quería ver a mi pequeña en el día de su graduación. —Papá asintió y saludó a las gemelas mientras ellas se escabullían hacia los dos taburetes en la mesada.
Mi corazón todavía latía rápido cuando él se acercó y me abrazo.
—Gracias por venir —susurré en su camiseta negra. Aspiré su aroma limpio, picante y no quería dejarlo ir.
—Vine para darte un regalo.
Miré arriba hacia él con curiosidad.
—Pero todavía no —dijo él.
E hice una mueca.
Tiff camino hacia la puerta con un plato de pollo en sus manos, una botella de salsa BBQ y utensilios para asar en la parrilla bajo su brazo, y un paquete de cerillas entre sus dientes.
Papá y yo nos movimos para tomar algo de ella al mismo tiempo. Él alzó una mano hacía mí y dijo:
—Lo tengo. —Tomó el plato y ella removió la caja de cerillas de su boca.
—Yo puedo hacerlo —insistió ella.
Él sonrió mientras yo abría la puerta para ellos.
—Sí —dijo él sobre su hombro—. Sé que puedes. —Y juntos se fueron hacia las áreas comunes muy hogareños. Extraño.
Las gemelas y yo nos quedamos allí en silencio. Ellas estaban como maniquís.
—Chicas ustedes saben que no tienen que estar asus… —Eunah colocó una mano sobre mi boca y me miró. Me callé y me moví lejos, caminando hacia el sofá a través de los globos. Las gemelas me siguieron y se sentaron.
—Simplemente no estamos acostumbradas —susurró Nayeon.
—Lo sé, pero él está de nuestro lado. Podemos hablar —les aseguré—. Así que, ¿qué hay de nuevo con ustedes? ¿Realmente son azafatas?
Los ojos de Nayeon bailaron.
—Prefiero panecillos del cielo. —Ella se rió—. Astaroth no nos permitiría…
Eunha le dio un codazo y compartieron una mirada asustada.
—Está bien —dije—. En serio. Puedes decir lo que quieras. Estamos a salvo.
Eunha cruzo los brazos y piernas. Nayeon tragó y asintió hacia mí con sus ojos grises de cierva.
—Está bien —empezó—. Eh, bueno, él no nos permitiría mudarnos a los Estados Unidos o asistir a clases en la universidad, así que se nos ocurrió esta idea y se lo creyó.
—Pero solo después que sugirió que nos convertiríamos en un dúo de estriptis —murmuró Eunha.
—En un club de alta categoría, por supuesto —añadió Nayeon con un guiño—. De todos modos, cuando nos comprometimos a hacer que los hombres casados se unieran al club de las alturas, estuvo hecho.
—Pero solo por un período de prueba —especificó Eunha.
No tenía idea qué era un club de las alturas, y no iba a preguntar.
Nayeon continúo.
—Sí. Básicamente estamos en un período de prueba para ver cómo va. Astaroth tiró de unas cuerdas con la aerolínea así que siempre volamos juntas. Estamos en una escala de ocho horas ahora mismo, así que tenemos que ir de regreso a Atlanta dentro de poco.
Ver a Nayeon allí en mi sofá y saber que habían asegurado una pequeña pieza de libertad temporal causó una oleada de felicidad en mí.
—Estoy feliz por ustedes —dije—. Prométanme que me llamarán sie
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