Felices para siempre
Bestia41
Un minuto después, cuando salimos del edificio, vimos coches de policía rodeando el lugar. Una multitud de personas y periodistas de todas las cadenas, incluyendo la de mi padre, estaban allí. Y había un tipo, el camello canalla que había retenido a Tiffany. Hablando con ellos.
—¡Es él! —gritó cuando nos vio—. La bestia que me atacó.
Un zumbido llegó de la multitud cuando me vieron, entonces vieron que no era una bestia.
—¿Es esa la bestia? —exclamó la reportera de la cadena de mi padre.
—Era diferente antes. Tenía colmillos y garras y... pelo por todo el cuerpo.
La reportera se giró hacia Tiffany, obviamente esperando salvar su historia.
—Señorita, ¿vio usted a la bestia?
—Por supuesto que no. —Tiffany me miró. Tocó mi cabello—. Nunca vi una bestia. Excepto a ese hombre… —se giró hacia el camello—. Él me atacó. Pudo haberme matado, pero este chico irrumpió y me salvó.
—Se lo estoy diciendo —gritó el camello—. Él es la bestia. La magia lo ha cambiado.
—Magia. —La risa de Tiffany fue un poco forzada, un poco falsa. La multitud rió también—. La magia y las bestias sólo existen en los cuentos de hadas… o quizás las drogas provocan alucinaciones. Pero los héroes y villanos son reales.
Ahora el micrófono estaba en mi cara.
—¿Vio usted a una bestia?
—No, no vi a una bestia. —Cogí el micrófono de la reportera, de manera autoritaria como mi padre habría
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