Treinta y ocho

Bestia
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38

 

Volví a Nueva York. El tipo que supuestamente había estado cuidando de mis rosas era el mayor charlatan. La mitad de las plantas estaban muertas mientras que las demás necesitaban una poda urgente, sólo había flores solitarias.

—Una bestia diferente se comería a este tipo —le dije a Soo.

Pero en realidad no me importaba. Las rosas eran mías para cuidarlas y de nadie más. El desastroso resultado sólo demostraba que me necesitaban. Era agradable que te necesitaran. Me pregunté si debería conseguirme una mascota, tal vez un gato porque ellos no necesitaban que los sacaran de paseo.

Por supuesto, tal vez terminaría como uno de esos viejos locos con, algo así como sesenta gatos. Y un día, los vecinos se quejarían del olor, y resultaría que me había muerto y los gatos me habían comido.

De todos modos, podría ser agradable tener a un gato. Mientras no escarbara en mis rosas. Por el momento, decidí desmantelar el invernadero. Quería pasar mis inviernos en el norte, y volver cada primavera para sentarme en mi tapiado jardín, a la luz del sol.

Comenzaba a planificar mi vida siendo bestia. Y aún así, cada noche, sacaba mi espejo y observaba a Tiffany dormir. Me preguntaba si soñaba, si soñaba conmigo como yo soñaba con ella.

Supongo que Soo se lo preguntaba también porque un día dijo:

—¿Has tenido noticias de Tiffany desde que has regresado?

Estábamos a cuatro de mayo, a menos de dos días del día, un mes desde mi regreso a la ciudad. Estaba en el jardín con Soo. Acabábamos de terminar de leer Jane Eyre. No le había dicho que lo había leído meses antes, después de aquel día en el quinto piso con Tiffany. Pensaba en ese día todo el tiempo, aunque el vestido verde que había escondido bajo mi almohada hubiera perdido hacía mucho su olor.

Había sido un día perfecto, un día en el que había creído que quizás era posible para ella amarme.

—Nunca habría creído que me gustaría un libro llamado Jane Eyre —dije a Soo, cambiando de tema—. Sobre todo cuando trata de una valiente institutriz británica.

—A veces nos sorprendemos a nosotros mismos. ¿Qué fue lo que te gustó del libro?

—Bien, te diré lo que no me gustó de él... Jane era demasiado buena. Amaba a Rochester, no tenía nada en el mundo, ni familia, ni amigos, ni dinero. Creo que debió aferrarse a Rochester.

—Pero él tenía a una esposa demente escondida en el desván.

—Nadie lo sabía. Y él era su amor verdadero. Si estás enamorado así, nada debería interponerse en tu camino.

—A veces tienes que ocuparte de cosas primero. No tenía ni idea de que fueras tan romántico, Adrian.

—No es que tenga ninguna razón para serlo.

Soo tiró su copia de Jane Eyre en su regazo, esperando.

—La respuesta es no —dije—. No, no he tenido noticias de Tiffany.

—Lo siento, Adrian.

—Pero eso me ha hecho entender lo que me gusta del libro —dije, caminando hacia donde había plantado mis rosas en miniatura. La "Pequeña Fany" estaba reviviendo muy bien—. Me gustó cuándo Rochester y Jane estaban separados, él fue a la ventana y la llamó por su nombre: ¡Jane! ¡Jane! ¡Jane! Y ella lo escuchó, y hasta le contestó. Así es como debería ser el amor verdadero, la persona amada debería ser parte de tu alma y deberías saber lo que sienten todo el tiempo.

Arranqué una rosa del arbusto y la sostuve junto a mi mejilla. Quería ver a Tiffany en el espejo aunque eso significara excusarme de esta conversación con Soo, aunque ella no me amara, aunque no me echara de menos en absoluto. Pero eso no era de utilidad, auto compadecerme por su ausencia. Miré a Soo.

—¿Entonces qué leeremos a continuación? ¿Algo de guerra, espero? ¿O quizá Moby ?

—Lo siento, Adrian.

—Sí. Yo también.

La noche siguiente. Cinco de mayo. Diez treinta. Quedaban menos de dos horas.

En estos dos años, había perdido a todos mis amigos, a una chica que creía me amaba, y a mi padre. 

Pero había encontrado auténticos amigos en Soo y Magda. Había encontrado una afición. Y había encontrado el amor verdadero, lo sabía, aunque ella no me correspondiera.

Y aunque mi rostro, mi horrible rostro, se quedara exactamente igual. No era justo. No era justo.

Había luna llena, como la noche de hacía algunos meses cuando había dicho a Tiffany que se marchara. Pero esto era la ciudad, y no había estrellas sobre estrellas.

Fui a la ventana y la abrí, con intención de aullar a la luna como había hecho esa noche. Pero esta vez lo que salió fue su nombre.

—¡Tiffany!

Esperé, pero no hubo ninguna respuesta.

Comprobé mi reloj. Casi las once. Y aunque sabía que no había ninguna esperanza, no pude evitar ir a mi espejo, sólo esta vez. Lo sostuve.

—Quiero ver a Tiffany.

Un poco antes de que pudiera mostrármela, un chillido perforó el aire.

Era su voz. La reconocería incluso si hubieran pasado cien añ

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Comments

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erik190 #1
Chapter 40: tenia un nudo en la garganta, y la historia la se porque vi la pelicula... hay que angustia la verdad heheheh pero bueno felicidades con tu historia autor estuvo excelente!
erik190 #2
Chapter 25: Incluso si es la adaptacion de la pelicula, el hecho de imaginarme que son con l'os.personajes de taeny, le da otro.sentido à la historia, me encanta.mucho la historia, gracias por el update
Taenylove
#3
Me gusta mucho tu historia, espero y contiues la historia, estare esperando tu actualizacion
DannySsmilex
#4
Chapter 3: Taeng es una mala persona a las malas personas jamas les va bien!!
Sharon-angeles
#5
Chapter 2: ¡Oh! Apenas es el capítulo dos y ya se está poniendo interesante -u-
Me gustaron los dos primeros capítulos! Actualiza pronto ;3
DannySsmilex
#6
makota!! coloca la letra en blanco o por un remarcado de un color donde se pueda leer sinceramente se ve interesante pero no puedo leer muchooo estoy un poco enferma y la vista me esta fallando últimamente! saludossss mala me dijiste que me avisarías cuando comenzaras con tu nuevo proyecto!!