El caminante de las sombras había estado por debajo de la ciudad capital por casi medio día ya, y hasta ahora nadie había estado dispuesto a bajar para averiguar por qué había regresado. Los Ancianos en el consejo farfullaban acerca de la ruptura del exilio, hasta que se señaló que en realidad Kai nunca había sido exiliado, y en su lugar había optado por irse después de la Ceremonia de Marcación. Sólo algunos habían escuchado la visión del Oráculo sobre su regreso, y aquellos que la escucharon se comprometieron inmediatamente a forzar al caminante de las sombras a entrar en la ciudad. Entonces Kai apareció con un dragón, y todas esas personas estaban extrañamente silenciosas sobre el asunto.

Al final, fue Sehun el que se ofreció de voluntario para ir hablar con él.

“Sólo averigua por qué está él aquí,” uno de los Ancianos dijo mientras Sehun montaba una de las grandes aves que la Nación del Aire usaba para viajar desde su ciudad. “La guerra nos está pisando los talones, no tenemos tiempo para esa abominación.”

Sehun asintió, sólo prestando medianamente atención. Él encontraría la razón por la cual Kai estaba aquí, pero tenía otras razones para querer ver a Kai frente a frente. Con un pequeño tirón de las riendas, estaba volando, elevándose con facilidad a un lado de la ciudad flotante y desapareciendo entre una capa de nubes que se habían juntado debajo.

Volar entre nubes era horrible; parecían suaves y bonitas, pero en realidad eran frías y húmedas, y para cuando quiso salir de entre ellas Sehun ya tenía frío y estaba empapado. Con sus habilidades, él pudo haberlas dividido, pero estos estúpidos pájaros eran siempre tan asustadizos y no quería correr el riesgo de ser arrojado de la silla. El camino era largo. Condujo dicho estúpido pájaro por amplios círculos, en busca de este dragón. Para una bestia tan grande, era terriblemente difícil de detectar. Al final, fue a Kai a quien él vio, de pie al lado de una gran formación rocosa, cara vuelta hacia arriba. Sehun aterrizó el ave, estabilizándola sobre las rocas. Kai lo miró fijamente. "Uhh," él dijo.

Las rocas se movieron, un bajo gruñido proveniente de algún lugar detrás de la cabeza de Sehun pudo ser escuchado. Su pájaro dio un chillido perturbador y tiró hacia arriba, derribando Sehun de su silla, mientras volaba frenéticamente y se alejaba, todavía gritando de terror. Las rocas seguían moviéndose, despacio, y Sehun se dio cuenta vagamente que estaban muy calientes bajo sus palmas. También se dio cuenta de que no eran en realidad rocas, a juzgar por la suavidad de ellas.

La cosa en la que estaba sentado dio una pequeña sacudida así que él terminó deslizándose por el lado hasta llegar al suelo, que afortunadamente estaba cubierto de hierba esponjosa. Yacía de espaldas, mirando hacia el cielo. "¿Acabo de aterrizar en tu dragón?” preguntó, un poco tembloroso.

El rostro de Kai de repente cubrió su visión. "Sí," él dijo. "Y la paré de comerte, por cierto, así que está bien."

“Oh, sí, eso está, bien. Claro." Demasiado para empezar con la delantera en esta conversación. Kai le tendió la mano, y Sehun la tomó sin pensar, dejando que Kai le levantara. Viejos hábitos. "No me esperaba que fuera tan, tan oscuro y sin brillo,” trató de explicar. Volvió su vista hacia ella, tratando de decidir cuál era la parte que le estaba mirando. Todo detrás de él no era más que sólo una masa de escamas negras sin brillo. Era demasiado grande para que él pudiera manejarla; su cerebro no podía computar que algo tan grande pudiera realmente estar vivo.

"Sí, ellos son así," dijo Kai simplemente.

Un momento de silencio pasó, y luego otro, y Sehun se dio cuenta que esto no iba a ser fácil. Finalmente Kai preguntó: "¿Acaso Luhan me vio venir?"

Sehun asintió. "El Oráculo lo vio hace un par de días. Él dijo que traerías un amigo. Nadie pensó que sería... bueno, un dragón."

Kai había levantado una ceja mientras él hablaba, pero volvió su expresión de nuevo a una de ligero interés. "Para ser honesto, nunca pensé que iba a volver aquí con un dragón, así que fue una sorpresa para todos nosotros."

Sehun suspiró, incapaz de aguantarse la pregunta por más tiempo. "Kai, ¿por qué has vuelto?"

Sehun no sabía lo que estaba esperando. Algún tipo de reacción, él supuso. El Kai que Sehun había conocido se habría sentido herido por eso, la implicación de que ellos no querían que él regresase. Lo cual era así. Pero Kai simplemente lo siguió mirando con sólo poco interés, claramente pensando la pregunta. Él ha cambiado, pensó Sehun. Pero, ¿cuánto y de qué manera?

"Supongo que me di cuenta de que algo grande iba a suceder,” respondió Kai. Sehun se estremeció ligeramente, porque Kai nunca había tenido el don de profecía, no como el Oráculo, pero a veces ellos se cuestionaban. Así que poco se sabía sobre los caminantes de las sombras. "Además, extrañé mucho las tartas de miel, son sorprendentemente difíciles de encontrar en el sur." Sehun parpadeó. "Si me pudieras traer un poco, eso sería genial."

"Consíguelas tú mismo," Sehun resopló. Volvió su cara hacia el cielo, tratando de averiguar si su ave estaba aún a una llamada de distancia.

"No va a volver," dijo Kai, un tono de diversión evidente en su voz. "Tendrás que coger un aventón en uno de los barcos hasta la ciudad."

"Augh,” dijo Sehun con sentimiento, y Kai en realidad esbozó una sonrisa. No era la misma sonrisa que tenía cuando eran más jóvenes, pero todavía era decididamente Kai. Fue agradable de ver, incluso si él desease que no le importara mucho que, incluso después de todos estos años, e incluso después de todo lo que le había pasado para alejar a Kai de la Nación del Aire, de algún modo él aún podía sonreírle a Sehun.

El dragón se movió, hizo un ruido parecido al rugido de unas rocas. Kai se giró a su derecha, mirando hacia donde el canal serpenteaba desde el mar. "La Nación del Agua está aquí," dijo, y los pelos en la nuca de Sehun se levantaron.

"¿Cómo lo sabes?," Preguntó. Kai no respondió, en lugar sólo sonrió ligeramente. Efectivamente, allí estaba el débil sonido de una trompeta al segundo siguiente, el tipo de ruido de una sirena de niebla que era distintivo de un barco de la Nación del Agua. Sehun miró a Kai, desconcertado.

Sehun asintió artificialmente hacia él. "Le informaré a los Ancianos por qué usted ha vuelto,” dijo formalmente.

Él estaba a unos cuantos pasos de distancia cuando Kai llamó su nombre. "¿Cómo está Luhan?” preguntó, con voz tranquila.

"El Oráculo no es asunto suyo,” dijo Sehun, tan frío como podía hacer su voz sonar. Luego se fue. El dragón levantó su cabeza para verlo alejarse, y él podría haber jurado que oyó Kai murmurándole.

Sin importar lo que dijeron los Ancianos, o cualquier otra persona sobre ese asunto, Sehun estaba contento de que Kai no había sido completamente distante. No tanto por los prolongados sentimientos de amistad, aunque algunos seguían allí, no importa lo mucho que él intentó aplastarlos, sino porque Kai era claramente fuerte ahora, mentalmente y con sus poderes. Y diferente. Había algo extraño en él ahora, un trasfondo salvaje que era más que ligeramente escalofriante.                                 

Sehun esperaba que los Ancianos lo escucharan cuando les informara esto. No había garantía alguna de que el Oráculo pudiera seguir siendo una hoja a la oscuridad de Kai. No podían permitirse el lujo de mantener a Kai en las afueras de su sociedad, manteniéndolo aislado, porque si seguían así, Kai podría volverse en su contra y prometer su lealtad a otra nación. Él ya no pertenecía más a la Nación del Aire; lo habían repudiado hace años, y se había convertido en un solitario desde entonces. Él era lo suficientemente peligroso por su cuenta, pero con el poder de todo un país en su espalda, Shifters de alto nivel a su lado, tenía el potencial de ser un huracán sin supervisión. Y Sehun sabía que sólo una nación estaría dispuesta a tomar un pícaro caminante de las sombras bajo su ala.

La Nación del Fuego lo recibiría con los brazos abiertos, y eso ellos no podían permitirlo.

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Suho protegió sus ojos del sol y miró a la ciudad flotante de la Nación del Aire. En torno a él, sus hombres se estaban estirando después de su largo viaje en el barco en cuartos un poco estrechos. Cada uno se encontraba agarrando sus propias bolsas, deslizándolas sobre sus hombros para montarse en las góndolas que los llevarían hacia arriba. Varios viajes tuvieron que hacer para llevar todo lo que habían traído, pero para Suho, él aún tenía su único paquete.

Sintió una presencia junto a él, y se giró para ver Xiumin mirando con asombro a la ciudad. "Grande, ¿no es así?" Preguntó Suho, el asombro plasmado en la comisura de sus labios. No era la primera vez que la veía, pero la mayoría de sus hombres nunca había estado en la Nación del Aire. Sería una experiencia para todos ellos.

Pasos desviaron su atención, uno de sus soldados acercándose a él, un hombre vestido con el uniforme blanco del ejército de la Nación del Aire a su lado. Tenía la insignia de Shifter del Aire colgada en su pecho. Suho siempre pensó que parecía casi como una rosa, pero sabía que suponía la forma de un torbellino. El hombre extendió una mano. "Me dijeron que eras el principal Shifter del Agua," dijo, con una sonrisa amable en su rostro. "Soy Sehun. Fui enviado para darle la bienvenida."

Sehun lo guió a él y a su tropa a las góndolas, explicando cómo se veían pequeñas y temblorosas, pero eran seguras. Suho no se molestó en señalar que ya había estado allí antes, sabía que no iba a hacer ninguna diferencia. La Nación del Aire se ha quedado estancada en la tradición, las costumbres y la etiqueta. Inclusive si todos hubiesen estado en la Nación del Aire antes, Sehun insistirá en explicarles cada detalle. Además, Xiumin estaba absorbiendo ávidamente todo lo que Sehun decía.

Lo pusieron en la primera góndola, junto con algunos de sus homb