Cap 4.

Insensata Geometría

Seguía contemplándome absorta en él espejo, ajena a mi y a un par de mujeres elegantes que no había oído entrar y que me miraban de reojo entre discretas y preocupadas.

Lloraba, otra vez lloraba, estaba llorando, las dos manos aferradas con fuerza al mármol hasta que los nudillos se pusieron blancos por la presión. Un llanto como de sauce, manso y bienhechor que caía por mis mejillas y entraba por las comisuras de mi boca entreabierta. Sabía a playa. No podía ni quería reprimirlo, notaba como mi pecho iba aflojando su tensión y me dejé fluir como fluye una hoja seca en la corriente. “No es traición, Jessica, tu lo sabes, ¿Verdad?”

¿Era un azar que el recuerdo de mi amante hubiera surgido con tanta potencia precisamente hoy, precisamente ahora? Lo dudo. Creo poco en las casualidades.

Los hechos parecen provenir de la nada, porque si, entrópicos y caprichosos, pero estoy convencida de que surgen de un todo mas abarcador, mas integrador y sabio.

Mi llanto me estaba mostrando bien a claras la razón de este día, cambiante, de felicidades agudas y tristezas inexplicables: todo el tiempo me había sentido culposamente traidora, como si la profunda atracción por Tiffany marcara el segundo y definitivo entierro de Jessica y el final de mi amor por ella, que hasta hoy parecía intocado y sin fisuras.

Nadie me había siquiera interesado en estos años y mi viudez había sido una lealtad inquebrantable no por voluntad sino por sentimiento. Simplemente estaba convencida de que ya no podría amar a nadie como había amado a Jessica.

Y sin embargo…

- Jessica, amor, no es traición y lo sabes, como sabes que seguirás siendo la predilecta de mi corazón. Presiento que el amor ha vuelto – hablé al espejo--. No lo estaba buscando pero la he encontrado. Siento que la amo, apenas la conozco todo es tan incierto, tan imprevisible…

Supongo que así son las cosas.

Sollozaba hablando sola con mi imagen sin importarme la creciente curiosidad de las dos mujeres, y era evidente que no se marchaban por enterarse un poco más del melodrama. Una de ellas, altísima en sus tacones imposibles, me tocó levemente el hombro con gesto consolador y me susurró en su italiano exquisito:

- No llores, querida, ningún hombre merece una sola de nuestras lágrimas…

Dicho lo cual hizo una seña con la cabeza a su amiga y ambas se fueron casi de puntillas cerrando la puerta de tras de sí dedicándome una última mirada comprensiva.

“¡Ningún hombre merece una sola..! – repetí para mis adentros--. ¡Ningún hombre merece… - mis lagrimas eran ahora espasmos entrecortados por una risa irreprimible y no podía terminar la frase – ni una sola lágrima, qué frase tan típica, y a mi, si supieran…!”

La carcajada fue tan potente que me sorprendió mas que la llorera inesperada de hacia unos momentos. Reía y reía secándome la cara con un papel de rollo sujeto a la pared. Poco a poco, entre mocos e hipos, iba sintiéndome cada vez más ligera y recuperaba el buen humor. No se cuanto tiempo estuve así, riendo sin control, hasta que paulatinamente fui recobrando el aliento y el aplomo.

Volví a mi reflejo y me vi con otros ojos, mucho mas benignos. “Eres linda, Taeyeon – mi piropeé mientras me daba un poco de rímel tratando de enmascarar los estragos de mi descarga emocional -, y te quiero mucho, solo estas un poco desquiciada y a veces no se bien que hacer contigo. Ahora te retoco los labios, naturalmente, así muy bien, y a comer, que tenemos hambre.

- Usaba el hablar conmigo de vez en cuando -. Nos vamos a premiar con una rica cena.” Ya podía volver a la mesa, el nudo en el pecho se había deshecho y me sentía notablemente aliviada.

En mi ausencia, Tiffany había pedido una tabla de quesos y patés y estaba comiendo con apetito. Una botella de Prosecco (¿Cómo había adivinado que es uno de mis vinos blancos predilectos?) reposaba en el cubo con hielo, y ya estaban servidas las copas. Me senté frente a ella, bebí un sorbo de vino con deleite, hojeé el menú y comenté contiendo la risa a duras penas:

- ¿Sabías que ningún hombre merece una sola de nuestras lágrimas?

Sorprendida, se quedó a medio camino de un bocado. Nos miramos un instante y al unísono soltamos una carcajada

- ¿ Y tu sabías que en Las Landas, al sur de Francia –respondió a punto de atragantarse con el canapé -, entierran a las ocas hasta el cuello y las ceban para agrandarles el hígado hasta que mueren y de cirrosis solo para que nosotras podamos comer este paté tan delicioso? No se si tiene mucho que ver con tu pregunta – añadió-, pero es la mejor respuesta que se me ocurre.

Habíamos recuperado el cobijo de esa burbuja de complicidad que nos había acompañado toda la tarde y me sentía a mis anchas. Por fin elegí la comida.

- Voy a tomar un rosbif a la pimienta lo tengo clarísimo – dije con gula – y me importa poco que según las reglas del protocolo no combine el vino blanco.

Y el postre lo tengo aún mas claro: helado de chocolate, con mucha, mucha crema, una montaña de crema batida.

Tiffany tampoco titubeó:

- A mi me apetece pescado – dijo – Una buena merluza con salsa Bordeaux. Y de postre, de postre…

- Por cierto, Tiffany – comencé a disculparme - ,que antes yo…

Me acalló con un gesto de sus manos – Mira, de verdad que no necesito explicaciones, los asuntos de cada una…

Insistí:

- Ya, pero me gustaría que sepas…- me interrumpí mientras buscaba en cualquier parte las palabras sin encontrarlas. ¿Qué quería confesarle, como hacerlo y para qué? Quizá aun insistía en enterarme si había oído mi declaración de amor. Improvisé al vuelo -: que de verdad me llamo Taeyeon. Kim Taeyeon.

Me midió con la mirada. Supe entonces que había captado a la perfección los cambios de dirección de mi pensamiento.

Usó la misma táctica:

-“Para servirte”, dicen las niñas bien educadas y de buena familia cuando dan su nombre en sociedad. – Y añadió sonriendo con coquetería -: Tiffany, Hwang Tiffany, a sus pies.- Sonrió con esa manera única que tenía, con los ojos.

Me derretí ante la vista.

Nos estrechamos las manos como cabe después de una presentación formal y chocamos nuestras copas.

Tras beber un sorbo y secarse apenas los labios con la servilleta, dijo con mucha gracia:

- Tardabas tanto ahí dentro que estuve a punto de llamar a los bomberos para que derribaran la puerta del baño.

Sobre todo porque casi no me queda dinero.

Reíamos otra vez, distendidas e indudablemente cómodas. Empezamos a dar buena cuenta del aperitivo. Yo comía, no le quitaba los ojos de encima y Tiffany fingía no verme. Escogía un trozo de queso, lo partió con los dedos en dos o mas trocitos pequeños y los masticaba a conciencia y con cara de niña aplicada.

Su formalidad al comer también me seducía, ya lo había notado durante el almuerzo. El cuerpo recto, la espalda pegada al respaldo de la silla, los brazos apoyados obre la mesa con naturalidad y manos precisas y habilidosas. Suelo prestar mucha atención a estos detalles porque creo que sentarse en la mesa es toda una declaración de principios. Me fastidian, por ejemplo, esas personas ávidas que utilizando el tenedor a modo de cuchara y, cualquiera sea la comida que tengan delante, atacan como si fuera comistrajo informe que se devora cuanto mas rápido mejor.

Tampoco me gustan las que manifiestan desdén por la comida y juegan con meticulosidad con el plato, un poco hacia los bordes, otro poco hacia el centro, buscando saber que elementos dañinos que no acaban de aparecer.

Tiffany mantenía una actitud respetuosa con la comida y se llevaba los pequeños trozos a la boca con cuidado, en un único, sin apenas moverse sobre la mesa.

Ahora estaba haciendo lo mismo que al mediodía. Incluso podía imaginar a una madre aconsejándole: “No te inclines tanto sobre el plato, es su contenido el que debe ir hacia ti. Y no dobles demasiado la espalda, te oprime el estomago y te sentará mal la comida”.

Ordenó la cena en un inglés fluido, aunque el camarero era italiano y hacía cuanto podía para entenderla. La cena fue estupenda, estábamos las unas mas ocurrente que la otra y nos divertía cualquier tontería. Tiffany se reveló como una excelente contadora de cuentos, a saber si eran reales o no, sobre los personajes que frecuentaba la galería de arte donde trabajaba para su amiga Bora, en el centro de Seúl.

Nos enzarzamos en una discusión sobre el valor de las obras de arte, a quien pertenecen una vez vendidas y que se puede haber con ellas. Tiffany argumentaba con pasión que la obra siempre es del artista que la produce aunque ya no lo posea materialmente.

Hablaba con entusiasmo sin dejar de dar buena cuenta del pescado y de los flanes que le siguieron.

A mi el vino se me estaba subiendo a la cabeza a velocidad de vértigo, porque a la botella inicial le siguió otra y media más y yo bebo poco o lo justo, de modo que no estaba muy segura de mis opiniones y el resto del mundo me importaba un bledo.

Hacia tiempo, hacia años que no me sentía tan feliz, tan armónica conmigo misma. Me parecía una suerte de milagro el encuentro, Tiffany frente a mi, Tiffany a mi lado, la comunicación mágica que se había creado entre nosotras y el creciente sentimiento de amor que me embargaba.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
audaf27 #1
!!?!?! donde anda?!?! no lo vayas a dejar así >>
yuyesj #2
Chapter 13: TIFF ES RARA, AUNQ TAE IGUAL, MMMMM AUN KIERE A SICA???
audaf27 #3
Chapter 13: sadsdsdsads *w* wooooo <3 <3 te esperé Dx... tardaste mucho >< pero te comprendo Dx... gracias por hacer esto muchas gracias ^^ :D
sonelf1509
#4
Chapter 13: Gracias por los dos capitulos :D esta muy bueno y ya hacía falta leer, continualo pronto por favor!!!
audaf27 #5
Chapter 11: dadsafsdafds ^^^<3 <3 sensual :D jajaja
yuyesj #6
Chapter 11: q buen finc me gusta mucho por fin Taeny, la menera en como esta escrita me gusta mucho, espero actualices pronto,
sonelf1509
#7
Chapter 11: Cada vez se pone mejor akdfjksdfj ya quiero la continuación!!!
tachineko #8
Habitación en Roma? O.O
audaf27 #9
Chapter 10: OMG!! sadsdsd estoy muriendo pero que genial... Fany eres una loquilla xD OMG!! s y continua por favor no lo dejes ahí asdsadasd :D :D <3
-Yiime- #10
Chapter 10: O.o me gusta esta tiffany xD sii va aver accion