Y SI TE DIGO QUE TE QUIERO

Jessica tenía uno de esos días en que cuesta mantener la fe en la humanidad, si científicamente la sociedad estaba alcanzando un grado de evolución tecnológica inimaginable, no cabía duda que en alguna parte del planeta, había alguien usando sus conexiones neuronales adecuadamente, pero ella había tenido que operar a un chico de 19 años que había considerado divertido experimentar con su órgano reproductivo, por suerte para él que no para la humanidad, su “juguete” había sido salvado, no obstante si alguien en el quirófano se interesara por los aspectos sociales de dicha operación, hubieran convenido con ella que era una lástima que una cirugía tan compleja sirviera para garantizar la reproducción de un sujeto sin cerebro.  Como ya había aventurado su abuela en uno de sus últimos momentos de lucidez “cada día que amanece, el número de tontos crece”.  

- Jung! Jung! – Jessica alzó la vista del estudio clínico que leía para encontrarse con la estúpida sonrisa de Daniel – has visto a la nueva enfermera – le susurró al oído mientras la cogía por los hombros y la obligaba a girarse.

Jessica miró en la dirección que Daniel le marcaba, vio y volvió a su lectura sin mostrar mayor interés – Esto no es Anatomía de Grey y tú no eres Mark Sloan – y con ello dio la conversación por terminada, porque si algo no le apetecía hoy era que Daniel le llenara la cabeza de pensamientos obscenos sobre enfermeras.

- Pues tú te empiezas a parecer a April Kepner – Replicó alcanzándola de nuevo.

Entró en la sala de descanso esperando encontrarse con Tiffany o con Robbert, en realidad le servía cualquiera que estuviera dispuesto a hablar con Daniel de la nueva enfermera, pero la sala estaba vacía y su mente lejos de centrarse en el estudio clínico había empezado a divagar sobre su posible parecido con el personaje de April Kepner – no me parezco en nada – Daniel se reía mientras afirmaba con la cabeza – qué, en qué me parezco? – preguntó segura de que había una burla implícita en ese supuesto parecido.

- Tenéis la misma vida ual, aunque a decir verdad el personaje últimamente ha tenido mucha más acción que tu –

o, no debería haber preguntado, era evidente que la respuesta tendría algo que ver con el o, Daniel tenía la perturbadora habilidad de desviar cualquier conversación a ese tema, Jessica estaba segura que si se pudiera hacer una película de los pensamientos de una persona, la de Daniel sería considerada ográfica. – En serio Jessie – insistió ante su falta de reacción – me tienes preocupado, a ver si al final vas a olvidarte de cómo se hacía –

Jessica puso los ojos en blanco y emitió un sonoro suspiro, ¿por qué era amiga de ese hombre?, cual había sido su pecado para haber sido condenada a aguantar tal cantidad de estupideces.

- El celibato conduce a la locura, tanta frustración ual va atrofiarte el cerebro – sentenció – y los dedos y la lengua, por no hablar del dinero que vas a gastarte en pilas para el … -

Oh dios, qué idiota podía llegar a ser.  – Cállate – le ordenó dedicándole una mirada fulminante – no le pasa nada a mi cerebro, porque a diferencia de ti yo no lo tengo colgando entre las piernas -.

Maldita sea, dónde se había metido Tiffany, si no llegaba en dos minutos se marchaba sin ellos, ya había tenido bastante por hoy, no necesitaba oír una conferencia sobre las repercusiones de la privación de los impulsos primarios en su estado anímico  – sabes Daniel estaría de mucho mejor humor si fueras mudo – se quitó la bata y se dirigió a su taquilla, cogió su bolso y la cerró con un fuerte golpe – además mi vida ual es perfecta, quién dice que tenga un problema con ello –

- Lo digo yo – dijo Tiffany mientras entraba en la sala y se dirigía a su taquilla,  Daniel emitió una sonora e irritante carcajada  – cariño, lo más emocionante que ha pasado en tu cama estos últimos meses ha sido el cambio de almohada –

Era increíble cómo tras tantos años Tiffany y Daniel seguían manteniendo esa molesta sincronización, si se trataba de meterse con ella esos dos eran el tándem ideal, cuando Jessica pensaba que había acabado con Daniel siempre llegaba Tiffany para asestarle la puñalada final  - oh muchas gracias Tiffany – dijo emanando sarcasmo  - tan oportuna como siempre –.

Salió de la sala sin esperar a que Tiffany tuviera tiempo de cambiarse, lo cual no era muy inteligente por su parte, seguro que estaban conspirando contra ella, aunque a decir verdad le daba absolutamente igual porque ella tenía las llaves del coche y no pensaba dejarlos subir, así que a esos dos les esperaba un largo paseo nocturno hacia sus