1. Pepinos
Nosotras, como tantas otrasEl despertador sonó como cada mañana y como cada mañana Yuri lo detuvo a las 7.45 am.
Pero esa no era una mañana cualquiera, claro que el sol había salido por el este, que los vecinos de su apartamento habían empezado su pelea diaria para conseguir que su hijo de 5 años llegara a tiempo a la guardería (pese que el crio había decidido desde el primer día no mostrar el mínimo interés en colaborar, amargando la mañana a sus padres y de paso a sus vecinas de al lado) también era cierto que como cada mañana desde hacía 3 años (que era el tiempo que llevaba viviendo en ese bloque de apartamentos) el portero había empezado su jornada, encendiendo los aspersores del pequeño jardín trasero.
Yuri adoraba el olor de hierba mojada, que frescor!, lo adoraba casi tanto como el aroma del café recién hecho.
El café!, ahora que pensaba en ello, ¿por qué estaba haciendo café?, simplemente seguía la rutina de los últimos tres años, pero nadie iba a tomar café esa mañana, no, Jessica no iba a salir de la habitación con los ojos aún cerrados esperando que una taza de café con leche humeante se posara en su mano al tiempo que su compañera le daba los buenos días con un suave beso en los labios.
Y sin embargo, Yuri, estaba haciendo café.
- oh, está bien – murmuró para sí misma mientras apagaba la cafetera y se dirigía hacia la ducha, no era eso mismo lo que había dicho la noche anterior, visto así, quizá había sido la ruptura más civilizada del mundo, porque si algo era Yuri era una mujer civilizada, no había gritado, ni una sola palabra más fuerte que la otra.
Jessica la había tomado desprevenida, eso seguro – lo siento, acabemos con esto, no funciona – era eso lo que le había dicho o quizá – nuestra relación no va bien… - bueno, Yuri era incapaz de recordar las palabras exactas, y no es que su memoria fuera pésima, sino que en algún momento de la noche anterior su mente dejó de funcionar, eso pensó, su mente ya no funcionaba, como su ordenador portátil que hacía unas cuantas semanas que no iba del todo bien o como la tostadora que se había estropeado esa misma mañana, por lo visto había demasiadas cosas que iban mal en ese mismo hogar.
Que dijo ella, ¿quizá protestó?, intentó reconducir las cosas, ya no importaba, de hecho tampoco es que importara mucho la pasada noche lo que Yuri dijese o dejara de decir, porque Jessica ya lo había planeado todo, eso lo supo Yuri en el momento en que se ofreció a pasar la noche en un hotel – No, he hablado con Tiffany, me quedaré en su casa hasta que encuentre algo – eso es lo que Jessica le había contestado.
Es evidente que en toda ruptura siempre hay una persona que va por delante, ¿Cuántos pasos por delante le llevaba Jessica?¿cuantos días?¿cuantos meses?, por lo visto Yuri había estado viviendo en una ilusión, como quien observa esa estrella en el cielo nocturno, sin saber que en realidad está viendo la luz fantasmal de aquello que dejó de existir hace tiempo.
Yuri miró el reloj, las 8.35, no entraba a trabajar hasta las 10.00 y solo tardaba treinta minutos en llegar al trabajo, por qué tan temprano?, quizá el tiempo pasaba más lentamente sin Jessica, no, eso no era verdad, simplemente llevaba 3 años despertándose antes
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