Seúl, Corea del sur 2015

     Se me ha hecho tarde, bastante tarde a decir verdad, pero no encuentro por ningún lado el libro tan interesante que leí ayer por la noche y no quiero irme sin él, quiero, necesito seguir leyendo, pero ¿Dónde malditas sea está?... estoy segura que lo he dejado en la mesa, en donde estaba haciendo la última parte de mi tarea de matemáticas.

     —¡Kwon Yuri!—grita mi madre—¿Qué tanto estás haciendo en la biblioteca que no vienes?—pregunta sin comprender—. Tiffany no ha de tardar y tú aun no estás listas.

     ¿Dónde está?

     ¿Dónde está?

     Busco desesperadamente por todo la mesa, pero no hay rastro alguno del libro.

     ¡Maldición!

     ¿Lo habré soñado?

     —¡Yuri!—vuelve a gritar —te cuento tres para que dejes lo que estás haciendo.

     ¡Maldición!... Tal parece que todo ha sido un sueño.

     Resignada di una última mirada por la mesa, pero al no encontrar nada, di la vuelta decepcionada.

     El día de hoy regreso a la universidad con toda la actitud, estoy en el penúltimo semestre y tengo pensado salir con las mejores notas, así que nadie deberá interferir.

     A pesar de haber salido de vacaciones y haberme divertido con viejos amigos, estar de regreso en Corea me emociona. Además, extrañe a mis amigos de la escuela y la ansiedad por ver que nos depara el futuro este año me invade. 

     —No molestes a la niña Nara… —esa es la voz de mi padre.

     Un hombre que para su edad sigue conservándose lo bastante bien, de estatura alta, cabello oscuro y tez blanca.

     —Hemos regresado de Paris anteayer en la madrugada,  solo ha tenido un día de descanso—justifica—, no creo que pase nada si falta el primer día.

      —Siempre estas consecuentandola, Hyun Bi.

     —Solo te estoy pidiendo un poco de compresión, Nara.

     Al llegar al comedor donde mis padres se encontrasen desayunando, deposito un par de pesos en la mejilla de mi padre y luego en la de mi madre mientras saludo apropiadamente.

     —¡Buenos días papá, buenos días mamá!

     Camino hasta el centro de la mesa para tomar y mordisquear una manzana. Sería el único alimento que me daría tiempo de ingerir.

     —¿No vas a desayunar?

     —Lo siento papá, pero ya es tarde ¿Dónde está Seo?

     —Subió a lavarse los dientes.

     El sonido del clapson de un auto llama la atención de mis padres y por supuesto el mío, que cojo otra manzana de la mesa para correr hacia la puerta.

     —Debe ser Tiffany, nos vemos más tarde—me despedí—¡Seohyun!—grite.

     —Voy bajando, voy bajando.

     —¡Vayan con cuidado, hijas!—gritó mi madre desde el comedor.

     —¡Sí!

     Durante el trayecto, mi mejor amiga y yo estuvimos conversando sobre las buenas vacaciones que tuvimos y sobre lo que este nuevo ciclo escolar no espera.

     No es por nada, pero ambas pertenecemos a Familia de muy buen estatus social.

     Mi padre, el señor Kwon Hyun Bi, es uno de los empresarios más importantes de los Corea del sur y su empresa EcoSur&Kwon es una de las más conocidas. Por otro lado, mi madre, Kwon Nara, es una reconocida e importantísima médico, directora del hospital más importante de la ciudad. 

     Los padres de Tiffany son los dueños de una cadena de joyerías muy importantes tanto en corea como en américa.

     Debido a eso, solemos tener lo que otra gente no y en este caso, soy dueña de un hermoso Ferrari, pero mi auto por el momento se encuentra en reparación y por ello Tiffany tuvo que pasar por mí en su Maserati.

     No es necesario decir que tanto mi mejor amiga como yo pertenecemos al grupo de los populares, nuestra belleza sin igual trae babeando a la mayor parte de la escuela y no hay nadie en lo absoluto que no sepa nuestros nombres.

     Kwon Yuri y Tiffany Hwang, Chocolate y Vainilla.

     El camino de mi casa hacia la universidad no es demasiado corto, pero tampoco largo, no obstante, como estaba tan sumergida en mis pensamientos no me di cuenta que mi amiga detuvo el auto en uno de los mejores lugares del estacionamiento de la universidad, aun cuando la institución está repleta de estudiantes.

     Los nuevos no puedes disimular su asombro ante nuestra llegada triunfal de las que aseguraran somos las populares.

     Cuando abandone el auto, lo primero que recibí fue un grito de una de mis tantas amigas y la mirada de aquellos que se encontrasen en el estacionamiento.

     —¡Yuri!

     Corre hasta mí para abrazarme tan cariñosamente como siempre. Sulli suele ser muy cariñosa con sus seres queridos.

     —No sabes lo feliz que me encuentro de volverte a verte, pequeña gran Sulli. —confesé.

     —Ha sido dos semanas desde la última vez que nos vimos, ¿Qué tal Paris?

     —¡Has vuelto!—gritó una tercera voz.

     Yo solo me gire en mi propio eje para recibir en mis brazos al que considero mi mejor amigo, pues reconocí la voz al instante.

     —¿Es que acaso no existimos Lee?—comenta Tiffany cruzada de brazos.

     —Lo siento chicas, pero a ustedes las he visto casi diario, a Yuri deje de verla por dos semanas. —recalca.

     —Eso no es nada, Lee. —contesta con irritación la siguiente voz.

     Hyoyeon es otra de muy buenas amigas, pero algo irritante en cuanto ve demasiado afecto en las personas, pues tristemente ha resultado herida por gente al que considero amigos. Además, sus relaciones han sido un total fracaso no por su culpa, simplemente mi amiga es demasiado mujer para ellos.

     A su lado vienen Park Ji Yeon, una chica que tienen tiempo enamorada de mí, pero que no ha tenido el valor para confesárseme;  muy a lo lejos Bae Suzy, la novia de mí gran amiga Sulli.

    —Para mí lo es, Kim.

    —¡Vaya Yul!—me mira de pies a cabeza…—luces bien ¿Que te has hecho?

     —¿En serio?—me siento como un pavorreal extendiendo su plumaje—Le he dado forma a mi cabello, que de tan largo que lo tenía parecía nido de pájaro. —comente riendo.

     —¡Amor!—corre abrazarla.

     —Amor, amor—Sulli intenta zafarse—¿Podrías soltarme?—se quejó—me estás asfixiando.

      —Lo siento baby, pero no te he visto desde hace dos semanas.

     —¿No se vieron en dos semanas?—enarco una ceja.

     —Es que tuve que salir fuera de improvisto. —me explica.

     —Oh, ya.

      —Tan solo hemos dejado de vernos un par de días ¿No creen que están exagerando?—dice exasperada Hyoyeon.

      —¡No!—contestamos en unísono.

     La rubia rueda los ojos ante la respuesta unísona que damos todos y reímos por ello.  Mi pobre amiga sí que la debe estar pasando mal con nuestro afecto.

     —Por cierto, ¿Ya escucharon los rumores?—pregunta Victoria quien recién llega.

     Poco a poco comienzan a llegar el resto de nuestros amigos y me emocionada que después de mucho tiempo sigamos estando todos.

     —¿Rumores?—enarca una ceja mi mejor amiga—¿Qué clase de rumores?

     A penas vamos empezando el nuevo ciclo escolar y ya hay rumores sobre algo o alguien. Pobre, ¿Ahora quién será la victima?

     —¡Cierto!—exclama Suzy—ahorita que hemos bajado del auto, los tercer semestre estaban comentando impactados, que han escuchado a la directora decir que habría alumnos de intercambio.

     —¿Intercambio?—eso llama mi atención.

     —Si.

     —Pero si la universidad no acepta alumnos extranjeros a excepción de los hijos de padres coreanos o de nacionalidad asiática.

     —Tiffany no es de nacionalidad asiática.

     —Pero es hija de padres de coreanos.

      —Olvídense de eso, lo que realmente tiene relevancia aquí, es que los nuevos son hermanos e hijos de la mafia alemana.

     Eso no puede ser cierto, para nada cierto porque en primer lugar si fuera cierto, la universidad no los aceptaría por no ser hijos de padres coreanos. Además, si fuera cierto ¿Por qué la mafia alemana mandaría a sus hijos a Corea?, no tiene sentido.

     —¿Mafia?

     —¿Eso no es peligroso?—la preocupación es notoria.

     —Por eso muchos están preocupados.

     —Ya estoy preocupada…—¿Quién no lo estaría?

     —Chicos, si esto resulta ser cierto…

     —Todos en la universidad esta en peligro. —concluí

     Realmente esperaba que este rumor fuera mentira o un infierno se desataría en la universidad ¿Acaso la mafia alemana les habrá amenazado?

      —¡Oh vamos!—dice con fastidio mi amigo—¿No creerán en el chisme de los de tercer semestre o sí?—alza una ceja.

      —Lee, estoy de acuerdo contigo, no les creo ni la mitad del rumor ¿Recuerdan el ultimo chisme?

     Ahora que me pongo a pensar detalladamente, todos los rumores que han dado los de tercer semestre resultar no ser cierto o muy diferente a lo que dicen, por lo tanto ¿Qué tan certero será este?

     —Una farsa total. —reafirma Sunny.

     Sí, definitivamente hay que creer poco en lo que dicen los de tercero.

     —Escuchen—llama nuestra atención—, no van a creer el nuevo chisme de los de tercer semestre…

     Y así es como llegan los seis restantes últimos amigos: Han Geng, Elisson, Taemin, Kahi, Kyuhyun, Kang In y Amber.

     —Está buenísimo y muchos de primer año ya están alterados. —comenta riendo.

     —Nos hemos enterado.

     —Vamos Taemin ¿No vas a creer en todo lo que dicen o sí?—dice Han Geng—. Ya sabes cómo les gusta inventar chismes a los de tercero. —el resto solo ríe.

     De quien sabe dónde, dos hermosos autos hacen acto de presencia en el estacionamiento de la universidad y de la forma más perfecta posible para el hombre, se estacionan.

     ¿Es eso posible?

     Todos, absolutamente todos nos quedamos con la boca abierta por los autos de lujos que han llegado al estacionamiento de la escuela.

     Nadie puede reconocer a los dueños de esos preciosos automóviles y por alguna razón, mi cerebro relaciona esto con el rumor que hasta hace un par de minutos acabase de escuchar.

     ¡Mierda!

     No obstante, si alguna vez pensé en que no podía existir cosa más hermosa en el mundo que el negro, que equivocada estaba.

     Del precioso y elegante Bugatti Galibier cuatro personas, que en mi vida había visto, abandonan con una autentica superioridad que me opaca, más mi vista cae en tan solo uno de ellos.

     Justo en mi dirección, pero a unos cuantos metros de mí se encuentra una joven a la que le calculo medirá un metro con sesenta y cinco, de labios delgados, finos y bastante deseables, cabello castaño rubio, medio crespo y largo, piel blanca o más bien pálida como la porcelana