I.

Aquella mañana de otoño las hojas se desprendían de los árboles, cayendo en caída libre por la gravedad hacia el suelo, donde quedaban quietas hasta que se movían con el viento que corría con ánimo. Bajo aquel frondoso y deshojado árbol, yacía una estudiante con la vista perdida en la nada, con los auriculares puestos, envolviéndose en las bellas melodías que la transportaban a su propio mundo.

Respiraba tranquilamente el aire puro de la mañana, esperando que el autobús llegara prontamente para poder irse al colegio. Una sonrisa apareció en su rostro cuando el recuerdo fugaz de por qué tomaba el autobús apareció en su cabeza.

La causa. Solo una.

Ella.

[...]

»Flash back«

Estaba nublado, tan nublado que apenas si se podía distinguir que era de mañana, las nubes grises se encargaban de cubrir por completo el brillante sol que quería colarse por algunos espacios que las nubes dejaban.

A consecuencia del día tan oscuro, Taeyeon estaba por perderse la primera clase. Se despertó con pereza, casi segura de que aún era de madrugada, pero sus ojos se abrieron como canicas al notar la hora. Con torpeza se levantó de su cómoda cama y salió disparada al baño para poder prepararse.

Maldijo por su suerte y el despertador que se había quedado sin pila a media noche, hablaba mil improperios al aire mientras se preparaba y para cuando bajo al primer piso, notó que sus padres ya se habían ido al trabajo. La cocinera le regaló una sonrisa cuando la vio ingresar a la cocina y le sirvió su desayuno junto con un jugo recién exprimido. Taeyeon incapaz de poder comer algo, tan solo mordió el pan tostado y bebió un poco de jugo, para después tomar su mochila y salir corriendo a la entrada.

Volvió a maldecir cuando notó que el chofer tampoco estaba y no había nadie a la vista que la pudiese acercar al colegio, mordió su labio inferior y con una expresión angustiosa, salió de su hogar corriendo con dirección a la primera parada de autobuses que quedaba cerca.

Jadeaba con cada vez que aumentaba la velocidad, miraba de vez en cuando su reloj de pulsera y se mordía la cara interna de la mejilla, estaba nerviosa, sudorosa, agitada y con una enorme falta de aire en sus pulmones. Sus ojos brillaron cuando en la distancia por fin encontró el letrero que buscaba con insistencia desde el instante que salió de su hogar, nunca imaginó que al final si quedaría tan lejos.

Se detuvo cuando estuvo ahí, poniendo sus manos en las rodillas y doblándose un poco para llenar sus pulmones del oxígeno que había perdido mientras corría, estaba agitada, su corazón latía desesperado por la carrera que había hecho y el sudor que recorría su frente la hacía dudar del clima. Estaba por llover y aún así hacía calor.

Alzo la vista, observando a las personas que aún estaban ahí, agradecía que al menos hubiera llegado a tiempo o tal vez ni eso. Tragó duro al darse cuenta que tal vez el autobús ya había pasado.

Sus ojos angustiosos se posaron en una persona en particular, una estudiante al parecer, muy hermosa y la cual ni siquiera se había percatado de sus ojos puestos en ella. Sentía que todo se había congelado a su alrededor, pero las primeras gotas que comenzaron a caer, la trajeron a la realidad otra vez.

Y fue entonces, que vio por primera vez aquella deslumbrante sonrisa. La desarmó por completo, era la sonrisa más perfecta que había visto nunca y de la cual se enamoró por primera vez.

"¿Qué es esto?"

Cuestionó a su fuero interno, llevando una de sus manos a su pecho, el cual golpeaba a un ritmo muy diferente al anterior.

"¿Por qué me siento tan extraña con esa sonrisa?"

Volvió a preguntarse. En su rostro no había expresión alguna, seguía embelesada observando a la desconocida.

La lluvia comenzaba a intensificarse, pero ella seguía de pie ahí, como en un tipo trance observándola, admirándola y derritiéndose lentamente por las nuevas sensaciones que su ser emanaba en esos segundos.

Se quedó sin respiración cuando aquella chica la observó directamente, el color de sus ojos era intenso y profundo, tanto, que podría perderse en aquella mirada castaña. Parecía un cliché, porque no solo Taeyeon experimentaba cosas extrañas, sino que también aquella extraña que la miraba profundamente.

—H-hola... —tartamudeo aquella chiquilla al tratar de entablar una conversación con Taeyeon, sacándole un escalofrió al escuchar su delicada voz.

—¡¿Uh?!... —Exclamo incrédula—. H-ho... hola... —ella también se volvió torpe y un leve sonrojo comenzó a cubrir sus delicadas mejillas.

—Disculpa, pero te estas empapando con la lluvia. ¿Por qué no te sientas aquí? —Señaló un espacio a su lado, dejando aún más nerviosa a Taeyeon—. Digo... —volvió a