"Déjame ayudarte"
1.3 "Desde Siempre" (YulSic Ver.)
Yuri levantó la vista del escritorio y frunció el ceño. Algo no iba bien. Giró la cabeza intentando relajar el cuello y sintió un cosquilleo en su nuca, como si alguien estuviese tras de ella. Pero se encontraba sola.
Empezó a sentirse supersticiosa, pero no sabía por qué. Miró alrededor del taller. Todo estaba en orden.
A Cuando giró la cabeza hacia el otro lado sonrió levemente. Su tripulación odiaba cuando le crujía el cuello. Normalmente significaba que algún contratiempo se acercaba o que ya había llegado. Miró el diseño del barco de vela que estaba haciendo. Después de estudiar los planos de su padre, se había dado cuenta de que eran muy buenos y que, con algunos arreglos, serían espectaculares, Pasado un rato, se estiró y miró su reloj. Eran las siete, hora de comer otra vez. Se dirigió al pequeño frigorífico y sacó unas latas de bebidas energéticas. Eso y tres pechugas de pollo que había hervido esa misma tarde, sumaban mil doscientas calorías. No estaba mal, pero necesitaría comerse algo más antes de irse a dormir.
Se estaba rascando el cuello, con el presentimiento de que algo no iba bien, cuando su teléfono móvil sonó. Miró la pantalla para ver el número que llamaba.
—Hola, Libby ¿Qué ocurre?
—¿Has visto a Jessica? —dijo la mujer con voz asustada.
—¿No está contigo en casa? —Debería haber llegado hace dos horas. Mientras su nuca sufría espasmos, su pecho se llenó de miedo. Miró desde la ventana a White Caps, pero las luces estaban apagadas y no veía ningún coche.
—Voy a ir a la casa. Te llamo después —dijo Yuri.
Se colocó un jersey, encendió una linterna y se dirigió a la casa lo más rápido que pudo. El Range Rover estaba aparcado en su sitio habitual, pero no se oían ruidos en la casa. El silencio hacía que el frío viento fuera gélido.
—¿Jessica? —gritó, apartando el plástico a un lado.
—¿Yuri? —dijo ella en una voz suave y apagada.
Yuri apuntó con la linterna hacia arriba y vio su pierna atravesando el techo de la cocina.
—¡Jessica!
Yuri subió arriba ayudándose del bastón y maldiciendo entre dientes. La encontró en un cuarto de baño, en un espacio tan frío como el exterior.
—Gracias a Dios —murmuró ella—. Yuri.
Con cuidado de no deslumbrarla, Yuri la examinó con la luz. Una pierna la tenía atrás y la otra metida en el suelo hasta la cadera. Tenía un jersey puesto, pero hacía tanto frío que no le debía estar abrigando demasiado. Estaba tiritando y no tenía color en las mejillas.
La morena se arrodilló cuidadosamente.
—¿Crees que te has roto algo?
—Puedo doblar mi rodilla un poco. Mi tobillo, mi pie y mis dedos se mueven sin dolor. Creo que llevar tanta ropa me ayudó a no cortarme. No soy lo suficientemente fuerte para salir de aquí.
—¿Te duele la columna? —Ella negó con la cabeza.
—Puedo sentir todas las partes. O al menos podía antes de que el frío me entumeciese. Yuri dejó la linterna en el suelo.
—Bien, éste es el plan, te voy a agarrar por debajo de los brazos y quiero que pongas tus manos en mis hombros. Pero no intentes levantarte tú, deja que yo haga el trabajo. Deja el peso muerto, ¿entiendes?
—Has rescatado a alguien antes —dijo Jessica mirándola.
Sí, pero no de esa manera, sus manos temblaban y no quería que ella se diera cuenta.
—¿Alguna pregunta? —repitió ella.
—No —musitó Jess.
Yuri se acercó a ella, metió sus manos bajo el jersey y agarró su cuerpo Era muy delgada, podía sentir sus costillas.
—¿Lista? —dijo Yuri en su oído.
—Yuri —susurró ella.
—No te preocupes, intentaré tirar despacio para no lastimarte.
—Me alegró de que vinieras, estaba gritando tu nombre.
Yuri cerró los ojos y suspiró.
—Bien, cariño, vamos allá.
Yuri sacó toda la fuerza que tenía en la parte superior del cuerpo, trabajando los músculos de sus hombros y bíceps para levantarla. Ella suspiró y dejó escapar un quejido, pero estaba saliendo de allí.
—¿Cómo estás? —preguntó la morena con los dientes apretados.
Comments