Solar estaba entrando en la oficina cuando se encontró una agradable sorpresa. En su escritorio había un enorme ramo de rosas rojas. Era realmente deslumbrante. Solar se llenó de sensaciones y emociones que jamás había sentido. Estaba feliz.

Los pasantes se juntaron en torno a ella para que viera la tarjeta, sintió algo de pánico cuando comenzó a abrirla, no sabia qué podía decir, esto era nuevo para ella, tenia que acostumbrarse de a poco. 

Al abrir la tarjeta decía: 

“Estoy en el cielo por ti, dame la oportunidad de llevarte conmigo”.

 Ella también se sentía en el cielo.

En seguida le quitaron la tarjeta de las manos y comenzaron a leerla, quería estar molesta pero la alegría de ese ramo, la frase que tenia, era indescriptible. Apenas pudiera, tenia que decirle a Byul que no necesitaba que la llevara porque ella también estaba en el cielo.

Solar fue hasta la oficina de Byul, tras evadir a los demás pasantes.

—Buenos días, —Se dirigió a la secretaria de Byul —podría avisarle a MoonByul que estoy aquí por favor.

—Lo siento, esta muy ocupada, no puede atenderla. —Le respondió casi sin mirarla.

Solar comenzaba a impacientarse con el trato de la mujer hacia ella.

—¿Podría darle una nota de mi parte? —Este bien, cuando se desocupe se lo daré. —Le respondió la secretaría.

Solar escribió la nota, dobló el papel y se lo entregó, definitivamente tenia que poner crédito a su teléfono, esa mujer era insoportable.

 

 

Las horas pasaban lentamente para Byul, seguía trabajando en los documentos del nuevo contrato, el cliente iría al día siguiente a la empresa, pero no lograba concentrarse. Solar no había llamado, su ramo debía estar seguramente en la basura. Fue solo un experimento y ahora estaría con su novio. Cómo soportar pasar por eso de nuevo, que fácil es pasar del cielo al infierno.

—Señorita MoonByul me pidió la señorita Irene que le recordara comer. —Le dijo la secretaria que se había asomado a su puerta.

—¿Qué horas es? —Le preguntó a su secretaría sin levantar la vista de los documentos. —Son las dos de la tarde.

Byul aparto los papeles y levantó la mirada hacia la mujer en la puerta.

—Últimamente esta es mi hora de almuerzo, puedes encargar que me traigan algo ligero para comer, por favor.

—Si, claro, ya lo hago.

Byul volvía a sus papeles, pero se detuvo. 

—Espera un momento, —Le pidió a la secretaria. —¿Tendrás algún mensaje para mi? — Preguntó dudosa.

—Nada importante, puede esperar. —Fue la respuesta de la secretaria.

—Tranquila, dígamelo. Realmente necesito pensar en otra cosa antes de volver a la propuesta. —Mintió, sólo necesitaba algo que fuera capaz de alejar sus pensamientos de Solar.

La mujer salió unos segundos y luego regresó.—Tiene confirmación para su cena de caridad mañana, algunas llamadas de los proveedores por aclaración de unas cláusulas que se las tengo detalladas y una nota de una pasante, una tontería, la despache rápidamente. —Culminó la mujer con suficiencia.

Byul levantó la mirada rápidamente. 

“¿Solar?”, se preguntó para sí. 

—¿Qué pasante? ¿Qué nota? —Sintió que le faltaba la respiración de pronto. —Démela por favor. —Le exigió.

—Aquí la tiene. —La secretaria le extendió la nota. 

MoonByul estaba desesperada por saber si era de Solar, y si era así, qué decía, pero lo disimuló muy bien.

—Puede retirarse. —Le dijo Byul.

En cuanto la mujer salió y cerro la puerta tras de sí, Byul enseguida abrió la nota que decía: “Yo también estoy en el cielo… tu Sol”.

Byul no se lo podía creer, estaba dando brincos de felicidad como una niña. “Me quiere, me quiere”, gritaba por dentro. Tenía una enorme sonrisa plasmada en su rostro. Pensó, “Primero lo primero, vamos a poner esto en orden”. Llamó a su secretaría de nuevo.

—Dígame, ¿En qué puedo ayudarla Señorita MoonByul? —Preguntó solícita la mujer.

—Quiero darle unas instrucciones. —Dijo con seriedad. —La primera: la señorita Solar no necesita ser anunciada en mi oficina a menos que este con un cliente, si tiene una llamada de ella pásemela siempre, sus mensajes son prioritarios para mi, ¿Comprendió?

La secretaría enseguida tomó nota y respondió:

—Si señorita MoonByul, así será.

—Muy bien, ahora ubíquela y tráigala a mi oficina. —Ordenó.

Dicho esto la secretaría salió de la oficina de una forma casi despectiva según la apreciación de la abogada. 

 

Pasaron diez interminables minutos hasta que Solar entró en la oficina de Byul. Al verse, ambas sonrieron, no podían ocultar, la una ante la otra, su felicidad.

Solar se acercó un poco tímida.

—Hola Byul, —La saludó con una tierna sonrisa. —¿Recibiste mi mensaje?

 Byul se acercó y la besó.

Un beso intenso al que Solar respondió de igual modo. Poco a poco se separaron.

—Extrañaba demasiado tus labios. — Alcanzó a decir Byul con la respiración algo agitada.—Yo también cielo, pero tenemos que tener cuidado, esto es nuevo para mi.

—Me dijiste cielo. —Dijo Byul apenas audible por la sorpresa que le causó que una simple palabra la golpeara tan profundo y de una forma tan sutil. “Cielo”, Byul sonrió.

—¿Te molestó? —Le dijo Solar preocupada. 

MoonByul negó con la cabeza sin dejar de sonreír.

—No, al contrario, me encantó.

—Tú eres el cielo para mí. —Le dijo Sofía mirándola a los ojos.

—Me gusta y… disculpa lo del beso, tengo tanto tiempo fuera del closet que olvido estas cosas, pero créeme te sentirás mejor cuando dejes de pensar en los demás.

—Lo sé, pero dame tiempo por favor. —Le pidió.

—El que quieras, ven vamos a sentarnos.

 —La tomó de la mano y la llevó a un lado de la oficina. Se sentaron en un sofá que tenia Byul en su oficina. Era hora que Solar le contara los últimos acontecimientos a la abogada.

—Byul, quería llamarte ayer pero estaba sin crédito en mi teléfono y esta mañana te busqué pero estabas muy ocupada.

—Nunca estoy ocupada para ti, ya aclaré el tema con mi secretaria. —Le dijo guiñándole el ojo. —No era necesario Byul, no quiero chismes en la oficina.

—Ella es muy discreta y cuida de mí, algunas mujeres dan una dimensión diferente a nuestras salidas.

—Entonces ella pensó que era una de esas. —Dijo Solar.

—Tú no eres una de nada, —Le aclaró rápidamente a Solar. —y ya le aclaré el tema, por su discreción no te preocupes por algo lleva tanto tiempo conmigo.

En ese momento entré la secretaria a la oficina.—Disculpe la interrupción, aquí le traigo su

almuerzo. —Dijo acercándose a ellas y llevando unas bolsas.

—Muchas gracias. —Le dirigió la abogada. La secretaria puso las bolsas en la mesita que Byul y Solar tenían en frente, luego abandonó la oficina. Solar miró su reloj y le preguntó:

 —¿Vas a almorzar a esta hora? 

—No te preocupes, estoy acostumbrada. 

Solar tuvo que respirar profundo. 

—Eso era antes, ahora me encargaré de que comas a la hora correcta y será una comida sana, nada de eso que estas comiendo, un Panini no es almuerzo. —Solar quería cuidar a Byul quien parecía sorprendida por la reacción de la pasante al ver la hora en que estaba almorzando. —¿Tu secretaria puede conseguir la comida que yo le indique como lo hace Irene con la suya?

Byul no entendía la intención de Solar al formular la pregunta.

—Por supuesto que si, tienen un listado de restaurantes y línea directa al comedor, es sólo que yo nunca lo he pedido. —Le explicó Byul sin sentir la menor culpa.

—Comerás a la hora, —Le dijo Solar con determinación. MoonByul la miró más que sorprendida, la mujer que tenía enfrente le estaba apretando el cinturón, pero de pronto su voz se volvió tierna. —Quiero que me dures mucho Cielo. —Le dijo al tiempo que le acariciaba una mejilla. 

MoonByul se perdió en la caricia.

—Mientras me llames así, comeré lo que quieras, —Solar notó que la mirada de Byul se encendió. —aunque ahora quisiera comerte a ti. — Dijo con voz profunda.

Solar sintió el deseo correr por sus venas. 

—Tranquila Byul, tranquila… estamos en la oficina. —Le dijo Solar pero su mirada decía otra cosa.

 MoonByul le dedicó una intensa mirada que decía lo mucho que la deseaba, pero sabía que no podía cometer el error de hacer algo con Solar en su oficina, así que cambió de tema. 

—¿Como te fue ayer con Min Hyuk? 

Solar le sonrió ampliamente.

—Listo, soy libre. —Dijo con mucha tranquilidad, aunque por dentro estaba eufórica.

Byul  desvío la mirada eso le dolió, pero tenía que ir con calma. Solar vio la tristeza en su rostro y se dio cuenta cuan frágil era Byul; costaba creer que alguien tan segura como ella dudara tanto de sus cualidades para ser amada, tenia que demostrarle que la quería.

Solar sonrió un poco y dio un paso hacia ella, pero manteniendo la distancia.

—Estoy esperando que alguien me pida ser su novia. —Dijo con cuidado Solar sin dejar de mirar a Byul.

MoonByul sonrió de medio lado, a Solar le pareció muy seductor.

—Pues entonces no va a durar mucho libre —Dijo Byul, con la voz un poco ronca. —Es más, yo podría decirle que usted ya tiene novia… y algo mas. —Entonces no soy libre. —Dijo pícaramente Solar. 

MoonByul sonrió.

—No lo eres, tienes dueña y soy yo. — Respondió Byul mirándola directamente a los ojos.

En ese momento entró Irene, quien notó la tensión entre ambas mujeres, pero no hizo ningún comentario, sino que dijo:

—Byul, te he dicho que no dejes pasar los almuerzos.

—No te preocupes, —Dijo Solar. —eso no va a pasar más.

Irene no paso por alto comentario, sin embargo no dijo nada.

—Me alegro de que te cuiden Byul, es lo que necesitabas desde hace tiempo. —Dijo su amiga mirándola y dándole a entender que se daba cuenta de lo que ocurría. —Ahora, cuéntame a la cena benéfica de mañana, ¿Vas a ir sola o acompañada? —Preguntó Irene.

MoonByul tuvo que sonreír, Irene era todo un caso. —Me gustaría ir con mi novia, pero no se si esté disponible. —Dijo Byul mirando a Solar y haciéndole la pregunta tácitamente.

Ella quería decirle a Irene que Solar era su novia, se lo quería gritar pero Solar debía ser quien diera esos pasos.

—Ella quiere ir, tenlo por seguro. —Dijo Solar sonriéndole tiernamente y dándole la respuesta a su interrogante.

Irene no pasaba nada por alto, aunque las mujeres no eran nada sutiles.

—Explíquenme que se traen. —Preguntó una Irene muy sonriente. Solar tomó la palabra. —Irene, tengo el honor de ser la novia de Byul. —Dijo Solar mostrando una calma que no sentía.

Irene sorprendida llevó las manos a su boca acallando un pequeño grito.

—Que bueno, —Dijo Irene llena de alegría y acercándose a Solar para abrazarla. Luego hizo lo mismo con Byul. —tenemos que celebrarlo, vamos a hacer una fiesta.

—Espera, —Dijo Byul. —para Solar todo esto es nuevo y quiere ir poco a poco. —Le advirtió a su amiga.

Irene comprendió. Respiró hondo y se acercó a Solar, y la miró directo a los ojos, iba a defender a MoonByul de cualquier persona.

—Solar, escúchame bien, si lastimas a Byul no te lo perdonaré, ella es demasiado buena, —Hizo una breve pausa. —pero yo me encargaré de que no lo olvides. —Dicho esto, se dio la vuelta, miró a Byul y salió molesta de la oficina.

Solar se quedó pasmada, nunca había visto a Irene de esa forma, y se preguntaba qué pudo haber echo ella que le molestara tanto. 

—¿Qué pasa Byul? ¿Por qué se puso así? Byul comprendía la razón. Se acercó a ella para consolarla.

—No te preocupes Solar, ella solo me quiere es todo. —Le dijo al tiempo que le ponía las manos sobre los hombros y la acercaba un poco.

 Aun así Solar seguía sin comprender, estaba triste.

—Byul, me voy debo seguir trabajando. —Le dijo, alejándose un poco, pero Byul la retuvo.

—Solar tranquila, vamos poco a poco, yo no tengo problema en eso. —Le dijo sintiéndose angustiada.

Solar le sonrió.

—Gracias cielo. —Dijo la pasante y se acercó para darle un breve abrazó, luego se separó un poco y miro tiernamente a Byul. La abogada se sintió más tranquila.

—Solar, tengo una cena de negocios esta noche, pero ¿Me dejas llevarte a tu casa?

—Si claro, me encantaría. —Le contestó Solar y se dispuso a marcharse.

—Un favor Solar, cuando salgas pídele a mi secretaría que entre, por favor.

Solar asintió con la cabeza y salió de la oficina. Luego se dirigió rápidamente a la oficina de Irene, ella necesitaba saber qué pasaba. Tocó y entró sin esperar una respuesta. Encontró a Irene sentada detrás de su escritorio, está levantó la vista, la miró muy seria y volvió su atención a los papeles que tenía entre sus manos. A pesar de la actitud de Irene, Solar se adentró en la oficina.

—Irene, ¿Qué pasa? —Casi exigió saber la pasante.

Irene respiró profundo y apartó los papeles, miró a Solar.

—Pasa que no voy a juntar sus pedazos nuevamente solo porque alguna heteroual se le ocurrió experimentar con mi amiga. —Dijo levantándose y haciéndole frente a Solar.

—¿De que hablas Irene —Solar estaba más confundida aún.

—¿Qué quieres de Byul? Dímelo. —Le exigió acercándose a Solar.

—Me ofendes. —Dijo Solar dolida, pero manteniendose firme ante Irene.

—Dime, ¿Te gusta Byul? ¿Cómo es que ayer eras hetero y hoy gay? —Preguntó Irene aún en tono desafiante.

Solar se estaba cansando de la situación y de cómo la veía Irene.

—Ayer no era hetero y quizás nunca lo fui, —Le aclaró Solar mirándola a los ojos para que supiera que le hablaba con la verdad. —además fue tu amiga quien se encargó de mostrarme muy claramente mi verdadera ualidad, lo cual disfrute muchísimo. —Le dijo sin reparos. Irene la escuchaba con atención. —Sólo que esto es nuevo para mi, no se cómo lidiar con la gente, con el mundo, con mis padres, solo quiero ir resolviendo las cosas poco a poco. —Terminó de explicarle.

Irene parecía más sosegada, las palabras de Solar parecía que habían calado en ella. 

—¿La quieres? —Preguntó con cuidado. 

Solar respiró hondo y la miro a los ojos. 

—Si, la quiero, —Hizo una breve pausa. — y tampoco quiero verla sufrir, yo quiero hacerla feliz.

 Irene pareció reflexionar y volvió a sentarse detrás de su escritorio.

—Está bien, te daré una oportunidad pero no me falles por favor, Byul no lo soportará. —Le pidió Irene. —Está realmente interesada en ti. 

—¿Quien le rompió el corazón a Byul? —Quiso saber la pasante.

 

 

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No se pueden quejar 2 actualizaciones hoy :V lo prometido es deuda y mas por no hacer la doble actualización este finde bueno ya tienen comida para rato...lol