Capítulo Cinco

VERDADERO AMOR (ADAPTACIÓN TAENY)

¡SEEEE ACTUALIZACIÓN !

<(≧◡≦)>
 
 

 

*

*

*

 

 

 

Creo que le preguntaré a Malibu si está libre para cenar el sábado por la noche.

 

—Taeyeon jadeó ligeramente mientras pedaleaba cuesta arriba.

 

—Pero si apenas la conoces. Es más, seguro que no has intercambiado más de dos

o tres correos. —

 

Las palabras de Tiff sonaban entrecortadas al respirar esta pesadamente por el esfuerzo de

remontar la pendiente.

 

Después de pasarse todo el lunes sin hacer absolutamente nada, estaba disfrutando del ejercicio matutino.

Se había propuesto hacer rutas en bici cada semana, a menudo con Taeyeon si no tenía que trabajar, y

hacía un día precioso para salir a pedalear. Habían rodeado el lago y luego se metieron en un camino que

seguía un circuito hacia Dallas Norte. Cuando regresaran al punto de partida, habrían recorrido más de

cincuenta kilómetros. Tiff nunca dejaba de sorprenderse de que los caminos para bicicletas atravesaran por

completo la gran ciudad sin que te dieras cuenta del bullicioso tráfico y del alboroto de las tiendas en las

calles destinadas para los automóviles.

 

—No hace falta estar escribiéndonos día y noche para llegar a conocernos —rebatió

Taeyeon

 

—. Sé lo bastante como para saber que quiero conocerla y ver si es como dice que es. Oye, mi sillín

tiembla un poco. Vamos a parar un momento.

 

Salieron del sendero y pararon cerca de unas mesas de picnic. Mientras Taeyeon manoseaba su sillín, Tiff

sacó una barrita energética y la partió por la mitad.

 

—Entiendo lo que quieres decir —dijo, pasándole una mitad a Taeyeon—. Pero por lo que sé, esas mujeres

podrían estar locas, y no estoy tan segura de querer arriesgarme a quedar con ellas en persona sin

conocerlas bien.

 

Taeyeon inspeccionó la parte de abajo del sillín.

 

—Como tú veas. Pero la gente puede decir cualquier cosa en Internet. No veo qué diferencia hay con una cita

a ciegas. Tú has quedado con muchas mujeres así.

 

—No es que quiera defender las citas a ciegas, porque no hay defensa posible para esa convención social,

pero al menos en una cita a ciegas alguien que conozco me ha recomendado a la persona. Aunque no hayan

sido del todo sinceras respecto a la apariencia o a lo compatible que podamos ser, al menos sí han tenido mi

seguridad en cuenta.

 

—Te preocupas demasiado —le dijo Taeyeon—. La vida es muy corta. Arriésgate, sal con alguien. Si no lo

haces creerán que no vas en serio.

 

—A lo mejor tienes razón.

 

Taeyeon comprobó el sillín una última vez y anunció:

 

—Parece que ya está arreglado. ¿Lista?

 

Tiff asintió y montó en la bici. Empezó pedaleando lentamente hasta volver a coger el ritmo. Miró hacia atrás

por encima del hombro y gritó:

 

— ¡Te echo una carrera hasta el parque!

 

Empezó a pedalear con todas sus fuerzas cuando Taeyeon todavía estaba acabando de guardar la llave

inglesa en las alforjas.

 

— ¡Capulla! —replicó Taeyeon, tratando desmañadamente de ponerse en marcha, acelerar y al mismo tiempo

esquivar a dos patinadores que le venían de cara.

Hizo un sobreesfuerzo para alcanzar a su amiga y, cuando lo logró, casi le faltaba el aliento para proseguir

con la conversación.

 

—Si lo que te preocupa es la seguridad, queda con ella en algún sitio con mucha gente. Déjale el vehículo al

aparcacoches y así te ahorras el momento incómodo de que quiera acompañarte al coche en un

aparcamiento oscuro y desierto. Ya que estás, queda de día. Siempre se está más seguro a plena luz del día.

 

—Supongo que podría hacer eso —musitó Tiff, aunque le costaba imaginarse mirando con anhelo a los ojos

de la futura señora Hwang en una comida

 

—. Pero una cena es mucho más romántica.

 

—Qué boba. Si crees en toda esa mierda del amor a primera vista, también tienes que creer que puede pasar

en cualquier momento y en cualquier lugar, ¿no te parece?

 

— ¿Has estado leyendo novelas románticas en secreto, doctora Amor?

 

—Ni siquiera yo puedo evitar el flujo continuo de imaginario romántico que inunda esta sociedad —respondió

Taeyeon

 

—. Me cuesta Dios y ayuda permanecer fuera del alcance de las flechas de Cupido.

 

—A lo mejor podrías conservar esa energía para algo más productivo, como por

ejemplo...

 

—No lo digas —la advirtió Taeyeon—. Ni se te ocurra decirlo.

 

— ¿Qué? Iba a decir ir en bici —rio Tiff—. Usa un poco de esa energía para echarme una carrera hasta el

Starbucks.

 

Taeyeon aceleró, gritando.

 

— ¡La última en llegar paga!

 

Tras un breve sprint hasta la cafetería, declararon que habían empatado, bajaron de las bicis y las dejaron

apoyadas en el cristal del local. Nada más entrar, el aire acondicionado cayó como una capa de hielo sobre

sus cuerpos sudados y acalorados.

 

—Un día fabuloso para montar en bici —comentó la camarera.

 

Taeyeon miró a los profundos ojos azules de la chica delgada, de pelo oscuro y aire andrógino. Era mona,

pero muy joven.

«Deja de mirarla, es una cría»,

se dijo Taeyeon, que meneó la cabeza y repuso:

 

—Pues sí que lo es. Es una pena que tengas que estar aquí metida.

 

—Sí, me encantaría pasar el día al aire libre, como tu novia y tú.

 

Taeyeon levantó la cabeza de golpe. ¿Aquella niña acababa de decir que Tiff era su

novia? La observó con detenimiento, pero la expresión de la camarera no traslucía ningún tipo de intención

oculta.

 

Tiff le rodeó los hombros con el brazo.

 

—Yo quiero lo de siempre. Voy a sentarme fuera con las bicis.

 

Mientras Tiff se alejaba, Taeyeon sacó su tarjeta del Starbucks, pero cuando la camarera fue a cogerla,

Taeyeon la retuvo con fuerza y tiró para hacer que la bonita joven se acercara.

 

—Yo no tengo ninguna novia —le susurró al oído.

 

— ¿Ah, no?

 

—Ya te digo que no. Pero sí me gusta pasarlo bien —dijo Taeyeon, soltando la tarjeta.

 

La camarera se irguió.

 

—Bueno, entonces ya tenemos algo en común.

 

— ¿Qué tal si escribes tu número en la cuenta? —propuso Taeyeon—. Te llamaré y podremos discutir

nuestros intereses en común recién descubiertos.

 

La camarera garabateó algo en el pequeño papel blanco sin apartar la mirada de

 

Taeyeon y se lo pasó.

 

—No te preocupes —susurró—. No se lo diré a tu novia.

 

Taeyeon se envaró ligeramente, pero le dedicó una leve sonrisa, cogió las bebidas heladas y salió a sentarse

con Tiff en una de las mesas.

 

— ¿Por qué demonios has tardado tanto? —Tiff miró su bebida—. Se está derritiendo la nata.

 

—Y mi técnica también, al parecer. La cría esa cree que tú y yo somos un matrimonio anciano.

 

—Uy, sí, eso sí que es ofensivo —rio Tiff—. No te preocupes, abuelita. Yo todavía creo que estás bien

buena... para una vieja —arrugó los labios para sonreír como si no tuviera dientes—. ¿Quieres que vaya a

darle una lección?

 

—No, cariño, no quiero que aprenda nada, lo que intentaba era ligármela.

 

—Genial. Me abandonas por una jovenzuela cuando estoy en la flor de la vida. Tendría que haber sabido que

acabaría así.

 

Taeyeon le siguió la broma.

 

—En serio, Tiff, me conoces desde siempre. ¿Qué te hace pensar que sería una buena pareja?

 

Tiff se lo pensó un momento y decidió contestar en serio.

 

—Creo que serás una pareja maravillosa el día que decidas dejar de vivir como una mujer objeto. De hecho,

no me siento ofendida en absoluto de que esa niña crea que tengo lo que hay que tener para pillar a una

mujer inteligente, triunfadora y hermosa como tú.

 

Taeyeon sonrió y alargó la mano por encima de la mesa para limpiarle una mancha de nata del labio a Tiff.

 

—Bueno, casadas o no, siempre me tendrás a tu lado para limpiarte la comida de la cara.

 

—Qué alivio.

 

Tiff creyó ver algo en la expresión de Taeyeon que se contradecía con el humor ligero de la conversación. Pensó en preguntarle a su amiga si había hablado con su padre últimamente, pero decidió que no era el mejor momento para sacar el tema. Hablar del doctor Kyung Kim, importante cirujano plástico de Dallas, siempre era delicado.

Taeyeon no había sido siempre aquella triunfadora a la que todo le res-balaba, sino quenhabía sufrido mucho con la pérdida de su madre y se había enfadado con su padre por escoger ser el tipo de médico que ponía guapa a la gente, en lugar de curarla. Incluso después de haber tomado la misma decisión profesional, no parecía capaz de reconciliarse con él y no habían sabido arreglar el daño hecho a su relación.

Mirándolo desde fuera, Tiff creía que era obvio lo mucho que padre e hija se parecían. Los dos habían escogido una carrera que les permitía experimentar el éxito continuo, en lugar de otras ramas de la medicina, como por ejemplo la oncología, en donde el éxito se medía por los logros más nimios. Los dos se habían quedado destrozados al perder a alguien esencial para sus vidas y habían enterrado sus sentimientos, alejándose el uno del otro. Tiff creía que la distancia entre ellos era una tragedia, pero siempre trataba la cuestión con pinzas, porque Taeyeon nunca quería hablar sobre ello.

Miró a su amiga de reojo: Taeyeon tenía una expresión lejana, ensimismada en sus pensamientos. Decidió ignorar el súbito cambio de humor, sorbió el resto de su tentempié helado y se levantó.

 

— ¿Estás preparada?

 

—Claro. —Taeyeon se levantó al punto, recogió los vasos y los tiró a la papelera—.

 

Supongo que a ella debo de parecerle mayor.

 

— ¿De verdad sigues pensando en eso? —se asombró Tiff.

 

—Tienes razón, no debería dejar que me molestase —murmuró Taeyeon, en tono de

irritación—. Vámonos.

 

Comentaron brevemente qué ruta tomar para volver a rodear el lago y luego llevaron las bicis a pie hasta la pista, en silencio. Parte del circuito estaba en mal estado, al no contarse entre las prioridades urbanísticas de la ciudad, así que para evitar los baches tomaron una carretera que discurría por una parte de la circunferencia del lago. Aunque el ligero tráfico hacía de aquel camino una ruta más peligrosa que la alternativa, valía la pena pedalear por un terreno más liso, sobre todo al final de una excursión tan larga, que era cuando más se agradecía la comodidad.

 

Durante los últimos kilómetros, Tiff siguió pensando sobre la suposición de la camarera. La reacción de Taeyeon le había dolido.

¿Por qué le había fastidiado tanto que las tomaran por pareja?

A ella no le parecía tan raro que alguien pudiera pensarlo, porque eran muy buenas amigas y el cariño que se tenían era evidente. Aun así, le ofendía un poco que Taeyeon hubiera renegado de aquella manera de la posibilidad.

«Tampoco soy tan mal partido», pensó.

 

Es más, sería una novia maravillosa. Era atractiva, tenía un negocio que iba muy

bien y estaba libre y sin compromiso.

A decir verdad, a Taeyeon podría irle mucho peor.

 

 

 

Eunjung alargó el brazo sobre la mesa con velas y le tomó la mano

a su amante. Miró a Jiyeon profundamente a los ojos y confesó:

 

—Sé que sonará como una locura, pero supe que estaba enamorada

de ti nada más verte. Me despertaste unos sentimientos que creía que ya

nunca sería capaz de sentir.

 

 

Llamaron a la puerta y Tiff levantó la vista de "Vidas perdidas, amores perdidos"

justo cuando Nicol Jung asomaba la cabeza.

 

—Ya han llegado todos, Tiff. Si estás liada con algo puedo empezar sin ti.

 

—No, estoy lista. Te veo en el bar en unos minutos.

 

El Lakeside siempre contrataba a camareros de refuerzo durante los meses de verano, y con las vacaciones había muchos universitarios que buscaban empleo para ganarse un dinero extra. Tiff hacía las entrevistas con Nicol, porque le gustaba involucrarse con todas las decisiones acerca del personal del negocio. Lo más difícil era encontrar a gente dispuesta a trabajar duro aunque fuera un empleo temporal. Les daban los mejores turnos a los camareros con más experiencia, lo cual quería decir que los camareros de la temporada de verano tenían que trabajar turnos extras para ganar lo mismo.

El truco era separar a los chicos que buscaban trabajo en verano solo porque sus padres no los querían tener haciendo el vago por casa de los que necesitaban el dinero de verdad. Esta última era la motivación de los mejores empleados. Tiff marcó la página donde se había quedado y dejó la novela a un lado. Al levantarse, se frotó un poco las pantorrillas. Tenía bastantes agujetas de la ruta en bici del día anterior y eso la preocupaba.

A los veinte años no tardaba rada en recuperarse, pero aquello había cambiado en los últimos tiempos, lo cual le recordaba que le faltaban pocos meses para cumplir los treinta y seis. Era una tontería sufrir por los cumpleaños, pero el número empezaba a pesarle. Se mentía como si estuviera estancada, a la espera de que diera comienzo la siguiente etapa de su vida. Hasta el momento, había alcanzado todas las metas que se había propuesto. Educación, una carrera satisfactoria, seguridad financiera. En cierta manera, había esperado que el otro gran objetivo de la vida, el amor verdadero, sucediera mientras aquellas prioridades de rutina consumían su tiempo y sus energías.

 

Le entró el pánico al pasear la mirada por las estanterías. Había pasado los últimos quince años de su vida

leyendo sobre el amor en lugar de vivirlo. Había asumido que la mujer perfecta aparecería en su mundo y la

levantaría en volandas. Sonaba muy sencillo.

 

¿Pero dónde estaba? ¿Y si pasaban otros quince años sin que diera señales de vida?

Tiff no quería conformarse con menos solo por no estar sola. Conocía a gente que lo había hecho y jamás

había entendido su decisión... hasta aquel instante. Empezaba a notar cierta desesperación en su interior y le

preocupaba cometer un terrible error: que la mujer de sus sueños se cruzara en su camino y ella estuviera

demasiado ocupada trabajando y leyendo historias románticas como para darse cuenta hasta que fuera

demasiado tarde.

Mientras cerraba la puerta del despacho a su espalda, se prometió a sí misma que

en adelante se tomaría la búsqueda del amor mucho más en serio. Dejaría de descartar

posibilidades y poner excusas para no conocer mujeres. Su futura esposa estaba ahí fuera,

en alguna parte, y Tiff iba a encontrarla.

 

— ¿A qué te dedicas exactamente? —le preguntó su preciosa cita n.° 1,  Nana, entrenadora personal

en Images, el gimnasio nuevo de Oak Lawn.

 

De momento la conversación había girado en torno a los típicos « ¿cuáles son tus sitios favoritos de Dallas?»

y « ¿qué te gusta hacer para divertirte?».

 

—A la cirugía plástica —dijo Taeyeon e hizo una pausa, a la espera de la reacción que solía inspirar la

revelación.

 

Nana no fue una excepción.

 

—Oh, ¿trabajas para un cirujano?

 

—Podría decirse así, ya que soy mi propia jefa.

 

La respuesta quedó suspendida en el aire unos momentos y Taeyeon saboreó cada segundo hasta que su

cita cayó en la cuenta. El ceño de confusión de Nana dio paso a una sonrisa tan radiante como la suya.

 

— ¿Y cómo es trabajar para una misma?

 

Feliz de que la conversación no derivara de inmediato a las mil y una preguntas predecibles sobre cómo era la vida de un cirujano plástico, Taeyeon decidió que hablar un rato de cosas serias con aquella atractiva mujer no le haría ningún daño. Hablaron un poco de sí mismas mientras degustaban sus platos de sushi, y Taeyeon se dio cuenta de que disfrutaba de la compañía de Rebeca. Le había gustado saber que vivía en uno de los edificios de lofts nuevos del centro, porque la cercanía facilitaba mucho quedar con ella.

Taeyeon la había recogido enfrente de su casa y habían ido en coche al mejor restaurante de fusión de cocina texana y asiática, a tres manzanas, en el edificio histórico Dallas Power & Light. El Fuse servía unos cócteles excelentes en la terraza de la azotea, amueblada con tumbonas de bambú acolchadas, velas, fuentes e incluso un jacuzzi para los clientes más atrevidos. Era la atmósfera perfecta para empezar una velada que Taeyeon planeaba convertir en una noche muy sensual si la cita era lo que aparentaba ser.

 

Mientras admiraba a su cita una vez más, se preguntó por qué la gente perdía el tiempo con servicios de contactos on-line. Ella podía elegir fácilmente a la mujer que quisiera en los locales habituales con menor esfuerzo y así al menos podía mirar bien a su conquista potencial antes de comprometerse a pasar toda la noche con ella. Rebeca, también conocida como Malibu, era un bombón, eso seguro, pero podría haber sido un adefesio. De complexión atlética, bien proporcionada con sus curvas femeninas, melena rubia a la altura del hombro, ojos de color turquesa y en busca de diversión sin ataduras: la verdad es que era un reclamo muy tentador en una web de contactos. Si hubiera sido una trampa y ninguna de aquellas promesas hubiera sido realidad, Taeyeon estaría allí tratando de hallar el momento de dar la noche por finalizada. Por suerte, Nana había dicho la verdad.

A pesar de que de momento había tenido suerte, Taeyeon no podía evitar pensar que tendría que haber propuesto una alternativa cuando a Soo Young se le ocurrió aquel despropósito internauta. No tenía nada que demostrar, así que no tendría por qué haberse tirado a la piscina como si fuera una adolescente que no pudiera rechazar una apuesta. La persecución en solitario de la pareja perfecta por Internet comportaba mucha comunicación por adelantado y luego tomarse la molestia de planear quedar con alguien.

Habría sido más fácil y mucho más divertido irse de copas con Tiff. Aunque buscaban cosas diferentes en las mujeres, eso no quería decir que no pudieran buscarlo juntas.

Además, seguro que a Tiff le venían bien unas cuantas aventuras rápidas y sin complicaciones para empezar con buen pie la ardua búsqueda de su alma gemela. Tenía que convencer a Tiff de que saliera con ella al Sue Ellen’s, su bar favorito de Oak Lawn, para bailar y cazar un poco.

Al imaginarse a Tiff rodeada de mujeres atractivas luchando por su atención,

Taeyeon se sintió inquieta de repente.

¿Estaba celosa?

Después de todo, estaba acostumbrada a ser el centro de atención. Sin embargo, no podía negarle a su

mejor amiga un poco de protagonismo.

 

— ¿Vamos a tomar el postre aquí o en mi casa?

 

La voz aterciopelada de la mujer que tenía sentada enfrente sobresaltó a Taeyeon. Al bajar la mirada se

percató de que les habían retirado los platos y ni siquiera se había dado cuenta. Nana le cogió la mano.

 

— ¿Te he asustado?

 

—Solo un poco. —Taeyeon se apresuró a disimular su falta de atención—. Confieso que me has pillado

planeando mi siguiente movimiento.

 

—Me gustaría ver algunos de tus movimientos. ¿Vamos a mi casa?

 

—Por mí sí, si te parece —dijo Taeyeon con una sonrisa lenta, y pidió la cuenta.

 

Al cabo de unos minutos estaban esperando a que el aparcacoches les trajera el BMW M5 de Taeyeon, y

esta volvió a dar un salto cuando Nana le pasó la mano por la espalda y la apoyó junto a su pecho.

 

—Estás nerviosa esta noche —Nana la abrazó algo más fuerte, para provocarla— ¿O siempre eres así de

asustadiza?

 

Taeyeon se recobró enseguida.

 

—A lo mejor estoy un poco sensible esta noche. Pero eso no es malo, ¿no?

 

—Para lo que tengo en mente, no. —Nana le dedicó un guiño al aparcacoches que le aguantaba la puerta del

vehículo, en apariencia indiferente a su sugerente conversación.

 

De camino a casa de Nana, Taeyeon sintió una familiar palpitación de excitación.

Le encantaban aquellos momentos cómo iba subiendo la lujuria previa a la emoción de tocarse. Estaba completamente segura, tras tres copas de sake, de que iba a ser un buen polvo, sin compromisos. Ambas habían dejado claro lo que querían en los correos electrónicos que habían intercambiado durante la semana interior, así que no habría sorpresas desagradables. Así era como debía ser, reflexionaba, mientras subían al piso de Nana en el ascensor: un satisfactorio encuentro entre adultas.

¿Qué más podía pedir?

El loft de Nana era tan elegante como su propietaria. Cuero, granito, acero y madera noble combinados en un inactivo y moderno estilo de líneas sencillas. Cuando Nana > le indicó, Taeyeon se puso cómoda en el sofá de piel negro que había en la sala de estar. Su anfitriona fue a abrir el mueble-bar.

 

— ¿Martini?

 

—Perfecto —agradeció Taeyeon.

 

Mientras Nana preparaba los cócteles, Taeyeon volvió a darle un buen repaso de la cabeza a los pies. Alta,

tonificada, estaba increíble con su túnica de seda negra, pantalones a luego y sandalias de tira de altos

tacones.

 

—Cuéntame por qué una cirujana plástica así de guapa se ha apuntado a una página de contactos —quiso

saber Nana, yendo hacia ella.

 

— ¿La verdad? —Taeyeon aceptó el Martini con hielo que le trajo—. Un grupo de amigas convencieron a mi

mejor amiga para apuntarse. Tuvimos que intervenir, porque está casada con su trabajo y pensamos que en

Internet podría conocer a alguien.

Necesitaba un empujón, así que yo le dije que me apuntaría también. Pensé que podría enseñarle lo fácil que

era conocer a mujeres guapas sin tener que salir de la oficina.

 

— ¿Cuál es el usuario de tu amiga en la página? —preguntó Nana.

 

Chica del Lago. En realidad se llama Tiffany Hwang. Tiene un restaurante, el Lakeside, al sur de White

Rock.

 

—Me encanta el Lakeside —afirmó Nana, con auténtico interés—. Pero nunca he conocido a la dueña. Chica

del Lago... Me pregunto si he visto su foto en la página.

 

—Ah, creo que lo recordarías. Es preciosa.

 

—Bueno, pues si no llegamos a coincidir, dale las gracias de mi parte —ronroneó Nana.

 

Taeyeon asintió distraídamente y le quitó a Nana el vaso de la mano. Tras dejarlo en la mesa con el suyo,

Taeyeon se echó hacia atrás y estiró el brazo sobre el respaldo del sofá. Clara conocedora de las señales

habituales, Nana se acomodó en el hueco de su hombro, echó la cabeza hacia atrás con los ojos

entrecerrados y los labios fruncidos y listos para ser besados. Con un cosquilleo de deseo, Taeyeon la besó

con deliberada lentitud, pasándole los labios por el cuello mientras le acariciaba la melena dorada. Alentada

por el leve gemido que se le escapó a Nana, le metió la mano libre bajo la túnica de seda y respingó de placer

al sentir el roce de su piel combinado con la suavidad de la tela.

 

Aquello era exactamente lo que consideraba una buena cita.

 

Se levantó del sofá y la hizo levantar a ella cogiéndola de la mano; como si hubiera estado allí innumerables

veces, guio a Nana por el loft hasta la cama tatami estilo japonés que había en el extremo opuesto. Las ropas

de seda acabaron en un revoltijo en el suelo y Taeyeon contempló la figura de Nana con abierta

admiración.

 

—Eres preciosa.

 

—Bueno, gracias, doctora Kim. Viniendo de alguien de su campo, es todo un piropo.

 

—Anda ya —protestó Taeyeon—. No estoy trabajando. No tengo ahora mismo un lápiz de marcar y no pienso

hacer ningún diagnóstico esta noche.

 

—Te equivocas respecto a mi autoestima —le dijo Nana—. Estoy orgullosa de mi aspecto. Este cuerpo es el

resultado de una vida saludable y trabajo duro en el gimnasio. Solo me permito caprichos como el que estoy a

punto de disfrutar.

 

— ¿Y qué tipo de caprichos son esos? —le susurró Taeyeon al oído mientras la tumbaba sobre la colcha.

Nana se lo demostró alargando la mano hacia la cremallera de los téjanos de Taeyeon.

 

— ¿Sabes lo que más me gusta de esta marca de téjanos? El mensaje que pone cuando se los quito a

alguien. Justo aquí, dentro de la cremallera, pone

 

«Tienes suerte».

 

¿Pero quién crees que ha tenido más suerte esta noche?

 

Taeyeon contempló el efecto de las luces de la ciudad al rallar sobre la piel desnuda de la hermosa mujer que tenía frente a ella, y sintió una oleada de placer entre los muslos cuando Nana recorrió con los dedos las letras de la cremallera y luego se los deslizó al núcleo de su deseo. Taeyeon unió los labios con los de la seductora rubia, y se quitó las botas y los téjanos. Los téjanos de la suerte quedaron hechos un revoltijo junto a la túnica de seda.

Nana agarró a Taeyeon del cuello de la camisa vaquera y tiró de ella, desabrochándole los corchetes en un

solo movimiento. Sonrió al descubrir los generosos pechos que se ocultaban debajo y dijo:

 

—Basta de mirar. Sube a la cama y vamos a divertirnos.

 

Tras la declaración, hizo que Taeyeon se tumbara sobre ella y se metió uno de sus pezones endurecidos en

la boca.

La sensación las sacudió a ambas como si fuera una corriente eléctrica y Taeyeon hizo una pausa para mirar

a Nana a los ojos. La invitación lujuriosa que halló en sus profundidades era familiar y emocionante a la vez.

La deseaba y tenía el poder de darle a aquella mujer exactamente lo que quería. Durante toda la noche.

 

 

CONTINUARA........

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Comments

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saramarmota #1
Chapter 19: ESTO GRITA EPILOGO
abi-21 #2
Chapter 19: Fue una historia genial!, Gracias x compartirla :D
Sosha-kun
#3
Chapter 19: Me divertí mucho leyendo esta historia, ¡gracias!
LectoraLemon #4
Chapter 19: Esto fue una historia bonita ... saludos
Taeko85 #5
Chapter 19: Me encanto la historia y el final, lastima que se acabo. que linda pareja hacen Taeny. Gracias por compartir esta historia.
naidum #6
Chapter 19: Muy buena historia!!
saramarmota #7
Chapter 19: yayyy me encanto esta historia
ailyn2111 #8
Chapter 19: Yeyyyy me a gustado mucho :3 gracias
loveless_colors
#9
Chapter 19: Awww muero de amor *-* muchas gracias por compartirnos esta historia :3