Capítulo Dies

VERDADERO AMOR (ADAPTACIÓN TAENY)

DOBLE ACTUALIZACIÓN \ ˚▽˚ /

 

Era un día perfecto para hacer una barbacoa en el jardín. Tiff aminoró al llegar a la entrada del edificio de Taeyeon.

Técnicamente estaba diseñada para vehículos de reparto y servicios para los residentes. Al ver a Taeyeon, dio marcha

atrás, feliz de no tener que encontrar aparcamiento en el pequeño garaje bajo el edificio.

 

— ¿Cómo? ¿No bajas la capota? ¿Qué clase de excursión es esta? —bromeó Taeyeon mientras montaba en el

deportivo Wrangler.

 

—Sobrevivirás.

 

Tiff se dirigió a la autopista. Su hermano y su familia vivían en Frisco, cuya distancia, que era solo de veintisiete

kilómetros desde Dallas, era la equivalente a conducir a Oklahoma.

 

—Además, no querría que te despeinaras, ¿no te parece?

 

—Sobreviviré.

 

Taeyeon repasó a Tiff con la mirada, escrutando cada centímetro de su cuerpo. Curioso: Tiff estaba todavía más y

con pantalones cortos y camiseta que con un vestido para salir. A lo mejor era porque la ropa informal enseñaba más

carne firme y bronceada. Ignoró a la parte de su mente que se preguntaba por qué se daba cuenta de esas cosas de

repente y dijo:

 

—Estás fantástica.

 

Tiff se miró la camiseta verde lima, los pantalones cortos caqui estilo militar y las sandalias verde limón.

 

— ¿Has desayunado? A lo mejor es la falta de comida la que te provoca alucinaciones. A este atuendo lo llamo «estilo

arrugado de barbacoa» y es de todo menos fantástico.

 

—La belleza está en el ojo del que mira.

 

—En serio, Taeyeon, ¿has comido algo?

Taeyeon le puso una mano en el hombro y la otra en la rodilla.

 

—No necesito comer para saber que estás guapa, ¿vale?

Ruborizada por estar malinterpretando la situación como una insinuación, Tiff se las arregló para farfullar un

agradecimiento antes de cambiar de tema.

 

— ¿Qué hay en el paquete?

Taeyeon enarcó las cejas.

 

— ¿Paquete?

 

—El que has dejado en el maletero. Ya sabes, cuando has montado en el coche... «Jesús —pensó Tiff—, ¿qué le pasa

hoy?»

 

—Ah, ese. —Taeyeon retiró las manos, al darse cuenta de que incomodaba a Tiff. Se sintió mal al pensar que su caricia

la había hecho ponerse en tensión—. Un fusil de agua de Spiderman. Todo niño de ocho años debería tener uno,

 

—Kahi te matará.

 

Taeyeon esbozó una sonrisa traviesa.

 

—Pero a Leo le encantará. ¿Tú qué le has comprado a Junhui?

 

—El planeador de triple potencia de Spidey y el número l 5 de Amazing Fantasy.

 

— ¿Seguro que lo último es para Junhui?

Tiff puso los ojos en blanco.

 

—Es un cómic, boba. La primera aparición de Spiderman en un cómic de Marvel.

Es un artículo de coleccionista.

 

—Qué alivio. Temía que te hubieras desviado a una tienda de juguetes para adultos sin querer, pero en lugar de eso le has comprado algo de lo que arrepentirse cuando sea mayor.

 

— ¿Arrepentirse? —preguntó Tiff, con cara de incomprensión.

 

—Tiene ocho años. ¿De verdad crees que va a tener el cómic metido en su celofán los próximos veinte años?

Tiff se echó a reír.

 

—Estás fatal, —Eso seguro.

Taeyeon cambió la radio de emisora en cuanto empezó «Promiscuous», de Nellie Furtado, y se quedó con «Unwritten»,

de Natasha Bedingfield. Se arrellanó en el asiento y se volvió un poco para ver mejor a su amiga.

 

— ¿Tiffany? —titubeó, porque quería hablar de un tema más serio—. Quería pedirte perdón por lo del domingo. — ¿Y te

has olvidado de cómo se hace? —bromeó

 

Tiff, aunque aún se notaba que estaba dolida por el tema.

 

— Siento haberme comportado como una idiota y sien- to no habértelo dicho antes —dijo Taeyeon con sinceridad—. No

tengo ningún derecho a decirte con quién puedes o no puedes quedar.

 

—Bueno, en eso tienes razón. —Tiff empezó a decir algo más, pero se contuvo porque no quería darle más vueltas al

tema—. Vamos a hacer un trato: yo no haré comentarios despectivos sobre tus citas y tú me harás el mismo favor.

 

—Trato hecho —estuvo de acuerdo Taeyeon.

 

Miró por la ventana con gesto ausente. Si sus próximas citas eran con la mujer en la que no había dejado de pensar en

los últimos dos días, Tiff no tendría nada que criticar. Leo, Kahi y Junhui vivían en una casa de ladrillo rojo de dos pisos,

cuya característica principal para distinguirla de las demás era el número de la dirección en laacerca. Tiff aparcó el Jeep

en la parte delantera.

 

El cumpleañero abrió la puerta en persona y recibió a Tiff y a Taeyeon con sendos abrazos.

 

—Tía Tiff, tía Taeyeon, venid al jardín a ver lo que me han regalado.

Tiff gritó:

 

—Hermanito querido, ¿qué es eso tan guay que le has comprado a este niño?

 

—No soy un niño. Tengo ocho años.

 

—Oye, colega, ¿sabes de algún niño que vaya a querer abrir regalos? —preguntó

 

Taeyeon, haciendo un gesto de cabeza para indicar los paquetes envueltos en papel de regalo que llevaba en brazos.

 

— ¡Yo! ¡Yo!

 

Leo apareció en el recibidor, cogió en brazos a su emocionado hijo y se lo echó al hombro. Leo y Tiffany eran los dos

rubios, de ojos marrones y de complexión atlética y era fácil ver que eran hermanos. Leo, algo más alto, le habló al niño

que llevaba colgado.

 

—Paciencia, señorito. Todavía no es hora de abrir regalos. Antes tienen que comer los que los han traído —se volvió

hacia las mujeres—. Están todos fuera. Las hamburguesas y los perritos calientes estarán listos en un cuarto de hora.

 

Junhui las cogió a las dos de la mano y las llevó al jardín de la parte trasera a toda prisa. Había una docena de niños de

ocho años tan rebosantes de energía como Junhui, divididos cutre la parte que no cubría de la enorme piscina y el que

claramente era el regalo de cumpleaños favorito de Junhui: un trampolín.

Taeyeon puso sus regalos en la pila que había en una de las mesas del jardín y le comentó a Tiff:

 

—Creo que ya podemos tirar los nuestros a la basura. Nuestros pobres regalos no tienen ninguna oportunidad contra

esa monstruosidad.

 

—Ya te digo —asintió Tiff—. No sabía que tendríamos una competencia así. ¿Quieres una cerveza?

 

—Suena bien. ¿No tendríamos que ir a ver si Kahi necesita ayuda?

 

—Voy a por las cervezas y le pregunto cuando vuelva. No acapares el trampolín mientras no estoy.

 

—Intentaré contenerme y no pavonearme —prometió Taeyeon. Y mientras veía a Tiff alejarse hacia el interior de la casa,

añadió en voz baja—: Especialmente si tú no me estás mirando.

 

Tiff se detuvo en el umbral y miró hacia atrás, extrañada por el humor de Taeyeon.

Estaba muy rara y, si no la conociera, pensaría que estaba flirteando con ella. Apartó la idea de su mente, fue a la

cocina y saludó a su cuñada con un abrazo rápido. Kahi iba cargada de bandejas de hamburguesas, perritos calientes y

los acompañamientos. Sin levantar la vista, pidió:

 

— ¿Sacas el kétchup y la mostaza de la nevera y los pones en las cositas esas? — señaló en dirección a las aceiteras

de la encimera.

 

—Claro —repuso Tiff, y cogió los botes—. Menuda pandilla tienes ahí fuera. ¿Necesitas algo más?

 

—Ya sé que no lo parece, pero todo está bajo control. No vamos a complicarnos mucho, porque a los niños les da igual

lo que haya de comer. Ellos con nadar y jugar con el trampolín ya están felices.

 

—Y menudo trampolín. Podríais haberme avisado, al menos para tener la oportunidad de competir con el regalo.

 

—Fue idea de Leo. Sinceramente, yo lo veo un poco peligroso, pero él insistió en que los niños pueden hacerse daño

igual jugando en la piscina sola. Ahora tenemos dos trampas mortales en el jardín —sonrió Kahi—. Debemos ser la

casa más popular de la manzana.

 

— ¿Ya estás criticando el trampolín otra vez, mujer? —les llegó la voz profunda y masculina de Leo desde la puerta de

la cocina.

 

—Ven aquí, Leo, y haz algo útil —le ordenó Kahi.

 

Tiff rio cuando su hermano asomó la cabeza dentro de la cocina, para evaluar la situación antes de acercarse.

 

— ¿Crees que llegará a perdonarme algún día por haber hecho de nuestro hijo el niño más feliz del mundo? —le

preguntó a Tiff.

 

—Deja de buscar aliados, Leo. —Kahi le dio un plato de hamburguesas—. Empieza a hacer estas y ya te diré cuándo

te has redimido.

 

—Espera un segundo. —Leo dejó el plato en la encimera—. Tengo que interrogar un momento a mi hermana, la gurú del

ligoteo por Internet. —Cuando Tiff gimió, él continuó

 

—. No te preocupes, Kahi ya está al corriente. Ya sabes que no hay secretos entre nosotros. Cuéntanos, ¿has pescado

algo últimamente?

 

—He declinado los avances de cierta pescadora ávida.

 

—Y yo que esperaba poder montar una parrillada de pescado para celebrar que hubierais encontrado la felicidad —la

pinchó Leo.

Ella hizo un gesto de vomitar.

 

—Sin embargo, te complacerá saber que tengo una cita como Dios manda la semana que viene.

 

— ¿Con alguien de Internet?

 

—Exactamente. Usó las palabras adecuadas, así que decidí darle una oportunidad para saber de primera mano si va en

serio.

 

—Buen plan, hermanita. Espero que sea genial. —Le dio un gran abrazo—. Te mereces lo mejor.

 

—Gracias, Leo —Tiff le devolvió el abrazo y le susurró al oído—. Tú también.

 

—Leo, saca una cerveza para tu hermana, mueve el culo y empieza a cocinar.

 

—Mierda —murmuró Tiff—. Le he dicho a Taeyeon que le sacaba algo de beber.

 

—Está bien —le dijo Leo—. Hay neveras fuera para mantener hidratados a los adultos. Seguro que alguien se las

enseña.

 

—Guay. Bueno, hermanito, creo que será mejor que empieces a cocinar antes de que tu mujer te eche de casa. Yo te

ayudo. Tengo uno de los mejores restaurantes de Dallas, por si no lo sabes.

 

—Sí, eso hace que me pregunte por qué no te hemos puesto al mando de este sarao. Venga, enséñame qué sabes

hacer —le dijo Leo, recuperando la bandeja y dirigiéndose a la puerta.

 

— ¿Me ayudas a encontrar las bebidas para adultos?

 

Taeyeon se volvió hacia la aterciopelada voz y se encontró ante un rostro hermosísimo, enmarcado por ondas de cabello

castaño claro. La mujer olía a ámbar picante y a rosas, y el aroma le llamó la atención. Miró de reojo hacia la entrada

del jardín, pero Tiff no estaba por ninguna parte.

 

—Claro —contestó—. A mí también me iría bien algo frío.

 

El bombón la condujo al porche, en donde habían colocado varias mesas de jardín con manteles a cuadros rojos y

blancos. Muchas estaban abarrotadas de platos y condimentos. A un lado había varias neveras apiladas debajo de un

banco, brillantes por la condensación acumulada en las paredes de metal. La mujer de aroma especiado se agachó para

abrir una y estuvo un rato escarbando en el hielo. Taeyeon se quedó embobada mirando a su nueva amiga, cuyos

pantalones cortos se habían subido al inclinarse y revelaban unos muslos bronceados y un trasero redondo y firme. Al

mismo tiempo, la cinturilla se le había bajado y dejaba al descubierto la musculada base de su espalda.

Taeyeon apartó la mirada enseguida cuando se volvió para entregarle una botella fría de Harp Lager.

 

— ¿Te vale? —le preguntó la mujer, sin soltar la botella.

 

—Perfecto, gracias.

 

—Me llamo HyunA, por cierto.

Le pasó la botella y señaló la piscina.

 

—Mi hijo Sungjae es amigo de Junhui.

A Taeyeon le iban los pensamientos a toda velocidad. Aquella broncínea belleza era madre, una madre cachonda, pero

madre. Se riñó por haber sentido algo. Ni siquiera conocía a aquella mujer y ya estaba poniéndose como una moto por

un encuentro de cinco minutos que venía a resumirse como la madre de un niño ayudándola a encontrar la cerveza.

Desconcertada, pensó en cómo llevaba a Tiff en la cabeza desde hacía días y cómo estaba replanteándose su modus

operandi.

¿Era realista pensar que podía cambiar?

Su reacción ante una completa desconocida en la fiesta de cumpleaños de un niño de ocho años sugería que le

quedaba un largo camino por delante.

 

— ¿Y tú te llamas...?

 

Taeyeon se dio cuenta de que no se había presentado y respondió con torpeza.

 

—Soy Taeyeon. Kim Taeyeon. Supongo que soy como tu hijo Sungjae: he venido porque soy amiga de Junhui.

 

—Bueno, encantada de conocerte,  Kim Taeyeon. Los amigos de Junhui son mis amigos. —HyunA enfatizó su

declaración dándole un apretón a Taeyeon en la mano. Taeyeon retiró el brazo, resistiendo el impulso a responder a los

avances de la guapa mujer.

 

—Debería ir a ver si Kahi necesita algo.

 

—Eso es totalmente innecesario. Por lo que conozco a Kahi, lo tiene todo bajo control. En cambio a mí sí que me iría

bien tu ayuda, si no te importa. —HyunA se encogió de hombros y se bajó el cuello de la camisa de gasa—. Lo he

intentado de todas las maneras esta mañana, pero no llego a ponerme crema solar entre los hombros. Sé buena y

ponme un poco, anda.

 

Taeyeon miró con la misma intensidad los musculosos hombros bronceados de HyunA y el frasco de crema solar que le

dio. No parecía que le quedara elección, así que lo abrió lentamente, lo estrujó y se echó un poco de crema blanca en la

palma de la mano.

 

—Tía Taeyeon, este es mi amigo Sungjae —anunció Junhui, apareciendo detrás de Taeyeon—. Me quiere enseñar lo

que me ha traído por mi cumpleaños, ¿te puedes apartar?

 

Taeyeon sonrió ante la interrupción y se apartó de inmediato.

 

—Claro, coleguita. Encantada de conocerte,Sungjae. De hecho, llegas justo a tiempo. Mamá necesita que la ayudes. —

Taeyeon le echó una generosa cantidad de crema solar en la mano al niño y dejó el frasco en la mesa—. Tienes que

asegurarte de que frotas bien, justo entre los hombros. No queremos que mamá se queme. HyunA se volvió hacia ella,

claramente ofendida ante el cambio.

 

—Mamá ya está un poco caliente.

 

—Creo que estarás bien. Voy adentro. Disfruta de la fiesta.

 

Taeyeon se irguió y estuvo a punto de chocar con Tiff, que se acercaba con una bandeja de hamburguesas.

 

—Hola, iba a buscarte. ¿Qué ha pasado con la cerveza que me habías prometido?

Tiff bajó la vista hacia la botella fría que Taeyeon tenía en la mano y contestó en tono seco:

 

—Parece que ya te has encontrado una tú sola.

 

—Ah, sí. No volvías y encontré unas neveras llenas de cerveza debajo de un banco —explicó Taeyeon, confusa por el

tono de su amiga. ¿Y si había malentendido la conversación de antes? Pero no, Tiff le había dicho claramente que iba

adentro a buscar algo de beber—. ¿He hecho algo que te haya molestado?

 

Tiff suspiró, recordando la escena que había visto hacía solo un momento. Dos mujeres preciosas y altas arrimadas la

una a la otra en lo que claramente era un momento de intimidad. Había visto cómo la otra mujer se comía con los ojos a

Taeyeon. Joder, si casi se había relamido cuando le había cogido la mano a Taeyeon, como si la reclamara para sí. Tiff

no tenía claro por qué últimamente le molestaba ver ligar a Taeyeon, pero no quería pasar el cumpleaños de su sobrino

siendo testigo de otra conquista.

 

—No estoy enfadada —contestó con frialdad—. No sirve de nada frustrarse por cosas que nunca van a cambiar.

 

—No tengo ni idea de lo que hablas —protestó Taeyeon.

 

—Da igual, no pasa nada. Ven a ayudarme a poner las hamburguesas en la parrilla.

 

Tiff abrió la marcha, dando gracias a que los niños hubieran interrumpido la seducción que empezaba a gestarse en el

jardín.

¿Por qué todo el mundo pensaba que podía adueñarse de Taeyeon?

Un grito de Leo la distrajo de sus  pensamientos. Cargaba al mismo tiempo con una bandeja de perritos calientes, varios

paquetes de bollos y una amplia selección de aparejos de barbacoa. Taeyeon corrió a salvar la bandeja, que estaba

punto de resbalársele.

 

—He pensado que lo mejor es que los niños coman primero y luego los adultos podamos comer medio tranquilos —

comentó él, mientras alineaba la carne en la barbacoa como un maestro.

Taeyeon lo observó por encima del hombro, maravillada de su habilidad.

 

—Leo, ¿quiénes son tus invitados?

 

—La mayoría son niños del barrio y sus padres. He visto que HyunA te pillaba por banda. Cuéntame, anda.

Taeyeon miró a Tiff por el rabillo del ojo. Estaba ocupada con las hamburguesas.

Prefirió contestar a la pregunta implícita con otra.

 

— ¿De qué palo va?

 

—Esperaba que me lo dijeras tú. Vive al final de la calle, en la casa más grande de la manzana. Cuando se mudaron

aquí venía con su marido, pero hace meses que no se le ve el pelo. Me ha parecido que la ponías. A lo mejor está

cambiado de acera.

Harta de la conversación, Tiff intervino.

 

—Hermanito, me asustas cuando intentas ir de moderno.

 

—Intento fomentar el cariño entre las amigas. Parecía que le gustaba Taeyeon.

 

—Sí, ¿y a quién no? —murmuró Tiff en voz baja. Aun así, se ganó una mirada afilada de Taeyeon.

Leo no se dio cuenta de la tensión creada y preguntó:

 

—Taeyeon, ¿qué piensas de la cita de Tiff?

 

— ¿Cita? —Taeyeon miró a Tiff de nuevo, y esta desvió la mirada—. Vaya, Leo. Yo no sabía nada de este cotilleo.

Cuéntame.

 

—No es nada —dijo Tiff—. Le contaba a Leo nuestra aventura en la red y cree que debería esforzarme más en encontrar

el amor en el ciberespacio, eso es todo.

 

Una ráfaga de aire frío procedente del interior de la casa seguida por un desfile de clones de Tiff y Leo alertó a los

invitados de que había llegado el resto del clan Hwang.

Leo los saludó desde la barbacoa.

 

—Cogeos algo de beber y decidles a los niños que vengan. Les pondremos sus platos y luego servimos a los viejos.

 

 

 

CONTINUARA.......

 

(>‿◠)✌ MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS \ (˚▽˚) /

 

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Comments

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saramarmota #1
Chapter 19: ESTO GRITA EPILOGO
abi-21 #2
Chapter 19: Fue una historia genial!, Gracias x compartirla :D
Sosha-kun
#3
Chapter 19: Me divertí mucho leyendo esta historia, ¡gracias!
LectoraLemon #4
Chapter 19: Esto fue una historia bonita ... saludos
Taeko85 #5
Chapter 19: Me encanto la historia y el final, lastima que se acabo. que linda pareja hacen Taeny. Gracias por compartir esta historia.
naidum #6
Chapter 19: Muy buena historia!!
saramarmota #7
Chapter 19: yayyy me encanto esta historia
ailyn2111 #8
Chapter 19: Yeyyyy me a gustado mucho :3 gracias
loveless_colors
#9
Chapter 19: Awww muero de amor *-* muchas gracias por compartirnos esta historia :3