Capitulo 8

Ajuste de cuentas (Adapt. Taeny)

Kim Security, Inc., Portland, Oregon.

Taeyeon miró la foto unos instantes antes de cerrar la carpeta y coger su taza de café ya frío. Hacía mucho tiempo que no tenía un fallo de discernimiento tan grave. Por Dios, no era una adolescente hambrienta de o. Le faltaba nada para cumplir treinta años y había aguantado bien varios meses sin o. Entonces, ¿por qué no había sido capaz de dejar pasar aquella ocasión? ¿Y por qué de pronto había perdido la cabeza por Tiffany Hwang, precisamente?

Taeyeon se llevó las manos a las mejillas para refrescarlas. Cada vez que pensaba en ella, en lo que habían hecho, se ponía colorada. Llevaba tres días, desde que estaba en Portland, reviviendo aquella sensación y el contacto de Tiffany. Aunque no intercambiaron números de teléfono, Tiffany sabía que a Taeyeon no le costaría mucho encontrarla. Taeyeon suspiró. Tiffany tenía razón. A Taeyeon le bastaba con encender el ordenador para averiguar un número de teléfono, aunque no figurase en las guías. En el caso de Tiffany, era aún más fácil.

El interfono que estaba sobre la mesa sonó. Taeyeon apretó el botón y disimuló el cansancio.

—Que pasen, Asia —dijo, sin esperar a que su secretaria anunciase a los visitantes.

Taeyeon se levantó y rodeó la mesa, mientras Arnult y Barb Horvejkul entraban en el despacho como dos estrellas de cine caminando sobre la alfombra roja, entre filas de fotógrafos.

¿Qué tenía aquella pareja de ancianos de cabellos plateados, impecablemente vestidos, que atacaba los nervios de Taeyeon?

Los Horvejkul se sentaron sin que los invitase a hacerlo, y Taeyeon asomó la cabeza por la puerta y miró a Asia con aire cómplice.

—Estaré un rato con los Horvejkul. Por favor, no me pases llamadas. —Asia hizo un gesto afirmativo. Nunca le pasaba llamadas cuando estaba con clientes. Taeyeon sólo se lo recordaba cuando quería que la interrumpiese si la reunión duraba demasiado. Media hora bastaba para solventar el problema de un cliente. En el caso de los Horvejkul, esperaba que fuese menos. La curiosidad la había llevado a aceptar su visita, en vez de atenderlos por teléfono.

Apenas había cerrado la puerta cuando Arnult Horvejkul empezó a hablar.

—Señorita Kim, gracias por recibirnos. ¿Puedo confiar en que se encargue personalmente de nuestro asunto?

De pronto comprendió lo que le fastidiaba de aquella pareja. Presuponían que su edad y su posición económica les daban derecho a recibir un trato especial.

—La primera vez que hablamos con usted me dio la impresión de que pensaba que no valía la pena perder el tiempo con nuestro caso.

El tono condescendiente de Arnult no contribuyó a facilitar las cosas. Pero tenía razón: Taeyeon no pensaba que Kim Security tuviera que perder el tiempo en un caso de infidelidad hasta que abrió la carpeta que le habían entregado. La armadura en la que se había refugiado durante los diez años anteriores se vino abajo en cuestión de segundos.

—Todos los casos valen la pena, señor Horvejkul. Pero no puedo encargarme de todos personalmente. Por eso tengo colaboradores. Seguro que lo entiende. —Taeyeon intentó apelar a la faceta empresarial de Arnult, pero, cuando el matrimonio se miró con gesto incómodo y luego la miraron a ella, comprendió que deseaban decirle algo más.

Barb Horvejkul habló primero.

—Seguro que usted entiende lo delicado de nuestra situación tras leer el expediente que le hemos dado.

Taeyeon deslizó el pulgar sobre los labios en un ademán de frustración. No había leído todo el expediente. En realidad, no había pasado de la primera foto y la biografía del sujeto. Aún estaba recuperándose del impacto.

Arnult Horvejkul recogió el testigo de su mujer y continuó:

—Nuestro hijo Nichkhun tiene intención de dedicarse a la política algún día. Si esto trascendiese, sería la ruina.

Un viejo amigo mío, Edward Mathews, nos habló muy bien de usted.

Taeyeon asintió, agradecida. Por fin Arnult mostraba sus cartas. La intrigaba que los Horvejkul recurriesen a ella por un asunto tan intrascendente en apariencia. Sin duda, Edward le había contado a su «colega» cuánto dinero ingresaba Taeyeon todos los años, gracias a su despacho de abogados. No, Arnult no había dejado caer aquel nombre por casualidad, sino que le estaba explicando del modo más educado por qué debía encargarse ella personalmente del asunto.

En cualquier otra circunstancia Taeyeon se habría reído. Su negocio notaría la pérdida de Edward Mathews como cliente, pero no sería una catástrofe. Taeyeon nunca había puesto todos los huevos en la misma cesta. En consecuencia, el dinero había dejado de ser un factor decisivo en los casos que aceptaba. No, la razón de que los Horvejkul estuviesen ante ella en aquel momento era una y sólo una. Su nuera era Tiffany Hwang.

Taeyeon hizo una pirámide con los dedos y miró primero al señor Horvejkul y, luego, a la señora Horvejkul.

—¿Qué harán con la prueba, si se la proporciono? A la señora Horvejkul se le pusieron los ojos como platos.

—Nada, naturalmente. Tenemos tanto interés como ella en que la información no se divulgue. Se trata sólo de una especie de póliza de seguros para nuestro hijo.

—¿Demostrar que la mujer de su hijo es lesbiana es una póliza de seguros? —La expresión confiada se borró del rostro de Arnult y Barb Horvejkul palideció. Taeyeon sintió un leve estremecimiento de placer y ni un ápice de culpa.

—Ella piensa pedir el divorcio.

—¿Tiffany va a pedir el divorcio? —Taeyeon habló sin pensar. No contaba con aquello, ni con la sensación de alivio que la invadió. Aunque, a continuación, se le ocurrió algo que le dio miedo. «Tal vez no fue sólo la aventura de una noche»—. ¿Su hijo sabe que su mujer quiere divorciarse de él?

—Sí. Aún no nos lo han comunicado, pero supongo que lo harán en cualquier momento.

A Taeyein le dio la sensación de que se ahogaba.

—Entonces, ¿qué más les da que ella salga con otra persona? ¿O les importa porque la otra persona es una mujer?

—Creemos que hubo muchas otras personas. Lo cierto es que no deseamos que a nuestro hijo lo pille desprevenido por otros motivos. Estamos seguros de que no sabe que su esposa le ha sido infiel hasta ese punto.

«Y vosotros no sabéis lo bien que se lo monta.» Taeyeon ahuyentó aquel fugaz pensamiento.

—Nuestro hijo es bueno, señorita Dennis. Seguirá manteniendo la relación con su mujer a menos que le demostremos que ella no se lo merece. No piensa en su futuro. Pero nosotros sí.

—¿Su futuro? —Taeyeon sabía que debía contarles la verdad. Al menos, en parte. Creía que no tenía que aceptar el caso, puesto que había estudiado en el mismo instituto que su nuera. Naturalmente, no podía hablar del tema ual ni de que había sido incapaz de olvidarla desde entonces. Además, si les contaba eso, sin duda saldrían de allí y buscarían a otra persona. «Un momento. ¿No se trata de eso?»

—Nuestra familia tiene una larga historia de servicio público —explicó Barb Horvejkul con orgullo—. El divorcio está mal visto en nuestro círculo. —«¿Roheibeth tiene círculos?» A Taeyeon le costaba trabajo mantenerse seria.

—Pero si demostramos que ella ha tenido muchas aventuras... con otras mujeres, nadie culpará a Nick del divorcio. Incluso podría beneficiarle a largo plazo. Sobre todo, si encuentra a una pareja más adecuada.

—Entiendo —dijo Taeyeon, y lo entendía. Era cuestión de estatus dentro de la comunidad. Algo que ni ella ni sus padres habían tenido ni les había preocupado—. ¿Cómo se enteraron?

—Nuestro hijo tuvo la sensatez de llamar al abogado de la familia para que le recomendase un abogado especialista en divorcios. Nuestro abogado creyó oportuno avisarnos.

—Tal vez fuese oportuno, pero no sé si es muy ético por su parte contarles el problema de su hijo. Les preguntaba cómo se enteraron de que su nuera era lesbiana.

Barb torció el gesto, se aclaró la garganta y sacó un pañuelo del bolso, como si estuviese a punto de echarse a llorar.

—La han visto, y no sólo una vez. Es promiscua, y nada nos gustaría más que nuestro hijo se alejase de ella.

«¡Mierda!» Si un vendaval hubiese subido por la escalera hasta el noveno piso del edificio en el que estaba su despacho, habría arrastrado a Taeyeon. «¿Promiscua?» ¿Cómo diablos se le había ocurrido mantener relaciones uales sin protección con una desconocida? En realidad, no lo pensó. Simplemente se limitó a sentir. La habían embaucado. La había embaucado una profesional y le había costado bastante más de un dólar. Tendría que haberse dado cuenta. Debería haber comprendido que nadie cambia tanto.

Naturalmente, Tiffany era diferente. No debería sorprenderla que las matonas del instituto, al crecer, se convirtiesen en fulanas manipuladoras y ávidas de dinero, que se complacían en seducir a mujeres de escasas luces y llevarlas a la cama o, en su caso, al vestuario. Pero había algo que no cuadraba: si Taeyeon era una de tantas conquistas, ¿por qué Tiffany se había mostrado tan afectada cuando Taeyeon se separó de ella?

Taeyeon sintió un brote de ira, pero se calmó. ¿Para qué enfadarse? Lo había pasado bien con Tiffany. Sin embargo, no sólo era la ira lo que alimentaba sus deseos de echar a los Horvejkul del despacho para estar sola.

Sí, le habría encantado ver la cara de Tiffany cuando se enterase de que Taeyeon trabajaba para sus suegros, pero estaba demasiado metida en la situación para ser objetiva. De hecho, la objetividad desapareció cuando abrió el expediente y vio la foto de Tiffany Hwang. En realidad, no importaba. No importaba que renunciase al caso; encontrarían a alguien que les proporcionaría la información. Y esa persona no tendría vínculos personales. Tiffany recibiría su castigo, fuese cual fuese. Tiffany no tenía por qué intervenir. Le bastaba con cerrar la boca y mantenerse al margen.

—¿Señorita Kim? —Arnult Horvejkul sacó su talonario de cheques como si fuese la respuesta a las preocupaciones de Taeyeon.

Taeyeon miró el talonario. En cuanto diese un no definitivo, Arnult buscaría a otra persona. Alguien aprovecharía la ocasión para hundir a Tiffany y lo haría sin el rencor que sentía ella.

—De acuerdo, me ocuparé del asunto —dijo Taeyeon, y se le cayó el alma a los pies, donde debían de estar también su cerebro y su sentido común.

—¿Personalmente? —insistió Arnult, aunque su tono daba a entender que conocía la respuesta.

—Sí, personalmente. «Con mucho gusto.»

—Bien. Me alegro. —Arnult se levantó.

—Al doble de mi tarifa habitual, dado que se trata de una situación delicada que debo llevar personalmente. Puede extender el cheque a nombre de Kim Security. Gracias.

Arnult se sentó y asintió, como si hubiese sido suya la idea de pagarle aquel precio exorbitante. Extendió el cheque sin decir nada, lo despegó del talonario y se lo entregó a Taeyeon con gesto rimbombante. Taeyeon se levantó, les dio la mano a los dos y los acompañó a la puerta. Estaba contemplando el cheque cuando volvió Asia.

—Creí que ibas a rechazar el caso.

—Las buenas noticias corren. Hazme un favor y busca todos los antecedentes de Tiffany Hwang ...Horvejkul .

—Sí. Y que quede claro que nadie me lo ha dicho. Parece que ese tipo acaba de devorar una tiendecita familiar para convertirla en sucursal de unos grandes alma-cenes. ¿Por qué has cambiado de idea?

Taeyeon carraspeó.

—Es amigo de Edward. —La boca de Asia dibujó una exclamación, como si eso lo explicase todo. Su reacción sacó de quicio a Taeyeon. ¿En qué estaría pensando al meterse en aquel asunto? Debería haber puesto de patitas en la calle a Arnult y a Barb. ¡Qué diablos! Ni siquiera tendría que haberles dado cita. Y, desde luego, no debería haber aceptado que se reuniesen con ella otra vez. Pero, cuando abrió el expediente y vio la foto de Tiffany, se sintió atrapada. Reunirse con ellos era una forma de demostrarse a sí misma que su reacción no había dejado de ser una fantasía, que verla en persona la curaría de cualquier trastorno que pudiese afectar a su sentido común. Maldición, estaba perdiendo los papeles.

—De acuerdo, ya entiendo por qué Kim Security ha aceptado el caso, pero ¿por qué lo vas a llevar tú? Podría encargarse cualquiera. No haces este tipo de cosas desde... desde que yo estoy aquí.

—Me crie en su ciudad y fui al instituto con su nuera. —No contó que la nuera le había hecho la vida imposible. ¿Qué sentido tenía echar más leña al fuego?

—Entonces, ¿se trata de algo personal?

—Sí, más o menos.

—Supongo que debemos organizar tu agenda. —Asia cogió un cuaderno y el cheque con los honorarios.

—Hum, será mejor que me ponga con esto. Le he cobrado el doble porque me cae mal, pero preferiría no verme en la papeleta de tener que devolverle el dinero si la pifiamos.

—¿Crees que acabaremos pronto? Taeyeon esbozó una sonrisa forzada.

—Si es tan promiscua como los Horvejkul creen, será cosa de un día, dos como mucho.

 

 

 

 

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Lamento estar subiendo el capitulo hasta ahorita no es justificacion pero me llevaron a un fin de semana donde no habia señal de nada!!!! 

nos vemos luego^^ los quiero gracias por su apoyo muak muak c:

 

 

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Comments

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skincrisday #1
Chapter 13: Que ha pasado? Porque desde el 2016 abandonaste la historia? Actualiza por favor es año 2020 y de seguro ya estas en mejor momento.
FlaCastro #2
Chapter 13: Graciiiiiias por actualizaaaar!!!! Estamos aqui atentoooos!! :3 :3 :3 :3
Enssei #3
Chapter 13: Ahh, no puede ser...
Drama dramita dramón, infaltable
Gracias por actalizar ♥
strawberryhearth #4
Chapter 8: gracias por continuarla. esta historia es muy bonita
KazKaz18 #5
Chapter 13: Como lo dejas ahí..... -.-
saramarmota #6
Chapter 13: hoooo margot
itaeyang9 #7
Chapter 6: Este capitulo me dejo sin aire ... lol
Gracias por el fic:)
FlaCastro #8
Chapter 12: Ooooh por Dios~ actualizanos pronto porfavooor~ amo esta historiaaa!! Porfavoor
saramarmota #9
Chapter 12: por que se quieren complicar tanto
LlamaAmerica #10
Chapter 12: Porque se complican tanto :'(