Capitulo 13

Ajuste de cuentas (Adapt. Taeny)

Taeyeon dedicó las cuatro horas de que disponía antes de comer con los Horvejkul a comprobar su buzón de voz y su correo electrónico, y a hacer ejercicio en el gimnasio del hotel. Se duchó de nuevo y, aun así, llegó al restaurante del hotel, situado en una terraza exterior, veinte minutos antes de la hora.

Naturalmente, los Horvejkul se retrasaron. Taeyeon se habría sorprendido si hubiesen llegado puntuales. Su mente daba vueltas a la carta. Tiffany se había deshecho de ella sin desmelenarse.

—Señorita Kim. —Arnult Horvejkul se presentó ante Taeyeon, que se apresuró a saludarlo. El hombre no apartaba la vista de la carpeta de Colby, y a ésta no le habría extrañado que se relamiese. Había conocido a muchos hombres como él. Su experiencia le decía que, en cuanto olían la sangre, estaban dispuestos a entrar a matar.

En aquel caso, la sangre pertenecía a Tiffany.

—¿Esperamos a Barb? —preguntó Taeyeon.

—Mi esposa tenía un compromiso importante que no ha podido anular.

Taeyeon estuvo a punto de preguntar: «¿La peluquería, la manicura o el Bótox?».

—¿Son las fotos? —preguntó Arnult, haciendo ademán de coger la carpeta.

Taeyeon lo detuvo poniendo la mano sobre los papeles, esperó hasta que las cuidadas cejas grises del hombre recuperaron su posición normal y dijo:

—Primero tenemos que hablar de lo que usted espera conseguir.

—Lo siento. No sabía que hubiese nada que hablar. Ya tiene su depósito. Doy por sentado que lo cubre todo.

La actitud de Arnult Horvejkul cambió levemente, pero Taeyeyon enseguida se dio cuenta.

«Tranquila, Taeyeon. No subestimes a este tipo.» Se reclinó en la silla, cruzó los brazos y, como había supuesto, Arnult Horvejkul retiró la mano de la carpeta.

—Creo que no me lo ha contado todo. Me gustaría saber algunas cosas antes de desvelar lo que tengo. Arnult no se movió.

—¿Quiere decir que no me va a dar la información que he pagado? —Los ojos de Arnult se oscurecieron y adoptaron el color del carbón—. Le he pagado por hacer un trabajo, ¿no cree, señorita Kim?

Taeyeon sonrió y se inclinó hacia delante.

—Usted me ha pagado... —Se calló porque en ese momento Arnult estaba mirando algo detrás de ella. En el rostro del hombre se reflejó la sorpresa. Taeyeon frunció el entrecejo y se dio la vuelta.
Tal vez si no la hubiese ofendido tanto el tono condescendiente de Arnult, no se habría girado tan rápidamente y Nick Horvejkul no se habría enterado de que lo observaban. Nick alzó la vista y la sonrisa de su agradable y bronceado rostro desapareció. Miró a su padre y a Taeyeon. Luego se inclinó, le dijo algo a su atractivo acompañante y se levantó. A pesar del temor que sintió Taeyeon al ver que Nick se acercaba, no pudo evitar contemplar al hombre con el que se había casado Tiffany. Nick era guapo, al menos para quienes les gustaba el aspecto de playboy rico. Caminaba con el aplomo de quien está acostumbrado a llamar la atención. El acompañante de Nick, un adonis rubio que llevaba una camiseta sin mangas y vaqueros ceñidos, confirmó este punto mirando sin disimulo cómo se estrechaban la mano padre e hijo, con la actitud de dos conocidos de los negocios.

—Papá, ¿qué haces aquí? ¿Dónde está mamá? —Nick la miró de arriba abajo un par de veces. Al parecer, no importaba que Taeyeon llevase uno de sus trajes predilectos. La mirada de Nick gritaba: «Puta», lo cual le hizo gracia y la fastidió al mismo tiempo.

—Tengo una reunión de negocios con una colega —dijo Arnult como si Taeyeon no estuviese presente.

—Tu madre tenía cita con el doctor Polk. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la oficina?

—He quedado con un antiguo amigo para comer.

Taeyeon se dio cuenta de que el «antiguo amigo» no había apartado los ojos de Nick desde que éste se había levantado de la mesa. También reparó en que se parecía muchísimo a Brad Pitt, si Brad Pitt tuviese la costumbre de beber Bloody Marys con el dedo meñique disparado, como si estuviese tomando el té con la reina de Inglaterra.

Taeyeon retuvo el detalle para completar sus informes.

—Lo siento. No nos han presentado. Soy Nick Horvejkul. —La mirada de Nick se llenó de curiosidad—. ¿No nos conocemos?

Taeyeon le estrechó la mano con gesto amistoso, pero inexpresivo.

—Mucho gusto. No creo que nos conozcamos.

—Nick, Kim Taeyeon. Señorita Kim, mi hijo Nick.

Taeyeon habría torcido el gesto si Nick Horvejkul no hubiese estado frente a ella. Habría preferido que no saliese a relucir su verdadero nombre. La actitud galante de Arnult dejaba bien a las claras que no le importaba ni creía a su hijo capaz de averiguar que su padre estaba metiendo las narices en su vida matrimonial. «Pero, ¿quién soy yo para juzgar a nadie? Yo he metido bastante más que las narices en su vida matrimonial.» Y entonces frunció el entrecejo.

—¿Por qué no te pasas por casa después? La señorita Kim sólo dispone de unas horas y tenemos asuntos que resolver.

—Sí, claro —dijo Nick con el aire ensayado de un niño acostumbrado a los desaires de su padre—. Señorita kim, encantado de conocerla.

La expresión del acompañante de Nick pasó de la felicidad a la pena, y Taeyeon dedujo que Nick le había dicho algo para refrenar su entusiasta recibimiento. «¿Por qué la mera presencia de su padre en un restaurante le arruina el día a Nick Horvejkul?»

—¿Por dónde íbamos? —preguntó Arnult.

—Me estaba explicando por qué estas fotos son tan importantes para usted.

—En realidad, no pensaba explicarle nada. La he contratado para que haga un trabajo. Le he pagado el trabajo y ahí se acaba su papel. ¿Está claro? Usted trabaja para mí. No al revés.

Taeyeon asintió.

—Ahora está claro. —Deslizó la carpeta sobre la mesa. Tras mirar de reojo a Nick y a su acompañante, Arnult abrió la carpeta y puso mala cara al ver el contenido.

Cogió la primera foto, en la que se veía a Tiffany hablando con Jessie en la cinta andadora, con expresión ausente. Arnult la dejó a un lado y cogió la siguiente: una foto de Tiffany sentada en el sillón de su despacho, sonriendo a alguien. A Taeyeon le gustaba más que ninguna, porque la persona con la que hablaba Tiffany era ella y la llenaba de emoción ver que podía provocar semejante alegría.

Arnult repasó veintiocho fotos inocuas, y la expresión confundida de su rostro se fue tornando cada vez más sombría.

—No está con nadie en ninguna foto.

—Porque no había nadie.

—No lo entiendo. ¿No ha encontrado nada? ¿Qué es esto? —Arnult cogió su cheque.

—Sus honorarios, señor Horvejkul.

—Ya sé qué es. Lo que quiero saber es qué hace aquí.

—Se lo devuelvo sin haberlo cobrado. No trabajo para usted. Trabajo para mí.

—¿Sabe cuántas empresas se pondrían de rodillas por conseguir este trabajo?

Taeyeon lo sabía. Había albergado la esperanza de que Arnult Horvejkulcogiese las fotos y cejase en su empeño de encontrar basura en la vida de Tiffany.

—Permita que le dé un consejo. Mire bien a quién contrata para hacer este trabajo. No todo el mundo es tan discreto como yo. Por lo visto se está tomando el divorcio mucho más a pecho que su hijo. — Taeyeon miró a Nick Horvejkul que en ese momento le decía algo a su amigo.

—¿Acostumbra a devolver los honorarios cuando no encuentra la información que desea su cliente? Seguro que ha tenido gastos.

Taeyeon se movió, incómoda. En su empeño por evitar la culpabilidad que sentiría al aceptar el dinero de Arnult, había mostrado sus cartas sin darse cuenta.

—Considérelo un favor en atención a su amistad con Edward.

Arnult la miró durante unos segundos y, luego, asintió, tras encontrar de lo más normal que Taeyeon pagase el hotel y todos los gastos porque él había sido compañero de estudios de uno de sus mejores clientes.

Colby se levantó y le estrechó la mano.

—Siento no haber podido darle lo que quería.

—Ha hecho todo lo posible. —El comentario sonó frío y daba a entender que Taeyeon no lo había hecho bien. La joven se dispuso a salir del restaurante e, inconscientemente, miró hacia la mesa de Nick. No le sorprendió que Nick la mirase de arriba abajo. Había encontrado a su padre comiendo en el restaurante de un hotel con una mujer mucho más joven. Pero sí la sorprendió notar que Nick la reconocía antes de salir del local. Mientras esperaba el ascensor que debía llevarla a su habitación, recordó aquella mirada. ¿Había reconocido a la mujer del aparcamiento?

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Taeyeon estaba convencida de que el supuesto reconocimiento de Nick era producto de su imaginación. Y, aunque no fuese así, ¿qué más daba?

 

Tiffany acababa de cerrar la puerta de la habitación de Olivia cuando vio que Nick subía las escaleras con cara de preocupación. Se llevó el dedo a los labios, para pedir silencio, y señaló las escaleras. Si Olivia oía a su padre, se levantaría de un salto. Tiffany había tenido que contarle dos cuentos y hacerle cosquillas para dormirla.

Como Nick la despertase, tendría que leerle El osito limpito, y Tiffany estaba muy cansada. Nick asintió, dio la vuelta y bajó las escaleras de dos en dos. Tiffany lo siguió sin apresurarse. Ocurría algo raro, pero no tenía prisa por saber qué era.

Encontró a Nick en el cuarto de estar, sirviéndose un brandy.

—A lo mejor no te vendría mal una copa. —Como ninguno de los dos era bebedor, que Nick recurriese al alcohol con tanta celeridad alertó a Tiffany. En realidad, no
necesitaba verlo con una copa en la mano para comprender que sucedía algo. Nick había pasado de ser su compañero de piso a ser su mejor amigo, su marido y, por último, el padre de su hija. Lo conocía tan bien como a Olivia.

—¿Qué ha ocurrido?

—Mis padres. ¿Qué otra cosa podría impulsarme a beber?

Tiffany se sentó en el sofá, tomó la copa que Nick le ofrecía y la dejó en un extremo de la mesa, a mano, para cogerla en cualquier momento.

—Cuéntame qué han hecho.

—Me pareció que se tomaban las cosas demasiado bien. Y supuse que, como me veían conforme, habían decidido aceptarlo. —Nick se retiró un mechón de pelo de la frente, bebió un sorbo y suspiró—. Estaba desayunando en el hotel Roheibeth con Siete...

La tensión de Tiffany se relajó. Ya entendía el miedo de Nick. También ella se había sentido incómoda ante su madre después de pasar la noche con Taeyeon.

—¿Quién es Siete?

—Se llama Mark. Siete es su número en nuestro equipo de fútbol. Se parece a Brad Pitt. Él..., yo, hace unas semanas que salimos.

—¿Va en serio? — Tiffany arqueó una ceja. Nick y ella habían acordado que, si alguno de ellos tenía una relación seria que conviniese a Olivia, se la presentarían antes.

Nick negó con la cabeza, pero se puso colorado, lo cual significaba que las cosas podían llegar a ser serias o, al menos, albergaba esa esperanza.

—Nos caemos muy bien. No creo que le interese jugar por jugar. Sabe que mis padres no están enterados de lo mío y no le importa, pero no es eso lo que quería
decirte. Mi padre estaba comiendo con una mujer.

—¿Crees que tu padre sospecha algo, Nick? ¿Estabais...?

—No lo entiendes. Eso no me importa. Se trata de la mujer que estaba con él. Cuando me acerqué a saludar, mi padre puso una cara como si lo hubiese
sorprendido con la bragueta abierta.

—Ya, ¿y eso te sorprende tanto? Tú mismo dijiste que te parecía que tus padres tenían sus devaneos.

—Ella hizo todo lo posible por no decir su nombre. ¿Por qué hacer algo así, a menos que no quisiera que yo supiese quién era? Mi padre me la presentó. He buscado el nombre en Google. Es una investigadora privada de Portland.

Tiffany frunció el entrecejo.

—¿Y qué? Seguro que tu padre tiene buenos motivos para contratar a una
investigadora.

—La vi el otro día delante del gimnasio. Tenía algo en la mano. No distinguí lo que era porque lo guardó en el bolsillo, pero, ahora que lo pienso..., podría tratarse de
una cámara de fotos.

Mackenzie tardó varios segundos en procesar la información que le había dado Nick.
Una mujer se había apostado junto a la ventana de su gimnasio con una cámara para hacerle fotos mientras trabajaba. ¿Por qué?

—¿Para qué querrían contratar a alguien que me espiase? No tiene sentido. Ya saben lo el divorcio. Se lo explicamos. ¿Qué ganarían?

—No lo sé, pero creo que se tomaron lo del divorcio demasiado bien. Tiffany asintió.

—Casi como sí lo esperasen.

Nick se sentó junto a ella, cogió la copa y se la ofreció.

—Anoche estuviste con alguien. ¿Fuiste... discreta? Tiffany tragó saliva.

—Tan discreta como para ir al Hotel Roheibeth a las diez de la noche. Va a haber lío, ¿verdad? Nick apretó la mandíbula.

—Sabes que no lo permitiría —dijo con un tono que a Tiffany casi le sonó creíble.

Pero conocía a Nick desde mucho antes de casarse con él. Sus padres gobernaban todo su mundo. Nick y ella se habían casado por ellos, así que no podía odiarlos; sin ellos, no tendría a Olivia, pero no se hacía ilusiones ante la mano de hierro con que regían la vida de Nick. Nick nunca les confesaría que era gay.

La gravedad de la situación se impuso. Si lo que Nick decía era cierto, la seguía una mujer con una cámara para hacerle fotos. Tiffany se levantó.

—Tengo que llamar a Taeyeon y avisarla. Nick se levantó también y sujetó la muñeca de Tiffany.

—¿A Taeyeon? ¿Kim Taeyeon? ¿La conoces? Tiffany se detuvo.

—Sí, estuve con ella en el hotel. Antes de que te enfades conmigo por no contártelo, no fue nada serio y ya se ha acabado. Nick, suéltame. Quiero llamarla antes de que sea demasiado tarde.

—Es la investigadora.

—No, tiene una empresa de segu... — Tiffany se puso pálida—. Dijo que tenía una empresa de seguridad.

—En Portland. Así es. Al menos no te mintió. ¿Tiffany? ¿Tiffany? Dios mío, siéntate.

Tiffany dejó que Nick la llevase hasta el sofá. Lo que su marido acababa de decir bullía en su cabeza. Otro error. Otra decisión equivocada. Había puesto a Olivia en peligro, y eso era imperdonable. Aceptó la copa que Nick le ofrecía, la bebió automáticamente y sintió escozor en la garganta.

Tiffany habría llorado si hubiese podido, pero estaba demasiado sorprendida.

Recordó la ducha, la expresión de triunfante placer en el rostro de Taeyeon mientras le chupaba el coño, los os que le había provocado en la habitación del hotel.

Recordó a Taeyeon haciéndole el amor en el taxi, donde todos podían verlas.

Mackenzie cerró los párpados sobre los ojos dolorosamente secos. Su conciencia registró al fin la voz de Nick:

—¿Te encuentras bien?

Tiffany asintió y contempló su rostro preocupado.

—¿Saliste con ella?

Tiffany hizo un gesto negativo con la cabeza y Nick pareció aliviado.

—¡Gracias a Dios! Por un minuto creí... —Nick percibió algo extraño en la expresión de Tiffany y palideció—: Por favor, dime que no te has acostado con ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Soy una mul mala persona lo se :c espero que aun apoyen esta historia ^u^

 

 

Extraño a Tiffany muchisimo :c perdonen los errores 

 

 

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Comments

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skincrisday #1
Chapter 13: Que ha pasado? Porque desde el 2016 abandonaste la historia? Actualiza por favor es año 2020 y de seguro ya estas en mejor momento.
FlaCastro #2
Chapter 13: Graciiiiiias por actualizaaaar!!!! Estamos aqui atentoooos!! :3 :3 :3 :3
Enssei #3
Chapter 13: Ahh, no puede ser...
Drama dramita dramón, infaltable
Gracias por actalizar ♥
strawberryhearth #4
Chapter 8: gracias por continuarla. esta historia es muy bonita
KazKaz18 #5
Chapter 13: Como lo dejas ahí..... -.-
saramarmota #6
Chapter 13: hoooo margot
itaeyang9 #7
Chapter 6: Este capitulo me dejo sin aire ... lol
Gracias por el fic:)
FlaCastro #8
Chapter 12: Ooooh por Dios~ actualizanos pronto porfavooor~ amo esta historiaaa!! Porfavoor
saramarmota #9
Chapter 12: por que se quieren complicar tanto
LlamaAmerica #10
Chapter 12: Porque se complican tanto :'(