Capitulo 2

10 Dias Para T (Adapt. TaeNy)

Cuando Nueva York apareció en el horizonte ya no pude continuar leyendo; la perspectiva mágica de la ciudad siempre me hipnotizaba hasta hacerme sentir diminuta, casi insignificante. Descendí del vagón en Penn Station, mirando a un lado y a otro del andén en busca de un rostro conocido hasta que divisé, a lo lejos, el saludo de mi prima Cate, sonriente y vivaracha agitando los brazos en el aire. Tenía el pelo negro, gafas de pasta color turquesa cubriendo sus bonitos ojos verdes y una voz chillona que lo inundaba todo, como un torrente inesperado. Su aspecto de bibliotecaria en la Jefferson Market Courthouse era diametralmente opuesto al que presentaba fuera del trabajo; docenas de trenzas por el pelo, cachivaches en las muñecas, vestidos cortos muy coloridos y botas de tacón.

— ¡Increíble! —gritó— ¿Sigue Boston en su sitio?

Nos abrazamos intensamente, con un cariño que había permanecido intacto con el tiempo.

—Han pasado casi dos años —exclamé— Estás muy bien.

—Tú estás guapísima; más ¿elegante? ¡Dios mío, nos estamos haciendo tan mayores!

—Lástima que no pueda quedarme mucho — expliqué— Tengo que volver el viernes por la   tarde o, apurando, el sábado temprano. Esa noche tengo la despedida de soltera.

Abrió mucho los ojos llena de curiosidad.

—¿Será una reunión de mujeres excitadas, alcohol, señores con músculos hipertrofiados
y mucho sudor, o la típica tarde almidonada de té y pastas donde nadie te regala el único
aparato que puede que sí necesites con urgencia?

Me reí; con Cate era muy fácil hacerlo constantemente.

—Si lo pintas así, puede que me quede hasta el domingo.

— ¡Perfecto! Por cierto. ¿Qué tal tu costilla? Hice una mueca que no pude disimular.

—Veo que el entusiasmo fluye a flor de piel — advirtió ella con ironía.

—Después de tantos años de novios, es una cuestión de trámite.

—Claro —asintió— Un bonito trámite de 50.000 dólares. El señor Horvejkul y su bufete van a tener que chupar mucha sangre después de ¿cuánto falta para la boda?

—Diez días — contesté, como si fuese totalmente ajena a aquella cifra.

Cogimos un taxi hasta el apartamento de Cate en el mismo barrio del Village y, una vez allí, me puso al día sobre su vida amorosa mientras yo deshacía la maleta.

— ¿Qué pasó con Lisa?

—Se marchó a Roma —suspiró— Quería aprender italiano.

—Llevabais mucho tiempo juntas. —exclamé sorprendida.

—Bueno, lo nuestro siempre caminó sobre el alambre —confesó ella— En fin; intenté salir con una compañera de trabajo, pero fue un fiasco. Después tuve una relación medio larga
con una estudiante de matemáticas alemana; se llamaba Theresa. Algún encuentro esporádico y
un par de citas por Internet, pero nada interesante. Bueno, sí, hay algo.

Sus ojos se encendieron como antorchas.

—Me apunté a un gimnasio para tratar de salvar mis fláccidas posaderas de la vida sedentaria y
he conocido a la mujer más impresionante de la tierra.

Sonreí tratando de imaginármela.

— ¿Y qué?

—Nada. La veo cada día en el gimnasio. — ¿Y ya está?

—Es como un milagro de la naturaleza — exclamó en tono teatral— Es tan perfecta que
no he conseguido acercarme a menos de cinco metros de ella sin que me fallen las piernas.

— ¿Tú, incapaz de hablar? —me reí— Eso sí es extraordinario.

—Pues prepárate, porque he pedido días libres esta semana y vas a escucharme durante muchas horas.

Resoplé recordando en ese preciso momento por qué merecía la pena aquel viaje.

Salimos a comer a un pequeño restaurante de estilo francés llamado Beautiful Tate, donde
nos encontramos con las mejores amigas de Cate; Susan y Hanako. Susan era publicista,
tenía novia formal y una larga melena pelirroja, además de muchas pecas en la cara que
detestaba profundamente. Hanako era auxiliar de chef en un restaurante japonés de Tribeca,
lucía una imagen ligeramente estrafalaria con el pelo cortado a trasquilones, pero resultaba
encantadora por su inalterable buen humor. Nos invitaron a acompañarlas a la mesa y, al comienzo de la segunda botella de vino, ya podíamos hablar con soltura de prácticamente cualquier cosa.

—Cada tarde, puntual como un reloj, aparece en el tatami de kick-boxing —relataba mi prima
sobre su amor platónico— A veces, también en la sauna.

— ¿Por qué no entras a buscarla? —le pregunté, extrañada.

— ¿Estás loca? ¿Con la pinta que tengo en chándal? Y además, ¿qué podría decirle? ¿Te
hacen unos puñetazos?

Todas reímos. Luego esperé unos segundos con la esperanza de que me estuviera tomando el pelo.

— ¿De verdad no has intentado hablar con ella? — insistí.

Las otras sonrieron más comprensivas.

—Mientras sólo miramos, aún hay esperanza —explicó Hanako con resignación.

—Si —gimoteó Cate— Soñar es barato. A veces imagino que tenemos un encuentro salvaje en el vestuario, como en las películas.

—Los milagros existen —intervino Susan incrédula—. Pero me da en la nariz que esa tiene un pasado oscuro. Parece muy seria, no la he visto sonreír nunca y siempre llega y se marcha sola, casi no hablar con nadie.

—Sí, te entiendo —suspiró Cate con un gracioso rubor en las mejillas—. A mí también me pone que sea tan misteriosa.

Nos reímos otra vez cuando percibimos que la bebida nos había sonrojado a todas.

—Pues yo estoy convencida de que es una persona completamente normal, que aceptaría salir a tomar una copa sin ningún inconveniente —aseguré con determinación— La clave es mostrarse natural.

Las tres se volvieron hacia mí como si quisieran arrastrarme por el suelo hasta que mi prima, de pronto, pareció inspirada por una ocurrencia genial.

—Tú eres hetero —exclamó, emocionada— Tú puedes acercarte a ella sin mojar las bragas. Serás nuestra mensajera natural.

Brindaron emocionadas mientras yo, especialmente eufórica, aceptaba el desafío.

Paseamos un rato tratando de mitigar los efectos del vino y después nos acercamos al
Gymset Park, el gimnasio al que acudían Cate y sus amigas desde hacía pocas semanas. Se
trataba de un local espacioso y recién inaugurado en el Village, relativamente caro aunque muy bien equipado para todo tipo de demandas; musculación, yoga, artes marciales, solarium, circuito spa, piscina climatizada y sauna, entre los diversos salones de racquetball que tanto me recordaban a Nick. Recorrí las instalaciones en solitario y, con intención de buscar a la extraña mujer que tan exactamente me habían descrito las otras, me desnudé y enrollé una toalla sobre el cuerpo antes de invadir tímidamente los habitáculos lujosamente forrados de madera y piedra que conformaban las salas de vapor. En el último recinto examiné al detalle a sus ocupantes, dos mujeres de mediana edad que conversaban en un rincón mientras otra persona, de espaldas, se mantenía inmóvil; poseía hombros definidos y los brazos fuertes, levemente contorneados, además de la nuca rasurada. Me acerqué para contemplarla de frente y reconocí el peculiar corte de pelo en forma de tazón, con un flequillo largo y liso apenas enganchado tras las orejas, intensos ojos onice y el cabello rubio demarcando un rostro excepcionalmente hermoso. Me quedé unos segundos quieta admirando su imagen, más propia del estilo de un joven de los años cincuenta; delgado, guapo y con ese malicioso espíritu de ambigüedad que, en este caso, resolvía el modo de anudarse la toalla.

De repente aquella mujer alzó la vista y me miró fijamente pero, sin darme cuenta, yo había
quedado atrapada por mis pensamientos, tanto que no supe qué decir ni cómo reaccionar.
Resistí como pude el embate y me di la vuelta incapaz de soportar sus ojos, aunque me
sorprendió llevarme conmigo una extraordinaria sensación de calor y ahogo, como si me hubiesen sacudido las entrañas.

Ya de regreso en el apartamento, Cate no dejó de interrogarme acerca de los pasos que, sin duda, yo no había dado para no llegar siquiera a cruzarme con su anhelada desconocida.

—Debiste verla —repetía, una y otra vez— Pero tu radar de hembras no funciona en ese cerebro tuyo.

Sonreí tratando de evitar sus preguntas.
Charlamos sobre el trabajo, vimos un rato la televisión y, apenas cenamos, culpé al cansancio de mis ganas de dormir y me fui a la habitación. Tumbada sobre la cama me sentí doblemente culpable; primero; por haber mentido a Cate y, segundo, por la confusión que me estaba causando el recuerdo persistente de aquella mujer.

 

 

 

 

 

:............................................................................................................................................

Disculpen la demora aqui les dejo otro capitulo ^^ 

 

Disfrutenlo!!!!

 

Ya vieron el MV de nuestra hermosa lider TaeYeon ya lo vieron???!!! pues siganlo viendo me encanto estoy tan orgullosa de ella  aqui se los dejo sigamos apoyando en todo lo que podamos Sones https://www.youtube.com/watch?v=4OrCA1OInoo&feature=youtu.be

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
skincrisday #1
Chapter 17: Para cuando los ultimos 2 capitulos?
KazKaz18 #2
Chapter 17: OMG la leí otra vez..... yay esperando con ansias el siguiente :)
ailyn2111 #3
Chapter 17: por fin has vuelto
Skyth06
#4
Chapter 17: Ntp valió la pena esperar
SayAlover #5
Chapter 16: Seguimos esperando la actualización :(
KamJ95
#6
Chapter 16: Actualiza pronto!! Cada vez esta mas intenso. 7u7
LlamaAmerica #7
Chapter 16: Actualizaaaaaaa ahhhhh! T.T
Lari_sone #8
Chapter 16: :c ya mero terminara :´c
ailyn2111 #9
Chapter 16: muy cortoooo :c sigueeeee