Mi nombre es Claudia Johnson, soy una chica bastante normal. En secundaria mis amigas decían que era bonita y que debía considerar la idea de estudiar modelaje o actuación, la idea me parecía descabellada pues mi sueño era convertirme en una afamada violinista.

Cuando tenía 15 años vivía en Liverpool hasta que mi papá decidió fusionar su empresa con otras que se encontraban en Londres, por obvias razones nos mudamos.

Ciertamente yo estaba molesta porque no me quería mudar, en ese lugar estaban mis amigos, mi escuela, mi vida, no me quería ir pero aun con todo eso no pude convencer a mis padres.

Mi padre era vicepresidente en la nueva sociedad que se había formado en Londres, mi madre era una popular diseñadora de interiores en Liverpool, así que rápidamente encontró un buen empleo en ésta nueva ciudad. Mis padres eran personas encantadoras y gentiles pero esta vez no eran tan gentiles y encantadores al obligarme a vivir en Londres

Mi pasión es la música y desde muy pequeña aprendí a tocar el violín, en mi cumpleaños mis padres me regalaron un hermoso violín azul, el cual llamé Robin. Es el objeto más preciado para mí y lo cuido mejor que mi propia vida.

Entraba a una de las más prestigiadas escuelas de artes en el país. Y mi primer día de escuela había sido un tanto extraño debido a que ese mismo día otro chico también se inscribía.

Nos sentamos juntos en la esquina del salón porque ya no había más asientos disponibles.

Su nombre era Lee Hyung Seok, nombre extraño para mí, era de origen coreano y debo admitir que era considerablemente guapo, su cabello negro, nariz alta, labios finos y ojos rasgados le daban una apariencia bastante agradable.

Al principio nuestra relación fue muy problemática, a él le desesperaba mi actitud fría y mal criada mientras que a mí me irritaba el mal inglés que manejaba.

En los últimos días estaba teniendo algunos problemas con mis padres por mi mal comportamiento. Así que decidían darme un castigo obligándome a ir en autobús a la escuela. El cielo estaba un poco nublado y nani Gracce me entregaba una sombrilla por si llovía. Me puse mis moños e hice berrinche y no me lo llevé.

Me fui así sin preocupación a la escuela la cual transcurrió con normalidad hasta que al final del día se soltaba un fuerte aguacero, lo primero que hice fue proteger a Robin e ir corriendo hasta la parada para tomar el transporte. Obviamente comencé a mojarme mientras esperaba dichoso autobús, a unos pasos estaba Lee /Era más fácil llamarlo así/ y sin esperarlo me entregaba su sombrilla para que no me mojara dejando que la implacable lluvia cayera sobre él empapándolo por completo. Al principio me negué rotundamente a recibirla pero Lee era bastante insistente que al final acepté.

Enseguida llegó el autobús y ambos subimos.

Nunca me había dado cuenta que vivíamos en el mismo complejo.

Bajamos y nada más teníamos que caminar unas cuadras para llegar a nuestras respectivas casas. Yo caminaba detrás de él y quería entregarle su sombrilla - ¡Lee! - Grité y me volteó a ver un poco desconcertado - ¿Me hablas a mí? - Contestó con su mal inglés.

-Sí, Emh~ Toma… - Le entregué la sombrilla - Gracias… - Estaba un poco apenada ya que a pesar de que estábamos en la misma clase muy pocas veces hablábamos y esto era un tanto extraño - ¿Vives aquí? - Pregunté ingenuamente

-Ne

-¿Ne?

-Ah~ Sí en la casa amarilla al fondo… - Señaló la dirección

-Oh~ Entiendo… - Hice una pausa - No quería que te mojaras por mi culpa… Nani Gracce dijo que llevara una sombrilla pero no hice caso u_u Lo siento

Soltó una risita bastante simpática diría yo

-No te preocupes, estaré bien…

Lee era un chico bastante agradable, aunque su pronunciación un poco extraña era lindo cuando hablaba. Me contó que era originario de Corea del Sur, nunca había tenido la oportunidad de visitar aquel país pero él lo describía como un lugar maravilloso que deseaba algún día conocerlo.

Me ofrecí a ayudarle con su inglés y después de un tiempo nos convertimos en buenos amigos. Se le complicaba ligeramente  pronunciar mi nombre así que me llamaba “Yun” que según él significaba melodía. A mí también me resultaba complicado su nombre y me pedía que lo llamara “Oppa” que era como decirle hermano mayor, algo gracioso ya que yo era unos meses mayor que él.

Desde aquel día lluvioso éramos inseparables, siempre estábamos juntos, en la escuela se rumoraba que salíamos pero eso no era cierto, yo no veía de esa manera a Lee.

Inclusive “Oppa”, como le gustaba que lo llamara, me enseñaba coreano, cosa difícil para mí ya que se me complicaba mucho la escritura, la pronunciación, la lectura, bueno sinceramente todo.

Durante 2 años fuimos los mejores amigos, conocía a la perfección a mi mejor amigo como él a mí, sabía que me encantaba comer chocolate más que cualquier otra golosina, que me encantaba hablar y hablar, aunque eso incomodaba a las demás personas a él le parecía que era lindo y agradable, él era un chico bastante pasivo y paciente conmigo que tenía la habilidad de sacarme una sonrisa cuando estaba triste al cometer errores en mis recitales musicales.

En el fin de nuestro penúltimo semestre de preparatoria Oppa llegaba con una terrible noticia, regresaría a Corea. Esa noticia me rompía en mil pedacitos, mi mejor amigo se iba de mi lado.

En sus últimos días de estancia en Londres tratamos de alargar cada minuto que pasábamos juntos y disfrutar al máximo de cada momento.

El día de su partida llegó, lo acompañé al aeropuerto para despedirme de él y de su cálida familia que se había convertido en la mía también. Fue un momento inolvidable.

-Te estaré esperando en Corea Yun… - Susurró en mi oído

-Allí estaré Oppa… - Lo abracé con fuerza y trataba de no desvanecerme en el lugar.

Vi como ingresó por la puerta. Mis ojos se llenaban de lagrimas mientras veía a Lee agitaba su mano diciendo “adiós”.

Era firme con mi promesa, pronto estaríamos juntos de nuevo.

Al inicio de mi último semestre me inscribí a cursos de coreano para perfeccionarlo. Ciertamente mi situación era lamentable, Lee había sido mi único amigo en la ciudad y mi relación con las demás chicas era bastante mala ya que ellas creían que salía con Lee provocando los celos de las crueles niñas.

Oppa y yo manteníamos comunicación por Skype y me dijo que se inscribiría en la universidad Hanyang en Seúl.

Le pedí a mis padres que me dejara estudiar en Corea, en un principio se negaron pero después de varios días de insistencia por fin me dejaba ir a ese país.

El gran día llegaba, en el aeropuerto estaban mis padres, nani Gracce y Matthew mi hermano mayor que, después de tanto tiempo lograba ver. Nuestra relación era un tanto distante, yo no entendía porque era tan frío conmigo, mis padres decían que así era su personalidad, desde que tengo memoria él siempre me trataba de una manera indiferente, en mis cumpleaños o navidad él se notaba un tanto incomodo cuando me abrazaba, él se había quedado en Liverpool y al verlo en el aeropuerto me emocioné y lo abracé con fuerza. Él solo se limitó a estrecharme ligeramente y alejarse inmediatamente de mí. Al estar frente a todos di una tierna sonrisa y respiré profundamente para evitar llorar.

Anunciaron mi vuelo y abracé nuevamente a mis padres y a nani Gracce. Me apresuré a abordar el avión antes de que mi padre se arrepintiera.

Ya tenía 18 años pero debo admitir que me sentía  temerosa ante esto, aunque también me invadía un sentimiento de emoción al volver a ver a Lee.

Cuando llegaba a Seúl, me apresuré a buscar la casa de estudiantes de la universidad en donde me instalé rápidamente.

Desafortunadamente a Lee le rechazaban la beca para Hanyang y tenía que estudiar en una universidad a las afueras de la ciudad.

Era tan injusto esto, me había mudado hasta acá para poder estar junto a mi mejor amigo pero ahora asistíamos a distintas universidades u_u

Estaba sobreviviendo a mi primera semana en ésta universidad y en serio que esto era cada vez más difícil. Estaba teniendo un mal día, primero el profesor se equivocaba al pronunciar mi nombre. Ah~ Era tan desesperante >_< Después la profesora que impartía las clases de música se fascinaba con regañarme a cada rato, solo porque la había corregido en una nota.

Iba corriendo como desquiciada ya que solo hoy podría ver a Oppa, esquivaba personas y con todo y Robin apenas lograba pasar, pero de la nada salió un chico con el que choque haciendo que salieran volando mis notas y Robin

-¡ROBIN! - Grite dramáticamente cuando vi volar mi violín por los aires.

-Mianhe - El chico me vio en el suelo y me ofrecía su mano para que me pusiera de pie.

Iba enojada por mis asuntos con los profesores y aparte chocar con este chico que hacía que tirara a Robin me hizo explotar.

-¿Estas ciego? ¡No te diste cuenta que iba corriendo! ¡No pudiste hacerte a un lado! - Descargue todo mi enojo con el chico

Las personas murmuraban - ¿Cómo puede hablarle así a oppa? ¿Qué le pasa a esa chica? ¿Está loca? - Hice poco caso, me puse de pie y comencé a levantar mis cosas, metí a Robin a su estuche y revise de reojo mi reloj. Note como ese chico me miraba un tanto extraño, supuse que era algo raro ver un violín azul volar o a una chica gritar de esa manera, no sé, trataba de no pensar en eso y salí corriendo para encontrarme con Oppa.

Salí del edificio y brinqué sobre Lee.

-Yun, tranquila tirarás a Robin… - Me hacía a un lado

-Ah~ Ya ni me digas… Choque con un tonto y Robin voló por los aires T_T

-Pobre de mi Yun, está teniendo un mal día… - Desacomodó mi cabello

Fuimos a beber algo ya que Lee disponía de poco tiempo, como siempre yo hablaba y hablaba hasta que me cansaba y dejaba hablar a Oppa.

Pasamos un rato hablando, pero tuvimos que dejarlo hasta ahí yo debía regresar a la universidad y Lee a la suya.

Nos despedimos y prometía llamarme pronto.

Regresé a la universidad. Iba revisando mi horario ya que aún no me lo aprendía. -“Apreciación escénica”- ¿Quién demonios me inscribió a esa clase?

Era malísima para recordar diálogos, así que la actuación no era lo mío. Pero necesitaba los créditos de esa materia así que queriendo o no tenía que tomarla.

“Salón 67”

Iba repitiendo el número mientras veía las puertas de las aulas.

-¡Aquí! - ¡Rayos! Había llegado tarde a mi primera clase de actuación ¬_¬

Entré tímidamente al salón y trataba de pasar inadvertida por el profesor.

-¡Usted! – Me detuvo en el acto - ¿Cuál es su nombre?

-Ah~ – Me había puesto nerviosa la mirada de todos sobre mí - C-Cla-Claudia…

-¿Cómo?

-Claudia… – Repetí en voz baja

-¿Cómo?

-¡CLAUDIA! - El profesor me había desesperado y  grite mi nombre haciendo que el salón se quedara en completo silencio

-._. Entiendo… Puede leer el monologo 23…

Saqué mi libro y empecé a leer el dichoso monologo. Nunca había hecho un buen monologo en la preparatoria, pero extrañamente ésta vez me salía a la perfección.

-Gracias, por favor… Tome asiento ._.

Acto seguido me dirigí a la parte trasera del salón en donde me sentaba cómodamente. Estaba atenta a la clase pero sentía una mirada sobre mí. Empecé a voltear hacia todos lados hasta que me percaté que a mi derecha estaba el chico con el que había chocado -¿Qué tanto me ve? - Su mirada me hacía sentir incomoda.

Trate de no prestar mucha atención y enfoque la mirada al frente.

Al finalizar la clase metí con toda tranquilidad mis cosas y ya que era mi última clase, emprendí una búsqueda de un lugar donde me pudiera ayudar a perfeccionar mis habilidades con el violín, bueno en realidad solo quería un lugar donde poder ensayar ya que a la chica con la que vivía le resultaba incomodo escucharme una y otra vez con la misma melodía.

Por fin lo encontraba, era como una especie de academia. Entre plácidamente al lugar y me dirigí a una de las salas que tenía un enorme ventanal. Practiqué por unos minutos y   había un poco de aire haciendo que mis notas salieran volando por la ventana. Rápidamente me asomé y afortunadamente un chico las atrapaba.

-¡Gracias! En un momento bajo para recogerlas n_n - Grité desde la ventana

Regresé a Robin al estuche y corría hacia la entrada del edificio para poder recuperar mis hojas.

Cuando llegué abajo, el chico tenía una mirada extraña sobre mí -¿Sera por qué soy extranjera?- Era la razón más viable que podía pensar.

Se acercó ligeramente para entregar mis hojas y no sé pero algo extraño sucedía conmigo, mi corazón palpitaba de una manera que nunca lo había hecho y al sentir su mirada sobre mí me provocaba un inexplicable nerviosismo haciendo temblar mis piernas.

-G-Gracias… - Mi voz era temblorosa cuando me entregaba mis hojas.

-Vamos, los demás nos están esperando en la camioneta… - Una persona llegó interrumpiendo el momento

Ambos dieron media vuelta y yo me quedaba como mensa ahí parada.

Ese chico era bastante guapo, era alto, su cabello era tan perfecto, sus ojos rasgados eran muy bonitos y sus labios tan wow, me arrebataba un suspiro, nunca había sentido esto… ¿Quién es él? Me pregunté una y otra vez al verlo caminar.