Otro mes, otro mes donde el celo de Nayeon llegaba y tenía que pasarlo sola en su habitación, por suerte Mina le había dado suficiente de su ropa para hacer su pequeño nido y estar ahí los cinco días que le duraban los dolores y malestares en general, otra parte buena era que podía mandarle mensaje todo el día y estar en contacto con su pelinegra. Eso definitivamente le hacía muy feliz.

Por otra parte, Mina había decidido visitar a sus padres, hacía mucho que no los veía pero estaba insistente en saber sobre sus abuelos o bisabuelos e incluso tatarabuelos. Así que el fin de semana emprendió camino hasta la casa de sus progenitores, aprovechó que no podía ver a su Nayeon para hacer el viaje, aunque eso no quitaba de mandarle mensajes o incluso llamarle, eso la mantenía tranquila.

Llegó a casa de sus padres y suspiró antes de tocar, iría al grano, sin rodeos. Presionó el timbre y sólo tardaron unos minutos en abrir.

—¿Mina? —Y ahí estaba su madre—. Hija, ¿qué haces aquí?

—Sólo vengo de visita, no voy a demorar pero necesito hablar con ustedes.

La mujer la dejó entrar y Mina miró todo a su alrededor, los recuerdos la invadían al estar en aquella casa.

—Tu padre no está, ¿de qué quieres hablar? —Preguntó su madre—. Siéntate, cariño.

La pelinegra lo pensó pero se sentó frente a ella.

—Quiero hablar sobre mis antepasados, mis abuelos o lo que sea, ¿eran híbridos? —Sin más hizo la pregunta.

Su madre se sorprendió por aquella pregunta y aclaró su garganta.

—No..No sé de qué hablas, Mina.

—Por favor, mamá. —Se levantó molesta—. Mi vida ha sido una mierda desde que decidieron abandonarme a mi suerte, nunca se hicieron responsables de mí, nunca recibí un mínimo cariño de ustedes, merezco que me digan la verdad. —Realmente estaba furiosa—. A pesar de toda esa basura de vida, he conocido a alguien que me importa mucho sólo para descubrir que es una omega, una mujer lobo y luego para saber que yo también tengo sangre de lobo. Dios, ya basta de secretos. —Terminó de hablar sacando todo lo que sentía.

La mujer no sabía qué decir, bajó su cabeza pero asintió.

—Tienes razón, hija. Tienes derecho a saberlo, por favor siéntate. —Mina bufó pero hizo caso.

—Tu abuelo, el padre de tu padre era un híbrido, un alfa, se cruzó con una humana y de esa cruza nació tu padre pero todos pensaron que sería otro alfa, sin embargo, no fue así, él nació como humano. —Explicó para luego mirar a su hija—. Cuando me casé con él y me embaracé de ti, creímos que serías una niña "normal", nunca nos imaginamos que serías una rara cruza de alfa y humana, de las pocas en el mundo. Desarrollaste una fuerza brutal desde pequeña y naciste con un órgano reproductor masculino. Tu abuelo estaba sorprendido, sin embargo seguías siendo humana, no tenías nada más que eso y la sangre de tu abuelo.

Mina llevó sus manos a su rostro negando lentamente.

—¿Por qué nunca me lo dijeron? —Reprochó.

—No imaginamos que llegarías a conocer a una omega o incluso tener contacto con algún híbrido. —La mujer se levantó y se sentó a lado de su hija—. Nunca fue nuestra intención abandonarte pero no queríamos que supieras de donde venías. Tus abuelos sufrieron mucho, otros alfas buscaban vengarse, matarlo a él y a su familia, quisimos mantenerte a salvo de todas esas criaturas, por eso te mandamos lejos de nosotros.

—Yo era su hija, debieron protegerme y no mandarme lejos, yo sólo quería estar con ustedes. —Unas cuántas lágrimas recorrieron sus mejillas.

—Lo siento tanto, cariño. Hicimos lo que hicimos para protegerte, no queríamos perderte a ti. —Abrazó por los hombros a su hija.

La puerta principal se abrió dejando ver a un hombre alto.

—¿Sharon? —Era su padre.

La nombrada lo miró pero desvió su mirada sintiendo enojo y tristeza a la vez.

—Ya lo sabe todo, conoció a una omega. —Habló la mujer dejando con la boca abierta a su esposo.

El hombre se sentó al otro lado de su hija.

—Lo lamento, pequeña. Todo es nuestra culpa, sólo queríamos mantenerte a salvo. —Acarició la espalda de su hija—. Lo siento tanto, debimos decirte la verdad.

Mina tan sólo asintió y dejó, por primera vez, que sus padres la abrazaran como tanto había deseado.

Después de aquella conversación, decidió quedarse un poco más antes de ir a casa, habló con sus padres sobre Nayeon y cómo la había conocido, así como también un poco de lo que había vivido sola por muchos años. Aquellos seguían disculpándose por todo y aunque Mina les había dicho que lo olvidaran, ellos continuaban haciéndolo.

Al final, se despidió de sus padres y regresó a su departamento, ahora sabía que su familia pertenecía a una jerarquía de lobos, vaya, eso realmente no se lo esperó nunca. En el camino revisó su celular viendo varios mensajes de Nayeon, sonrió sin poder evitarlo, así que respondió a cada uno de ellos.

Nunca imaginó que una híbrida le haría sentir tantas cosas y debía admitir que le