11.

La loba que se robó mi corazón. | OMEGAVERSE
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Después de haber hablado casi todo el día y Nayeon haber explicado la mayoría de las dudas de la japonesa, se decidió que la rubia se quedara más tiempo en aquél departamento. Mina aún tenía tantas cosas que aclarar en su mente, prácticamente se había enamorado de una loba, eso era tan nuevo para ella, no sabía cómo sentirse al respecto. ¿Tenía miedo? Sí, un poco porque no conocía absolutamente nada de Nayeon, no sabía como afectaría todo eso a ella, se sentía preocupada también, su cabeza era todo un lío y todo por aquella chica...o mujer lobo, ya ni sabía cómo llamarla.

Mientras cenaban, Nayeon podía sentir la lejanía de la pelinegra y eso ponía muy triste a su loba y a ella, obviamente. La observó un momento, aquella parecía perdida en sus pensamientos, quería saber lo que pensaba y es que Mina no había hablado abiertamente de cómo se sentía respecto a todo.

—Minari...—La llamó—. ¿Estás bien? Te noto muy callada, más de lo normal.

La pelinegra reaccionó y la miró con una pequeña sonrisa, asintió un par de veces mientras volvía a comer.

—Sí, sólo estoy tratando de asimilar todo esto, no es fácil para mí. —Soltó una risa nerviosa.

—Si quieres mañana me voy y te dejo sol...

—¡No! —Se apresuró a decir—. Quiero decir, no puedes volver, aún estás herida y seguro Jeongyeon te buscará.

—¿Estás segura? —La mirada de Nayeon era triste pero no quería ser egoísta con Mina.

—Sí, no te preocupes.

Y después de esa pequeña conversación ya nadie dijo nada. Nayeon estaba triste y su loba se removía inquieta queriendo la atención de Mina.

Cuando tocó la hora de dormir, Nayeon esperaba que la pelinegra se acostara a su lado como la noche anterior pero vio a Mina tomar sus almohadas, así que abultó sus labios.

—¿Te vas? —Preguntó en un murmuro.

—Debes descansar, Nayeon. Nos vemos mañana.

Se despidió dejando a la rubia aún más triste, su loba comenzó a llorar cuál cachorro y ella sólo decidió cubrirse con las sábanas para tratar de dormir. Sin embargo, a mitad de la noche se despertó y sintió la necesidad de tener a Mina a su lado, más que nada, su atención y sus mimos para sentirse bien, así que se levantó y salió de la habitación para ir a la sala donde aquella dormía, la vio tan tranquila y se veía tan linda. Tomó la sábana que estaba por los pies de la pelinegra y se subió en el cuerpo contrario cubriendo a su vez a ambas con la sábana.

Mina se despertó al sentir un peso extra sobre ella y rápido bajó su mirada encontrándose con Nayeon, iba a decir algo pero aquella estaba realmente aferrada a su cuerpo, así que sólo soltó un pequeño quejido acomodándose mejor y rodeó con sus brazos aquél pequeño cuerpo de la rubia.

Nayeon se sintió feliz y por fin pudo dormir tranquila, el olor de Mina la calmaba tanto que definitivamente no quería alejarse de ella.

Al día siguiente, ambas asistieron a la universidad, eso sí, Mina cuidaba de Nayeon en todo momento pero por suerte, Jeongyeon no apareció, sólo estaban Momo y Jihyo junto a Chaeyoung que al parecer aquellas dos estaban distantes y eso no había pasado desapercibido por Mina y Nayeon.

—¿Crees que ya le haya dicho? —Murmuró la rubia en el oído de la más alta.

Mina miró hacía su mejor amiga y aquella pelirroja.

—Seguramente, conociendo a Chae está molesta y la entiendo. —Dijo eso mirando a Nayeon que sólo abultó sus labios.

Durante el descanso, Nayeon siguió contándole cosas de su vida, sentía que debía hacerlo para que Mina la conociera más.

—Entonces, ¿qué pasó con tus padres? —La curiosidad de la pelinegra salió.

—Bueno...ellos murieron cuando unos humanos nos atacaron, sólo recuerdo fuego y muchos disparos, yo sólo era un cachorro. —Recordar aquello le ponía triste.

—Lo siento, no debí preguntar. —Mina se arrepintió.

—No, está bien. Después de eso, estuve vagando un tiempo hasta que me encontré con Jeongyeon, Jihyo y Momo, los padres de Jihyo me acogieron en su casa y cuidaron de mí. Les debo mucho.

—Me alegro que te hayan encontrado. —Formó una pequeña sonrisa.

—Mina...¿estás bien con esto? Yo siento que he sido muy egoísta y no he dejado que tú...bueno, que tú pienses en ti y en lo que quieres. —Soltó sin más, quería ser sincera y que aquella lo fuera.

La japonesa se quedó pensando un momento, tenía que decirle lo que sentía.

—Como te dije, yo estoy enamorada pero...pero no sé cómo vaya afectar todo esto. Sigo asimilando todo, sigo tratando de entender lo que ere

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abengot #1
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