XII. Rosie.

Cuando las noches son de té y los días de lluvia

Ver a Su-ji aferrarse al cuerpo de su hermana hace que le forme un nudo en el estómago.

A pesar del caos, de las miles de cacofonías estrepitosas que nacen y mueren en ese lugar, ver el alivio en el rostro de Su-ji, le resulta desconcertante. Quizás porqué Rosie las veía desde una posición distorsionada y rara —tal vez el suelo hacía que incluso una imagen tan bella como esa se sintiera tan pesada en su estómago—, hace que s los oídos se le turben hasta sentir que le han aplicado mute a toda la escena frente a ella. Es que de verdad es muy cómico, es irónico casi. Cuatro adolescentes peleando entre ellas, un hombre relajado con una sonrisa ligera en sus labios apretados; dos hermanas fundidas en un abrazo que se siente tan aliviado como apagar un pequeño incendio en la estufa antes de que el fuego se extienda por toda la cocina, por todo el edificio, por toda la calle.

Rosie sólo las puede ver, desde su posición. Apoyándose con los codos sobre el suelo embaldosado y frío.

Su-ji presionada sobre su hermana, se tiene que inclinar para poder poner su mentón entre la unión del cuello y el hombro. En cambio su Su-bin tiene que alzarse un poco de puntillas para alcanzar afianzar el abrazo.

Su-ji es descomunalmente alta a diferencia de Su-bin que es tan baja como su Jisoo-unnie. A pesar de todo eso, a pesar de que ese abrazo está tan lleno de de alivio y amor, no puede evitar sentirse mal.

Es como si su cerebro, aún todavía caótico fuera capaz de notar una serie de estados de ánimo que hacen click con la forma en que su rostro va comenzando a transformarse; desde la amargura, hasta el desconcierto, tal vez un poco de ira, celos, sí definitivamente tiene celos y un resentimiento atorado tan fuerte consigo misma y con Allie. Es en ese momento de suma comprensión, cuando entiende el porqué de sus disgusto; que es consciente del sabor salado de las frituras que comió y como los pequeños tragos de coca cola la habían endulzado el paladar. Se da cuenta entonces lo mucho que desearía tener eso: el fundirse en los amorosos brazos de su hermana — como cuando era pequeña y la protegía del resto del incomprensible mundo fuera de su alcoba—, abrazos como este que presenciaba tirada desde el piso, en un charco de su propia miseria. Momentos como estos, bajo la cándida luz del techo es cuando extrañarla se vuelve tan nítido que le provoca agruras en el estómago; aunque una parte de ella reflexiona y cree que es por culpa de esa mezcla mortal entre dos tandas de galletas de navidad, una taza de cocoa, el exceso de grasa de las frituras de sal y vinagre… sí, sin duda ese vaso de coca cola.

Llegar a ese tipo de comprensiones, que vienen en un instante, como casi de relámpago. Le salta a sentirse horrible: sin duda es la persona más horrible de la historia — incluso aún si existieran personas más crueles que ella en los libros de texto—. Lo siente incluso en la manera tan cómica en que sus ojos se abren de manera sorpresiva, en cómo las esquinas de sus labios se retuercen hacía abajo. No debió sentirse así, es lo que se dice, no debe sentirse tan frustrada con ella misma. Tampoco cuando esa imagen salta en su visión: ese abrazo, que parece como un cometa que sólo pasa cada cuatro mil quinientos años. Está tan sujeta a ese momento que está atada a la gravedad de la tierra.

Al comenzar a parpadear, siendo más consciente de su entorno, no de su cabeza y su mundo patas arriba, comienza a quitar esa expresión. Intenta sentirse realmente feliz, porque ver a Su-ji de esa manera, llorando como una niña pequeña después de encontrarse con sus padres en la zona de anuncios del supermercado; le hace replantearse que verdaderamente debería sentirse feliz. ¿Quién tiene un nudo en el estómago cuando ve a la persona que le gusta tener un momento como ese?, sin duda nadie lo hace. ¿Eso la vuelve egoísta?, porque es real que ella quiere verla feliz. Quiere ver a Su-ji sonreír, tener los hombros menos tensos y dejar de verla ponerse a la defensiva con los extraños. Quiere verla feliz y quiere estar a su lado cuando lo sea. ¿Entonces por qué no se siente feliz ahora?, ¿Por qué se siente de la misma manera que hace muchos años cuando Lisa recibía buenos comentarios en sus evaluaciones mensuales y a Rosie terminaban mirándola como si estuvieran lista para echarla?, ¿Por qué se sentía de esa forma insuficiente?, era volver a sentir la mirada inexpresiva de ese grupo de hombres sentados con pisa papeles, voces endurecidas por los años experiencia haciendo lo mismo. Esa vez sintió que ya habían despojado todo lo que querían tener de ella.

No quería sentirse envidiosa, sin embargo lo era.

Al menos, al otro lado de la habitación, en el umbral de la puerta estaba Irene. Parada casi de manera tan torpe como Rosie lo hizo la primera vez. Completamente cohibida, como si temiera que algún movimiento en falso delatara su presencia. Debió al menos haberlo imaginado, todas esas veces que Su-ji o Jimin, incluso las amigas de Jimin o la misma Su-bin, hablaban de esa tal ‘Hyun’. No, ni siquiera debió sorprenderse cuando el parecido entre todos los Bae era inminente, tanto que incluso pudo ver algo de Su-ji en ella. Y es que cada vez que convive con los Bae no puede evitar remitirle a Su-ji y cada vez en que estrecha más los lazos, no puede evitar sentir lo que siente por la actriz, sólo que exponencialmente más fuerte. Pero, ahora ve a Irene, parada ahí, con los ojos esbozando terror; abiertos y llenos de incomodidad. Es como si su cabeza dijera: ¿Cómo debería actuar ahora?. Nunca en su vida pudo sentirse tan afiliada a alguien — además claro de sus unnies y Lisa —, como lo hizo con Irene. La misma comprensión estaba ahí cuando sus ojos se conectaron. No era sólo el estupor que saltaba con verse ahí, sino que también era la sensación de inseguridad que les daba estar en un lugar donde hace mucho tiempo no pisaban. El tener que redescubrirse en las paredes desteñidas que una vez fueron su hogar.

Pero el malestar que siente Rosie no se queda ahí. No se queda ahí, parada torpemente cuando decide dejar de sentir el suelo sobre sus palmas. El malestar se acrecienta mientras más dura el abrazo, mientras ve como Irene llega a una comprensión infinita de la naturaleza que la rodea. Mientras las chicas siguen discutiendo entre sí, algo tanto tonto y tan dramático como es una cuestión de la adolescencia — incluso la nostalgía misma la golpea y se ve reflejada también en ellas y las chicas —. Es cuando el señor Bae camina tranquilamente hacia su hija, que lo mira con una expresión de necesidad de afecto, que no puede estar más ahí. Irene rompe con toda la imagen que Rosie tenía sobre su cabeza, toda la comprensión inexplicable y enigmática que rodeaba a la líder de Red Velvet. Ahora siente que la ve como es, como Sooyuoung externaba cuando estaba demasiado borracha para ponerse en pie: "Es como una niña perdida que necesita ser encontrada".

Y era verdad.

No se veía como la cruel líder que hizo estragos en la vida de Son Seungwan, como decían esos rumores que recorrían tras bastidores. No había nada potencialmente cruel en su mirada. Sólo miedo y frío.

No podía seguir mirando eso. Si se quedaba ahí más rato las cosas se iban a poner peor en su cabeza. Bastaba con que su extremada empatía mirara cualquier interacción después de esa. Bastaba con la idea de seguir sintiéndose horrible con ese abrazo. Se escabulle como puede, algo atontada e embriagada de todas las emociones fuertes. Los pulmones le pesan mientras intenta no llamar la atención de nadie. Se siente otra vez como una fugitiva que huye de los conflictos. Huye casi de puntillas al pasillo angosto de paredes azules. Los retratos que se enmarcan ahí, ahora ya no son un borrón. Los puede ver a todos; a cada uno de los Bae, mirándola con recelo enmarcados en los cuadros. Aunque en realidad no son más que sonrisas de cachorro y una corteza dura que cubre la suavidad en sus formas más simples.

Su respiración se agitaba y sus dedos cada vez ejercen más presión sobre sus palmas. Intentó no apretar demasiado fuerte, no quería perforar sus manos con sus uñas. Se veían bastante simples, sólo una capa pequeña de barniz rosa. No había ido a la sala de uñas en un buen rato y la idea de ponerse uñas postizas estaba muy ajena a ella. Era un alivio que no las tuviera, puntiagudas y filosas. No quería tener uno de esos episodios que tuvo a los ocho años, ejerciendo demasiada presión hasta hacerla sangrar. Rosie a los ocho años no era la persona más comprensiva y fácil de tratar. Era algo por lo cual nunca podría reprocharle ni a sus padres, ni a su hermana. Sabía que lidiar con ella, adaptarse y hacerla adaptarse al mundo no fue una tarea ni apasionada, ni feliz y que deparó en grandes grietas, en grandes debacles. No podría reprocharles la crianza, porque nadie sabía cómo criar a niños que eran como ella.

Lo mejor que pudo hacer en ese momento, parada en medio del pasillo algo encorvada con los hombros tensos, fue comenzar a contar. Pensó en su madre, se la imaginó frente a ella, pidiéndole, no, casi rogándole, que dejara que la ayudara aliviar el malestar. Comenzó a respirar y exhalar en cada conteo. "Hazlo por mami, Rosie, vamos, respira hondo por mami, y exhalamos así… todo va estar bien, tenemos que seguir inhalando y exhalando hasta que sientas que todo es ligero otra vez, Rosie, vamos, mami te ama mucho". Las lágrimas pican en sus ojos mientras los hace. Respira y cuenta, exhala y cuenta. Deja de presionar sus dedos porque es consciente de que puede hacerse daño y porque sabe que no debe de hacerlo, no debe presionar las palmas. Rosie no es una persona infeliz, es una persona compleja, como el resto de las personas. Está llena de capas y llena de matices. Hay recuerdos felices y recuerdos infelices, incluso en esa vida tan represiva y aprensiva que pudo haber vivido, que a veces vive en el presente, Rosie puede encontrar la felicidad. Incluso lo hizo cuando era aprendiz, sudorosa y agitada sobre el suelo laminado, mientras se reía de algo que Lisa contaba con tanto entusiasmo. Incluso en momentos tan tormentosos como ese el sol brillaba.

Este era sólo un bache que tendría que arreglar.

Sólo necesitaba respirar y expulsarlo todo.

Eso no significa que fuera fácil. Ya había lágrimas formándose sólidamente en las esquinas de sus ojos. Entra en la habitación donde se estaba alojando y ve sus cosas y las de Su-ji. Sabe que el llanto es tan inminente, lo puede palpar ya aproximándose. Intenta al menos no hacer mucho ruido cuando sale. Se muerde el labio intentando cubrir sus sollozos. Lo ha hecho miles de veces antes. No es que pueda desnudar sus emociones con todo mundo, ni con las cámaras apuntando a su rostro a cada rato. El llorar en silencio es una actividad que le viene bien, es bueno llorar. Es como vomitar por los ojos. Al igual que vomitar duele y es incomodo, incluso puedes sentir que no se detiene y que puedes morirte. Sólo tiene que sacarlo todo y estará mejor. Sólo que en silencio, para no incomodar a nadie. Empezó a hacerlo de esa manera cuando su antigua compañera de colchoneta de nombre Ping Yi comenzó a quejarse con el resto de aprendices durante de los descansos de sus clases. "Esa chica nueva del extranjero, la de la cara gorda es tan ruidosa, debería dejar de estar llorando en las esquinas… es tan patético". Fue algo bastante vergonzoso de escuchar, porque ni siquiera lo decía cuando Rosie no estaba presente. Estaba presente por lo que lo hacía mil veces más humillante.

"Eras muy joven, deberías darte cuenta de eso", le había dicho la señorita Ha en una de esas sesiones en las que hablaban sobre sus días como aprendiz. Es lo que siempre le decía cada vez que Rosie hablaba sobre sentirse sobrepasada y agotada, sentirse que pudo haberlo hecho mejor y flagelándose en sus errores. No es que llorara abiertamente en las sesiones. Rosie tenía la política de cero llanto ahí. Si lloraba no podría explicar lo que pasaba, se le nublaba la vista. No lloraba, ni explotaba en algún tipo de emoción intensa. Su cerebro estaba en realidad en una zona neutral en la guerra con sus emociones. Estaba siempre sentada, apretando sus rodillas sintiendo que cada palabra que salía de su boca, cada concepto emotivo era en realidad la pieza de un enorme cubo rubik. Era como si ella y la señorita Ha tuvieran que descifrarlo. La idea que fuera así era reconfortante, le remitió a su niñez, cuando empezó a ver al señor Calmequis. Solía ponerle a hacer diferentes actividades cuando vio que le era difícil concentrarse en hablar sobre su día, sobre alguna dificultad que tuviera, sobre algo que la hubiera hecho sentir feliz o triste. El señor Calmequis era reconfortante porque no la veía como alguien estúpida, la trataba como alguien a tomar en cuenta, alguien que también era valioso. Él decía que lo único que tenían que hacer era la forma de hallar que Rosie pudiera adaptarse con todas sus diferencias. Entonces siempre tenían una rutina y las rutinas en Rosie en ese tiempo eran, lo eran todo, daba orden al caos. Los lunes solían hablar sentados sobre una mesita pintando un libro para colorear de Disney; los miércoles armaban grandes rompecabezas con caballos en ellos; los viernes era cuando armaban cubos rubik y el señor Calmequis le recordaba que todos eran así, como esos cubos y que por eso no tenía que sentirse mal consigo misma por no lograrse descifrar.

"¿Qué pasó con Ping Yi?, ¿Te siguió molestando?", la señorita Ha había sido bastante cuidadosa en preguntar aquello. Rosie recuerda que estaba jugando con los anillos de sus dedos de manera inconsciente, poniéndose más inquieta. Estaba algo agotada, agotada como si el recuerdo hubiera bebido mucho de ella que le fue imposible poder seguir mirándola a los ojos. ¿Cómo le respondía a esa pregunta sin que las cosas vayan a escalar algo más fuerte?, entonces se encogió de hombros esa vez. Le dijo como Jennie había amenazado a esa aprendiz con afeitar sus cejas mientras dormía si seguía metiéndose con ella. Eso de hecho calmó un poco a Ping Yi. Jennie empezó entonces a dejar que Rosie compartiera su colchoneta con ella. Era bastante estrecha como el resto y en realidad parecían sardinas enlatadas intentando no resbalar con el suelo frío y lleno de cucarachas.

Pero, sin duda fue lo mejor. Además, para ese tiempo había dejado de llorar de manera ruidosa. Si lloraba se escondía como las cucarachas cuando Lisa estaba cerca. Se iba a la azotea o al baño en la madrugada. El ruido cada vez la acompañaría menos en esos momentos tan llenos de catarsis. Y tampoco quiso decirle a la señorita Ha lo que pasó después con Ping Yi. No quería tener que explicarle lo duro que las aprendices podían tomarse los comentarios del antiguo CEO Yang en cada evaluación mensual. Entonces recuerda esa vez, apretada sobre una esquina de la sala de baile, en medio de una evaluación. Jisoo estaba a su lado como siempre, aferrándose a su mano. La estaba obligando a tener una expresión de poker en el rostro. El grito de quiebre de Ping Yi. Dos días después mirando su salida del dormitorio y el término de su entrenamiento. Dos meses después, estaba en una hilera de aprendices mirando la fotografía funeraria de Ping Yi. Recuerda el entumecimiento y la inexpresividad en su propio rostro, sintiendo irreconocible a la chica de la foto. La señora Um, la madre de Ping Yi, gritaba de dolor de la misma forma en que su hija lo hizo en esa evaluación. Parecía que quería arrancarse el hanbok funerario cuando un ejecutivo le ofreció un cheque para silenciarla. Nada de eso iba a regresarle a su hija. Rosie estaba tan vacía ese día que por primera vez se le fue el apetito. El resto también miraba de manera nauseabunda el yukgaejang. La recepción estaba llena de gente y un grupo de adolescentes delgadas e inexpresivas resaltan mucho, sobre todo vestidas con ropa para hacer deporte. Rosie se quedó pensando qué hubiera pasado si hubiera hecho lo mismo que Ping Yi. ¿Qué hubiera sido de su madre?, ¿Hubiera gritado de esa forma?. Su Hyun-suk había dicho que no era culpa de la empresa que Ping Yi no tuviera la mentalidad, ni la resistencia para soportar el entrenamiento, que quizás no se había esforzado lo suficiente. Cho Miyeon la mandó a freír espárragos al instante en que hablo y le dijo perra insensible. Jisoo puso orden en la mesa y le dijo a Miyeon que intentara no lanzar maldiciones, no cuando Ping Yi estaba sentada junto a ellas por última vez comiendo en la misma mesa. Nadie dijo nada, ni la tachó de demente. Todas siempre le hacían caso a Jisoo.

No le contaría la anécdota a la señorita Ha. No hasta que se sintiera lista para resolver ese lado del cubo. Fue en uno de esos momentos cuando Rosie externó no sentirse merecedora del éxito arrollador que estaba teniendo el grupo. Estaban por presentarse en Coachella y Kill This Love estaba rompiendo grandes records. La señorita Ha estaba escuchando todo atentamente con su mirada aséptica de terapeuta. Intentó explicarle lo mejor que pudo toda la situación, aunque a veces daba mil vueltas en el mismo inciso. Ella hizo muchas preguntas, Rosie contestó. La mayoría era para confrontar todo ese cúmulo de emociones que tradujo en los colores desordenados de esa cara del cubo. Y al final cuando se agotaron las preguntas y sus voces se vieron mudas le dijo otra vez lo joven que Rosie era en ese tiempo. "Sólo tenías quince años". Nunca le dijo a su familia lo de Ping Yi por miedo a que la arrastraran de vuelta a Melbourne, era lo que añoraba, pero no quería volver a tener. La señorita Ha le dio la tarea de hacerle una carta de despedida a Ping Yi, aunque Rosie alegaba que no eran tan cercanas, a pesar de que habitaron por meses en los mismos espacios y tuvieron sus momentos de compañerismo. Aun así hizo la carta y fue demasiado aliviador ver cómo se reducía a cenizas en un plato de cerámica. Pensar en Ping Yi era doloroso, la odiaba y al mismo tiempo estaba agradecida de todo lo que pudo aportar a su vida.

Se terminó por sentar en la orilla de la cama, escuchando cómo crujían los resortes ante su peso. Estuvo todo el rato parpadeando sin denotar un punto fijo. No podía salir a correr para relajarse un poco. Así que se consoló meciéndose hacía adelante y atrás, como un judio leyendo el Talmud. Era una de las formas que Rosie tenía para estabilizarse un poco, sentarse en la orilla, mecerse y sentir las texturas de su ropa, su ropa que no debía de ser incómoda, ni picar. Las sensaciones en sus palmas invaden su cabeza de manera en que no puede pensar en nada atronador. Ver el color de las paredes opacas hace que sus ojos se distraigan. Ver los rastros de partículas de madera de la vieja cómoda en una de las paredes era un gran distractor. Sin duda el olor, el olor siempre sería una gran y enorme luminaria en su cerebro. Le gustaba eso, espaciarse un poco hasta que todo estuviera de nuevo en su control. Era como pasarle las riendas de una carreta desbocada a alguien imaginario que conducía por ella mientras ella se dedicaba a mirar el yeso del techo, a mirar rastros de suciedad en el suelo, mientras sentía como todo ahí olía a libro viejo.

Estuvo así, no sabe por cuánto tiempo. Sólo salió del sueño cuando su teléfono comenzó a vibrar de manera insistente. Recuerda que en el tren lo puso en vibración, porque no creía que Greedy de Ariana Grande ayudará a que otras personas que dormían en los compartimentos aledaños quisieran tener un infarto. Una parte de ella pensó que serían las chicas o su manager, incluso alguna de sus amigas para desearle feliz navidad. Deseó mucho que fuera su familia. Aún tiene el regalo que su madre dejó con el recepcionista del edificio y ni siquiera lo ha abierto. Tiene miedo de encontrarse con algo desagradable como algún folleto sobre terapia de conversión o algun retiro espiritual de la iglesia. Rosie incluso se ha encargado de ir a la iglesia en horarios en que sabe que no va a toparse con su familia. Ha tenido que hacer que Ashley se levante temprano los domingos a pesar de su protesta inicial. Pero al ver a la persona registrada en el identificador de llamadas hace que una sonrisa se le deslice en el rostro de manera sincera.

—Elijah…

—Oye, pero si es el amor de mi vida.

Escuchar la voz profunda y grave la hace sentir aliviada, como sólo Elijah Evergreen puede hacerlo. Incluso la hace reír levemente. Una brisa de recuerdos felices siempre venía con él; sentados en la alfombra de su habitación tocando pequeñas notas alegres y agudas en el teclado eléctrico. La melodía era el lenguaje que los acompañaba en cada pequeño tropiezo de sus dedos torpes.

— ¿Sigues dedicándome esa canción?—, pregunta con cierto rastro de picardía, esa que sólo puede sentir que sale a flote con alguien familiar con alguien con quien puede sentirse ella misma.

Love of my life, you hurt me…—, La última noche de Rosie en Melbourne, Elijah había llegado con su guitarra acústica y se puso a tocar los primeros acordes de Love of My Life de Queen tan pronto Rosie abrió la puerta del porche. El nudo en la garganta se le vuelve a formar como aquella vez. Elijah estaba tan afónico y aún así se despidió de ella cantando de manera dramática.

Cuando él terminó de cantar se abrazaron muy fuerte llorando de manera patética. Elijah le afirmó sorbiendo los mocos que ella siempre sería "el amor de su vida", a pesar de que él fuera un chico gay y que no había manera de sentirse atraído por ninguna mujer. Rosie sabía que lo decía enserio, que la quería mucho, quizás lo suficiente como para dedicarle una canción de Queen cuando estaba teniendo problemas con las amígdalas. Ella en serio quería que fuera muy feliz, que encontrará a alguien que le diera el mundo, porque era lo menos que Elijah Evergreen se merecía.

—Te extraño—, suspira siendo honesta.

—Sé que lo haces querida—, se lo imagina esbozando una sonrisa, porque lo conoce tan bien que sabe que cada "querida" viene con una.

A ella también se le forma una en el rostro, una que destierra la tristeza poco a poco.

— ¿Qué haces llamando?

— ¿Qué no puedo llamar al "amor de mi vida" en Navidad?

Rosie sólo rió torpemente asintiendo olvidando que Elijah no estaba con ella en ese momento.

—Claro que puedes hacerlo — expresa.

—Estaba… No sé, mirando mi colección de mixtapes y encontré el que me hiciste para San Valentin, ¿Ya sabes?, en el que pintaste la portada de corazones con crayones de mala calidad. Estaba escuchando esa canción súper cursi que me dedicaste y me empecé a morir de la risa como un estúpido. Mi cabeza no podía dejar de nublarse y pensé, ¿Cómo demonios fui tan afortunado de tenerte?, entonces comencé a sentirme desolado y dije… Mierda, extraño a mi dulce Mary Austin. Así que aquí me tienes, estoy arreglándome para salir a tomar algo con los chicos. Ya sabes Navidad.

—Espero que te diviertas —, le dice riéndose entre dientes.

—No, no, no, ahora es el momento en que dices. ¿Freddie por qué no has tomado un maldito avión a Seúl? —, dice haciendo la voz de una manera más femenina. Parece una imitación bastante buena y fiel de Rosie. Eso la hace estallar una vez más una risa vergonzosa.

— ¿Tomaste un avión a Seúl?—, preguntó incrédula un momento después de procesar el mensaje. No quería que ese fuera el caso, porque Rosie no estaba en Seúl y Elijah estaba bastante desorientado como ella para los lugares que no conocía. Los dos se perdieron en Melbourne en un sinfín de ocasiones.

—No, respira, no lo he hecho. No lo haría sin preguntarte. En realidad sólo te extraño mucho y no te había llamado. Así que… ¿Cómo has estado?

—Sin duda… Respirando—, responde de manera dificultosa.

— ¿Sólo eso? —, inquiere pareciendo que puede leer su mente y puede sentir su malestar desde el otro lado de la línea.

— ¿Qué quieres que te diga?, mi familia sigue sin hablarme y… Los extraño. No sé, ¿Por qué no puedo restarle importancia?, ¿Por qué dejó que me hagan daño?, ¿Por qué no simplemente dejo de pensar en eso?, digo… Soy una maldita cantante y tuve un gran año, aprendí muchísimo. ¡Muchísimo!, tengo… ¡Campañas de moda!, ¡Soy la embajadora de dos gigantes corporativos del mundo de la moda!, ¿Por qué no puedo sentirme satisfecha con eso?

—Porque tienes un vínculo muy estrecho con ellos y es triste, ¿Sabes?, creamos un vínculo con nuestra familia y es un vínculo muy fuerte. Y luego… Cuando piensas que puedes ser honesto, es desgarrador saber que no debías haber dicho nada o sentir que no debiste abrir la boca. Lo que digo Rosie, ese es un corazón roto que debe pasar un proceso de curación. No puedes pensar que de un momento a otro sanará. No. Debes de seguir todo el proceso de duelo y cuando menos te lo esperes. Estarás sentada en una mesa, algún día, rodeada de las personas indicadas.

— ¿Por qué eres tan inteligente? —, resopla sabiendo la sonrisa arrogante que tendría, esa ladeada que hizo que muchas mujeres se enamoraran de él.

—Porque soy el amor de tu vida y el amor de tu vida tiene que ser inteligente y hermoso. Yo soy ambas.

Ante eso el rostro de su Su-ji choca en su cabeza. No le había dicho nada a Elijah sobre ella, incluso si podía pasar el rato mandando videos de gatos y hablando sobre lanzamientos de música reciente. Realmente no le había dicho a nadie más que a Lisa, exceptuando a Ashley que la había visto esa vez que tuvieron su primera cita.

—Lijah.

— ¿Sí?

—Hay alguien, estoy viendo a alguien nuevo.

El silencio en la línea fue melodramático y al rodar los ojos supo lo que vendría.

—¡You’ve broken my heart…!—, cantó de manera dramática.

—Eres un payaso.

La risa de Elijah la hizo sentir mejor, haciéndola sentirse segura para soltar todo lo que había pasado con Su-ji.

—Lo soy, lo soy—dijo, luego agregó de manera más demandante. — ¿Quién es la chica afortunada envidia de todo Blink?

Bueno, ahí va, es hora de respirar hondamente y decir el nombre que tantas revoluciones le causaba en el pecho.

—Es… Suzy, Bae Suzy.

Espera un segundo, después espera otro, luego otro y luego otro. Elijah está en silencio y no es el silencio melodramático, es uno de total sorpresa. ¿Lo ha dejado sin palabras?, por supuesto que él sabe quién es Bae Suzy, quizás no tenga ni idea sobre la industria del entretenimiento coreana, pero él, él sabía quién era ella, la había escuchando fantasear desde que pudo confesarle que era lesbiana. Además, él había visto Start Up y le habían mandado cada comentario de un capítulo con memes de Rosie.

Sin duda lo dejó sin palabras.

—Un momento, la chica de… Seo Dalmi, la que no debió casarse con ese tipo y mejor quedarse sola, ¡Seo Dalmi!, La chica con la que fantaseabas desde hace años. Bae Suzy…Wildest Dreams ohh, ahh

— ¿Por qué cantas esa canción de Taylor Swift?

—Oh, cariño tengo miles de canciones de Taylor Swift pasando por mi cabeza en este momento —, ironiza.

—Yo también —, admite derrotada.

Él se ríe.

— ¿Ya pasaste la etapa Everything Has Changed?

—Sí, ya lo hice… Bueno, no del todo, tal vez… ¿Enchanted?

—Vamos intenso, dime cuando empecemos el State Of Grace, necesitaré ponerme los lentes de sol para ese momento.

—Así como soy yo, de complicada, creo que no encajaría State Of Grace —, parece suspirar batiendo los hombros hacía abajo.

—¡Oh cariño, te mereces vivir tu era Lover!

—Tú también lo mereces—, entonces recuerda que Elijah había cortado con su pareja más longeva en septiembre. —Por cierto, lo siento, lo de tu chico.

—No importa mucho. Ahora estoy concentrado en Adore—, Adore era la marca de ropa que había creado después de comenzar a descubrir su pasión por diseñar ropa. Apenas estaban asentados en Melbourne, ya tenían una tienda en el centro comercial y su tienda en línea parecía irle bien, incluso tenían mil seguidores en su plataforma de Instagram. Rosie pensaba que Adore, siendo auténtico y audaz, como Elijah podría comenzar a saltar más alto. En poco tiempo quizás podría ver a personas de Seúl usando los diseños de su amigo.

—Estoy muy orgullosa de ti.

—Yo de ti, siempre, sabes que siempre he apostado por ti —, su voz es tan honesta que a Rosie se le encoge el estómago y quiere volver a ponerse sentimental otra vez.

En lugar de eso vuelve a Adore.

—¿Cómo va?, ¿Alguna editorial ya accedió a ponerlos en algún espacio?

—No, supongo que seguimos en la lucha, mi socio y yo.

—Conozco algunas personas, tal vez pueda mover…

— ¡No, definitivamente no! —, él irrumpe cualquier idea de que Rosie meta las manos por Adore. Él era así, no le gustaba que nadie lo ayudara a crecer, le gustaba sembrar las cosas y hacer que sucedieran bajo sus términos.

—¡Pero Lijah! —, ella protestó.

Adore es mi bebé y lo llevo gestando por mucho tiempo. Quiero vestirte enserio, deseo vestirte y prometo que lo haré un día. Te haré el vestido más hermoso. Anthony Vacarrello se va a cagar encima. ¿Negro?, nah, rosas, porque tu Rosie, estas hecha de rosas. Muchos pétalos y será increíble. Pero, para que eso llegue voy a ir escalando en la industria por mis medios.

—Entonces ni siquiera puedo pedir esa linda chaqueta que vi en tu tienda en línea—, susurra haciendo un puchero.

— ¡Puedes tenerla, pero nada de redes sociales nena!—, le advierte.

—Al menos guárdame el título de embajadora y musa de esa marca.

—Siempre, eres mi musa.

— ¿Por qué siempre eres coqueto? —, protesta rezongando la nariz.

—Porque es divertido. Deberías ver a mi socio, es bastante adorable cuando se sonroja, con esas pecas en la cara… se pone del color de su pelo.

—Así que un pelirrojo.

—No soy supersticioso y Connell es un gran elemento.

—Algún día tienes que presentarme a ese socio tuyo.

— ¿Para qué?

—Tengo que asegurarme de que no le haga daño al The One That Got Away.

—Muy graciosa, muy graciosa. Gateaway Car.

—Idiota.

—¿Dónde estás ahora mismo? —, pregunta.

— ¿Honestidad cien por cien? —, dice apretando los dientes de manera nerviosa.

—Somos amigos, si estuviera cagando en el baño lo sabrías.

— ¡Elijah, no seas asquerosa! — se queja.

—Sólo digo.

—Estoy… Estoy en Daegu.

— ¿Te fuiste de vacaciones?

—Suzy, me invitó a conocer a su familia.

Silencio melodramático otra vez.

—Oh, eso es genial, la cosa se puso sería. Ya conoció a las chicas por la que yo dejaría la homoualidad si se pudiera quitar.

—Si no se pudo conmigo, dudo que se pueda con las chicas —, le espetó.

Touché.

—Y… No.

Claramente la idea de que Su-ji conozca a las chicas le inquieta un poco. Sabe lo protectoras que las tres son con Rosie, sobre todo después de la mierda de Gyeong. Tampoco es que la iba a ocultar del resto de su círculo íntimo. Sólo quería que las chicas se hicieran a la idea y ella misma prepararse ante la idea de las anécdotas vergonzosas que le contaran a Su-ji como venganza quizá de alguna treta del pasado. Sabe lo pesadas que son y prefiere ir reuniendo con Pink por Pink. Ella sabe que no hay forma de que Su-ji y las chicas no se topen o se hayan topado. Sabe de las marcas con las que ella colabora, sabe que sería imposible que Su-ji los caminos de Jisoo y ella no se crucen. Incluso anteriormente han compartido un mismo espacio. Sólo que en ese tiempo Su-ji era su enamoramiento tonto de la infancia, no su potenciaol novia. Pensar en que podría serlo la llena de emoción, es como una agitación en el pecho que escala y la hace sonreír de manera tonta.

—Eso significa que existe un setenta y cinco por ciento menos de que yo la conozca, ¿No es así? —, lo oye quejarse al otro lado de línea. Elijah también es otra persona protectora con ella, siempre ha dicho que si va salir con alguien tiene que ser una mejor novia de lo que fue él. Rosie le ha dicho que eso es imposible, no porque no exista un mejor novio que Elijah, sino porque amar a Elijah era como amar a un hermano y sin duda Rosie no veía a Su-ji como una hermana. La veía como una mujer que mira a otra mujer. Con deseo y lujuria, como con ganas de afecto, de tener toques tiernos y palabras endulzadas con miel.

—Depende.

—Rosie. ¿Recibiste la invitación? —, ahora dice seriamente.

— ¿La invitación? —, pregunta desconcertada.

— ¡¿La olvidaste torpe?!

—Oh… ¡Oh!

—Exacto.

—La boda de Abigail.

—Exacto. 28 de diciembre y tienes que venir, Abigail, Em’s y yo no te hemos visto en mucho tiempo, mucho… Desde que viniste a Melbourne en tu gira.

—Lo siento mucho. Yo. No había podido ir y luego papá y mamá se mudaron a Corea—, comienza a decir excusándose.

—No, está bien, sólo… Te extrañamos.

—Dios, tengo que coordinar mi agenda, pero iré.

—Genial, trae a tu novia —, luego dice haciendo que Rosie se ponga helada.

—No es mi novia.

—¿Cómo que no es tu novia?, ¡Roseanne Park, ¿Cómo es posible que no la hayas amarrado ya?!, ¡¿Qué clase de precaria educación gay te hemos dado Lisa y yo?!

—Desde que conociste a Lisa, eres insufrible.

—Somos besties, besties—, lo escucha alegar.

—Sí, me mostró el video que le enviaste bailando Money después de que tu ex rompiera contigo.

—Me elevó la autoestima después de su admisión de serme infiel en Grindr, no te preocupes, después de romper inmediatamente puse Gone encerrado en el auto, mientras llovía y me llenaba la cara de helado.

—Dramática.

—Lo soy, cariño, lo soy.

—Qué bueno que lo aceptas.

—Como sea, tienes que decirle que quieres ser su novia. Dios, literalmente te bajaste las bragas al momento de conocerla.

— ¡Decoro, Elijah, decoro! —, se queja del poco pudor que tiene.

—Cariño, no soy coreano, aquí no hay decoro, para mamá Elijah no existe el decoro. Tantos años en Seúl sin duda te afectaron el cerebro.

—Siempre fui así—, gimió mortificada.

—Entonces, dile que quieres ser su esclava ual, no sé, dile algo.

—Yo… Casi, tal vez me… Casi la dejo…—, río de manera nerviosa.

Escucha el suspiro de Elijah al otro lado de la línea. Supuso que él tenía el presentimiento de algunas cosas. Además, Elijah sabía mucho de sus relaciones poco serias de los ultimos años, reducidas a simple o por placer. De la inseguridad de volver abrir su corazón.

—Cariño, repite conmigo: Soy hermosa, por dentro y por fuera, me merezco que me pasen cosas buenas, como encontrar alguien que me ame, me cuide y me respete.

— ¿Tengo que repetirlo? —, respira quejándose.

—Escuche que funcionaba, ahora repite, inhala y exhala, vamos, chica.

Soy hermosa, por dentro y por fuera, me merezco que me pasen cosas buenas, como encontrar a alguien que me ame, me cuide y me respete.

—Estoy orgulloso de ti, Rosie.

—G- Gracias.

—Ahora, si ves las red flag’s, sal de ahí nena, esa piscina no es para ti.

—Está bien. ¿Sabes?, ella es muy atenta, aunque da miedo, digo, toda su familia da miedo, pero… Son tan agradables. Son tan cálidos, como ella. No sé, me hace sentir bien, me hace sentir querida cuando me mira. Y es demasiado protectora. Dios, soy el cliché de la lesbiana intensa ahora mismo —, dice llevandose las manos a la cara.

—Shhh, las hormonas cariño, son solo las hormonas —, se burla.

—Bastardo.

—Me amas —, él replica.

—Elijah… Lo digo enserio. Ella me gusta mucho. Digo antes me gustaba de una manera física, digo es preciosa y me robaba el aliento. Ahora, la estoy conociendo poco a poco, desde sus defectos, hasta sus aciertos. Y es una persona preciosa, preciosa, con esa lente con la que vas mirando capas, como un microscopio, ¿Tú entiendes?

—Entiendo que esa chica te tiene comiendo polvo.

— ¿Y si no quiere ser mi novia? —, dice de repente con los ojos abierto y tremendamente asustada de que así sea. De que exista esa posibilidad y que no se haya dado cuenta.

—Bueno antes de salir con alguien piensa en los pros y contras.

—Eso diría la señorita Ha.

—Eso lo digo, y yo y la señorita Ha suena como alguien inteligente.

—Bueno.

—Pensemos en el primer Pro —, propone.

— ¿Tenemos que hacer esto?

— ¿Quieres llegar a Seúl con una novia súper guapa con cierta seguridad en que hiciste la elección correcta?

—Está bien.

—Primer pro.

—Ha sido mi crush desde que tenía, ¿Doce?

—Genial, estás viviendo el sueño de alguna pubertad de Wattpad.

—No hablemos de Wattpad por favor —, le suplico sonrojada.

—La otra vez leí una historia sobre Jisoo y tú…

— ¡Elijah!

—Es broma, es broma.

—Entonces…

—Contra.

—Tengo miedo de volverme a sentir usada —, admite dejando escapar una bocanada de aire tenso.

—Eso debes de hablarlo con ella.

—Lo sé, sólo, confié mucho en alguien y me destrozó.

—No sabes cómo quisiera ahorrarte las lágrimas, pero, incluso en las mejores relaciones va a doler, créeme. Aparte si vas a salir con alguien tiene que existir la confianza, no puedes estar sospechando a cada rato, pensando si te romperá el corazón.

— ¿Y si no estoy lista para dar el salto?

— ¿Quieres darlo?

—Sí—, dice con franqueza.

— ¿Qué pierdes al intentarlo?

—Suenas como mi padre —, suspira.

—No perdiste nada.

No es como si Rosie le contara a Elijah las cosas que perdió durante su época de aprendiz. Ella las tiene presente de vez en cuando, sobre todo en el momento en que sacan a relucir el tema. Es el elefante rosa en cualquier idol. Sabe que incluso Su-ji tiene esa reacción tensa en su mandíbula cuando habla de su época de aprendiz. Rosie también siente que incluso aunque estén muy cerca también lo ha perdido a él. No sabe, es como ir a la guerra y regresar, pero mirando las cosas desde otra perspectiva. Una de te deja callado y sientes que no puedes hablar con nadie.

—Pro.

—Es parte de la industria, así que no es shockeante, ni escandaloso. Sabe cómo se desarrollaría todo. Sabe cómo funciona ese mundo, sabe el tiempo que implica y los sacrificios que se hacen. Los sacrificios que haríamos para que funcionara.

—Contra.

—Es de la industria—, vuelve a repetir con más pesar. — Es un mundo diferente, Lijah, es un mundo donde tienes que cuidarte la espalda. Donde todo mundo habla de ti y te juzga. Donde te dan una cara y en verdad es otra. Es desgastante y exige todo de ti. Somos del mismo mundo y eso es peligroso.

—Eso suena turbio.

—Oh, lo es, lo es. Usualmente las celebridades aquí no salen mucho entre ellas, contrario a lo que parezca. Algunas lo intentan, sobre todo cuando se es más joven. Pero, cuando ya tienes más experiencia, es mejor salir con alguien no famoso. Es una bocanada de aire fresco. No tienes esa presión extra de ser perfecto, de dar una imagen.

— ¿Tú te sientes de esa forma con ella?

—Al principio, cuando la conocí. Tal vez, quería dar una imagen favorable, ¿Sabes?, babeaba por ella en secundaria. Pero, después, después me sentí mejor. Últimamente me he sentido… Estoy cómoda. Aunque bueno, tuve un ataque de pánico horrible por conocer a su familia y vomité y me desmayé.

Se ríe intentando aligerar lo grave de la situación.

—Suena como esa vez que te dejaron hacer el solo para la misa dominical en pascua.

—Sí, suena como esa vez.

— ¿Ya hablaste con la señorita Ha? —, él pregunta preocupado.

—Le mande un mensaje, pero, creo que sí, yo le voy a llamar.

—Eso me reconforta bastante. Recuerda que tienes que decirle cuando tengas un ataque de pánico. Ella necesita saber eso.

—Ella estaba molesta por eso, consigo misma, pensó que me había presionado demasiado. Pero, no sé, no era sólo por el miedo, tenía muchas cosas pasando en mi cabeza y…

—Entiendo, respira conmigo, vamos, uno, dos, tres…

Ella lo siguió cerrando sus ojos.

—Tuvimos una de esas charlas honestas, hubo muchas lágrimas y bolas de nieve.

—Eso suena divertido.

—Fue liberador—, luego dices: —Un contra seria nuestras agendas. La mayoría de las relaciones terminan por conflictos de agenda.

—Eso es cierto y si quieres salir con ella, tienes que hablar eso al respecto. Anota eso, eres olvidadiza.

—Sí…—, susurró buscando las notas de su teléfono subrayando que tendría que hablar con Su-ji de sus agendas, incluso cambió la nota en un tono rojo. Como los post-it en su apartamento.

—No le he hablado sobre ya sabes…—, se ríe nerviosamente.

— ¿Ya sé qué?

—M-Mi…—, comenzó a jugar nerviosamente con sus anillos intentando concentrarse en la sensación del metal frío moviéndose en sobre su dedo en círculos.

Era… De cierta manera la reconfortaba mucho.

—Oye, no tiene nada de malo y lo sabes.

—Gyeong…

—A la mierda Gyeong, en este momento declaró prohibido hablar sobre Gyeong.

—Ok.

—Sólo, quiero decir, he mejorado bastante, puedo… Nadie lo creería, nadie lo cree. Blink… Blink parece no haberlo notado y Blink es como el FBI.

—Blink ni siquiera sabe que tuviste un PR en tu adolescencia para ocultar tu lesbianismo de la comunidad cristiana coreana australiana. Ósea a mí.

— ¿Cómo te sientes al respecto por eso? —, se burla.

—Podríamos disfrazarnos en Halloween de Shawn Mendes y Camila Cabello y nadie se daría cuenta del chiste. Digo, puede que se burlen de tu falta de heteroualidad, pero verlo canónicamente hecho, eso ya es un shock. Como el rumor de Twitter.

—Es de PANN.

—Lo vi en Twitter, incluso traduje ese hilo en portugués. Dime, ¿No llevas saliendo con ella desde 2018?

—No, y Gone no es para Su-ji, ¿Ok?, es para Gyeong —, tampoco tendría ganas de explicar ese hecho, espera… ¿Lo tendría que explicar?

—A la que deberías dedicarle I Forgot That You Existed. Pero, entiendo todo eso de Jake Gyllenhall. ¿Dear John?

—Elijah, deja de pensar en Swiftie.

—No puedo, no puedo, llevo pensando dos riñones esperando una gira mundial.

—Muy gracioso.

— ¿Cuántos años es mayor que tú?

— ¿Suzy?

—Sí.

—Gyeong era bastante mayor, y el grooming fue real.

—No era una anciana.

—Te llevaba por diez años, cuando eras una veinteañera que perdió parte de su infancia por cumplir sus sueños. No sabías otra cosa que decir que sí —, le recalca, incluso Elijah no estaba muy contento con el hecho de que Rosie saliera con Gyeong cuando se lo confesó.

—Gracias por recordarlo —, gimió. —Suzy es tres años mayor que yo.

—Eso está bien, tienen un rango de edad más aproximado.

—Sí y la ventaja es que, aunque busquemos diferentes objetivos y metas en nuestras carreras, buscamos lo mismo, no sé cómo decirte… ¿Tranquilidad? Puede que en esos tres años me lleve una calle de diferencia. Que haya vivido muchas historias y tenga muchas experiencias, ya sabes más madurez emocional. Pero, siento que podemos ponernos en una misma sintonía. No me siento como una niña, vistiéndose de la mejor forma, intentando comportarme en la mesa o buscando su atención para que me vea. No sé, no me siento como si estuviera oculta, como si tuviera que ver como aparta su mano de mí. Como si le diera vergüenza…como si sólo me tolerara… Ella me ve y no tengo que decirle que me vea, sólo lo hace y me sostiene la mano, incluso si ella misma tiene miedo. No ha hecho nada para demostrarme lo contrario…

— ¿Estás llorando?, porque estoy llorando, maldición —, él solloza.

—No me siento como el secreto vergonzoso de alguien. Me siento como alguien real.

—Rosie, ¿Eso responde cualquier duda? —, es entonces que se da cuenta y asiente de manera autómata, mareada por esas emociones.

—Sí…

—Espero que seas feliz y que pase lo que pase. Lo sean.

—Yo también, incluso cuando los días sean de lluvia y las noches de té.

—Sí, incluso ahí —, ambos se ríen.

— ¡Ahora ve, cariño, vive tu era Lover!, es como el cielo de los Swifties.

—Eres un tonto.

—Este tonto te hace reír gratis.

—Gracias por amarme a tu forma.

Otro silencio melodramático.

— ¡LOVE OF MY LIFE…!

[…]

—Oye.

La llamada se ha terminado hace diez minutos y ha aprovechado para limpiarse el resto de lágrimas que quedan pegadas a sus mejillas. Su-ji desliza su cabeza por la puerta entreabierta mientras la toca intentando llamar su atención. Lo hace. Rosie parpadea hacía la puerta.

—Hey.

La respuesta tan quedita hace que Su-ji frunza las cejas. Y sin embargo, se autoinvita a entrar y cuando ya está en medio de la habitación tiene las manos sobre la cintura mirando a Rosie como si algo estuviera fuera de lugar. Espera a que diga algo, pero parece no salir nada de sus labios. En realidad lo que hace es dar grandes zancadas hacía la cama, donde se termina hundiendo hacía atrás haciendo que el colchón chirrie. Rosie no hace otra cosa que terminar reclinada a su lado. Haciendo que su espalda se sienta aliviada al tener algo en que apoyarse después de un largo rato encorvada. Su-ji busca su mirada, y ambas se observan de frente. Hay algo tan silencioso y a la vez abrumador en el aire, tal vez la fragancia suave que desprende Su-ji, tal vez es el suavizante de telas que usaran para lavar las sábanas, porque son de una suavidad que Rosie califica como correcta. Las manos de Su-ji recorren un tramo, imitando la cadencia de un ciudadano de Seúl promedio caminando en la jungla de concreto. Luego, sube la pendiente del brazo de Rosie como si fuera una cuesta empinada y difícil de surcar, como si le pesara y cada momento, en que se queda sin aliento, no han dejado de rastrearse en los ojos. Es preciosa, en verdad lo es, tanto que quiere volverse reafirmar a Elijah, decirle que es incluso más preciosa que ayer. Y luego la culpa hunde su lengua y sus ojos se vuelven a poner aguados.

— ¿Estás llorando?, ¿Estás bien Chaeyoung?—, la preocupación zumba en los ojos de Su-ji. Su mano deja de caminar y empieza a volar hacía su mejilla, mientras comienza entorpecer el paso a las lágrimas.

—No —, reacciona en decir.

Pero Su-ji arquea una ceja, Su-ji que es bastante observadora y difícil de engañar.

—Lo estás —, afirma casi con petulancia.

—Bueno sí lo estoy —, Rosie termina admitiendo dejando que de su boca escape una brisa de aire que choca contra Su-ji. La actriz frunce las cejas, parece estar pensativa. Sus dedos siguen acunando su rostro, como si fuera algo que mereciera ser cuidado.

Luego suspira, para ponerse boca arriba y mirar el yeso blanco en el techo.

—No te vi, después y tal vez me preocupe un poco…

—Estaba hablando con Elijah, es mí… PR de la adolescencia.

— ¿Enserio?

—En realiad, ¿Qué poco probable es que el chico gay y la chica lesbiana se junten para ser novios? —, pregunta con una sonrisa divertida que se tuerce en sus labios.

Su-ji finge estar pensativa y luego atina a decir: —Vi una película sobre eso, en realidad.

Rosie en vez asentir pensando en la gran cantidad de ese tropo que existe en plataformas de novelas independientes, atina por fingir incredulidad.

— ¿Enserio?

Su-ji asiente con una sonrisa astuta.

—Sí, sin duda, tenemos que verla algún día juntas. Te prometo que vas a reír y después llorar y después llorar mientras ríes.

La expresiones en el rostro de la actriz cambia de emoción a emoción. Al mismo a Rosie le gusta esa idea. Aun puedo recordar esa primera vez sobre la alfombra de su apartamento, comiendo palomitas y robándose besos. De un momento a otro la idea de querer besar a Su-ji la invade de forma súbita. Como si un bicho de esos que hay Melbourne se le colara por la parte trasera del cuello de la camisa. La tiene ahí, justo enfrente, puede incluso observar la forma en la luz rebota en su pómulo haciéndola brillar como si su piel fuera porcelana china. Ve que Su-ji la mira y sabe que quizás haya descifrado el porqué de su boca levemente abierta o sus dedos retorciéndose con los cordones que se amarran en el chándal que usa.

La idea es tan tentadora que podría pasar a estar milimétricamente más cerca de sus labios. Podría subirse encima de ella, con esa emoción rezumante en el pecho, con esa sensación pegajosa en el vientre. En cambio traga saliva y usa sus dedos enroscados en sus cordones para sujetar la poca cordura que tiene ante la idea.

—Eso suena tan contradictorio.

La forma en que sale de su boca es tan dificultosa, como si se estuviera ahogando. Se pregunta si Su-ji lo nota, el deseo que siempre permea dentro de Rosie, el fuego que siempre arde debajo de su piel y que quiere ser calmado con su tacto.

— ¿No lo has hecho? —, susurra mirándola a los ojos.

—Sí, eso es lo peor.

Admite encogiéndose de hombros. Su-ji se vuelve a poner de lado y ve cómo ella parece tener dificultades para respirar. Sus ojos se ven tan inquietos como los de Rosie.

—Sí…

Luego recuerda el abrazo y parpadea. La culpa comienza a nublar su mente. En vez de correr como lo haría habitualmente lo dice, porque siente debería decirle a Su-ji cómo se siente, necesita quizás algo de confort después de todo y los ojos de Su-ji son como una hoguera cálida en una noche terriblemente fría.

—Yo, no sé, me puse celosa y luego me sentí mal de ponerme así —, dice tan de la nada.

— ¿De qué?

—De ti y tu hermana, Irene-sunbaenim y Bob.

— ¿Por qué?

—Sólo extraño a Allie, pero está bien, ¿Sabes?, si algún día ella está lista para alzar la bandera blanca y volver, yo estaré ahí, pero… —, dice concentrada en jugar con los cordones, torciendolos, anudandolos, desanudandolos. Su-ji escucha de manera silenciosa y parece estar tomando partido en ese rompecabezas que comienza a formarse dentro de Rosie.

—Ya no serás la misma, ya no será la misma, ya no será lo mismo.

Completa y Rosie asiente de manera efusiva.

—Sí…—, exhaló. —No la voy a perdonar tan fácil, tengo derecho a enojarme, a estar enfadadísima y sentirme traicionada, ¿Verdad?

—Lo tienes, tienes todo el derecho a sentirte como te plazca —, le dice acariciando el rostro mientras sigue mirando, sigue escrutando tan dentro. Rosie no se siente incómoda ante eso. Siente que inconscientemente se pone más cerca de Su-ji, que su cabeza rozó su hombro. La camiseta que lleva es suave, suave y Rosie siente que en su garganta se escapa un ronroneo. Le gustan las prendas suaves, odia las prendas que son ásperas. Aunque a veces ha tenido que ponerse ese tipo de ropas y ha tenido que aguantar, aunque su cabeza no puede dejar de pensar en las asperezas, en el picor que irrita su piel. Una vez en casa de la madre de Jennie, la señora Kim le enseñó a suavizar ese tipo de prendas, con acondicionador, agua y la parte más helada del frigorífico.

—No se lo voy a poner fácil… Y no significa que la deje de amar. Pero, las chicas me han enseñado que merezco una hermana que me cuide y me apoye, aunque nos queramos tirar del pelo. Me enseñaron eso, me enseñaron que merezco lo mejor… Merezco una familia que me ame, merezco poder respirar tranquila y merezco un buen amor, no uno mediocre, uno bueno, uno que no me deje tirada a medio camino y esa persona merece un amor que no la deje tirada a medio camino. Supongo que tengo que aprender digo, es como un auto. Digo, mi padre tenía esa vieja carcacha que tuvo que cuidar con su vida. Hubo un tiempo donde perdió su empleo y… fue duro, como sea, las carcachas se tienen que cuidar, se tienen que dar mantenimiento, verificar el aceite, la batería, la gasolina… Es como las laptop. Digo, mi Macbook, se puso muy lenta, muy lenta y la lleve con el tipo de TIC de la empresa, digo, la empresa me dijo que lo llevara con él. Y me dijo algo como, oye tienes que darle mantenimiento, para que no se ponga lenta…Ah…

Vio a Su-ji con una expresión cómica en su rostro.

—Eres linda cuando divagas mucho.

—Sucede que me pierdo a veces —, suspira algo frustrada.

—Sí, me lo has dicho. Y realmente no me importa. Es lindo.

Rosie se sonroja un poco. Pero intenta ser valiente, quiere hacerlo ahora, quiere darle los pros y los contras de porque serían una excelente pareja. Pero, la suave tela raspando su frente es tan placentera que sus ojos se cierran y no puede evitar moverse un poco contra ella, sintiendo el filo del hueso del hombro de Su-ji. Luego vuelve a carraspear sonrojada al encontrarse con los ojos intensos que ahora parecen mirarla de manera divertida.

—Lo que digo es que merezco lo mejor, mereces lo mejor y… Digo si merezco lo mejor entonces merezco al Primer Amor de la Nación y El Primer Amor de la Nación, merece alguien genial. Soy genial, porque soy Rosé de Blackpink y mereces a alguien así, de astronómicamente genial... Un monstruo mediático en las listas de Billboard… Mierda… BTS es mi competencia…

Su-ji se echa a reír hacía atrás y sus dedos viajan al cabello de Rosie mientras lo acaricia con afecto.

— ¿Enserio? —, su voz se sofoca ante la risa, suena impresionada.

—Digo, lo es, digo, te verías bien con…

Ni siquiera puede respirar por un segundo, contiene el aliento y se queda detenida mirando fijamente a Su-ji.

—Puede que sí, puede que sí. Pero, para tu fortuna, no son mi tipo ideal. Una lástima.

La ve fingir tristeza antes de que parezca volver a reírse como si fuera el mejor chiste de la historia. Para Rosie, no lo es, porque ha encontrado una competencia directa. Siete personas que pueden incluso ser mejores que ella. Sin embargo la voz de Jennie rezumba en su mente: "Deja de compararte con otros, tú eres muy bueno que los demás se vayan al diablo".

—Se entiende, contigo, eres un estándar de belleza, ¡No es que ellos sean feos!, digo son guapos, atractivos, tienen un Appel, eso dice Lisa, confió en su criterio.

—Lo sé, lo sé, pero, no los conozco.

Ella admite y Rosie se queda mirándola incrédula.

—Oh.

—¿Oh?

—Yo conozco a Jungkook—, lanza una risa nerviosa recordando cómo fue ese hecho. — Bueno a su novia, bueno… No debería estar diciendo eso, digo, no coquetee con su novia, bueno tal vez un poco, estábamos en el mismo salón de belleza y ella llegó y dije, wow y ella dijo wow, luego ambas dijimos wow y me dijo que le gustaba mucho mi grupo y yo le dije que me gustaba mucho su cabello. Y pasó que creo que se estaba poniendo bastante roja y yo estaba como: No te pongas así. Y luego llegó Jungkook-ssi, al principio no lo reconocí, porque venían fachas y yo estaba en fachas, así que tampoco me reconoció, luego ella le dijo quién era yo y luego él se presentó. Fue incómodo. Y su novia estaba mirando a la pared y yo quería que me tragara la tierra. ¡Que quede claro no estaba coqueteando con ella!

La nariz de Su-ji se arruga y parece tener una de esas expresiones de molestia exponencialmente exageradas.

— ¿Debería sentirme celosa de la novia de Jeon Jungkook?

Rosie niega de inmediato.

—No, claro que no, sólo…

—Es broma, es broma—, el brazo de Su-ji rodea la cintura de Rosie atrayéndola contra ella, haciendo que siente el calor de su cuerpo. Su rostro se sonroja y se siente bien, la sensación de suavidad de su camiseta, incluso el borde endurecido del sostén. Ella acomoda su cabeza para que pueda escuchar su pulso cardiaco, suena como una especie de ritmo lento que parece comenzar a coger vuelo.

—Lo sé. Sólo… Digo que estoy compitiendo con BTS por tu amor.

—No, no creo.

—Ah, eso es bueno… Oh.

— ¿Oh?

— ¿Twice?

—Emmm… Nop.

— ¿Red Velvet?

—Algunas de las integrantes son como las hijas de mi prima.

Luego la conversación gira en torno al estupor que Rosie sentía ante la idea de que Irene de Red Velvet y Suzy en verdad fueran familia. Incluso de lo gracioso que era que a ambas las hayan emparejado con Rosie en una serie de rumores absurdos de PANN.

— ¿Cómo es que no se sabe que son familia? —, le pregunta de la nada.

Su-ji hace una mueca de desagrado.

—Su empresa prefirió que fuera de esa forma y mi antigua empresa estaba de acuerdo y bueno… Pues no es como si me preguntaran si Hyun y yo somos parientes, sólo asumen que no es el caso.

— ¿Son cercanas?,porque por ejemplo con mis primos no lo somos. Lo que digo es que les he dado entradas para mis conciertos y nos hemos tomado fotos. He ido a reuniones familiares, pero me siento demasiado ajena a ellos.

"A todos en general" quiso decir, pero se mordió el labio. Decidió disfrutar de la forma en que Su-ji pasaba sus dedos entre las hebras de su cuero cabelludo, cerrando los ojos. Puso su brazo en el estómago de la actriz, sintiendo como se movía ante su respiración lenta.

—Sí, crecimos como hermanas. Aunque Hyun y Bin, son una cosa.

Parece no poder explicarlo bien. ¿Supuso que hablaba de que el vínculo entre Irene y Su-bin era más estrecho?, tal vez se deba al parecido. Se imagina lo caótico que debió ser eso en su infancia como una especie de Parent Trap.

— ¿Su-bin es Bin déjame ver si entendí?

—Sí, tenemos la manía de llamarnos por la última sílaba de nuestros nombres. Por ejemplo, a mi tío le dicen Jin, y su nombre es Seung-jin. El nombre de mi padre es Sung-jae, y le dicen Jae. A mi abuela le decían Hee, a mi hermano es al único que le llamamos por su primera sílaba, Sang. Yo soy Ji-ji, porque soy una Ji, antes de mí hubo otra y soy la segunda Ji.

Le explica mientras se miran a los ojos. El mentón de Su-ji está inclinado hacía Rosie que eleva su rostro para verla. Encuentra esos ojos plagados de pereza, como si estuviera por quedarse dormida en algún momento. Su voz es como un tarareo vago.

— ¿Si hubiera una Bin antes que Bin, sería Bin-Bin?

Su-ji se ríe de manera afirmativa.

—Definitivamente.

—Al cuadrado suena mejor —, Rosie espeta.

—Es simple tradición—, se encoge de hombros.

—Me gusta, yo sólo soy Rosie porque me acostumbre a ser Rosie, después fui Chaeyoung y todo mundo se acostumbró a decirme Chae. Aunque pienso como Rosie, me digo todo el tiempo, Rosie, esto, Rosie lo otro, Rosie, las llaves y después terminó haciendo otra cosa distinta que buscar las llaves. Entonces me regaño Rosie.

La admisión suena bastante tonta, pero era sincera. Siempre había sido Rosie consigo misma. Chaeyoung incluso la hace sentir tan ajena a ella misma, como lo es Rosé.

—Rosie, entonces…

—Me acostumbre a que las personas en Seúl me dijeran Chaeyoung, pero… Me gusta ser Rosie. Es como ese chiste de las rosas son rosas y bueno… las rosas son Rosie. Me gustan, me siento como una rosa, con espinas incluidas.

—Como ese cuento de Wilde.

— ¡Oh dios ese maldito cuento de Wilde!

— ¿Te gusta?

—Sí… A veces me siento así, que las personas se acercan con su corazón gratis y que yo sólo voy a clavar mi espina sobre su pecho y luego matarlos. Es turbio, pero… No soy lo que creen que soy… Es difícil, soy difícil de amar. Yo no quiero verte ser un ruiseñor dispuesto a clavarse contra mí con la luna de testigo, sólo para teñirme de rojo. Digo rojo significa amor.

—Bueno, la cosa es que Rosie: no soy un ruiseñor. No soy tan ingenua.

La palabra ingenuidad rebota en las paredes y hace que sus ojos se ensombrezcan. Su-ji lo nota y la atrae de vuelta contra su pecho impulsando más las caricias.

—Yo lo fui, digo fui un ruiseñor antes de ser una rosa. Y me sacrifique por la persona equivocada. Y reviví como una rosa con muchas espinas. Pero, no eres, sin duda no eres un ruiseñor… Lo veo ahora.

Vuelve sus ojos hacía Su-ji.

—Si tuviera que elegir, sería la jardinera, me gustaría sólo ver cómo brotan las rosas de los capullos del rosal en primavera —, hay una sonrisa pequeña y ve como se le achinan los ojos y la nariz. Es adorable y hace que el corazón de Rosie se sienta ingravido.

—Sí, me gusta cómo suena eso —, tararea.

—Sólo que soy una mala jardinera.

La confesión hace que la risa brote de Rosie.

—Creo que Wikihow podría ayudarte.

—Evitaré que me pinches —, le advierte hundiendo su dedo indice en una de las mejillas de Rosie.

La neozelandesa se queja al instante con puchero en sus labios.

— ¿Y si quiero pincharte de una manera diferente?

Sus cejas se alzan sugerentes intentando enviarle una especie de código secreto que sólo Su-ji puede saber. Uno que nadie debería ver y que hace una sonrisa traviesa se cuele en sus labios.

— ¿Qué sugieres? —, dice recorriendo un camino invisible, de la mejilla de Rosie, a su mentón y después a su cuello causándole escalofríos.

—Mis dedos siendo espinas clavados en tu…

Entonces Su-ji la detiene con una expresión de asombro que pasa verguenza de manera rápida.

—No en la casa de mis tíos, sino quieres morir desollada y ser estofado de ardilla—, susurra con una sonrisa aterradora, como la de las fotos donde Jennie sostiene un cuchillo de manera amenazadora.

— ¿Estofado de ardilla?, ¿Eso existe? —, pregunta completamente asombrada.

—Créeme, mi tía lo sabe hacer bastante bien.

El suspiro parece evocar algo muy sombrió.

— ¿Enserio?

—Te diría que le preguntes a Suyeom, pero ya no está con nosotros.

— ¿Suyeom?

—La ardilla bigotona que amaba los frutos secos—, contestó con solemnidad.

—Ok… —, decide no remover más sobre Suyeom.

—Pero sin duda, sin duda quisiera eso —, añade de manera rápida.

No le importaría mucho ser estofado de ardilla. Su respiración se atora al mirarla. El cielo está despejado desde la ventana. La puerta está entreabierta, dejando espacio a la abertura de un cuerpo. Cualquiera que pasara por el pasillo las vería. En esa posición tan íntima, mientras lucha con el deseo que arrasa más fuerte. Es tan hermosa, tan hermosa que duele mirarla, no duele de manera en que duelen los corazones que se rompen gratis en las ventas de jardín de San Valentin. No, mirarla duele, duele como el fuego, el fuego enciende sus venas, y que un tacto suyo, un simple tacto suyo iluminará su pecho. El silencio llena el hueco que dejan sus respiraciones. El cielo sigue azul, la cómoda sigue con restos de partículas de madera. El aire pesado se disipa cuando Rosie la besa. Deja que los dedos de Su-ji marquen su mentón con fuerza y respira hondamente como si hubiera estado hundida dentro del agua fría y por fin, los dulces rayos del sol tocaran su rostro y su nariz apreciara la sequedad de la superficie.

El beso es un rastro infinito de sabores, texturas y olores. El beso es tacto, tacto abrasador, como si los dedos de Su-ji fueran una varilla que remueve la braza que deja la hoguera.

—Lo siento, pero, sin duda quería esto.

Susurra con su frente chocando contra la de Su-ji. Rosie ni siquiera se dio cuenta que su mano estaba sintiendo el estómago de Su-ji, cálido y estremecido por cada repaso de sus palmas. Puede sentir incluso la hendidura de su ombligo. La observa agitada, mejillas rojizas y el cabello revuelto.

—Está bien, tienes mi permiso —, se burla después de un rato pareciendo salir del estado de embriaguez.

—Lo que quería decir es que soy una rosa…—, admite con los dientes temblorosos. Su-ji la ve, la ve con curiosidad y se queda mirándola. Sus manos siguen ahí, sobre su mentón, como si pensara en volver a encaminarla a otro beso.

Rosie creía que los besos estaban llenos de intimidad, tanto que rara vez dejaba que alguien al azar la besara cuando era un revolcón al azar. Estaba bien el tacto, pero aún se incomodaba un poco con las miradas desafiantes y el hecho de que tenía que restringir los atisbos de cariño.

Pero esta no era un simple encuentro ual, acordado mutuamente para sólo quedarse como un fugaz cometa de placer desenfrenado. No. Esto era profundo hasta la médula.

—Sí, lo eres y sabes, mis flores favoritas son las rosas rosas.

Su-ji admite en asentimiento.

— ¿Estás coqueteando conmigo? —, inquiere riendo.

—Sí.

La mirada de Su-ji es aseverativa.

—Que directa.

—Me gustan las rosas, me gustas mucho las rosas rosas, me gustas mucho, Jangmi.

— ¿Jangmi?

—No sé, ahora cada vez que pienso en ti veo rosas y… mi cerebro canta Jangmi.

Su-ji sonríe, sonríe como una niña que inventa una especie de saludo secreto.

—Me gusta como suena.

Tararea.

— ¿Y el tuyo como canta cuando piensas en mí?

I chose this single star / From out the wide night’s numbers –/ Sue – forevermore! [Escogí esta estrella singular/ Entre las muchas que hay en la noche –¡Sue – para siempre!]—, Rosie recitó.

—Emily Dickinson.

—Sí—, exhaló. —No sé, pero pienso en Sue… Pero, le falta ese toque infantil.

— ¿Ese toque infantil?

Rosie se comenzó a reír.

—Puedes ser sombría, elegante, madura, intimidante… Pero, también tienes ese aire infantil, ¿Sabes?, es como la risa de un niño, como la primera risa de un bebé, como de la que nacen las hadas.

— ¿Te gusta mucho Tinkerbell?

— ¿A quién no?

— ¿Hada favorita?

—Oh, me gustaba mucho el hada de cabello negro y… oh.

— ¿Oh?

—Creo que ese sería mi tipo ideal de mujeres…—, sonríe de manera traviesa mostrando sus dientes. —Tú te pareces mucho a ella.

—Genial, soy un fetiche —, bufa.

—Yo soy un fetiche familiar —, se queja recordando lo que Minjeong había dicho.

— ¿Fetiche familiar?

—Oh, vamos Minjeong, la tía Yeol y yo tenemos grandes mejillas. ¡Grandes mejillas!

—Que me gusten tus mejillas, no tiene nada que ver con un fetiche familiar—, resopló.

—También eres un poco ciega, pero algún defecto tenías que tener—, fingió lamentarse apretando su rostro contra su pecho. Su-ji la abraza con mucha fuerza.

— ¡Oye!

—Lo que quiero decir, es que… Le falta ese toque travieso e infantil. Entonces… Suzie, Suzie suena así, suena como el tintineo de una risa, ya sabes todo melódico, como las notas musicales de Twinkle, Twinkle, Little Star. Suzie, Suzie, Suzie, ¡Sue…!

— ¿Estas cantando Suzie con las notas de Twinkle, Twinkle, Little Star?

Rosie se sonrojó.

—Sí, lo siento. Mi cabeza no deja de pensar en esa nota aguda, tan, tan…

Usó sus dedos para teclear las notas en el estómago de Su-ji que se rió como si fuera un acordeón que se estira y se retrae.

—Me gusta. Me gusta cómo suena Suzie.

—Sí, a mí también. Me gusta Suzie—, dice con franqueza mirándola.

—Tú también me gustas mucho, Jangmi.

—Deberíamos ser novias.

—Sí, supongo que tal vez deberíamos…

—Pero no en Navidad…

—Sin duda no en Navidad—, concuerda arrugando la nariz antes de volverla a besar, esta vez más fugaz.

— ¿Te parece bien el…El…El?—, piensa en las fechas del calendario de diciembre. —Que no sea el 28 es la boda de Abigail.

—¿Abigail?

—Oh, mi amiga de Melbourne, ella se va a casar y bueno tengo que ir… ¿Quieres venir? —, dice de manera casi inconsciente, perdida en la emoción de que Suzie y ella son casi oficialmente novias.

Sólo tenían que elegir una fecha.

— ¿A Australia?

—Sí.

— ¿Enserio?

—Me trajiste a Daegu, digo, ¿Tienes libre esos días?

—Sí, mientras no tope con Enero.

—Perfecto.

—No te dije que iba.

— ¡Pero…!

—Está bien, mi inglés no, no soy tan buena en inglés.

—Yo pienso en inglés… A veces en coreano, pero más en inglés.

— ¿No es difícil para ese cerebro tan lindo de ardilla?

—Tal vez—, susurró. —Pero, ya me acostumbre a traducir todo automáticamente.

—Supongo que vas a ser mi heroína.

—Puedo ser tu supergirl.

—Ya eres rubia de todos modos.

—Tu hermana sería Lex Luthor.

—Sí, Bin, puede ser aterradora.

—Ella dijo que tú eras aterradora.

—Se ciega de sus defectos.

—Lo aterrador es que sea idéntica a Irene-Sunbaenim.

—Jangmi, ¿Puedes hacerme un favor?

—Claro.

—No le digas Irene, se incomoda un poco. Dile Joohyun.

—Está bien, yo no sabía.

—No, por eso te digo, es… Es difícil.

—Sí, lo entiendo, digo no es lo entiendo de manera, de respuesta, ya sabes, responder, porque cuando te dicen algo de delicado tienes que responder lo entiendo, para no ser grosero, lo entiendo es empático, aunque no lo entiendas. Pero es confortante. Lo que hablo… Es que lo entiendo de verdad de cierta forma… Al menos tiene un Joohyun donde escapar, digo, Jennie y Jisoo unnie, tienen… se siente como si no dejan de ser eso en la intimidad. Es complicado, me voy a callar… ahora.

—Supongo que tenemos suerte, de eso, ¿No?

—Sí.

—Sobre el día…

—Puede ser, no sé…

— ¿El jueves?

—Es que es jueves…

—El treinta.

—Eso suena mejor, me gusta el treinta.

—Perfecto.

—Sí.

 
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Thank you!
TorresMendoza
Espero que les guste.

Comments

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nishichan
#1
Nice
Kookkne
#2
Chapter 11: Pero qué fue todo este capítulo??? LMAOOO mi estado de ánimo se elevó diez veces con cada cosa que iba leyendo JSJS
Kookkne
#3
Chapter 10: Así que los Bae han pasado por muchas cosas eh, y también son otra cosa, pueden ser tan impactantes en cuanto a su apariencia como también su personalidad. Suzy ha pasado por mucho, espero que paso a paso vaya aprendiendo a sobrellevar todo mejor. Por otra parte autor(a), admito que me quedé en esta historia porque (aparte de lo interesante que es) tiene una etiqueta wenrene, en este cap ese pequeño atisbo de lo que pudo suceder entre las dos me dejó intrigada, tengo curiosidad por saber que fue lo que sucedió entre ellas (aunque también *inserta meme tengo miedo* porque suena a que sucedió algo que no es bonito). La tía Yeol es otra cosa, la parte en la que habla de la ardilla JSJS. A la espera del próximo capítulo 👀
Rose_124 #4
Chapter 9: Mi favorita historia en el momento
Kookkne
#5
Chapter 9: Wow cada vez se vuelve más interesante esta historia, me gusta. Admito que me sorprendió ver que era escrita en español, son escasos los trabajos en nuestro idioma así que me gusta la sensación de saber que el contexto lo puedo entender completamente sin tener la barrera de leer todo en un idioma extranjero y que maneja significados distintos.

Hasta el momento el desarrollo es genial y ver cómo de "odiarse" a luego terminar en una relación para llegar hasta este punto dónde Rosé está conociendo a la familia Bae es un crecimiento que hace que quiera seguir viendo que sucede después. La parte final de este capítulo JAKSK el próximo se ve prometedor, estoy impaciente por la prox actualización autor(a). Gracias por compartir esta historia :D
Noemami123xd #6
Chapter 3: Excelente historia!! Espero tener otro capitulo, tu forma de escribir me encanta!
Pmon21 #7
I loved it, I look forward to the next chapter
ettrrr #8
Chapter 3: No suelo comentar estas cosas pero me sorprendió no ver ningún comentario. Está muy bien escrito, sigue así!