Cuatro

𝙔𝙐𝘼𝙉𝙁𝙀𝙉 | » Vkook

Es increíble como con una sola mirada a veces puedes llegar a entender a una persona, también puedes deducir tu futuro con ella, e incluso adivinar qué es lo que esta está pensando. JungKook no puede comprender muy bien cómo es que el haber mirado a ese chico a los ojos, ha hecho que algo en su interior se agite, pero sobre todo duela, duela de una manera agradable porque esa sensación es agridulce, una mezcla de miedo, felicidad, pérdida y dolor tanto físico como mental.

Su primer impulso es salir corriendo de allí, porque está abrumado por todas esas sensaciones juntas, pero por otro lado quiere quedarse ahí y descubrir quién es ese chico tan misterioso. El rubio sigue sentado, no se ha movido ni un ápice desde que JungKook se ha parado frente a él, lo único que ha hecho ha sido levantar la mirada y posar sus ojos avellanas sobre él.

-¿Quién eres?

Su voz sale con poca fuerza, por lo que tiene que aclarar su garganta. Hay un nudo en esta que apenas le deja tragar con facilidad.

-Mi nombre es TaeHyung.

Ese nombre se cuela por sus oídos causando que un escalofrío recorra todo su cuerpo, de pies a cabeza. Mira a los lados, sintiéndose de repente avergonzado, sus brazos se cruzan y sus manos acarician sus brazos para darse calor, como si hiciera frío y no se estuviera muriendo de calor.

-Oh, yo soy

No logra terminar su frase porque es interrumpido por la otra voz, la voz de TaeHyung, que sale más grave que antes, como si también tuviera un nudo en la garganta que no le dejara hablar.

-Jeon JungKook, lo sé, llevo mucho tiempo esperando a por fin poder hablar contigo.

La sorpresa es evidente en el rostro de JungKook, ¿cómo sabe mi nombre? ¿Quién es? ¿Por qué querría hablar conmigo? Esas preguntas entre muchas otras se arremolinan en su cabeza, casi haciéndole doler, pero todo se calma porque se recuerda que todo tiene una explicación. Además, ahora no puede ocurrir nada porque están en un lugar público, si no le gusta lo que está a punto de escuchar siempre puede marcharse y, poner una orden de alejamiento, porque ese chico parece estar siempre cerca de él.

-¿Cómo sabes quién soy?

TaeHyung sonríe, porque tiene una amplia respuesta a esa pregunta. Puede tirarse horas contando por qué sabe quién es, pero conoce muy bien al muchacho como para saber que, si le da la respuesta que desea darle, este se asustará y se marchará, aunque luego le buscará por todos lados hasta dar con él y preguntarle si todo eso es verdad.

Porque no es la primera vez que ocurre.

-Sé muchas cosas y a la vez nada Jeon JungKook, la pregunta es, ¿por qué estás tú aquí?

Hubiera sido fácil mentirle, contarle una historia inventada que tenga que ver sobre su trabajo quizás, pero sabe que no se lo creería porque es conocedor de hasta qué punto JungKook sabe sobre él. Así que prefiere jugar con él, intentar que se olvide de la pregunta inicial, que fluya una conversación iniciada a base de preguntas trampa.

-Vivo aquí, ¿qué clase de pregunta es esa?

-Una que has tenido el favor de responderme.

-¿Quién eres? – vuelve a preguntar, todo esto es ridículo, dos almas volviéndose a encontrar de una forma tan sumamente estúpida.

-Creo que ya he respondido a esa pregunta, soy TaeHyung por si no te habías enterado.

-Sé tu nombre, quiero saber quién eres y cómo sabes quién soy.

Parece ser que TaeHyung no va a poder salir de esta sin sacar su as bajo la manga, ¿pero servirá de algo? Ya ha visto que se ha equivocado con él, cosa rara, y que es muy persistente, por lo que o se marcha para siempre dejando todo eso a un lado, o no se irá de ahí sin luchar por una respuesta decente.

-Soy alguien que lleva mucho tiempo vagando por aquí y cerciorándose de que estés bien.- Murmura levantándose para quedar de pie frente al otro. Ambos parecen ser de la misma altura, así que sus ojos están directamente mirando al contrario -. Soy alguien que lleva años esperando a poder por fin estar cara a cara contigo de nuevo, porque lo creas o no, no es la primera vez que nos vemos y no será la última.

-¿Cuántos años tienes?

-Más de los que puedes imaginar.

Sorprendentemente JungKook no se sorprende, no reacciona, se queda ahí parado sin apartar su mirada de la del, ahora no tan extraño chico, procesando la información y como, de nuevo, siente esa inesperada paz y nada de miedo. Cualquiera se habría asustado ante sus palabras, sobre todo sabiendo que delante de él no parece haber una persona común y corriente como él.

-Has dicho que no es la primera vez que nos vemos, pero estoy seguro de que jamás te he visto hasta ahora.

-Tú no te acuerdas, pero yo si recuerdo la primera vez que vi tu rostro Jeon JungKook, un niño de mejillas rellenas, con mucho pelo y que dio su primer aliento con un grito que alivió los corazones de todos. Que creció en una familia que no le entendía, que lo despreciaba por no ser como todos los demás, que se fue de casa en busca de su propia vida y felicidad. Un chico valiente, poderoso, lleno de carisma pero solitario, que sufrió para poder sobrevivir, pero que también muchas veces se dio por vencido, pero al final, terminó encontrando su propio camino y el propósito de su vida.

-¿De qué estás hablando?

-Hablo del chico que fuiste hace mucho tiempo y que, a día de hoy, aún queda un poco de él en ti.

-Está bien -. Murmura un tanto abrumado, la cosa se ha puesto rara y está es su señal para marcharse de allí y huir para alejarse de ese loco -. Muy buena tu historia, deberías escribir un libro, adiós.

Su intención es darse la vuelta e irse lo más rápido de allí, le da igual quedarse sin respuestas y una explicación válida, olvidará todo esto y sacará de su mente la presencia de ese tipo. Pero es detenido por una mano que agarra con poca fuerza su muñeca, la suficiente como para detenerlo y que no pueda marcharse sin pegar un tirón para deshacer el agarre.

-Querías una respuesta, te la acabo de dar. Puedes creerme o no JungKook, pero te aseguro que aunque te vayas de aquí yo seguiré detrás de ti cerciorándome de que estés bien. Siempre ha sido así y no va a dejar de serlo ahora.

Se vuelve a dar la vuelta lentamente para volver a mirarlo a la cara, su parte racional le pide marcharse de allí y hacerse el ciego de ahora en adelante. Pero su lado más curioso, aquel que muchas veces le mete en problemas, le dice que se quede, que lo escuche y que lo crea, porque él no es de los que piensan que la raza humana está sola en este mundo, hay algo más que él nunca ha conocido. Hasta ahora quizá.

-¿De qué se supone que debes protegerme?

-De todo, de ellos – señala a la gente a su alrededor -. De ti. Debo ayudarte a elegir el camino y las opciones correctas, aunque a veces yo también me equivoco, pero no está mal, ya que tu vida no debe ser perfecta, si no no aprenderías y crecerías como persona.

El agarre en su muñeca ya ha sido deshecho y él no se ha movido de allí, ha decidido hacer caso a su lado irracional y darle una oportunidad a la historia infantil que TaeHyung le está contando.

No dice nada, decide sentarse haciéndole un gesto al otro para que se siente con él. Así al menos le costará un poco más decidir irse o no, no tiene mucho sentido, pero para él sí.

-¿Por qué deberías protegerme? No lo entiendo. Antes has hablado de una persona que no era yo, pero has dicho que sí lo era, ¿le ves sentido a eso? Porque yo no.

La primera vez que TaeHyung entabló una conversación con JungKook – JeonGguk – fue en 1886. Se hizo pasar por un comerciante que volvía a su hogar, pasó por su lado cuando estaba tirado apoyado en una pared, con el rostro ensangrentado, lleno de golpes y su ropa sucia hecha jirones. Se paró frente a él y no dudó en ayudarlo, porque a pesar de todos sus intentos, no había podido ayudarlo en esa ocasión y esta era una forma de compensarlo.

Lo llevó a una casa que estaba vacía al menos poHacer unos días, le dio de comer, le ayudó a bañarse, curó sus heridas y le dio ropa para que no cogiera frío. Esa noche ambos hablaron por primera vez, siendo esa la primera falta para TaeHyung, porque en su poder estaba ayudar en todo lo que pudiera, pero las normas indicaban claramente que no se podía hacer contacto con el humano y él, la había roto.

-Porque esa fue mi tarea encomendada hace 157 años.

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