Ocho

𝙔𝙐𝘼𝙉𝙁𝙀𝙉 | » Vkook

TaeHyung podría mentir, pero no le gusta hacerlo, también podría cerrar el tema ahí mismo, pero debe ser sincero si quiere ganarse a JungKook.

Con parsimonia levanta la mirada del suelo, no podía seguir mirándole, pero hace su mayor esfuerzo para volver a hacerlo. Ahí delante de él, podría encontrarse Jeon JungKook, sin embargo, ahora se da cuenta de que en todo este tiempo ha estado mirando a Jeon JeonGguk, o al menos su cerebro proyecta esa imagen frente a él.

No se había dado cuenta hasta ahora, le parecía normal tener frente a él a JeonGguk, pero después de haber hablado todo aquello, todo se hacía más difícil porque JeonGguk murió tiempo atrás y él no lo había dejado marchar. Con manos temblorosas, levanta sus brazos y lleva las manos hacia el rostro de JungKook. Observando aquellos ojos verdes que vio por primera vez en 1864, acaricia con la yema de sus dedos las mejillas de este en busca de sentir su calor.

TaeHyung nunca tuvo la oportunidad de decirle a JeonGguk que lo amaba, porque al fin y al cabo, nunca fueron conocidos. JeonGguk nunca se enamoró de él, pero TaeHyung sí que lo hizo con tan solo observarlo, admirando lo fuerte que era, como se superponía a las adversidades, por eso nunca lo dejó morir, porque sabía que iba a encontrar su camino e iba a superar todo lo que se le pusiera por delante.

Con ojos cristalizados, se acerca bajo la atenta mirada del menor y planta un beso en la frente de este. Sus labios rozan la piel cálida de este y, retirándolos muy lentamente, susurra un "Lo siento mucho" antes de dejar caer las manos y desaparecer de allí.

JungKook de pronto se encuentra solo en el salón, siendo acompañado solo por las dos botellas de soju y un ligero olor a frambuesas que ha quedado en el aire. Debería sorprenderse por el desvanecimiento de TaeHyung, pero no lo hace, quizá porque está muy aturdido en ese momento o porque se ha hecho a la idea de que el rubio puede hacer cosas inexplicables.

Suelta un suspiro que alivia todo su cuerpo, deja caer su peso contra el respaldo del sofá mientras cierra los ojos y se sumerge en los recuerdos de la conversación. Todo llega a tener un sentido, aunque hay cosas que le cuesta procesar, pero lo que más le preocupa no es nada de eso, ni que él sea la reencarnación de alguien, sino el estado de TaeHyung.

Claramente no estaba bien y tampoco lo estará en un tiempo, ha vivido en un engaño, porque esperaba reencontrarse con el hombre del que se enamoró, pero en su lugar se ha encontrado con alguien que no es él. Si, a lo mejor algo de ese tal JeonGguk puede quedar dentro de él, pero él no es ni será lo que espera encontrar.

Entiende que esa disculpa no va para JungKook, sino para JeonGguk. No es necesario conocer a TaeHyung para intuir que es alguien listo y que, después de sus palabras, ha podido abrir los ojos y quizá, comenzar a dejar marchar a un hombre que necesita descansar.

Agotado mentalmente y con cuidado, ya que la cabeza le da vueltas, se levanta y recoge los restos de la gran velada, le ha sobrado una botella de soju que seguramente le vaya a durar varias semanas más. Cuando ha terminado, va directamente a la habitación para dejarse caer en la cama y dormir hasta el día siguiente.

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JungKook ha conseguido un trabajo de unas cuantas horas en aquella empresa que quiso hacerle una entrevista, con sus conocimientos, su impecable trabajo y sobre todo, siendo el mismo, se ganó a la entrevistadora que pocos días después le llamó para darle las buenas noticias.

Ahora tenía un trabajo casi estable, que a pesar de ser de cinco horas, con el paso de los meses, se convertirían en las ocho que significarían que pertenecería totalmente a la empresa. Y tenía muchas ganas de eso.

Ha pasado cerca de un mes desde la última conversación con TaeHyung, no lo ha vuelto a ver y por raro que parezca, está preocupado por él y quizá, solo quizá, quiere que vuelva y esté pendiente de él. Ahora, sabiendo que no está, se siente desprotegido, como si en cualquier momento algo pudiera pasarle y no tuviera a nadie que lo impidiera – TaeHyung. Aunque siempre ha sido así ¿no? Esté o no esté, algo malo puede sucederle, tanto a él como a cualquier persona.

Alejándonos de ese tema, ha estado haciendo unas búsquedas sobre el tema de los guardianes, ha encontrado muchas cosas que encajan con lo explicado por el rubio, y otras muchas que no sabe si son ciertas ya que no te puedes fiar de todo lo que pone en internet, mucho menos con algo que supuestamente no existe y son solo fantasías que se ha inventado el ser humano.

Aunque claramente no lo son.

También se ha informado sobre la reencarnación, pero es un tema tan complejo que aún le cuesta entenderlo. La reencarnación no está probada científicamente, por lo que a día de hoy es solo un mito, así que tampoco puede obtener las respuestas que está buscando.

Si él se ha reencarnado cuatro veces, ¿puede recordar sus antiguas vidas? Esa es la pregunta a la que busca respuesta, pero la única que le dan es que acuda a hipnosis, pero él no cree en esa tontería. ¿Hipnosis? Debe estar completamente loco para acudir a esa clase de terapia.

Pero ahí está, volviéndose completamente loco.

-Gracias por acompañarme Hobs – murmura con voz apagada, porque realmente se está arrepintiendo de esto.

-Un placer acompañarte para ver cómo te hacen creer que eres una gallina ponedora de huevos de oro.

-No seas hijo de puta, ni que fuera a ir a un espectáculo para que ocurra eso.

-Ya verás, no te puedes fiar de gente que hace este tipo de cosas, estoy seguro de que te va a convencer para que le des todo tu dinero.

-Pues como no sé qué dinero va a conseguir, estoy en bancarrota.

Ambos se ríen por eso, porque están igual en temas de dinero, al menos así se considera Hoseok aun teniendo un trabajo estable que le da buenas ganancias.

Al llegar al lugar citado, ambos se paran frente a la fachada, por fuera parece un lugar agradable, pero no pueden ver nada de dentro debido a que tienen las cristaleras tapadas con cortinas. Algo que a JungKook ya no le gusta, quizá dentro sea algo totalmente aterrador.

-Venga, ahora no te eches atrás – le mete prisa Hoseok, intenta animarlo a que siga hacia delante, pero cada vez lo tiene menos claro.

-Ya voy -. Dice un minuto después.

Hoseok se encamina y entra antes que él, JungKook va todo lo lento que puede, afirmando en su cabeza que lo único que puede salir mal es que sea una pérdida de dinero. Su abrazo se alarga para tomar la manija de la puerta, cuando una mano con dedos largos y finos se cierran sobre su muñeca.

Sorprendido, gira su rostro para ver al dueño de esa mano, TaeHyung. Después de un mes, vuelve a verlo y lo ve un poco más demacrado de lo normal. Sus ojos se han apagado, su pelo rubio ahora se ha convertido en un castaño claro con pequeñas ondulaciones, las ojeras bajo sus ojos se hacen más prominentes debido a los rayos de sol que chocan contra su rostro.

-No vas a conseguir nada entrando ahí.

Incluso su voz suena más apagada, sin fuerza, con palabras arrastradas que salen por obligación.

-No sabes a qué es lo que vengo.

-Te recuerdo que sé todo JungKook.

-No lo creo, has estado desaparecido un mes así que es imposible que sepas nada.

-¿Eso que noto en tu voz es reproche? ¿A caso me has echado de menos? -. Su voz esta vez sale juguetona y sus labios le muestran una pequeña  pícara sonrisa.

-Jamás.

Por supuesto que TaeHyung no lo cree, ni el mismo lo hace. Aún con sus brazos en el aire, el agarre en su muñeca, TaeHyung tira de este y lo hace caminar lejos de allí. No hay objeción ninguna por su parte, tan solo lo sigue hasta donde este lo esté llevando. Hoseok a lo lejos lo observa marcharse, sabiendo en el fondo que no iba a atreverse a entrar y preguntándose quién es el chico de cabello castaño.

-¿A dónde vamos?

Han pasado cinco minutos desde que se han puesto en marcha, esta vez el agarre a su muñeca, ha viajado hacia su mano, por lo que están caminando cogidos de la mano y, eso no le desagrada del todo.

-A mi lugar favorito.

Dicho eso, frena sus pasos y en un rápido movimiento lo envuelve en un abrazo que lo deja sin aire. Una sensación extraña se apodera de su cuerpo, las ganas de vomitar se instalan en la boca del estómago, la cabeza le da vueltas y el aire no llega a sus pulmones. La sensación dura un par de segundos, para después estar todo bien, como si no hubiera pasado nada.

Abre los ojos que había cerrado debido a esa sensación tan mala, aún está entre los brazos de TaeHyung, pero es liberado para poder ver el paisaje frente a él. En frente suya se encuentra el océano en toda su extensión, dándole la bienvenida con el sonido de las olas chocando contra la pared de rocas.

-Bienvenido a mi hogar.

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