Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 7

Perdida ©
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—7—

Tiffany

 

Verla de esa forma es absolutamente nuevo y, por extraño que parezca, siento a mi corazón oprimirse en desazón. Esto es nuevo. Bueno, más bien es algo que no creí sentir por la persona que provocó mi sufrimiento de los últimos días, la persona que ha atormentado mis pensamientos. Trago saliva, su mirada se ha puesto en mí y puedo sentir como mi cuerpo tiembla.

Me siento incómoda.

Desvío la mirada de esos tristes orbes que me observan y tomo la primera mano que encuentro, necesito sostenerme de alguien para no sumergirme en los sentimientos que su mirada me ha provocado. Mi corazón tamborilea con fuerza y me obligo a no pensar en aquellos tristes ojos, esos correspondían a la asquerosa persona que abusó de mí, no debo tener empatía, no debo sentir la preocupación que carcome a mi corazón.

—Tiff, ¿estás bien?

La voz de Joon me trae de regreso, siento una ligera opresión en la mano y bajo los ojos hasta ella notando como me aferro con fuerza a la mano de mi querido amigo.

—Cla-claro que lo estoy —Respondo nerviosa. Suelto su mano con rapidez y levanto el rostro para mostrarle una sonrisa—. ¿Por qué no vamos a clases? No quiero llegar tarde.

Joon sonríe y toma mi mano nuevamente.

—Por supuesto, Tiff.

La sonrisa que muestra es tan adorable que mi impulso por querer apartar la mano se detiene, en cambio le doy un ligero apretón y lo arrastro conmigo hacia el salón. No me giro a ver de nuevo aquellos ojos, ni siquiera por la intensa mirada que siento en la espalda, al contrario, me aferro más a la mano de Joon; con él, Mia e Irene me siento segura. Son mi soporte.

Al llegar al salón paso de largo ignorando a Yoona y me siento en el lugar de Joon, de inmediato, somos rodeados por varios chicos y todos comienzan a hablar sobre el partido del día anterior… lo cual, debo aclarar, aburre. Sin embargo, me comporto como toda una excelente conversadora; río cuando debo reír, pregunto cuando debo preguntar y asiento como si estuviera prestado atención.

Fingiendo que no estoy pensando en ella.

Es absurdo que después de todo lo que me hizo —y de que aún me sigue perturbando en mis sueños y pensamientos— mi mente juegue sucio y me haga pensar en ella. Por dios, ella me violó, se burló de mí con sus amigos y, aunque no he escuchado nada, estoy segura que compartió a los cuatro vientos lo que me hizo.

Es la peor persona que he conocido, la odio, la detesto con todo mi ser y le temo como jamás pensé temerle a nadie. Debo recordar lo que sucedió en la fiesta, como me desperté sola, como lloré por días al sentirme humillada y usada…

«¿Entonces por qué sigues pensando en sus ojos?»

¡Maldición! ¿Acaso me he vuelto loca?

Tenerla en mis pensamientos a cada rato no es sano, tampoco lo es el querer recordar el remolino de sentimientos con los que lucho cada día para no echarme a llorar en plena clase. Sabía que sería complicado regresar a clases, creí que encontrarme con ella por primera vez me dejaría asustada y con las lágrimas a un paso de salir, pero… ocurrió lo contrario.

Su mirada, diferente a la de siempre, me causó una genuina preocupación.

Quería saber qué era lo que había hecho que una chica tan intimidante y cruel como ella le hiciera actuar tan apesadumbrada, desanimada y melancólica.

La persona que vi no era Taeyeon.

—Señorita Hwang, ¿sabe la respuesta?

Parpadeo anonadada ante la interrupción y observo con un nudo en la garganta al profesor Nam parado frente a mí. Miro disimuladamente a mi alrededor notando que estaba en mi lugar.

¿Cómo llegué aquí?

—Señorita Hwang —repite apremiante mi nombre—, la respuesta.

Bajo la mirada a mi libro y entorno los ojos con total confusión. No sé ni en qué página estoy o lo que estaba explicando, ¡oh por dios! ¡¿Qué se supone que estamos viendo?!

—¿Sócrates?

Escucho a algunas personas reír a mi alrededor, un suspiro sale de los labios del profesor Nam antes de colocar su mano en mi hombro. Me tenso y levanto la mirada hacia él, sus ojos inflexibles me observan con severidad.

—Esa sería una respuesta correcta si hubiera preguntando por el nombre de un filósofo famoso. —Me suelta el hombro sin dejar de mirarme—. Preste atención, señorita Hwang, podrá filosofar en su tiempo libre.

—Claro, profesor Nam.

—Bien, retomando la lección, ¿alguien sabe la doctrina del hilemorfismo?

El profesor Nam se da la vuelta hacia su lugar y me permito soltar un silencioso suspiro; no es la primera vez que me distraigo en clases, es como la cuarta vez, estoy segura que los profesores comenzaran a tomar extraño mi comportamiento.

Me enderezo y busco con rapidez la página donde se halla la doctrina que el profesor ha dicho, sin embargo, por el rabillo del ojo el movimiento de mi gruñona compañera atrae mi atención. Desvío la mirada del libro a Jessica y hago una mueca ante la alegría que irradia.

«Escalofriante…»

Es demasiado buen humor para mi estado de ánimo actual.

Vuelvo mi atención hacia el libro, las letras escritas me causan aburrimiento y opto por comenzar a dibujar en mi libreta, cualquier cosa es mejor que escuchar lo que dice el profesor… o en el buen humor de Jessica que me causa escalofríos.

Frunzo el ceño cuando mis pequeños trazos comienzan a tomar forma y rayo todo con rapidez borrando el dibujo. Si no es en mis pensamientos, es en mis dibujos.

En definitiva, necesito ir a casa.

 

La tarde con Irene es diferente a la de las últimas semanas; el día de hoy estamos cocinando con la música a todo volumen, la escucho cantar de vez en cuando y no puedo evitar unirme a ella. El ambiente es tan distinto y cálido que, por primera vez en días, siento que el recuerdo de la fiesta ha quedado atrás. Un hecho ya lejano que está comenzando a ser olvidado.

Sonrío.

Esta persona es quien realmente soy.

—Ahora sólo queda meterlas al horno y esperar a que se terminen de hornear —Irene se gira hacia mí quitando la bandeja de mis manos—. Podremos comer las galletas para la cena —asegura metiendo la bandeja al horno.

—Sigo preguntándome cómo eres tan buena en la cocina.

—Eso tiene respuesta. —Se levanta volviéndose hacia mí—. Aprendí de la abuela.

Su reluciente sonrisa me hace sentir bien.

—¿La mamá de In-Na?

Ella niega de forma adorable.

—No, hablo de la mamá de mi papá… —al nombrar a su padre, siento su ánimo cambiar—. Ella me enseñó a hornear y a cocinar.

—¿Qué más te enseñó? —pregunto intentando desviar la atención del tema de su padre.

Sé que aún es un tema sensible para ella.

—Bueno, me enseñó a hacer pastel de manzana y tartaleta de fresa, aunque claro, también galletas —comienza a enumerar con sus dedos manchados de harina—. Además, platillos típicos coreanos, aunque se enfocó más en enseñarme repostería.

Me acerco a ella y le revuelvo el cabello pese a su creciente queja.

—¡Tiffany! —protesta con un adorable puchero.

Sin pensarlo dos veces la abrazo con fuerza y su pequeño cuerpo me abraza de vuelta.

—Eres tan adorable, Joohyun —digo antes de apartarme de ella para verla a los ojos—. Serás una magnifica madre.

Abre los ojos totalmente sorprendida.

—Pe-pero… ¡¿qué estás diciendo, Fanny?! —me empuja con nerviosismo—. Soy demasiado joven para pensar en eso.

—Sólo digo un hecho, pequeño terroncito de azúcar —pellizco su mejilla.

Ella vuelve a pujarme y yo vuelvo a pellizcar sus mejillas, cuando me doy cuenta ambas estamos corriendo alrededor de la casa persiguiéndonos. Escuchar mi risa y la de ella me llena de calma, mi pecho se derrite de calidez y amor; esto es lo que se siente tener una hermana.

No había imaginado sentir este amor y afecto por alguien más que no fuera papá o Sophia, Irene se había convertido en mi familia, mi hermana, la mejor amiga del mundo y la persona a la que más quería proteger.

Me río con más sentimiento.

—¡Tiffany! —grita entre risas—. ¡No podrás atraparme!

—¿Segura?

Irene suelta un grito cuando logro atraparla y ambas caemos al mueble, entre risas y respiraciones pesadas nos quedamos quietas. Debíamos recuperar el aire.

—Extrañaba escuchar tu risa —dice girando la cabeza hacia mí—. Me alegra verte sonreír de nuevo. —Siento un nudo formarse en la boca de mi estómago—. Te había echado de menos, hermana.

Su mano se posa en mi mejilla y mi corazón se siente seguro ante su tacto, la tensión se desvanece de inmediato.

—Gracias por estar a mi lado —digo cerrando los ojos.

—No tienes nada que agradecer, boba —peina mi cabello con delicadeza—. Eres mi hermana, siempre estaré para ti y te protegeré de cualquier monstruo que se aparezca en tu camino.

Río ante eso y abro los ojos con un ligero toque de diversión. La pesadez se esfuma cada vez que ella está a mi lado.

—¿Sí sabes que soy mayor que tú y que no tengo cinco años?

—Lo sé —contesta dejando mi cabello—. Aun así, te cuidaré como si fueras mi hermana menor.

Sus afables y cariñosos ojos me miran con tanto amor que mis ojos se llenan de lágrimas, ella indudablemente es un regalo del cielo.

—Te amo mucho, Joohyun.

La veo sorprenderse de sobre manera, estoy segura que no esperaba que dijera eso.

—Vaya, yo… —Se abalanza sobre mí y me abraza con fuerza—. ¡¿Por qué dices cosas tan intensas así de la nada?! —reprocha con voz temblorosa.

La abrazo consciente de que está llorando y sólo me grita para que no la vea llorar. Aprieto el abrazo un poco más; mis lágrimas ya están cayendo y mi corazón se siente feliz de tenerla a mi lado, por tener a tan dulce persona animándome y mejorando mis tristes días.

—¿Por qué no me has dicho que también me amas? —digo entre sollozos.

Joohyun también solloza y el momento se vuelve totalmente un mar de lágrimas.

—¡También te amo! —dice llorando—, ¡y te amo mucho!

Después de unos minutos de llanto —y que la campana del horno sonara— nos separamos y sacamos las galletas del horno. Habíamos decidido tener una tarde de videojuegos, aunque no era muy buena, quería pasar una tarde haciendo algo que le gustara a mi pequeña hermanita.

Quiero agradecerle todo lo que ha hecho por mí.

 

Levantarse tan temprano es cansado, sobre todo cuando tengo que caminar hasta la escuela. Extraño los días en Los Ángeles y los viajes en el autobús hasta la escuela; aun puedo recordar las voces de las chicas mientras cotilleaban de los últimos grandes acontecimientos de nuestra maravillosa escuela, además de las carcajadas de los chicos y la voz de Sophia callándolos…

Oh, Sophia…

Extraño tanto a mi mejor amiga, echo de menos nuestra complicidad y nuestras travesuras. Las conversaciones hasta media noche, los maratones de compras y las fiestas donde solíamos bailar hasta el cansancio. Extraño todo de ella.

Sé que está a una llamada de distancia, pero aún no me siento capaz de hablar con ella. Aún no estoy lista para contarle mi vergonzoso y doloroso episodio. No sé qué haré si rompo en llanto y ella no está a mi lado para abrazarme y susurrarme que todo estará bien, aunque estoy segura que no tardaría en levantarse para ir a golpear a Kim Taeyeon.

Y de nuevo ella aparece en mi mente.

Su recuerdo había estado borroso todo el día de ayer y ahora aparece como una estrella fugaz en mi cabeza —una fea estrella fugaz que se estrelló en mi cerebro— echando a perder mi buen humor, no entiendo por qué sigue apareciendo tanto en mis pensamientos.

¿Acaso mi cerebro es masoquista?

—Mamá dijo que esta semana estarán con nosotras, no irán a Seúl —anuncia Irene sacándome de mis cavilaciones—. ¿No es algo bueno?

—Seguro… hace tiempo que no pasan tanto tiempo en casa.

Algo me dice que la razón de esa semana en familia tiene qué ver conmigo.

—Creo que deberíamos pensar en qué haremos con ellos —la miro y ella lleva un dedo a su mandíbula pensativamente—, ya sabes, típicas cosas que se hacen en familia.

Veo la escuela de reojo y eso me frustra un poco, lo que menos deseaba era entrar. No quería volver a toparme con el monstruo de ojos tristes.

—Podemos planearlo durante la cena, ¿te parece?

Ella me mira con los ojos luminosos de felicidad.

—Suena maravilloso —responde con su cálida sonrisa—. Hoy ordenaremos pizza, se me antoja una de pepperoni y de champiñones.

—Mientras no tenga piña, acepto cualquier combinación.

El trayecto final es tranquilo hasta que nos topamos con Mia, su magnífica personalidad e historias cambian la calma por diversión. Realmente adoro pasar el tiempo con ella. Al igual que Irene, ella ha sido de gran ayuda para mí en estos días, debo pensar en la forma de agradecerle por ser tan buena conmigo.

—Cambiando de tema —ella abre la puerta para nosotras e Irene pasa primero—, ¿qué harán hoy? Porque tengo en mente comer pizza con mis amigas favoritas.

—Que maravillosa coincidencia porque nosotras… Oh, no…

Irene se calla de golpe y la miro con preocupación, la tomo del hombro para preguntarle si está bien, sin embargo, mis ojos siguen la dirección hacia donde ella mira y… es cuando siento el alma salir de mi cuerpo.

No puede ser, no puede ser, no puede ser…

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Thank you!
DorkyKawaii
No se preocupen. Sí habrá una segunda parte. ¡Pronto sabrán más!

Comments

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yoonalim__ #1
Chapter 1: Todavía no entiendo la historia, cómo es, por qué hay peleas en la escuela y quién es realmente Taeyeon y no me gusta que Taeyeon fume, es tan repugnante.
yoonalim__ #2
parece interesante
ashleyurdiales24 #3
Woow yo ya creía muerta esta historia pero después recordé y la encontré aquí después de los problemas que hubo en wattpad ya no recuerdo que pasa en la historia así que voy a leer la de nuevo como de que no uwu, estoy feliz de leerla pero a la vez triste por que ya esta terminada:( pero bueno nunca es tarde byeee✨
CrystalG
#4
Chapter 21: AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! esto es demasiado para mi corazon!!!
DEMONIOS AUTORAS QUE ESTABAN PENSANDO!!!!!!!!
No puedo con tanto!!!!

PD: Bienvenida de nuevo a casa DorkyKawaii :)
angeles48 #5
Chapter 21: Wow! Eso no me lo esperaba!
Espero por la segunda parte
Gracias por actualizar!!!
taenylovesnsd #6
Chapter 21: Y sigo en nada, espero la segunda parte si o si
Snsdmygirls #7
Chapter 21: Dime que hay otra parte un algo ihhh
Snsdmygirls #8
Chapter 21: Pero-como
Snsdmygirls #9
Chapter 20: Voy a llorar
Snsdmygirls #10
Chapter 20: AHH NO ME PODES DEJAR ASÍ