Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 10

Perdida ©
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—10—

Taeyeon

 

La silenciosa mañana del día sábado, habría sido grandiosa, de no ser por la temprana irrupción de mi abuela y su habitual ritual de abrir mis cortinas para que los primeros rayos de sol entren a la oscuridad de mi habitación. Por el pasillo logro escuchar la cantarina voz de Yuqi y percibir el agradable aroma del delicioso desayuno que la abuela está preparando con la ayuda de mi hermana.

No puedo quejarme, simplemente son las mujeres más grandiosas en mi vida y por más fascinante que me parezca la idea de quedarme en cama durmiendo, prefiero estar en la cocina con ellas.

Aun a ojos cerrados, seguí a la abuela mientras me rascaba la panza. Besé la frente de Yuqi y me senté en una de las viejas sillas de madera.

—Hermana —apenas si hice un quejido para que Yuqi prosiguiera—. ¿Sí recuerdas qué día es hoy?

Perezosamente abro los parpados para mirar a la abuela en busca de una respuesta, pero solo recibo una cálida sonrisa a cambio.

Yuqi no se desanima cuando no respondo a su pregunta, al contrario, su sonrisa crece aún más si es posible y apenas si puede contener su entusiasmo. Da unas palmaditas y se aferra al respaldo de la silla delante de ella mientras se inclina un poco más sobre la mesa. Es como si quisiera decirme un secreto.

—¡Es mi pre cumpleaños! —Da un gritito y se cubre la boca emocionada—. Jessica unnie dijo que podíamos ir a su casa…

Contengo la mueca que quiere abrirse paso en mis labios. Ver a Jessica hoy, después de ignorar sus llamadas y mensajes todo el día de ayer, no me parece una buena idea. Tan pronto como me vea, saltará sobre mí para encajarme las uñas como una gata furiosa…

—Yuqi, cariño, deja de parlotear y ayúdame a servir —dice la abuela.

Sin preámbulos, la abuela deja un tazón de arroz delante de mí con una sonrisa afable.

—Come, hija —apremia, señalándome el tazón con un movimiento de cabeza—. Ayer fuiste una chica muy buena con la niña que trajiste a casa y de seguro eso implicó demasiado esfuerzo para ti. Recupera fuerzas, cariño. —Besa mi frente al tiempo que Yuqi llega con los complementos.

No puedo apartar los ojos de la abuela. Ella nos ha criado a partir de que mi madre murió, pero no creí que sus sentidos fueran tan agudos como para darse cuenta del gran esfuerzo que me cuesta relacionarme con otras personas.

—Entonces ¿tu amiga de ayer también vendrá?

De inmediato giro para observar a mi hermana.

—¿Venir? —quiero saber de qué rayos habla.

—Recuerda. Te dije que Jessica unnie me pidió que invitara a quien yo quisiera llevar a su casa y te pregunté si estaba bien si invitábamos a tu nueva amiga —sonríe abiertamente—. Ella me cae muy bien.

—A mí también me cae muy bien esa niña, hija.

La abuela se vuelve su cómplice y no sé cómo tomar la dirección del tema llamado Tiffany.

 

—Para de buscar, Byulyi.

Suspiro por quinta vez desde que pasé por ella.

—No es que esté buscando algo, es solo que estoy muy sorprendida con este coche —dice entusiasta—. Ya me imagino la de mujeres que te arrojan el calzón con esta preciosidad —ríe.

Fastidiada, saco un cigarrillo de mi chaqueta de mezclilla desgastada para inmediatamente encenderlo. Por el retrovisor logro ver la bolsa de papel donde mi abuela a colocado la ropa limpia y planchada de Tiffany.

—Sí, bueno. Este auto no es para ese tipo de uso —farfullo, sin quitar la vista de la casa cruzando la calle.

No parece haber alguien ahí, incluso no hay coches estacionados fuera.

—Eso dices ahora, pero nada más una te llene el ojo y te aseguro que usas el auto como ¡motel! —Suelta una carcajada divertida y se retuerce en el asiento del copiloto.

Encojo los hombros.

—Quizás y tengas razón. La vida es tan cambiante…

Expulso el humo por la boca a la calle y me percato de que un idiota mira con fastidio en nuestra dirección. Olvidaba que ese bastardo vive por aquí. Todo rastro de risa quedó atrás al notar la presencia de Joon, porque Byulyi se ha puesto seria de pronto.

—¿No es ese el tipo de la fiesta? —Indaga.

Asiento como respuesta.

—El mismo. Si piensas que quiere asesinarme con la mirada por eso, pues no. El baboso piensa que le he bajado a la nueva y está furioso porque cuando le preguntó a Tiffany si estaba saliendo conmigo, ella no le negó el agravio —vuelvo a encoger los hombros.

Ríe burlona.

—¿Y los rumores son ciertos?

—Por dios, Byul. Sabes que no me gustan los compromisos —refuto, lanzando la colilla al pavimento—. Hice una buena acción del año. La estaban tratando como la punta del zapato y la situación ya me tenía mosqueada.

Sonríe burlona con una de sus cejas enarcadas.

—Y ahí vas tú de caballero andante a rescatar a la damisela en la torre —ríe, olvidando un momento el disgusto de ver a Joon—. ¿Desde cuándo te gusta jugar al príncipe?

—No seas tonta.

Irritada vuelvo mi vista a donde se supone estaba el idiota, pero se ha esfumado.

—¿Se les ofrece algo, señoritas?

Un anciano se inclina por la ventanilla de Moon, con los antebrazos apoyados en la puerta y casi con medio cuerpo metido al auto.

—Hace veinte minutos que pase por aquí y vi su auto. Supuse que estaban perdidas, pero no se han movido y yo ya voy de regreso a casa. ¿Están perdidas?

—Sentimos incomodar —Moonbyul se inclina un poco ante él y le sonríe. Qué patético hacer eso—. Es solo que estamos esperando que alguien de la casa de enfrente salga.

El anciano alza la cabeza para mirar al otro lado de la calle y luego sacude la cabeza con una sonrisa.

—Me temo que su espera ha sido en vano, niñas. La familia Hwang salió hace como media hora y parecía que no volverían hoy. Vi a las niñas Hwang subir algo de equipaje y a sus padres asegurándose de que todo estuviera en orden.

Por un instante veo la bolsa de papel descansando en el asiento trasero por el retrovisor. La abuela me hizo venir hasta aquí para nada y regreso con la bolsa de nuevo.

—Tal parece que tu novia se fue sin avisarte nada —el comentario me hace acribillar a Byul en la cabeza con la mirada—. Muchas gracias, señor.

El hombre, incomodo por la información que acaba de soltar mi amiga, da un paso atrás y finge una sonrisa para nosotras.

—No es nada, niñas. Pero no sabía que una de las niñas Hwang tuviera esos gustos. —Ese tono que usó me hace apretar los puños con fuerza y no entiendo este sentimiento quemándome el pecho y nublándome la vista por la sensación de ira.

—¡Oh vamos, anciano! No estamos en el siglo pasado, recuérdelo —Byul ataca—. Incluso antes de que todos se volvieran tan recatados y toda esa mierda, la homoualidad era tan natural como beber agua —encoge los hombros.

Contengo la carcajada que quiere escapar de mi pecho, porque el anciano se ha puesto más pálido de lo que es su piel y su boca se mantiene abierta, sorprendido por las ingeniosas palabras de mi amiga.

—Pero qué niña tan maleducada —refunfuña y se marcha entre murmullos para sí mismo.

La carcajada abandona mi cuerpo y la cabeza Byulyi gira curiosa en mi dirección.

—¿Y a ti qué te pasa?

—¿De dónde has sacado eso?

Arruga el entrecejo y encoje los hombros, quitando importancia.

—Estuve aburrida y me puse a leer en internet. Los griegos eran muy locos y demasiado uales. No les importaba con quién tenían o, ya sea hombre o mujer.

Sacudo la cabeza divertida por esto y enciendo el auto.

—Larguemos de aquí antes de que el viejo llame a la policía.

—Vayamos a ensuciarnos las manos entonces.

 

Ese sábado fui acorralada por Jessica en una de las habitaciones de su casa mientras todos se divertían cerca de la piscina techada y la música a todo volumen. El o con ella después de haberme abofeteado y gritado, es de lo mejor. Se vuelve salvaje y posesiva, una gatita celosa que marca el territorio que no le pertenece pero que ella cree que sí.

Admito que mi piel sufrió las consecuencias de su ira, sin embargo, vale la pena mientras ella me de lo que quiero.

El domingo estaba de buen humor, desperté temprano para ayudar a la abuela con el pastel y las velas para despertar a Yuqi. Cantamos a los pies de su cama feliz cumpleaños y ella aplaudía emocionada, su carita iluminada por la felicidad y su sonrisa fueron suficiente para mí.

Cumplí cada uno de sus caprichos y al final de la noche me acosté a su lado para contarle ese cuento especial que mamá solía contarme antes de dormir. Le gustaba y me hizo prometerle que debía contárselo cada vez que ella cumpliera años, eso es el mayor tesoro que guardamos y el mejor regalo al final del día.

Por eso, cuando los primeros rayos de luz entraron por su ventana, desee que ella jamás me dejara como mamá nos dejó.

—Anda, cariño, apresúrate que se hace tarde —apura la abuela cariñosamente a mi hermana, besando la cima de su cabeza—. ¿No quieres más, hija? —Me pregunta desde la estufa.

—Estoy bien, abuela —le sonrío—. Termino de prepararme y nos vamos, Yuqi —aviso.

—Hija. —La abuela sostiene mi antebrazo y señala al viejo sillón donde la maldita bolsa de papel con la ropa de la nueva descansa—. Deberías darle eso a esa niña, cariño. Incluso podrían pasar de camino…

Me obligo a no maldecir delante de mis dos mujeres preferidas y en cambio solo atino a asentir para ella. Besa mi mejilla antes de soltarme y yo me apresuro a terminar de cambiarme.

En el coche Yuqi sigue en la nube por el gran fin de semana que pasó por su cumpleaños y eso aleja el malestar dentro de mi estómago que tira con saña y sin compasión, y no termino de entender qué sentimiento puede definir esto.

Según mi psicóloga, las emociones nacen en el estómago. ¡Al carajo con su estúpida teoría! De seguro me cayó mal el desayuno.

—¿Te sientes mal, hermana?

Apenas logro sonreír para tranquilizar a Yuqi.

—No es nada —sonrío para ella y doy un ligero apretón a su mano—. ¿Te gustó el fin de semana?

—¡SÍ! Sobre todo, cuando tú y la abuela me dieron mi obsequio.

Descuido el camino un instante, el suficiente para mirar la medallita que sostiene entre sus dedos. Es tan especial como ella y queríamos que ella la tuviera. Era de mi madre y la abuela la conservó hasta que yo crecí, creyendo que sería hermoso que alguna de nosotras la conserváramos como otro tesoro. Preferí que volviera al joyero de la abuela hasta que Yuqi tuviera la edad suficiente para cuidarlo ella misma.

—Me alegro —digo y ella estalla en una sonrisa más brillante, besa mi mejilla justo cuando estaciono delante de la casa de Tiffany—. Será rápido, dejo esto en sus manos y nos vamos —apremio despeinando su cabello.

—Pero yo también quiero ir —infla las mejillas en un puchero irresistible.

Niego a su encanto y termino cediendo. Ambas descendemos y la bola estallando dentro de mi estómago es más molesta. Frunzo el ceño por la sensación.

Detengo mis pasos, dejando a Yuqi delante de mí y dispuesta a presionar el timbre. El corazón dentro de mi pecho se ha vuelto loco, palpita sin control y se detiene un segundo cuando la puerta se abre y Tiffany sale por ella.

Siento el tiempo correr lento, así como la sonrisa formándose en sus labios cuando ve a mi hermana y la sorpresa al mirarme a mí. Lleva un mechón de cabello detrás de su oreja y parece tímida mientras trata de ocultar su sonrojo bajando la cabeza.

La sombra dentro de mí protesta y me devuelve de regreso al ahora.

—Unnie, la abuela nos pidió que te trajéramos tu ropa —los ojitos brillantes y entusiastas de Yuqi se posan sobre mí para que me acerque y entregue la bolsa—. Hermana, vamos —anima con un movimiento de cabeza.

Como si estuviera caminando por lodo, mis pies parecen hundirse con cada paso, porque mirarla así antes de clases es nuevo y la sensación arañándome las entrañas la estoy odiando.

No se mueve y tampoco hace el intento por tomar la bolsa de papel que estoy tendiendo, más bien me observa como si esto fuera un sueño y yo no estuviera delante de ella a esta hora. Una sonrisa arrogante hace su camino por mis labios y no puedo evitar el regocijo de mi ego.

—¿Te doy un pañuelo también para que seques tu baba?

Yuqi ríe sutilmente, tapándose la boca con una mano y disimulando con su teléfono que ahí estaba el chiste. ¡Amo a mi hermana! En cambio, Tiffany, hace el intento por disimular el intenso color rojizo de sus mejillas al toser. Está avergonzada y aun así se ve realmente hermosa.

«Pero ¡¿qué diablos, Taeyeon?!»

—¡Vamos, Tiff, se nos hace tarde!

Por la puerta sale la misma niña que me golpeo. Enarco una ceja en su dirección y me divierto con la mueca de disgusto formándosele en la cara. Quiero reírme, porque su mirada pasa de mí a su hermana y viceversa. Tal parece que se está creyendo lo mismo que los demás estúpidos.

—Hola, soy Yuqi —Mi hermana saluda con la mano al aire y una inmensa sonrisa. Verla, me recuerda que ella sigue aquí y no puedo ser el monstruo de siempre.

—Vamos, pequeña. —La llamo y apenas se pone a mi lado se abraza a mí de un costado, no me queda más que pasar mi brazo por sus hombros—. Bien, nosotras nos vamos también.

Estoy dispuesta a irme, pero Yuqi me detiene con su cuerpo quieto. La observo curiosa y ella no deja esa sonrisa amistosa de siempre.

—Unnie, ¿tú también estás en la misma escuela que Tae-Tae? —Con el ceño fruncido, observo el gesto que ilumina el rostro de mi hermana al recibir una afirmativa silenciosa—. ¿Podemos llevarlas con nosotras?

Sus ojitos suplican y las pecas en su rostro la hacen verse adorable.

Sonrío.

—Siempre y cuando ellas quieran —doy un suave toque con mi dedo en su nariz y ella ríe cariñosa.

—¿Quieren venir con nosotras? —Les pregunta.

Cuando las miro, me encuentro con una golpeadora boquiabierta y un corderito sonriente.

Expectante, igual que mi hermana, por una respuesta me sacudo cuando mi teléfono suena desde mi bolsillo. No debería darle importancia, pero el nombre de contacto lo es.

—Diga —automáticamente mi voz sale fría y trato de calmar la expresión de Yuqi—. Sí. Sí. No se preocupe. Sí, lo estaré esperando. Sí. —Y con esa última respuesta, corto la llamada.

Las tres me observan curiosas y yo solo atino a sonreírle a mi hermana para después darle un beso en la frente, suficiente para hacerla brillar nuevamente.

—¿Nos vamos? —pregunto y la única que responde el Yuqi. Suficiente para mí.

Parece que este día seguirá siendo interesante.

Tiffany

 

El maravilloso fin de semana me había ayudado a recuperar fuerza y parte de esa alegría perdida durante la semana, todo había sido tan relajante, divertido y nu

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Thank you!
DorkyKawaii
No se preocupen. Sí habrá una segunda parte. ¡Pronto sabrán más!

Comments

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yoonalim__ #1
Chapter 1: Todavía no entiendo la historia, cómo es, por qué hay peleas en la escuela y quién es realmente Taeyeon y no me gusta que Taeyeon fume, es tan repugnante.
yoonalim__ #2
parece interesante
ashleyurdiales24 #3
Woow yo ya creía muerta esta historia pero después recordé y la encontré aquí después de los problemas que hubo en wattpad ya no recuerdo que pasa en la historia así que voy a leer la de nuevo como de que no uwu, estoy feliz de leerla pero a la vez triste por que ya esta terminada:( pero bueno nunca es tarde byeee✨
CrystalG
#4
Chapter 21: AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! esto es demasiado para mi corazon!!!
DEMONIOS AUTORAS QUE ESTABAN PENSANDO!!!!!!!!
No puedo con tanto!!!!

PD: Bienvenida de nuevo a casa DorkyKawaii :)
angeles48 #5
Chapter 21: Wow! Eso no me lo esperaba!
Espero por la segunda parte
Gracias por actualizar!!!
taenylovesnsd #6
Chapter 21: Y sigo en nada, espero la segunda parte si o si
Snsdmygirls #7
Chapter 21: Dime que hay otra parte un algo ihhh
Snsdmygirls #8
Chapter 21: Pero-como
Snsdmygirls #9
Chapter 20: Voy a llorar
Snsdmygirls #10
Chapter 20: AHH NO ME PODES DEJAR ASÍ