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Mis ojos observan con curiosidad, y algo de admiración, la perfilada figura de Jessica. Se supone que iba hacia mi aula después de haberme escapado hacia la cafetería por unas galletas, pero a mitad de camino me detuve al ver la silueta de lo que parecía ser una chica y, cuando me percaté, estaba desviando mi camino para ver de quien se trataba.

Y no era nadie más que Jessica; estaba en las gradas mirando hacia el campo de futbol, su cabello se movía por el viento al igual que su chaqueta que estaba ligeramente abierta, sin embargo, lo que llamó mi atención fue esa mirada que estaba lejos de ser la típica y despectiva mirada, era distinta a la de ella...

Algo en mí se removió incómodo y avergonzado al darme cuenta que llevaba rato observándola desde un costado de las gradas como una acosadora, sentí mis mejillas arder. Se supone que esa chica me aterraba, no debía sentir curiosidad por ella.

—Te recomiendo que saques una foto y te marches —doy un saltito al escuchar su voz—, tu presencia es molesta. Además, eres pésima para acosar.

Sus ojos, de nuevo fríos y molestos, se posan en mí. Ahí estaba de nuevo la malhumorada chica que se sentaba a mi lado y se pasaba la mayoría del tiempo durmiendo.

—L-lo siento —contesto con rapidez—, es sólo que…

«¿Que qué, Stephanie?» mi subconsciente me reprocha y es cuando me doy cuenta que, en realidad, la había estado observando porque me había recordado a ella: a Kim Taeyeon. Esa grosera y ertida chica que había osado a tocarme y a perturbar mis pensamientos cada que tenía oportunidad.

—¿Acaso estás escuchándome? —Y es cuando regreso en sí topándome con la mirada un tanto irritada de Jessica—. Y yo que creía que la persona más distraída que conocía era Yoona.

—Lo siento —vuelvo a repetir dejando de lado aquel horrible nombre—. Simplemente te vi y creí que eras alguien más. Eso es todo.

Jessica enarca una ceja.

—¿Alguien más? —cuestiona con absoluto asombro—, ¿me confundiste con alguien más?

Puedo ver como sus ojos se vuelven chispeantes y como su rostro se transforma a uno lleno de indignación. Creo que acabo de decir algo indebido.

—Mira, sé que eres nueva —comienza con calma haciendo gala de un buen autocontrol que me sorprende, ya que es contrario a lo que reflejan sus ojos—, pero no puedes confundirme. Sólo hay una Jessica Jung en esta escuela y mi apariencia es inconfundible. Por lo tanto, es inaudito y estúpido que me confundas con alguien de esta asquerosa escuela.

Con cada palabra ella se había acercado a mi hasta el punto de arrinconarme contra el alambrado de las gradas, su perfume había penetrado en mis fosas nasales provocado que la imagen de Karen apareciera en mi mente. Mi corazón se sacude ante el recuerdo y su intensa mirada no hace más que ponerme nerviosa. Por una fracción de segundo temo que mi secreto se revele, así que desvío la mirada intentado calmar a mis emociones.

—No era mi intensión insultarte… —mi voz sale tranquila y sin temblor— y si ha sido así me disculpo.

Espero que con eso se aleje y se vaya, pero no es así. Siento como se acerca aún más a mí y como sus dedos se posan en mi barbilla levantándola para que nuestras miradas se encuentren.

—Esto es curioso —dice en un susurro. Su tono y su mirada habían cambiado—. Tú nerviosismo es distinto al de ellos… —Su ceño se frunce y una de mis manos se aferran al alambrado que está a mis espaldas—. ¿Será posible que tú…?

Siento a mi corazón latir totalmente con desasosiego, el miedo me invade ante el hecho de que quizá mi secreto haya salido a la luz por el nerviosismo que me provocaba su cercanía.

—¿Qué yo qué? —cuestiono con seriedad.

No sé de dónde ha salido aquello, pero estoy segura que mi subconsciente no iba a dejar que mi secreto saliera a la luz.

—Nada, creo que he descubierto algo interesante de ti, Hwang —responde con una tranquilidad que me pone los vellos de punta—. Algo jugoso y divertido.

—¿Y eso es…?

Jessica sonríe como nunca la había visto.

—La razón por la que Yoona está interesada en ti.

Aquella sonrisa me provoca un escalofrío y tomo su mano para apartarla de mi rosto, pero ella no la mueve. Jessica me mira fijamente e intento descifrar su mirada, batallando por saber que había querido decir con aquello.

—¿Interrumpo algo?

La voz de Yuri hace que ella se tense y que sus ojos se tornen de esa frialdad habitual, sin embargo, su sonrisa no se borra. Me suelta y da media vuelta para ver a la peligrosa chica de melena azabache.

—No, sólo estaba hablando con Hwang sobre un proyecto de Biología que haremos juntas —se gira hacia mí y su mirada se vuelve imperativa—. ¿Verdad?

No había que ser un genio para entender lo que su mirada decía.

—Si —respondo sin titubeos hacia Yuri—. Al parecer somos compañeras de proyecto.

—Ah, ya veo. —La respuesta de Yuri es desinteresada y rápida—. En fin, Jessica, a la hora de receso nos vamos todos.

—¿Por qué?

Yuri parece incomoda por un momento por la pregunta, sin embargo, se compone y con tranquilidad responde:

—Taeyeon volvió a irse.

Aquel nombre me hace estremecer, la invitación de Yoona y su promesa de que la ertida se disculpara conmigo viene a mi cabeza. No puedo evitar que esa extraña sensación invada mi cuerpo junto con la ira por aquel osado acto al tocarme.

—¿Volvió a irse? —la preocupación se hizo palpable en la voz de Jessica—. Pero… ¿por qué? Por qué ustedes no...

Yuri carraspea interrumpiendo a Jessica mientras posa su mirada en mí, era claro que sea lo fuera aquel asunto no me concernía y que no querían que tuviera conocimiento de aquello. Jessica se vuelve hacia mí y, con una irritada mirada, me toma del brazo.

—Es hora de ir a clases —anuncia regresando su atención a Yuri—. Nos vemos en el receso.

La intimidante chica asiente y Jessica me arrastra con ella hacia nuestra aula, doy una rápida mirada hacia atrás y sólo alcanzo a ver sus reflexivos, e intimidades, orbes fijos en nuestra dirección. Regreso la mirada hacia enfrente y es cuando soy consciente de la mano que aún se aferraba a mi brazo.

La tensión en el aire era sumamente incomoda, Jessica estaba justo a unos centímetros de mi leyendo el texto que nos había dado el profesor de inglés quince minutos atrás, aquel día se le había ocurrido la brillante idea que trabajáramos en parejas para lo que, según él, sería parte del examen final.

—Deja de mirarme —habla girando la hoja del libro—, es molesto sentir tu mirada.

Fijo la mirada en el libro.

—No te estaba mirando.

—Lo estabas haciendo —asegura soltando un bostezo—, eres pésima mentirosa y acosadora.

Estrecho los ojos molesta y me giro hacia ella.

—No soy una acosadora.

—Lo eres —cierra el libro y sus ojos se posan en mi—. Quizá deberías aprender de tu amiguito —hace una seña con el mentón y sigo la dirección hasta dar con Joon—, es un experto en decir mentiras y acosar.

Sus palabras llenas de odio me toman desprevenida, eso hace que me pregunte cual es la verdadera historia entre ellos dos. El desagrado parece ser mutuo. Y eso me lleva a otra interrogante: ¿por qué Yoona se lleva con ambos?

Mis ojos viajan a la susodicha que trabajaba con un chico que parecía asustadizo, como si cuidara cada una de sus acciones y palabras.

—¿Por qué no te agrada Joon? —me atrevo a preguntar.

No giro a ver su reacción ante mi pregunta, en cambio, me quedo con la mirada fija en Yoona.

—No es de tu incumbencia.

La seca respuesta es lo último que dice, la clase transcurre en un ambiente tranquilo y no volvemos a cruzar palabras hasta que la campana suena y ambas regresamos a nuestros lugares. Jessica toma sus cosas y va hacia Yoona, cruzan unas cuantas palabras y ambas salen del aula sin mirar atrás.

—Parece que eres muy amiga de Jessica y Yoona.

Una chica que no conozco me habla y su llamativa melena violeta cubre mi visión, levanto la mirada hacia su rostro estéticamente pintado con una hermosa sonrisa cuyos labios brillan con un intenso rojo. No puedo evitar pasear los ojos por su uniforme y maravillarme por el look rebelde que le ha dado, realmente llama la atención con ese estilo. ¿Cómo era que no la había notado?

—No creo que podamos llamarnos amigas —digo echando una rápida mirada al aula en busca de Joon—, simplemente soy la protegida de Jessica por órdenes del director.

—Quizá sea así —dice la chica reflexiva—, pero no es lo mismo con Yoona.

—Yoona solo ha sido amable conmigo, como lo sería con cualquiera.

Una sonrisa se forma nuevamente en aquellos intensos labios rojos.

—Oh, no querida, Yoona no es amable con cualquiera —asevera con seguridad—. Yoona solo es amable con unos cuantos.

—¿Lo es? —cuestiono un tanto asombrada.

—Tan sólo observa cuantas personas se acercan a ella y quienes son los que se acercan. —Eso sí que me ha dejado pensativa—. Por cierto, me llamo Mia.

Me tiende su mano y yo se la estrecho de inmediato.

—Mucho gusto, soy Stephanie.

—Eso lo sé, te presentaste hace unos días —la sonrisa que me muestra es amable y bonita—. Espero podamos ser muy buenas amigas.

Sonrío en automático tras su declaración.

—Espero lo mismo.

—Hey, ¿ya te estás robando a mi amiga, Han?

Joon aparece de la nada con una divertida sonrisa, Mia suelta un bufido y se gira hacia Joon para mirarlo con mala cara.

—Tú la acaparaste el primer día, así que deja que tenga más amigos y, sobre todo, amigas —se regresa a verme y me guiña un ojo—. Aunque, creo que amigas ya tiene varias.

Sonrío ante eso y Joon simplemente frunce el ceño.

—¿Acaso me estás cambiando, Tiff?

El puchero que hace me causa risa y Mia simplemente gira los ojos ante el lado infantil de Joon.

—Por supuesto que te va a cambiar, ella necesita amigas, no amigos.

Ellos inician una pequeña discusión, pero mi mente sólo está en las palabras que dijo Mia y en las que dijo Jessica. Tengo un mal presentimiento respecto a eso. La invitación de Yoona cada vez resulta menos tentadora, pese a que prometió que la intrigante y ertida chica se disculparía conmigo, algo me dice que no es bueno seguir relacionándome con ella y con su grupo de amigos.

En especial con Jessica.

Ella y Joon no se llevaban, él es mi amigo…

El trayecto de regreso a casa es distinto, empezando por el hecho de que ahora camino junto a Mia, Irene y Joon. Ambos están enfrascados en una conversación sobre videojuegos, por lo que no nos prestan mucha atención. Mia, a mi lado, habla sobre los lugares bonitos de la ciudad y a donde deberíamos ir el fin de semana, además de prometer presentarme con sus amigos del club de baile.

—Realmente les vas agradar.

—Espero que sí, ya siento la presión —bromeo, sin embargo, la duda que traigo en la cabeza vuelve. Miro hacia enfrente y veo que Joon e Irene van varios pasos de distancia—. Por cierto, Mia, ¿tú qué sabes de los amigos de Yoona?

Mia levanta la cabeza hacia el cielo pensativa.

—Bueno, el grupo de amigos de Yoona son los rebeldes e intocables de la escuela.

Eso llama mi atención.

—¿Intocables?

—Sí, intocables —repite con calma—. Existe tres razones por lo que son intocables: La primera es Kim Taeyeon —de nuevo escuchar aquel nombre me hace estremecer—, la reina y líder, la chica a la que medio alumnado respeta y teme; en segundo lugar, está Jackson, el verdugo y protector, es hijo del jefe de la policía y prácticamente intocable; en tercero está Jessica, la princesa de hielo, la chica a la que nadie puede poner un dedo encima porque es hijastra del actual alcalde.

—Espera, ¿qué? —ni siquiera puedo creer lo que estoy escuchando—. Esa chica dormilona y malhumorada, ¿es hija del alcalde de esta ciudad?

Mia ríe ante mi sorpresa.

—Es hijastra, su verdadero padre al parecer es una especie de hombre millonario—mueve la mano restándole importancia al asunto—, pero no sé muy bien sobre él. Lo que