Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 11

Perdida ©
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—11—

Taeyeon

 

Nueve de la noche, esa es la hora exacta en la que mi teléfono celular sonó. No tuve más remedio que salir a escondidas de mi casa para reunirme con Yuri al otro lado de la calle. Su semblante no me decía nada bueno y su ropa sucia menos.

Fumaba con una expresión sombría. No me gustó.

—¿Por qué me has enviado un mensaje cuando pudiste entrar?

Sus iris se intensificaron cuando se cruzaron con los míos, soltó el humo por la boca y metió una mano dentro del bolsillo de su chaqueta. Mientras más me acercaba, pude notar los golpes rojos sobre su rostro.

—No quería preocupar a la abuela. —Dice, dejando caer los hombros con aparente cansancio.

—¿Qué fue lo que te pasó?

Mi pregunta quedó en el aire, porque ella no respondió. Se quedó recargada en la puerta de su auto fumando y mirando al cielo nocturno. Decidí ser paciente por su historia.

Acuclillada, inhalé el aire envuelto con el humo del cigarrillo que se estaba fumando. Al frente, la pequeña casa nos saluda. Una luz apenas si es visible por una de las ventanas, la ventana de Yuqi; odia los lugares oscuros y duerme con una pequeña luz encendida. Esa casa es más de lo que alguna vez he tenido en mi vida, todo gracias a la abuela.

Cuando mamá murió, se podría decir que existió una disputa por la custodia, pero no por la mía. Yuqi era la única que merecía una segunda oportunidad y me sentiría bien si ella estuviera bien. Mis días en la juvenil y después en el psiquiátrico, solo podía pensar en la niña que había dejado sola y sin una madre que cuidara de ella. Creí que no la volvería a ver jamás. Hasta que el abogado entró al pequeño cuarto desgastado y sucio donde dormía.

No olvido su joven rostro y la sonrisa que me brindó apenas nos miramos mutuamente. Cabe mencionar que no tuve emoción alguna por él, porque mientras él sonreía yo le miraba sin comprender qué hacía ahí. Se presentó como Kang Sung Jo, tendió una tarjeta de presentación para mí y apenas si la miré un poco sin tomarla.

Sung Jo no se amedrentó con mi intento de intimidación y si lo hizo, no lo demostró. Dijo que alguien muy importante y preocupado por mí estaba haciendo todo lo que estaba a su alcance para sacarme de ese lugar. Me reí. ¿Quién era el loco que quería sacar a un asesino? Simplemente me parecía un chiste. Sin embargo, Sung Jo permaneció en la habitación sin inmutarse un poco, mirándome fijamente mientras sostenía el asa de su maletín de cuero.

Si él no hubiera aparecido, quizás no tendría lo que tengo.

—Fue papá…

Espabilo al instante, girando el rostro para observar a una muy cansada Yuri. Pasa la mano por su cabello con descuido y lanza un largo suspiro.

—Estaba fuera de sí. Nos llamaron de la clínica donde está mamá para informar que estábamos retrasados con los pagos. Discutimos. Le cuestioné qué estaba haciendo con el dinero que los abuelos le daban para pagar lo de mamá y enfureció. Una cosa llevó a la otra y terminamos a los golpes.

Su resumen me hace fruncir el ceño.

—¿Quieres ir a olvidar un poco? —No dice nada nuevamente, pero termina asintiendo—. Voy por una chaqueta y mis llaves. Ponle llave a tu auto, nos iremos en el mío.

La dejo sola y al cruzar la puerta me encuentro a la abuela en su mecedora con la televisión encendida. La luz ilumina su arrugado rostro.

—Se ve muy mal —dice—. No la dejes sola, hija.

Planto los pies en el pasillo. La observo, pero ella parece estar concentrada en la televisión.

—Por favor no me espere despierta. Cuidaré de Yuri esta noche y volveremos cuando ella se sienta mejor.

La abuela se mece suavemente y sonríe sin decir nada.

 

Los primeros rayos de sol se filtraron por las ranuras de las cortinas, anunciando el nuevo día, pero yo apenas si he dormido algo. La abuela entra sigilosa a mi habitación, con un vaso de agua y unas pastillas.

—El desayuno está listo, hija —me dice en susurro. Tiende para mí las pastillas y el agua—. Hoy deberías tomarlas. Llamaré a la escuela para avisar que no irás.

Suspiro agotada. Anoche las cosas se salieron de control en el bar y Byulyi terminó siendo golpeada por Yuri. Pronto el lugar se convirtió en zona de guerra, todos se golpeaban y lanzaban cosas por los aires. Hasta que las sirenas de policía nos hicieron salir corriendo como ratas de alcantarilla.

Las tres terminamos metiéndonos en un contenedor de basura. Ahí fue donde todo empeoró. Mientras Moon y yo veíamos por la ranura si estábamos a salvo, Yuri estaba teniendo arcadas por el fuerte olor a basura y terminó vomitando todo. A su vez, Byulyi cedió al asco y también vomitó. Sucias, olorosas y asqueadas salimos del contenedor.

No sé exactamente cómo es que llegamos a casa.

Justo ahora las dos están en futones que la abuela tendió para ellas al verlas llegar conmigo. Byulyi me ayudaba con Yuri, quien se había convertido en peso muerto y la arrastrábamos con dificultad. La metimos a la bañera con todo y ropa, fue ahí donde sus lágrimas salieron y soltó la lengua.

Su padre se estaba gastando todo el dinero que era para el tratamiento de su madre, lo había seguido y descubrió que tenía otra familia. Dos pequeños niños y una mujer más joven que su madre, ellos le estaban robando lo que le pertenecía. Lo enfrentó cuando regresó a casa, mostrándole las pruebas y acusándolo de traidor. Él enfureció cuando le puso en aviso de que la familia se enteraría de esa infidelidad; lo iba destruir.

—Me vestiré para llevar a Yuqi —le aviso, tomándome las pastillas y devolviéndole el vaso.

—Le diré que se dé prisa para que puedas regresar a descansar.

Asiento. Ella se marcha, cerrando la puerta con cuidado para no despertar a las chicas.

Moonbyul tiene la boca abierta y lanza un suave ronquido, Yuri tiene una pierna encima de ella y su cuerpo está desparramado por todos lados. Es difícil bajarme de la cama sin pisarlas.

 

Todo el día de ayer me la pasé vagueando con las chicas y animando de algún modo a Yuri. Nos reímos a carcajada suelta cuando empezamos a recordarle todo lo que pasamos y la abuela nos preparó algo delicioso para el desvelo, ayudó a curar las heridas de las dos y me colocó una bandita en la ceja donde me dio una de las botellas que salieron volando.

Terminamos con la energía repuesta por los mimos de la abuela. Yuri volvió a casa por la tarde y Byulyi se quedó otra noche con nosotras en casa.

Escuela; significado de aburrimiento total, pero no puedo faltar otro día más. Segundos después de haber estacionado, Yuri también lo hizo. Las dos volvíamos a nuestra mascara habitual; gafas de sol y echando humo por la boca debido al cigarrillo que nos estamos fumando.

Las miradas caen en nosotras y no es para menos, las dos faltamos ayer. Poco habitual. Con un asentimiento de cabeza la saludo desde mi lugar. También hace lo mismo.

—Escuché que corría un rumor de que nos habían expulsado —dice, entregándome una menta—. Descubrí las llamadas perdidas de Yoona cuando encendí el teléfono y varios mensajes de Jessica preguntando si era verdad.

Tiro la colilla del cigarrillo al suelo, la aplasto con la punta de mi zapato. Acomodo el saco del uniforme y la corbata.

—Jackson también me llamó —recuerdo—. Fue cuando estábamos jugando en la consola de Byul. No vi su llamada hasta que fue la hora de ir a dormir.

—Entonces ¿te dijo lo que pasó?

Aprieto la mandíbula, disgustada por todo el alboroto que debió darse en mi ausencia. Este día quiero cortar cabezas.

—No todo. Solo dijo que no se habían dado cuenta de lo que sucedía y que aceptaría que lo golpeara.

—¿Eso es todo?

—Sí.

Yuri suspira desganada y recuerdo de inmediato su estado de ánimo.

—¿Pasó algo más cuando volviste a casa?

Chasquea la lengua.

—El bastardo no estaba en casa. Incluso puedo asegurar que no durmió ahí —encoge los hombros.

Las dos empezamos a abrirnos camino por los pasillos. Percibo los murmullos y las miradas fijas. Jackson no me contó todo, lo sé, pero odio que ellos sepan más de lo que yo sé. Eso les da un poder que no merecen.

—¿Qué has decidido?

Ignoro a todos y me centro en la conversación con Yuri, quien también ha notado lo que yo.

—Hablémoslo después —corta, igual de incómoda que yo.

Jessica nos espera recargada en su casillero, ceño fruncido y brazos cruzados.

—¿Dónde diablos se metieron ayer?

Recrimina apenas estamos frente a ella. Nos golpea a las dos en el hombro con un manotazo; su forma de sacar la ira.

—¡Taeyeon! —No alcanzo a descubrir quién ha sido, porque ya estoy mareada en el piso por el golpe que me dieron en el rostro—. ¡Sabía que la dañarías!

Me tomo la quijada y puedo saborear la sangre del labio. ¿En serio? ¡¿Por qué todos me rompen el labio?! Malditos idiotas.

Yuri se apresura a darme una mano para ponerme de pie. Sacudo el polvo que ha quedado en mi falda con las manos y me doy el tiempo suficiente para calmarme. Nuevamente el idiota de Joon causándome dolores de cabeza. ¡Por dios! El día apenas empieza.

—¿Qué diablos pasa contigo ahora? —Refunfuño.

Él se jacta, llamando mi atención. Alzo una ceja en su dirección y espero paciente a que pare de reír.

—¿Así de estrecha es tu relación como para no saber lo que le pasa a tu novia?

Hay una batalla campal en su mirada y la mía. No sé de qué demonios habla, pero no le daré el gusto de sentir que ha ganado algo.

Sonrío burlona.

—No deberías preocuparte por eso…

—Eres tan idiota —suelta—. Si realmente te importara como haces creer, estarías nadando en el mismo infierno para protegerla. ¿Qué pasó con tus lamebotas? ¿Dónde estaban ayer cuando los necesitaba? ¿Dónde estabas tú?

Me empuja, haciendo que mi nuca choque con el casillero detrás de mí. No sé por qué no quiero defenderme, de algún modo siento que lo merezco, pero no sé por qué.

—Es suficiente, Joon.

Yoona lo toma del antebrazo para impedirle que siga empujándome, le da una de esas miradas que pocas veces deja ver. Es claro que no le gusta la situación.

—Suficiente, ¿dices? A veces pienso que tú eres la única sensata en la maldita secta que Kim creó. Hoy comprendo por qué te mantiene a su lado. Eres igual que todos ellos.

Yoona ensombrece, no obstante, se endereza.

—Así es, Joon —sonríe sin emoción—. Pero a diferencia de todos ustedes, ellos son más honestos con su hostilidad y forma de vida. Sé que no me van a traicionar o hablar de mí a mis espaldas. Y cuando esté en problemas puedo ir con ellos a llorarles, porque me van a proteger sin importar nada. Si esa es a la secta que pertenezco, entonces me declaro culpable —lo suelta.

Él trastabilla.

—Te daré un consejo gratis. —Presiona la mano en su hombro—. Si realmente quieres defender a alguien, empieza por cambiar tus acciones pasadas —Joon palidece—. No puedes, ¿cierto? Entonces no culpes a Taeyeon por no haber estado cuando su novia la necesitaba. Culpa a quienes la encerraron y le hicieron eso. —Palmea su hombro un par de veces—. Cierto. Olvidaba que eres un cobarde y por eso vienes a culparla a ella, porque de no ser así tú no podrías con todos.

El silencio ensordece cuando por el pasillo entra Tiffany con su hermana y su amiga. No puedo contener la sorpresa que me causa verla. Mis puños se cierran automáticamente y la chispa de la ira se enciende. Sus palabras están cobrando sentido.

—¡Tú! —Lo tomo de las solapas del saco para estamparlo contra los casilleros detrás de él. Escucho los jadeos y siento los tirones de Jessica para que pare—. ¿Quién fue? —Mascullo con la mandíbula apretada.

El idiota no dice nada, sigue pasmado por la sorpresa de mi arrebato y las palabras de Yoona.

—¡¿Quién?! —Repito, sacudiéndolo.

Tartamudea, pero no dice nada relevante.

—Es suficiente, Taeyeon. —Yuri toma mi hombro, llamando mi atención y señalando en dirección a mi corderito. Tiene una mano en la boca y sus ojos se han aguado—. Vamos. Los maestros no tardarán en notar el alboroto y los mandarán a detención. Suéltalo —mis brazos caen—. Lárgate antes de que sea imposible detenerla. —Advierte a Joon—. ¡Se terminó el show! Todos a sus quehaceres.

Tiffany no se mueve de donde se quedó de pie y yo tampoco quiero moverme, más bien quiero sostenerla entre mis brazos y consolarla.

—Quiero a todos y cada uno de los chicos detrás de las canchas deportivas.

Arrastro mis pies hasta ella, al corderito lloroso y tembloroso. Sin preámbulo la sostengo entre mis brazos e inhalo su fragancia.

El pasillo ha quedado vacío, dejándonos a nosotras dos solas.

—Lo siento…

No comprendo por qué me disculpo, no es mi estilo. Ella no es mi abuela o mi hermana, pero me hace querer protegerla, cuidarla y disculparme si le han hecho daño mientras no estoy.

Sacude la cabeza en negativa, sin embargo, sus lágrimas le impiden que pueda hablar.

Fui demasiado descuidada al creer que ya no la molestarían, pero a la primera oportunidad han dañado la dulzura de mi corderito. E

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Thank you!
DorkyKawaii
No se preocupen. Sí habrá una segunda parte. ¡Pronto sabrán más!

Comments

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yoonalim__ #1
Chapter 1: Todavía no entiendo la historia, cómo es, por qué hay peleas en la escuela y quién es realmente Taeyeon y no me gusta que Taeyeon fume, es tan repugnante.
yoonalim__ #2
parece interesante
ashleyurdiales24 #3
Woow yo ya creía muerta esta historia pero después recordé y la encontré aquí después de los problemas que hubo en wattpad ya no recuerdo que pasa en la historia así que voy a leer la de nuevo como de que no uwu, estoy feliz de leerla pero a la vez triste por que ya esta terminada:( pero bueno nunca es tarde byeee✨
CrystalG
#4
Chapter 21: AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! esto es demasiado para mi corazon!!!
DEMONIOS AUTORAS QUE ESTABAN PENSANDO!!!!!!!!
No puedo con tanto!!!!

PD: Bienvenida de nuevo a casa DorkyKawaii :)
angeles48 #5
Chapter 21: Wow! Eso no me lo esperaba!
Espero por la segunda parte
Gracias por actualizar!!!
taenylovesnsd #6
Chapter 21: Y sigo en nada, espero la segunda parte si o si
Snsdmygirls #7
Chapter 21: Dime que hay otra parte un algo ihhh
Snsdmygirls #8
Chapter 21: Pero-como
Snsdmygirls #9
Chapter 20: Voy a llorar
Snsdmygirls #10
Chapter 20: AHH NO ME PODES DEJAR ASÍ