Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1

Perdida ©
Please Subscribe to read the full chapter

—1—

 

«Inhala, exhala. Inhala, exhala. Inhala, exhala.»

Pienso en eso una y otra vez mientras camino detrás del director rumbo a la que será mi nueva aula de clases. Debo admitir que estoy completamente nerviosa; mis manos sudan y puedo sentir que mis piernas sólo caminan por inercia, estoy segura que si me detengo caería de inmediato, además de que mi corazón late como si hubiera hecho cardio sin parar durante una hora. Esto es peor que la vez en que papá me enseñó a conducir o que las inyecciones.

Tiemblo de solo recordar lo horrible que son las inyecciones.

Sin embargo, eso carece de importancia al recordar la razón por la que estoy teniendo que pasar este horrible momento en mi vida. Yo era feliz estudiando en mi linda escuela cerca de la playa en L.A. rodeada de las personas que me vieron crecer y con los que compartí innumerables aventuras, inclusive formaba parte del equipo de porristas y era uno de los alumnos con mejores notas, en pocas palabras mi vida era perfecta. Papá y yo cada fin de semana acudíamos a fiestas o pequeñas reuniones con sus amigos de toda la vida, ellos siempre nos invitaban y alababan lo bien que papá me había educado, además de decirme lo perfecta que era para algunos de sus hijos y, por supuestos, mis amigos de la infancia siempre bromeaban diciendo que pronto caería ante sus encantos.

Todo era perfecto.

Las idas al cine con mis amigas cuando salíamos temprano de clases, las idas al centro comercial cada viernes en la tarde con la tía Amelia y mi mejor amiga Sophia, las cenas con papá en algún nuevo restaurante o puestos que alguno los dos había leído en reseñas en internet o por alguna persona que nos recomendaba ir a ese restaurante, los eventos de caridad en los que papá siempre me presumía ante sus amigos y me consentía dejándome comprar el vestido que más me gustara, nuestros desayunos en donde conversábamos sobre las películas en cartelera o de nuestros comics favoritos y en los que siempre terminábamos discutiendo por el simple hecho de decir que x superhéroe era más fuerte que otro. Todos aquellos momentos eran como recuerdos lejanos, como si hubieran pasado años desde la última vez en que sólo éramos papá y yo, disfrutando de nuestra vida juntos y teniendo todo el amor de él para mí, siendo su única princesa y la niña de sus ojos.

Pero todo eso había terminado.

Hace exactamente diez meses, papá me había llevado a cenar a un restaurante exclusivo del que le había comentado que me gustaría ir. Recuerdo que sólo quería ir porque Lindsay, una de mis amigas porristas, había dicho que hacían unas deliciosos Crepas de Suzette y que eran las más ricas que hubiera probado. Así que esa noche mientras ordenábamos el postre, papá por primera vez en su vida me miró de forma nerviosa, sus dedos golpeaban la mesa con ansias y se había movido la corbata varias veces diciendo que hacía demasiado calor. Todo eso me llenó de nervios, sólo podía pensar que algo malo había sucedido.

Y no equivoqué.

—Stephy, hay algo importante que quiero decirte —dijo una vez que el mesero se retiró—. No sé cómo te vayas a sentir con esto, pero es una decisión que he tomado y no hay vuelta atrás. Realmente espero tu apoyo, eres mi niña, y nada me haría más feliz que el saber que estás de acuerdo con esto.

En ese momento sentí a mi corazón latir lentamente, como si estuviera relajando mi cuerpo antes de que la bomba cayera, parecía sospechar que aquello me lastimaría.

—¿Qué ha sucedido, daddy? —cuestioné con recelo.

Mi papá tomó mi mano y con una sonrisa llena de júbilo dijo:

—Voy a casarme.

En aquel momento sentí que mi mundo comenzaba a desmoronarse; nunca conocí a mi madre, papá nunca me habló de ella, pero si lo hizo tía Amelia y fue que supe que ella nos había abandonado, mi madre no estaba lista para criar a una niña por lo que le dejó una nota de disculpa a papá y a una bebé que no comprendía que sucedía a su alrededor. Papá siempre ha sido mi todo, mi única familia y mi mejor amigo, el hombre más sabio que conozco y también el más afable, la única persona que siempre ha estado para mí. Así que cuando dijo eso, mi corazón dolió y el miedo me invadió.

La peor parte fue que no pude probar aquella Crepa de Suzette.

Seis meses después a eso papá se casó con Yoo In-Na, una gran publicista quien había crecido y estudiado con papá en Corea, además de ser el primer gran amor de él. Aún recuerdo ese día tan difícil, mientras todos celebraban yo trataba de sonreír y buscaba cualquier excusa para estar alejada de ellos, lo único bueno fue cuando conocí a la hija de In-Na.

—¿Te estás escapando?

Aquella voz me había detenido a mitad del vestíbulo del hotel donde se estaba llevando acabo la boda, recuerdo haber girado apunto de decirle que no se metiera en mis asuntos cuando sus tiernos ojos curiosos me miraron esperanzados.

—Si —atiné a decirle con molestia.

—¿Puedo ir contigo? —pidió casi en ruego—. Yo tampoco soporto estar aquí.

La miré fijamente por un momento, sintiendo que tal vez había encontrado una aliada en todo aquel enredo y calvario que se había transformado mi vida.

—Claro.

Después de esa respuesta me alegré mucho de haber conocido a la pequeña Irene, era más parecía a mí de lo que creía, aunque ella era más una chica tímida que se escondía en libros, pero todo eso desapareció cuando comenzamos a conversar sobre ropa y de las novelas románticas que ambas habíamos leído mientras caminábamos por el centro comercial vestidas de gala y con unos churros en las manos. Era la hermanita que alguna vez deseé. Sin embargo, eso no quitaba el hecho que me molestara el matrimonio de papá, inclusive llegué a desear que mi madre apareciera y detuviera todo aquello, aunque después me sentía mal por desear eso, papá tenía derecho de ser feliz. Y con eso en mente decidí comportarme mejor, papá había hecho muchas cosas por mí, así que ahora me tocaba hacer algo bueno por él.

Y así fue hasta que dos meses después ambos anunciaron que los cuatro nos íbamos ir a vivir a Corea.

—¡¿Qué?! —grité ante aquello.

Irene que estaba a mi lado se quedó callada sin saber que decir, In-Na y mi papá sólo podía sonreír como si aquello fuera una idea maravillosa.

—In-Na tiene trabajo allá y creo que sería bueno que el bufet se volviera internacional —papá retomó la palabra ignorando mi asombro—, he hablado con Paul y él dice que se hará cargo de todo mientras inicio con el nuevo proyecto en Corea. Así que… ¡hacer maletas niñas!

Papá no escuchó mis protestas, parecía que estaba en una burbuja de felicidad y veía todo con ojos de colores. Mi vida en definitiva había cambiado. Papá ya no era el hombre que conocía, sus ojos ya no estaban enfocados solamente en mí, ahora se enfocaban en sus tres chicas, su nueva familia. Así que tuve que dejar todo lo que conocía y mudarme a Corea, a un pueblo que queda a unos minutos de la capital, el lugar donde se había criado In-Na y papá.

Razón por la cual me encuentro en este momento caminando detrás del director —quién sorprendentemente es hermano de In-Na y es extremadamente apuesto, si Sophia lo viera estoy segura que tendría uno de sus ataques de fangirl— mientras muero de nervios. En los últimos meses he sentido que un poco de mi antigua seguridad se ha ido, es eso o quizás sea porque mi vida jamás había sufrido de un cambio tan drástico como este.

Sea lo que sea no evita que los nerviosa desaparezcan.

—No estés nerviosa, Stephanie, verás que todo irá bien. —La voz del directo me saca de mis divagaciones. Nos detenemos, levanto la cabeza en su dirección y me topo con una radiante sonrisa acompañada de una mirada paternal—. Son buenos chicos, te tratarán bien, no tienes nada de qué preocuparte.

Ojalá se tratara sólo de eso, «¿acaso no se da cuenta que estoy sufriendo de una crisis? Mi vida acaba de sufrir un giro de 180 grados, me he mudado a otra ciudad, dejé todo y siento que todo esto es un mal sueño» pienso mientras asiento en silencio volviendo la mirada a esa puerta frente a nosotros en la que nos había detenido.

Respiro profundamente tratando de que de esa forma mi acelerado corazón se calme.

—Muy bien, es hora de entrar. —Anuncia llamando de nuevo mi atención—. ¿Estás lista?

Vuelvo a tomar una profunda bocanada.

—Creo que sí.

El director abre la puerta y me invita a entrar, cierro los puños y doy el primer paso al interior de aquella aula. De inmediato siento un montón de miradas sobre mí, siento mis piernas temblar, mis manos nuevamente vuelven a sudar y creo que puedo escuchar mis latidos a un ritmo preocupante. Trago en seco.

La mano del director se posa en mi hombro al estar ambos frente a toda la clase.

—Chicos, ella es su nueva compañera —comienza hablar con voz profunda—, espero se comporten y le muestren lo excelente que es nuestra institución. Así que no me avergüencen. —Todos se rieron ante lo último que dijo—. Muy bien, Stephanie, preséntate.

Mi vello de la nuca se eriza ante aquello, los nervioso hacen estragos en mi interior y puedo jurar que esto es mil veces peor que la noticia de papá anunciando su compromiso, incluso peor que mi primer oso en secundaria cuando una chica chocó conmigo regando espagueti sobre mi blusa blanca.

Como deseo que Sophia estuviera aquí conmigo.

—Hola, mi nombre es Stephanie Hwang —hablo tranquilamente y me felicito internamente por eso—. Tengo 17 años y vengo de Los Ángeles. Espero nos llevemos muy bien.

Termino con una sonrisa y me percato de las miradas intensas de los chicos, bueno, al menos algo sigue siendo igual que en mi antiguo colegio. Los murmullos no se hacen esperar, así que simplemente bajo la mirada aún con nervios, no estoy acostumbrada a ser el centro de atención estando totalmente sola, regularmente siempre estaba rodeada de mis amigos y cuando llamábamos la atención de las personas era estando todos juntos. Me sentía segura y en confianza con alguien a mi lado.

Estar sola era una sensación horrible.

—Muy bien, Stephanie, puedes sentarte junto a… —la maestra mira hacia enfrente en busca de alguien—. ¿Dónde está Jung?

En ese instante la puerta se abre de golpe, una chica de apariencia fresca y elegante hace acto de presencia en el umbral, su mirada despectiva se posa en mí mientras acomoda su corbata roja.

—Se me ha hecho tarde, profesora Song —habla con calma sin apartar la mirada de mí—, ¿me permite entrar?

Frunzo el ceño ante la mirada de la chica que aún sigue en mí, ella desvía la mirada hacia la profesora y al director, este simplemente luce divertido ante la mirada que le está dando la desconocida.

—Por supuesto, Jessica, pasa —la maestra cede con voz seria—, pero tienes una hora en detención por ser el tercer retardo. Espero que aprendas y está vez sea la última vez que llegues tarde.

La chica suelta un bufido de molestia y pasa a mi lado sin más. Ahora sé con quién debo mantener la distancia, el aura de aquella chica desborda problemas y, por las miradas de temor que le sueltan algunos chicos, no parece ser buena idea tener una amistad con ella.

—Muy bien, Stephanie, ya que ha llegado Jessica puedes ir y sentarte a su lado. — «¡¿Qué?!» mi yo interno grita consternado—. Estoy segura que Jung será amable contigo si no quiere que su hora de detención se vuelvan dos horas, además, siendo de Estados Unidos te puede ayudar a acoplarte a la escuela, ¿verdad señorita Jung?

Levanto la mirada en dirección hacia donde se hallaba aquella gruñona chica y tiemblo de inmediato al ver su mirada asesina apuntando directamente a la profesora, un escalofrío recorre mi columna. Jung asiente en silencio y vuelve la mirada hacia la ventana.

—Bien, ya que Jessica cuidará de ti me puedo retirar tranquilo —dice el director dándome unas palmaditas en la espalda—. La dejo en sus manos, profesora Song. Jessica —nombra a la chica y esta vuelve la mirada hacia él—, compórtate, por favor.

Pone los ojos en blanco y ante eso provoca unas pequeñas risas a su alrededor, miro a mi tío, perdón, al director que luce divertido ante la actitud apática de Jung.

—Pasa a tu lugar, Stephanie.

La profesora me saca de mi trance, el director me lanza una última mirada de apoyo antes de salir del aula.

—Claro —respondo con una sonrisa.

Tomo mi mochila y camino por el pequeño pasillo de sillas hasta el lugar vacío junto a Jung, esta me mira por un instante con desdén antes de volver la mirada a la ventana. Suelto un suspiro y me siento en mi lugar. 

La clase empieza y cierro los ojos rezando para que el día termine rápidamente, quiero ir a casa y echarme a llorar en mi cama. Realmente extraño mi hogar, mis amigos y las personas que eran como mi familia. Siento un nudo en la garganta acompañado de unas intensas ganas de llorar, muerdo mi labio y me obligo a mirar hacia enfrente tratando de poner atención a lo que está explicando la profesora, aunque es un tema de algebra que vi dos meses atrás.

Y de esa forma pasan cinco horas de clases, el timbre del receso suena y escucho suspiro de alivio y uno que otro gritito de alegría. Al parecer no era la única que estaba anhelando el receso. Comienzo a guardar mis cosas, necesito ir en busca de Irene para desahogarme un poco y poder lograr llegar al final del día con éxito.  Aunque también debo integrarme al grupo, Sophia me había dicho que no podía volverme un lobo solitario sin amigos y que el primer día importaba demasiado para no quedar recluida a los solitarios y raritos de la escuela.

Creo que esa era otra razón de mi nerviosismo.

—Hola, Stephanie, ¿verdad?

Dejo de guardar mis cosas y levanto la mirada, una chica de caballera azabache me observa con curiosidad y, detrás de ella, otras chicas miran atentas en nuestra dirección.

—Sí, hola… —la miro dubitativamente.

La chica me tiende la mano y la estrecho.

—Soy Hyuna Kim, la delegada de la clase —me suelta la mano y peina su cabello con altanería—, de parte de todos te doy la bienvenida al Sejong High School. Esperamos que tu estancia aquí sea única y que formes parte de nosotros.

—Gracias —le agradezco con una sonrisa—, espero pronto acoplarme a todo.

Ella me mira con pena.

—Supongo que aún no te acostumbras a la ciudad, cualquier cosa puedes contras conmigo y con las chicas —señala a las chicas detrás de ella—, nosotras te ayudaremos con gusto.

—Eso sería muy amable de su parte…

—Deja de lavarle a la nueva el cerebro para que se una a tu séquito de descerebradas —una chica alta se para a mi lado y me toma del hombro—, estoy segura que ella no es una lame botas como tus chicas de atrás.

Las chicas abren la boca indignadas, sin embargo, Hyuna le lanza una mirada de odio a la chica junto a mí. Por alguna extraña razón agradezco la interrupción de la chica a mi lado y por otro me incomoda, no esperaba estar en medio de una disputa tan pronto.

—Mira quien habla, Im, la que sigue a la emo de Kim como si fuera un perro faldero.

Aquello si era algo grosero, abro la boca para excusarme y salir de ahí cuando la chica a mi lado suelta una carcajada.

—Lo dice la que hace lo imposible para que Taeyeon la note —la delegada la mira con irritación—. Vamos, no seas hipócrita, sabes que te mueres por poder llevarte con Taengo, aunque ella ni siquiera está consiente de tu existencia.

Hyuna lanza un grito escandalizada y totalmente ofendida, me mira con los ojos centellantes de ira y chasquea los dedos haciendo que su grupito se acerque más a ella.

—Niñas, no vamos, ha llegado la chusma de la escuela —las chicas detrás miran con desdén a la chica junto a mí y comienzan a murmuran—. Stephanie, espero no te juntes con personas del bajo mundo como ella, mis niñas y yo dejaremos las puertas abiertas si decides unirte a nosotras, sin embargo, las puertas no estarán abiertas por siempre. Abre bien los ojos, la escuela está llenas de hipócritas…

—Empezando contigo.

La chica de nombre Jung habla, giro a verla y la veo de pie a lado de la chica alta, sus ojos despectivos miran con mordacidad a Hyuna. Me maldigo internamente, ¿por qué tengo que estar en medio de esto? Sólo soy la chica nueva que quiere tener una vida tranquila y quiere regresar a LA.

—¿Te pondrás de su lado, Jessica? —cuestiona Hyuna con voz nerviosa—, creí que tú…

—No estoy de lado de nadie, pero eres demasiado ruidosa —sus ojos se entornan en Hyuna—. Además, si ella se mete en problemas será mi culpa, así que sugiero que tú y tus hienas se larguen antes que me pongan de mal humor.

Me quedo en silencio, la chica gruñona sí que me provoca miedo, así que no creo que sea buena decir algo en este momento. Miro a Hyuna que luce impactada y temerosa ante Jung, asiente en silencio y se da media vuelta yéndose con todas las chicas que estaban detrás de ella.

—Gracias por eso, Jessica, si no fuera por ti esto hubiera terminado mal.

La chica alta sonríe hacia Jung, esta simplemente la mira con fastidio, sin embargo, desvía su mirada y la posa en mí.

—No te metas en problemas —me dice con voz amenazante—, que me las pagaras si me castigan por tu culpa.

Mi cuerpo deja de temblar en cuanto desaparece por la puerta, es la primera vez que alguien de mi edad me provoca miedo, ni siquiera cuando Sophia se enojaba sentía tanto miedo como con Jung. En definitiva, debo evitarla.

—Disculpa a Jessica, suele estar de mal humor cuando no duerme bien —la chica alta habla llamando mi atención—, de seguro se fue a dormir por ahí. Ya verás que será una persona diferente después del receso. Por cierto, soy Im Yoona.

Esta vez me detengo a observar bien a la chica alta; sus ojos son almendrados y de un color oscuro, su caballera es castaña y lacia, tiene una nariz pequeña al igual que sus labios, es delgada y menuda, pero tiene el porte de una modelo.

—Mucho gusto, Yoona, soy Stephanie Hwang.

—Eso ya lo sabía, te escuché cuando te presentaste —mira su reloj y frunce el ceño—. Vaya, creo que voy tarde, ¿ya conoces toda la escuela, Fanny?

Me sorprendo ante el apodo.

—No…

—Eso es malo —dice alarmada—. Rayos, no puedo quedarme contigo, pero… —mira a su alrededor y chasquea los dedos—. ¡Kang-Joon!

Un chico alto levanta la mirada hacia nosotras, sus oscuros ojos se posan en mí y bajo la mirada un tanto azorada, su mirada era un tanto intensa.

—¿Qué sucede, Yoona?

La chica alta le hace señas para que se levante, este se pone de pie y camina hacia nosotras. Puedo sentir su mirada en mí en todo momento y me hace sentir nerviosa.

—¿Sí?

—Necesito un favor —dice Yoona en cuanto está frente a nosotras—, Fanny no conoce la escuela y yo tengo que irme, ¿podrías acompañarla?

Él abre los ojos en sorpresa.

—No creo que sea necesario, Yoona —me excuso rápidamente—, de hecho, debo de ir a ver a mi hermanita…

—Puedo llevarte hasta el salón de t

Please Subscribe to read the full chapter
Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!
DorkyKawaii
No se preocupen. Sí habrá una segunda parte. ¡Pronto sabrán más!

Comments

You must be logged in to comment
yoonalim__ #1
Chapter 1: Todavía no entiendo la historia, cómo es, por qué hay peleas en la escuela y quién es realmente Taeyeon y no me gusta que Taeyeon fume, es tan repugnante.
yoonalim__ #2
parece interesante
ashleyurdiales24 #3
Woow yo ya creía muerta esta historia pero después recordé y la encontré aquí después de los problemas que hubo en wattpad ya no recuerdo que pasa en la historia así que voy a leer la de nuevo como de que no uwu, estoy feliz de leerla pero a la vez triste por que ya esta terminada:( pero bueno nunca es tarde byeee✨
CrystalG
#4
Chapter 21: AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! esto es demasiado para mi corazon!!!
DEMONIOS AUTORAS QUE ESTABAN PENSANDO!!!!!!!!
No puedo con tanto!!!!

PD: Bienvenida de nuevo a casa DorkyKawaii :)
angeles48 #5
Chapter 21: Wow! Eso no me lo esperaba!
Espero por la segunda parte
Gracias por actualizar!!!
taenylovesnsd #6
Chapter 21: Y sigo en nada, espero la segunda parte si o si
Snsdmygirls #7
Chapter 21: Dime que hay otra parte un algo ihhh
Snsdmygirls #8
Chapter 21: Pero-como
Snsdmygirls #9
Chapter 20: Voy a llorar
Snsdmygirls #10
Chapter 20: AHH NO ME PODES DEJAR ASÍ