Llegaron a casa de Sunny poco antes de medianoche, después de comentar en el trayecto sus puntos de vista sobre el embarazo de Jessica, opiniones que Sunny, a pesar de estar bastante borracha, se había reservado diplomáticamente en el pub delante de Yuri y Jessica.

Taeyeon abrió la puerta del copiloto y Sunny se cayó a la acera. Taeyeon y Tiffany la ayudaron a levantarse y, agarrándola cada una por un brazo, la acompañaron hasta dentro de casa.

—Decías que ibas a emborracharte —le dijo Taeyeon—. Sé que tú no haces las cosas a medias, ¿verdad?

—Nunca —respondió Sunny, hablando lentamente—. Es cuestión de principios. Ahora voy a ponerme mala. Y también pienso hacerlo a conciencia.

—Esta es mi chica

Taeyeon se rió y dijo que iba a preparar un café. Sunny se tambaleó hacia el baño. Oyeron el ruido de la tapa del inodoro cuando la levantó de un golpe y después unas fuertes arcadas y ruido de líquido cayendo en la taza.

—¡Dios! —exclamó Tiffany.

Siguió a Taeyeon a la cocina y cerró la puerta tras de sí para acallar el ruido. Observó a Taeyeon mientras se quitaba la chaqueta y la bufanda, y llenaba el hervidor de agua. No tenía ni idea de lo que iba a suceder. Lo único que sabía era que quería que sucediera algo. Y que necesitaba desesperadamente su contacto

físico.

—¿Vas a quedarte aquí a dormir, Taeyeon?

—Sí.

Encendió el hervidor eléctrico y se quedó quieta, de espaldas al fregadero, devolviéndole la mirada a Tiffany, que se apoyaba contra la puerta. Taeyeon casi hubiera preferido que se hubiera ido, no quería caer en la tentación, pero Tiffany estaba allí, sonriéndole. No emitía precisamente vibraciones negativas, ni mucho menos; sin embargo, Taeyeon era demasiado lista como para creer que tuvieran más significado del que podían tener. No iba a cometer el mismo error. Simplemente, le alegraba que Tiffany se encontrara cómoda

cuando estaban juntas, que no hubiera tensión entre ellas. De hecho, durante todo el tiempo había sentido una agradable sensación de flirteo mutuo. Se sentía muy a gusto con ella. Llevada por un impulso, Taeyeon le tendió los brazos.

—Ven a darme un abrazo.

Tiffany se apartó de la puerta, separó los pies, poniéndolos uno a cada lado de los de Taeyeon, y la atrajo hacia sí, rodeándole los hombros con fuerza. Taeyeon le pasó los brazos por la cintura y apoyó la cabeza sobre el hombro de Tiffany. Se sentía segura, aparte de lo mucho que la deseaba.

—Das unos abrazos fantásticos —fue todo lo que dijo Taeyeon.

Tiffany no respondió y se quedaron así, sin hablar. Después, Taeyeon se enderezó un poco para mirarla a la cara.

—Eres una de las tragedias de mi vida —dijo con suavidad. Una sonrisa bailaba en los ojos de Tiffany.

Taeyeon hizo chasquear la lengua y negó con la cabeza

—. Tengo la incómoda idea de que tenerte como amiga, a la larga, será lo mejor. Supongo que es la manera que tiene mi cerebro de hacerme sentir mejor —después añadió, como si se le acabara de ocurrir—: Claro que probablemente eso es una absoluta

estupidez —y se rió.

Tiffany se fijó en los ojos ónice de Taeyeon y los miró con intensidad. Taeyeon la desarmaba con su sinceridad acerca de sus sentimientos y, aunque ella nunca podría ser así, quería compartir algo de lo que sucedía en su corazón.

—Sé que dijimos que no volveríamos a hablar del tema, pero me sentí muy halagada, ¿sabes? —le dijo en un tono sorprendentemente tierno.

Los ojos de Taeyeon se abrieron.

—¿En serio? Pues en aquel momento no lo dijiste.

—No. —Tiffany tenía una expresión burlona—. No tuve oportunidad. Me pillaste por sorpresa.

Taeyeon se rió suavemente, apretó los brazos alrededor de la cintura de Tiffany,volvió a apoyar la cabeza en su hombro.

—Voy a atesorar este abrazo para recordarlo en el futuro. Después voy a echarte de aquí y me iré a dormir. ¿Quieres café?

—No, la verdad es que no.

Se quedaron donde estaban, en el silencio de la madrugada. Tiffany no quería que la echara y no pensó demasiado en las consecuencias.

—Taeyeon, ¿puedo ir contigo?—murmuró.

—¿Adónde?

Taeyeon le pasó la mano por la parte baja de la espalda. Tiffany tardó unos instantes en responder: el momento en que la vagoneta de la montaña rusa se para en el punto más alto de la subida.

—No me voy a casa —dijo al fin.

La mano de Taeyeon se quedó quieta.

—¿Por qué?

Esta vez Tiffany no contestó. Tomó la cara de Taeyeon entre sus manos y la miró intensamente a los ojos. Con sus labios, rozó los labios de Taeyeon en una caricia suave y mesurada, y después la besó con fuerza. Los labios de Taeyeon se abrieron, respondiéndole, y la pasión del beso se extendió por todo su cuerpo. Cuando por fin se separaron, Taeyeon tenía las mejillas encendidas.

—¿Eres consciente de lo que estás empezando? — le preguntó con suavidad.

—Sí.

Tiffany emitió la palabra en un suspiro: la vagoneta de la montaña rusa había empezado el descenso y estaba adquiriendo velocidad. Se habían quedado pegadas una a la otra, abrazadas, sus cuerpos en contacto de la cabeza a los pies.

—Taeyeon nunca he dormido con una mujer —susurró Tiffany.

— ¿Y qué es lo que estás haciendo? ¿Experimentar conmigo?

—No, no creo. —Fue todo lo sincera que podía ser.

—No juegues conmigo.

Tiffany la miró fijamente a los ojos y vio la necesidad, pero también las dudas.

—Vamos a la cama —le dijo, con tanta suavidad que apenas pudo oírse.

Se deslizó bajo las sábanas y se quedó tumbada de cara a Taeyeon. Sus narices casi se rozaban sobre la almohada. Las manos de ambas exploraban delicadamente la piel de la otra, dibujaban las líneas de su cuerpo, sintiendo la suavidad y el cosquilleo de las caricias.

Después, Tiffany empujó una rodilla entre las piernas de Taeyeon. Le buscó la boca con su boca e hizo una breve incursión con su lengua.

—¡Dios! —murmuró Taeyeon.

La deseaba tanto que podía notar cómo le picaban los ojos de emoción. Abrió su boca a la de Tiffany, mientras las dos lanzaban hondos suspiros, conteniéndose. La mano de Tiffany se deslizaba sobre la espalda de Taeyeon. Su piel le parecía tan suave... Su lengua encontró la de Taeyeon. Esta se puso de rodillas sobre Tiffany e arqueó la espalda cuando se curvó para besarla. Sus bocas se movieron juntas, suavemente, resistiendo la urgencia y evitando apresurarse.

Taeyeon sintió como la euforia inundaba todo su cuerpo y abrió más la boca. Sus lenguas se movieron dentro y fuera de la boca de la otra, al unísono, con delicadeza, lentamente. La boca de Taeyeon se alejó de la boca de Tiffany, se deslizó por su rostro y bajó por su cuello hasta sus pechos. Tiffany arqueó la espalda mientras Taeyeon jugueteaba con sus pezones. Apartó las manos de las axilas de Tiffany, le hizo extender los brazos, los juntó sobre la almohada y le sujetó las manos con las suyas. Taeyeon resiguió con la lengua el perfil de los labios de Tiffany.

—¿Estás segura de que quieres hacerlo?

Tiffany succionó el labio inferior de Taeyeon y levantó la cabeza para volver a tomar su boca. Taeyeon se dejó de advertencias. Ya era demasiado tarde para eso. Resbaló sobre sus rodillas hasta quedar tumbada sobre Tiffany, todo lo largo de su cuerpo. Tiffany la rodeó con sus brazos, levantó las rodillas y empujó con fuerza