Capitulo 1

Date un respiro. (TaenyVer)
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    Tiffany dio marcha atrás para entrar en la plaza de parking de enfrente de su casa y apagó el motor con
alivio. El reloj del salpicadero marcaba poco más de las nueve. Casi seis horas para ir de Cardiff a Dulwich  —dos horas se las había pasado en un atasco en la M4, a solo un kilómetro de su salida a la M25.
Encorvó los hombros con fuerza y, luego, arqueó la espalda, relajando sus cansados músculos. Se desplomó en el asiento con los ojos cerrados y disfrutó agradecida del silencio. El día anterior había tardado doce horas en ir desde Edimburgo hasta Gales. En total, había conducido 18 horas de las últimas 36.Pero había valido la pena. Dentro del coche, estiró los brazos todo lo que pudo para aflojar los músculos de los hombros otra vez, mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro. Había conseguido
un par de butacas Imperio en una liquidación de una casa cerca de Hay-on-Wye. Eran preciosas, elegantes. Al final de los brazos tenían unas cabezas de leona y el tapizado original estaba en perfectas condiciones. Seguramente eran lo bastante buenas como para llevarlas a Christie's.
  Un suave repiqueteo en la ventanilla le hizo abrir los ojos. La cara redonda de Nick estaba contemplándola y la montura dorada de sus gafas reflejaba las farolas. Bajó el cristal de la ventanilla y le sonrió, torciendo la boca.
—He visto que habías vuelto —dijo él, con las mejillas ruborizadas de placer— y he pensado que,
bueno, que igual necesitabas que te echara una mano. —Su suave voz tenía un tono agudo, como si todavía no hubiera hecho el cambio. Miró a la parte trasera del viejo Range Rover y después volvió a mirar a Tiffany—. ¿Estabas dormida?
Parecía muy nervioso, como siempre que estaba con ella. Pobre Nick. Tiffany sonrió para tranquilizarlo:
  —No. Me daba demasiada pereza moverme. Estoy destrozada. —Abrió la puerta del coche y salió—. Y no me vendrá mal una ayuda. Espera a ver lo que he encontrado. Mientras la seguía a la parte trasera del coche, Nick se agachó a examinar el guardabarros de atrás.
  — ¿Tienes una abolladura nueva? —preguntó.
Tiffany miró hacia abajo.
— ¡Ah, sí! Hice marcha atrás y me di contra una parada de autobús. —Abrió la puerta posterior del coche y sonrió con dulzura—. Te conoces las abolladuras de mi coche mejor que yo misma. El pareció compungido y nerviosamente se subió con un dedo las gafas por la nariz.
  —Bueno, parece que me fijo en las cosas.
Tiffany retiró la manta de la parte trasera del coche con un gesto espectacular:
— ¡Ahí están! ¿Qué te parecen?
Nick miró en la penumbra del interior del coche y dejó escapar un silbido.
—Han tenido que costarte lo suyo. ¿Son Jorge III?
—Sí —asintió, complacida por su reacción—. ¿A que son bonitas? Toma, ayúdame a llevar esta adentro.
Cargaron una butaca cada uno y él la siguió por las escaleras de la parte delantera de la casa que llevaban al sótano. Tiffany contempló el edificio mientras se palpaba los bolsillos en busca de las llaves. Había luz en las ventanas de la planta baja, el piso de Nick, pero más arriba estaba oscuro.
— ¿Siwon y Heechul han salido? —preguntó.
Metió la llave en la cerradura.
—Se fueron al pub hará unos diez minutos —le respondió—. Dijeron que te verían allí si llegabas a
tiempo. Tiffany abrió la puerta.
  —Bien. Necesito un trago.
Pulsó los botones de la alarma mientras Nick, con cuidado, entraba las butacas.
— ¿Dónde las dejo?
—Déjalas allí, en el rincón del fondo, ¿te parece, Nick? Que no estén en medio.

 

 Mientras esperaba, Tiffany recorrió la «tienda» con la mirada para asegurarse de que todo estaba en orden. La sala estaba llena de vitrinas, escritorios, sillas, objetos de plata, algunos jarrones. Parecía más un almacén cuidado que una tienda, aunque a algunos clientes les gustara curiosear por allí.
Le encantaba aquel espacio con tantas cosas bonitas. Pasó suavemente los dedos por el borde de la vitrina de madera de cerezo que había al lado de la puerta. Le gustaba el tacto suave de la madera y valoró el trabajo de las incrustaciones de hueso. A la mañana siguiente un comprador del norte de
Londres se llevaría la vitrina.
  Volvió a conectar la alarma, cerró la puerta al salir y subieron las escaleras, de vuelta al coche. Recogió su bolsa del asiento del copiloto y no hizo ningún comentario cuando Nick insistió en ayudarla a subirla por las escaleras. No pesaba: solo estaba llena de ropa sucia.
En el portal, subieron las escaleras hasta el piso de Tiffany. Cuando llegaron al rellano, grande y cuadrado, Tiffany encendió la luz. Nick dejó la bolsa, pero, antes de marcharse, titubeó, jugueteando con sus gafas. Tiffany esperó con paciencia.
—Esto... Me sabe mal molestarte. —Tenía las mejillas encendidas por lo embarazoso de la situación—. Sé que es un incordio.
— ¿Ocurre algo en el piso? —preguntó ella.
—Bueno, la ducha no funciona muy bien —dijo él como disculpándose—. Algunos días va bien pero luego... —volvió a sentirse incómodo por tener que molestarla dándole detalles sin importancia
Ella alargó una mano y le tocó el hombro.
—Muy bien. Mañana te enviaré a alguien para que lo mire.
—Lo siento... —balbució.
—No pasa nada, Nick . No te preocupes. —Zanjó el tema mientras lanzaba la bolsa dentro de su dormitorio—. ¿Vienes al pub?
Su cara de querubín se iluminó.
—Oh, ¡vale!
Mientras empezaban a bajar por las escaleras, sonó el teléfono. Tiffany dudó. Estuvo tentada de dejar que se ocupara el contestador, pero luego dio media vuelta.
—Supongo que será mejor que conteste. Entra un minuto, Nick. Cruzó el descansillo y encendió la luz de la cocina.
— ¡Dios mío! ¡Heechul ha estado entretenido!
La cocina estaba inmaculada, los fogones relucientes, los periódicos apilados en un rincón y atados con un cordel, y los cazos y las ollas habían desaparecido. Tiffany descolgó el teléfono que estaba en la pared, al lado de la nevera.
— ¿Si?
— ¡Oh, estas ahí! Llevo todo el día buscándote.
Frunció el entrecejo:
—Baekhyun, acabo de llegar. Hace diez minutos.
—Pensaba que volvías ayer. —Había un tono acusador en la voz de Baekhyun.
—Bueno, de vuelta he pasado por Gales. Me enteré de que por allí había una liquidación de una casa y me he quedado a pasar la noche.
No se molestó en hablarle de su éxito con las butacas. No le iba a interesar.
—Me gustaría haberlo sabido —dijo él, irritado—. Había reservado una mesa en Verdi's y como no podía localizarte acabo de cancelarla.
Ella intentó que la impaciencia no se reflejara en su voz.
—Baekhyun, he estado trabajando y yo no tengo horarios. —Miró hacia Nick, que se removía incómodo por ser testigo de sus discrepancias. Le guiñó un ojo y volvió a centrar la atención en Baekhyun, buscando
algo no conflictivo que decirle —. ¿Has tenido una buena semana? —le preguntó.
—No, no la he tenido. He tenido una semana de mierda. —Tiffany suspiró mientras él se extendía en explicaciones—. El lunes llegué al trabajo y me encontré con que Sehun lo había dejado. ¡Se largó! Recogió sus cosas y a las diez ya no estaba. ¿Y adivina quien ha tenido que sustituirlo? Reuniones del
consejo, visitas y Dios sabe que más. Lo único que puedo decir es...
Tiffany colocó el auricular entre la mejilla y el hombro y dejó que le pasara por encima todo lo que Baekhyun tenía que decir. Agarró su montoncito de cartas pulcramente apilado al lado del teléfono e hizo una criba.
La mayoría eran de trabajo, alguna factura, una postal de su padre que estaba de vacaciones en Creta. Un sobre escrito a mano con mata sellos de Beckenham. Alcanzó un cuchillo del cajón y abrió el sobre: era una invitación de Sunny a su fiesta de cumpleaños. Tiffany miró la fecha. La fiesta era al día siguiente por la noche. Al pie de la invitación había una nota garabateada: «Hace siglos que no te veo. TIENES que
venir. Nos vemos el sábado. Sunny».
Dejó la carta a un lado y decidió que seguramente iría, aunque se mantendría alejada del ponche de Sunnt. Ya había padecido en otras ocasiones los efectos de sus mejunjes alcohólicos. Se dio cuenta de que en el teléfono se había hecho un silencio expectante.
— ¿Y bien? ¿Qué piensas? —oyó que le preguntaba Baekhyun.
— ¿Que qué pienso de qué? —dijo ella.
Pudo oír su brusca inhalación.
— ¿Has escuchado algo de lo que te decía? —preguntó él lacónicamente.
—Pues claro. —Se giró hacia Nick, que seguía esperando en la puerta, y le dijo por señas: «Lo siento». Levantó el dedo índice—. Un minuto —le susurró.
Baekhyunvolvía a hablar:
— ¿Me paso por ahí?
— ¿Para qué? —Se le escapó antes de que pudiera evitarlo.
—Para que vayamos a tomar una copa o algo —le contestó como quien constata una obviedad—. Luego puedo quedarme. Últimamente no nos vemos demasiado.
Tiffany deseó haber dejado que saltara el contestador.
—No, Baekhyun. Hoy no —le dijo—. Estoy completamente destrozada. Me voy de cabeza a la cama.
—Bueno, esa era la idea.
Baekhyun estaba intentando ser gracioso, algo extraño, pero aquel comentario no hizo más que molestarla.
—Te llamo este fin de seman a —dijo ella con firmeza.
El tono de Baekhyun al despedirse era bastante malhumorado. Tiffany colgó el teléfono y miró hacia Nick.
—Maldita sea. Lo siento. ¿Nos vamos? El parecía sorprendido y algo confuso.
— ¡Oh! Pero si le acabas de decir a Baekhyun que...
Ella le sonrió.
—Una mentira piadosa... por las buenas relaciones. —Apagó la luz de la cocina y se dirigió hacia las escaleras. Le hizo señas a Nick—. Vamos, antes de que vuelva a sonar.   +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++   Taeyeon redujo la velocidad bajo el puente del ferrocarril, junto al Crystal Palace Park, y giró por Thicket Road. Siguió en segunda mientras pasaba por delante de su piso en la hilera de casas adosadas, buscando un sitio para aparcar. Cuando lo encontró, entró de cara, subiéndose al bordillo y girando las ruedas al máximo para caber dentro del espacio. Apagó el motor y se frotó los ojos. El reloj marcaba las nueve y diez. Cuatro horas para llegar desde Bristol. Una retención de quince kilómetros en la M4. Estaba tan cerca de la salida a la M25 que estuvo tentada de atajar por el arcén, pero hubiera resultado demasiado embarazoso que la pillaran.
  Recogió sus papeles y la grabadora del asiento del copiloto. De todos modos, había sido una buena entrevista. Había valido la pena pillar tanto tráfico. Sostuvo la foto que la mujer, Ann, le había dado y forzando la vista le echó una mirada a la luz anaranjada de las farolas. Era Ann con su sobrina Lucy en
Bristol. Cuando la hermana de Ann - la madre de Lucy— murió de repente, Ann se propuso adoptar a Lucy, pero su solicitud fue rechazada basándose en el hecho de que Ann mantenía una relación lésbica y, por consiguiente, no podía ofrecer el «entorno hogareño adecuado» para la criatura. A pesar de que Lucy
consideraba a Ann como
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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 12: No no no mejor que no se acerque más a Tiff vv :@
Rossetlar
#2
Chapter 12: bueno, esto indudablemente iba a pasar y hay que entender como se siente Tae
KazKaz18 #3
Chapter 11: Ojalá Tae no se acueste con esa tipa..... Vamos Fany ponte los pantalones
LlamaAmerica #4
Chapter 11: Si tae se llega a revolcar con esa tipa mejor que ya ni se acerque a Tiff :@
Joselyne300 #5
Chapter 11: I only call you when it's half past five
The only time that I'll be by your side
Rossetlar
#6
-pasanding por aquí-
Skyth06
#7
Chapter 11: Por un lado entiendo a tae
spaceandsol #8
Chapter 11: Me encanta ?
KazKaz18 #9
Chapter 10: Oh que reconexion :) que rico que vuelvas :)
LlamaAmerica #10
Chapter 10: Waaaaaah cuanto tiempo tuve que volverla a leer xd
Pero gracias por seguir!!!! Actualiza pronto!!!