capitulo 1

MIA

— ¿Podemos hablar?

Taeyeon Kim levantó la mirada de la pantalla del ordenador y vio a su prometida, Tiffany, en el marco de la puerta de la sala de informática que tenía instalada en casa.

Al oír las dos palabras que toda persona teme que salgan de la boca de la otra a la que ama se estremeció.

Llevaba viviendo con esa preciosidad más de un año y, cuando vio esa conocida arruga de concentración entre los bonitos ojos cafés de la rubia, taeyeon  supo exactamente lo que estaba a punto de ocurrir.

« ¿Podemos hablar?».

Las palabras que había susurrado con su voz seductora y aterciopelada eran en realidad una advertencia, una señal de que se encontraba a punto de sacar un tema con el que estaba en rotundo desacuerdo o del que directamente no quería ni hablar.

Cogió la taza que tenía junto al ordenador y pegó un trago al café deseando tener al alcance algún licor un poco más fuerte aunque no hubieran dado aún ni las ocho.

La última vez que Tiffany había querido «hablar» le había dado la había hecho ceder para que redujera el número de guardaespaldas.

No estaba dispuesta a ceder en eso.

Su lindo trasero ya tenía menos escolta de la que a le gustaría.

Hizo un esfuerzo para tragar el café a pesar del nudo que tenía en la garganta y trató de no fijarse en lo adorable que estaba Tiffany con su uniforme de enfermera color rosa bebé.

Aunque hubiera pasado más de un año, le bastaba con mirarla, oír su voz, pensar en ella u oler su seductor aroma —vamos, percibir cualquier cosa que le recordara a Tiffany — para quedarse embelesada y sentir un gran calor en su cuerpo.

Taeyeon se había convencido a sí mismo de que la obsesión que tenía con Tiffany se le pasaría con el tiempo dando paso a un amor más racional, a un sentimiento que no la volviera completamente tarumba.

Pero no había sido así, más bien todo lo contrario: su fijación había ido en aumento.

Era obvio que se había estado engañando a sí misma si pensaba que podía sentir por la rubia algo que no fuera completamente irracional.

«Soy multimillonaria, socia de una de las empresas más potentes del mundo y me comporto con absoluta sensatez en todos los ámbitos de mi vida excepto en este. ¿Cómo puede una mujer hacerme perder la cabeza de este modo?».

Tiffany se paseó por la sala de informática y se detuvo delante de su mesa dedicándole una amplia sonrisa, a la que taeyeon reaccionó calentándose aún más —su cuerpo iba a estallar— y sintiéndose tan feliz que hasta le dolía el pecho.

Todavía no se había hecho a la idea de que esta mujer tan increíble fuera suya y, cada vez que la miraba, se preguntaba cómo era posible que la hubiera aceptado por completo, con todos y cada uno de sus defectos.

«Mía».

A taeyeon le entraron ganas de lanzarse por encima de la mesa para soltarle la melena, que llevaba atada en una cola de caballo, sentarla en su regazo y besar sus labios sonrientes hasta que empezara a hacer esos ruiditos de deseo, gemidos de abandono que...

— ¿Tae?—la voz inquisitiva de Tiffany la despertó de sus fantasías eróticas.

« ¡Maldita sea!».

« ¿Podemos hablar?».

¡Vaya mierda!

¿Acaso tenía elección?

Taeyeon sonrió antes de responder con precaución:

— ¿De qué quieres hablar?

—Necesito que leas un documento y lo firmes. No tiene gran importancia—comentó dejando sobre la mesa varios folios unidos por un clip.

Echó un vistazo rápido a la primera página, analizando las palabras impresas, y respondió desconcertada:

—Es un contrato. Un acuerdo prenupcial—pasó las páginas sin apenas detenerse, ya que estaba más que acostumbrada a leer documentos jurídicos. No le llevó mucho tiempo encontrar la información más relevante— ¿A qué viene esto?

Tiffany suspiró.

—Le he pedido a un abogado que lo redacte. Nos vamos a casar dentro de un mes. Tú eres multimillonaria y yo acabo de sacar la licencia de enfermera y estoy sin banca. No estamos en igualdad de condiciones. Me parece que lo más justo es que te cubras las espaldas. Yo ya lo he firmado. Solo falta que firmes tú. Por favor, tae.

Taeyeon entornó los ojos, levantó la cabeza y la fulminó con una mirada de determinación.

—Ni lo sueñes, cariño. Madre de Dios, ¿es que no puedes dejar pasar ni una? ¿Qué clase de abogado hace esto por su cliente? Tú no me vas a abandonar en la vida y yo no te dejaría ni harta de vino. Hasta que la muerte nos separe, lo mío es tuyo...

Tiffany apoyó las manos en las caderas y se enfrentó a la feroz mirada de taeyeon con una de las suyas.

«Oh, oh».

Taeyeon conocía de sobra esa mirada malhumorada y esa forma de inclinar la barbilla, pero para salirse con la suya en este asunto tendría que pasar por encima de su cadáver.

Ni acuerdo prenupcial ni divorcio.

Jamás.

No podría soportarlo.

La testaruda mujer que tenía delante era para ella el mundo entero y toda su felicidad dependía de la rubia; Tiffany la había forzado a enfrentarse a sus traumas y así había salido de una existencia vacía y solitaria, y había transformado su vida por completo.

Perderla no entraba en sus planes.

—A veces las cosas pasan sin que uno se lo proponga, tae. Me salvaste la vida y en el terreno económico no estamos en igualdad de condiciones. Te lo debo—explicó con frustración.

Las ruedas de la silla de taeyeon chirriaron cuando se puso de pie. Entonces, rodeó la mesa y acorraló a Tiffany por la espalda.

—A nosotras no nos «pasan» cosas. Y tú a mí no me debes nada. Siempre que te quiero comprar algo me montas una escena. No aceptas ni un céntimo de mi dinero. Me apuesto todas mis pertenencias a que apenas has tocado el dinero que te ingresé en la cuenta hace más de un año—tomó aire tratando de reprimir la emoción y luchando contra el dolor y los celos que le crecían por dentro.

Lo que más quería en el mundo era dar a Tiffany las cosas que no había tenido antes de conocerla, pero lo único que le permitía hacer era ofrecerle techo y comida.

No poder darle todo lo que estuviera en su mano la estaba matando.

¡Maldita sea!

Ahora que Tiffany iba a ser su esposa debería tener una vida más fácil.

Desde pequeña había vivido al borde de la pobreza, deslomándose para llegar a fin de mes y pasándolas canutas para sobrevivir. Taeyeon quería cambiar todo eso ofreciéndole una vida sin preocupaciones y llena de felicidad.

Tenía recursos de sobra para conseguirlo.

Tiffany exhaló un suspiro tembloroso antes de contestar:

—Me diste cobijo, te ocupaste de mí, hiciste que me enamorara locamente de ti y me recompensaste con tu amor. Me has dado todo lo que pudiera soñar. Deja que al menos yo te dé esto.

« ¡Y un cuerno! No le he dado suficiente. No es suficiente. Merece mucho más. Probablemente una persona mejor que yo, pero no soy capaz de renunciar a ella».

Taeyeon se estremeció al oler su característico aroma.

Le dio media vuelta y colocó las manos a ambos lados de la mesa para no dejarle escapatoria.

Le costaba muchísimo decirle que no porque la rubia casi nunca le pedía nada —excepto amor—, pero esta vez no pensaba dar su brazo a torcer.

Aunque ya le había entregado su corazón, su cuerpo, su mente y hasta su alma, era evidente que su chica aún no se había dado cuenta de que la tenía completamente a su merced.

«Mía».

Le mordisqueó la oreja mientras la acorralaba contra la mesa y empujaba su cuerpo contra el de la rubia para sentir esas exuberantes curvas amoldándose a las suyas.

¡Madre mía!

Le encantaba sentir que el cuerpo de Tiffany se rendía al suyo y que se fundían juntos como si la rubia aceptara su carne como parte misma de su ser.

Los brazos de Tiffany recorrieron su cuerpo y, cuando sus manos se colaron bajo la camiseta, la ardiente piel de taeyeon prendió fuego. La rubia aplastó el cuerpo contra el suyo, acariciándole la espalda y rotando las caderas para que sus entrepiernas rozaran mientras la morena gemía.

Taeyeon gimió al oído de Tiffany:

—No firmaré ningún contrato. No habrá nada que se interponga entre nosotras. Ni ahora ni en el futuro. Eres mía y siempre lo serás—inmersa en su irresistible fragancia, empezó a ahogarle el deseo y su cuerpo rogó a su mente que diera la orden para pasar a la acción.

Abrumad por una necesidad visceral de poseerla, le tiró de la coleta con suavidad para que inclinara la cabeza y le cubrió con la boca sus tentadores labios, que acababan de separarse para rechistar.

Cuando la boca de taeyeon devoró la de Tiffany gimió con pasión y la morena se tragó el dulce sonido con sus labios ávidos.

Se moría por hacerla suya, por poseerla con el tacto hasta lograr que lo único en lo que pudiera pensar fuera en ella.

La boca de rubia sabía a café, menta y deseo carnal; un sabor tan sensual que taeyeon estuvo a punto de perder la cabeza.

La besó con frenesí y empezó a gemir cuando la chica deslizó la lengua por la de la pelinegra.

Esta vez era Tiffany quien la hacía suya.

Tal era la necesidad de decirle que se había entregado a la rubia desde el primer momento en que la vio que sintió que el corazón se le iba a salir del pecho.

En realidad, puestos a ser sinceras, probablemente había ocurrido mucho antes, ya que llevaba toda la vida esperando a la mujer que estaba en sus brazos y jamás dejaría que se marchara.

Tiffany se apartó a regañadientes y taeyeon apoyó el rostro en su cuello jadeando mientras trataba de recuperar el control de sus desenfrenados y ávidos instintos.

Deslizó las manos por la espalda y la agarró del trasero, aplastando la calidez de cada una.

—tae.

El gemido cálido de Tiffany le acarició la oreja y, al oír esa voz en plan «fóllame», un salvaje instinto animal se le despertó en las entrañas.

No había nada, absolutamente nada, más importante en ese momento que satisfacer el deseo de su mujer.

—Te quiero, tae—jadeó inquieta mientras le mordía con delicadeza en el cuello.

Esta vez las palabras le llegaron directamente al corazón y un placentero dolor le golpeó el pecho.

—Y yo a ti, cariño—apoyó la frente en su hombro y cerró los ojos, abrumada por la intensidad de las emociones y porque Tiffany la amaba de verdad.

A ella.

A la persona.

No a la multimillonaria ni a las cosas materiales que pudiera proporcionarle.

Tenía cicatrices del pasado, por dentro y por fuera, pero lo único que parecía ver Tiffany en ella era una mujer a la que merecía la pena amar.

Era un milagro.

Tiffany era un milagro en la vida de taeyeon.

—Olvídate de acuerdos prenupciales, ¿vale?

Sintió el roce de su pelo suave como la seda en la mandíbula cuando la rubia negó con la cabeza, se apartó para mirarla a los ojos, frunció el ceño y respondió:

—Tenemos que hablarlo.

Ni de coña.

No hacía ninguna falta que lo hablaran.

Lo mejor era que se olvidara de esa idea absurda y que la volviera a besar.

Una y otra vez.

Taeyeon no pensaba reducir el evento más increíble y más feliz de su vida a un contrato de pacotilla.

—Ya sabes que he cambiado mi testamento. Lo repasé contigo.

Se había asegurado de que Tiffany pudiera vivir holgadamente, pasara lo que le pasara.

Asintió despacio:

—Una cosa es que me dejes de forma involuntaria, pero y si...

—Eso no va a ocurrir—replicó de inmediato apretando la mandíbula al plantearse la idea de perderla—Esto es para siempre. No pienso firmar un acuerdo prenupcial. No vamos a abrir un negocio, vamos a contraer matrimonio. Tú y yo. Juntas. Para toda la vida.

Bastaba con mencionar la posibilidad de que algo pudiera apartarla de su rubia para despertar la irritación del monstruo de ojos verdes que taeyeon llevaba dentro de sí.

«Por encima de mi cadáver».

Se apoyó en su pecho para zafarse de su abrazo.

—Quiero que sepas que no me caso contigo por dinero—se le quebró la voz y le empezó a temblar el labio inferior.

« ¡Ay, no!».

—No, no. No llores. No me gusta que llores.

Lo odiaba.

La hacía sentir fatal.

Cuando la veía llorar le entraban ganas de concederle todos sus deseos.

Por suerte, no solía hacerlo —a menos que fueran lágrimas de felicidad— y jamás lo utilizaba como un arma.

—Ya me has demostrado que no andas detrás de mi dinero.

«Es más que evidente».

La miró asombrada, con los ojos como platos, y replicó con virulencia:

— ¿Cómo lo sabes? Gracias a ti he podido acabar la carrera, has cubierto todos mis gastos y me has comprado regalos prohibitivos. Quiero que puedas confiar en mí al cien por cien.

¡Madre mía!

¿Lo decía en serio?

Pero ¡si sabía sus secretos más oscuros!

Cosas que jamás le había confesado a nadie, ni siquiera a su hermana jessica.

—Te he contado hasta el último detalle de mi vida, Tiff. Confío en ti. De lo contrario, no me casaría contigo. No necesito un acuerdo prenupcial. No lo quiero—espetó tratando de contener la rabia y el dolor que le producía que, aunque le hubiera entregado su alma en bandeja de plata, la rubia siguiera sin confiar del todo en ella y sin creer que su relación duraría para siempre—Si tuvieras fe en mí, tú tampoco lo necesitarías—tardó un nanosegundo en arrepentirse y deseó retirar esas palabras en cuanto salieron de su estúpida boca.

La preciosa carita de tiffany se quedó descompuesta y sus expresivos ojos empezaron a llenársele de lágrimas y mostraron el terrible dolor que acababa de causarle.

« ¡Mierda! ¡Hay que ser gilipollas para decir algo así!».

En lugar de valorar que tiffany la quisiera tanto que para mostrarle lo mucho que le importaba estuviera dispuesta a renunciar a todo beneficio económico que le pudiera reportar el matrimonio, taeyeon la había atacado con palabras hirientes que provenían de la frustración y el miedo.

Para más inri, esas palabras no contenían un ápice de verdad, ya que tiffany siempre le había demostrado que confiaba en ella, incluso en los momentos en que parecía más sensato no hacerlo, incluso en los momentos en que ni ella misma lo hacía.

El problema era que ella quería algo más: necesitaba que tiffany pensara en ellas como pareja.

Aunque se resistiera a aceptar sus regalos, siempre había dado la impresión de que sí que pensaba que eran almas gemelas y que estaban destinadas a pasar la vida juntas... hasta hace un par de semanas.

Las vacilaciones que mostraba últimamente la tenían asustada, ya que le aterraba pensar que quizá la que quisiera dar el matrimonio por acabado algún día fuera la rubia.

Le cabreaba muchísimo que tuviera metido en la cabeza que le debía algo y que se negara a compartirlo todo con ella, sobre todo su dinero.

Esa situación despertaba todas y cada una de las inseguridades de taeyeon.

Suspiró llena de remordimientos y, acariciándole el cabello con la mano, susurró:

—Lo siento. No debería haber dicho eso.

Enfadada, se secó una lágrima que se había desbordado de sus ojos color café claro y, al verlo, a taeyeon se le partió el corazón.

—No lo hubieras dicho si no fuera en parte verdad. Quizá tengas razón. Quizá todo esto sea un error.

A taeyeon se le oscureció y se le turbó la mirada.

— ¿A qué te refieres?

—A nosotras—la señaló y después a sí misma—Quizá no deberíamos casarnos el mes que viene. En este momento nuestras circunstancias son demasiado diferentes—trató de secarse los ojos con manos temblorosas, pero las lágrimas corrían tan rápido que no podía detenerlas.

¡¿Que qué?!

Llevaba esperando esa boda prácticamente desde que la conoció.

Había estado reprimiendo el instinto de casarse con ella durante casi un año.

¿Y ahora ponía en duda la idoneidad de ese matrimonio?

¿Porque era rica?

Ese factor no era nuevo ni desconocido: ya era multimillonaria mucho antes de que se conocieran.

Despotricando en voz baja, taeyeon dio un paso al frente para agarrar a tiffany, pero ella se zafó de su mano y se apartó con un sollozo entrecortado, así que dejó caer los brazos a los lados y apretó las manos y la mandíbula para reprimir el impulso de cogerla.

En el año que llevaban juntas apenas habían discutido, y nunca la había visto tan frágil..., excepto aquella vez que dos violentos drogadictos la atacaron y casi la matan.

Ni siquiera entonces parecía tan asustada.

Cuando su rubia se enfadaba de verdad, le plantaba cara y le cantaba las cuarenta.

Sus discusiones eran explosivas y solían durar poco, ya que no tardaban en llegar a un acuerdo y en reconciliarse con os inolvidables.

« ¿Habremos esperado demasiado tiempo? ¿Le estará entrando miedo? Ojalá me la hubiera echado a sus brazos hace un año y me la hubiera llevado a las Vegas en mi avión particular».

—Nos vamos a casar y tienes que contarme lo que pasa de verdad—respondió taeyeon tratando de no elevar la voz y de mantener la calma.

Apretó los puños con tanta fuerza que apenas le llegaba la sangre a los dedos.

Tiffany jamás se había zafado de su abrazo ni había rechazado sus esfuerzos por consolarla.

¿Dónde estaba la mujer que se lanzaba a sus brazos siempre que lo necesitaba?

¡Quería que la necesitara!

Ese rechazo la estaba matando.

—No sé si puedo casarme contigo—afirmó sollozando con tristeza.

¡Al carajo!

Taeyeon no soportaba verla llorar ni un segundo más.

Encima, no entendía una palabra de lo que le estaba diciendo. Lo único que tenía claro es que sentía pánico, desesperación y angustia. Le daba pánico pensar que podía perderla, estaba desesperado por arreglar lo que fuera que se hubiera estropeado y sentía un terrible dolor al haber oído que no se iba a casar con ella.

¡Y una mierda!

—Te vas a casar conmigo y no vamos a firmar ningún acuerdo prenupcial. Te necesito, Tiff. Siempre te necesitaré. Por favor, no me hagas esto—dijo en voz baja e intimidatoria, como si le costara reprimir sus instintos de cavernícola..., que es lo que era.

En ese momento le entraban ganas de empotrarla contra la pared, hacerla suya de tal modo que no se le volviera a pasar por la cabeza decir que no podía casarse con ella.

Si necesitaba que le recordara lo bien que encajaban, así como lo mucho que la deseaba y necesitaba, estaría encantada de hacerlo.

Lo haría ahí mismo y en ese preciso momento.

Tiffany empezó a retroceder a medida que ella avanzaba hasta que no pudo seguir, ya que taeyeon la había acorralado contra la pared. La miró a los ojos aterrorizada, después a la puerta y de nuevo al rostro.

—Que no se te pase por la cabeza—rugió cogiéndola de los brazos y quitándole toda esperanza de escapar—Cuéntamelo—le exigió con rudeza, ya que necesitaba aliviar el dolor que sentían.

Había pasado el último año en las nubes, feliz de estar con una mujer a la que amaba más que a su vida, y ese cambio brusco de actitud le había cogido por sorpresa.

Normalmente se comportaba como una idiota controladora y dominante, y tiffany era la que le hacía entrar en razón.

— ¿Estás bien?—preguntó con brusquedad analizándole el rostro.

Si algo iba mal, lo arreglaría.

Haría cualquier cosa por hacerla sonreír de nuevo y por borrar la confusión y la aflicción que veía en sus ojos.

«Siempre y cuando no vuelva a decir que no puede casarse conmigo. Si lo vuelve a decir... perderé los estribos».

Tiffany asintió dubitativa y después negó con la cabeza.

—Sí. No. No lo sé—apoyó la frente en su hombro y se puso a llorar como si el mundo se hubiera derrumbado.

Levantó las manos para aferrarse a la camiseta cogiéndolo a la altura de la cintura mientras empapaba la parte superior con sus lágrimas.

« ¿Y esto a qué viene?».

Aunque no entendía nada, taeyeon la abrazó con tanta fuerza que tiffany lanzó un gritito.

—No puedo respirar—masculló tratando de coger aire.

— ¡Ay, perdona! Es que no te entiendo—la soltó de inmediato, pero su dócil cuerpo permaneció apoyado en ella.

Se sentía impotente y odiaba a muerte esa sensación.

Tiffany se giró entre sus brazos al oír que llamaban con brusquedad a la puerta de madera.

Sin esperar a que la invitaran la hermana mayor de taeyeon entró en la habitación.

Tiffany aprovechó la distracción para zafarse de los brazos de su prometida y escapar.

—Tengo que irme. Yuri me está esperando en la consulta—explicó a todo correr con la voz entrecortada.

Rodeó a Jesica para pasar por la puerta y salió a toda prisa como si su cuerpo estuviera en llamas.

— ¡No, Tiff! No hemos terminado. ¡No te atrevas a dejarme así!—bramó y corrió tras la rubia cabreadísima y desesperada.

No pensaba dejarla en paz hasta que le explicara lo que estaba ocurriendo.

Sin embargo, no llegó a salir de la sala, ya que su hermana la cogió con fuerza de la parte de atrás de la camisa y la volvió a meter en la habitación.

— ¡Quieto, hermanita! Deja que se vaya. No tiene pinta de que vayan a solucionar nada ahora mismo.

Taeyeon estaba furibunda y se giró para mirar a su hermana a la cara.

— ¡Suéltame, tiffany! Tiene que escucharme.

Jesica permitió que su hermana menor se diera la vuelta, pero la sujetó con fuerza de la parte delantera de la camisa y la atrajo hacia ella hasta que sus narices se rozaron.

La fulminó con una mirada helada y replicó con una voz tan fría como sus ojos:

— ¡Sí, claro! Se notaba que estaban a punto de tener una conversación racional—jessica zarandeó levemente a taeyeon— ¡Cálmate, mujer! Usa la cabeza. La mujer que amas estaba llorando como una magdalena. ¿Crees que esa era forma de dirigirte a ella? Con esa actitud solo dirás tonterías de las que luego te arrepentirás. Créeme.

El cuerpo de taeyeon dejó de estar en tensión y jessica la soltó.

—Mierda. Ya las he dicho—confesó desalentada.

Se estremeció al oír un portazo y el corazón se le cayó a los pies al darse cuenta de que tiffany se había ido de casa y se alejaba aún más de ella.

Jessica dio un paso atrás y la agarró por los hombros antes de preguntarle en voz baja:

— ¿Ya estás bien?

La que su hermana mayor le estaba preguntando en realidad era si había recuperado la compostura.

—Sí, creo que sí—se zafó de jessica y se acercó al escritorio. Se dejó caer en la silla y se tapó la cara con las manos mientras gruñía—Tengo que hablar con ella como sea. Tengo que arreglar las cosas. Hay algo que no va bien.

Jessica deambuló entre los ordenadores, cogió una silla, sacudió la cabeza agitando varios cabellos rubios y le dijo con voz severa:

—Hermanita, tienes que mejorar tus habilidades comunicativas. Si así es como estabas tratando de arreglar las cosas, no me quiero ni imaginar cómo te pondrás cuando estés de bronca.

 

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 31: Ahhhh que hermoso por fin están cómodas la una con la otra!!! *-* <3
Gracias por traernos estos fix TaeNy *-* <3
Skyth06
#2
Chapter 31: Amé el capítulo!!!
LlamaAmerica #3
Chapter 24: Alguien más está encantado con este cap? *-* <3 <3
Skyth06
#4
Chapter 24: Son tan awwwwwwww *-*
LlamaAmerica #5
Chapter 23: Haaaaay es que me llenan de amor estas dos!!! Ya que se casen mejor *-* <3
mv007842 #6
Chapter 23: Tan lindas y calientes que ya formen su familia siiiiii Tae es muy dulce me gusta esa personalidad fria pero por dentro con un corazon de dulce
Skyth06
#7
Chapter 23: Love. Love
LlamaAmerica #8
Chapter 22: Haaaaay pobrecita mi Tae :(
Me encanta esta historia *-* <3
Skyth06
#9
Chapter 22: Encantador *-*.
mv007842 #10
Siiiiii bolviste que bien sige porfa me gusta esta historia es super linda continua porfa no desaparescas