capitulo 5

MIA

—Antes de llegar a la parte del doctor Schuester supongo que debería comenzar por el principio.

Tiffany asintió con la cabeza para no interrumpir su discurso con preguntas o comentarios.

Confesarle que la amaba no había sido una decisión premeditada, pero no se había podido contener, no había sido capaz de reprimir las palabras.

Y no se arrepentía.

Estaba harta de tratar de ocultarlo y la persona que más merecía ser amada en el mundo era taeyeon.

—Mi papá murió un mes antes del incidente. De sobredosis. Una mezcla de drogas y alcohol. El muy idiota robó a uno de los narcotraficantes más importantes de la costa oeste, un tío para el que hacía recados y vendía mercancía a cambio de drogas y alcohol para consumo propio. Casi nunca le pagaba con dinero y, aunque lo hubiera hecho, mi papá no lo habría gastado en comida para su familia—susurró llena de desprecio hacia el hombre que le había dado la vida—Mi mamá hizo todo lo que estuvo en su mano, pero de joven había dejado el instituto y en los únicos trabajos que conseguía pagaban el salario mínimo. Se deslomaba para conseguir comida e intentaba por todos los medios que los trapicheos del viejo no llegaran a nuestro departamento de mierda ni a jessica ni a mí. Su estrategia para que no nos fuéramos por el mal camino era demostrarnos que podíamos salir de ahí y ser lo que nos propusiéramos. Sentía que le estaba fallando a los Jung también—se le quebró la voz, haciendo aún más palpable la adoración que sentía por su mamá.

Todo lo que le había contado Maribel ahora cobraba sentido.

Su amiga se culpaba por no haber sido capaz de ofrecer a sus hijas una infancia mejor. Sin contar pensar que le estaba fallando a sus amigos.

Tiffany frunció el ceño recordando la aflicción que vio en los ojos de ella cuando le contó la difícil infancia que habían tenido sus hijas.

¿No se daba cuenta de que les había dado algo a lo que aferrarse, algo que era crucial para que las niñas crecieran sanas?

Les había dado amor y esperanza.

La voz de taeyeon cobró fuerza para proseguir:

—Rose era una amiga de la infancia. Bueno, en realidad, mi única amiga aparte de jessica. Vivía en el departamento de al lado y tenía un año más que yo—incómoda, cambió de postura y empezó a mover los pies en el agua como si estuviera nerviosa—Éramos amigas íntimas, uña y carne, hasta que se me dispararon las hormonas y empecé a verla como una chica hay me di cuenta que me gustaban las mujeres. Me importaba mucho y creía que yo también le importaba a ella.

— ¿Entonces sí que tuviste novia cuando eras adolescente?

No entendía qué tenía que ver todo aquello con sus traumas, pero dedujo que era importante para la historia.

—Sí y no. Supongo. Ella también sentía curiosidad y nos besábamos y paseábamos cogidas de la mano. Como buena adolescente, tenía sueños con ella todas las noches. Quería perder la idad y no era una chica muy atractiva, que digamos: era callada y escuálida; vamos, que no llamaba nada la atención. Encima, era superpatosa y leía sin parar. Mi mamá siempre nos traía libros de la biblioteca y de las iniciativas que había en el barrio para animar a la lectura. Sin embargo, a pesar de ser una niña tirando a fea y nerd a Rose parecía gustarle.

Tiffany sintió un vuelco en el corazón, tratando de imaginarse a esa taeyeon adolescente y rarita. 

Apostaría a que había sido adorable.

—Cuando cumplió diecisiete años, empezó a cambiar. Abandonó el instituto, comenzó a salir con los colegas de mi papá y dejó de dirigirme la palabra, o bien se mostraba tan distante que me hacía sentir como si fuera una don nadie.

Tiffany le apretó las manos.

—Debió de ser muy duro.

—Sí—admitió con sinceridad—Además, sabía que se estaba drogando. Solía ir tan fumada que la mayor parte del tiempo no se enteraba ni de dónde estaba. Le rogué que me dejara ayudarla, pero no me hizo caso. Se reía de mí y me decía que no podía hacer nada porque era igual de pobre que ella. Y tenía razón, ¡joder! Pero quería ayudarla a salir de la droga y a dejar de currar en las esquinas.

— ¿Se hizo a?

«¡Dios mío, pobre taeyeon!».

Aunque no la veía Tiffany notó que se encogía de hombros.

—Tenía que pagar su adicción de algún modo y también le pasaba algo de

Dinero a la mamá para ayudarla a mantener a su hermano pequeño.

—No te rendiste, ¿verdad?

No hacía falta que le diera una respuesta, Tiffany ya la sabía. Taeyeon era tenaz y testaruda, y su inclinación al rescate seguía vivita y coleando.

La resignación no encajaba con su personalidad.

—No. Quería creer que la Rose que yo conocía no había desaparecido y que acabaría volviendo—bufó enfadada—Me daba igual las veces que me evitara o me mandara a freír espárragos, yo seguía intentándolo. Supongo que era bastante ingenua.

«No, no lo eras. Aunque la vida te hubiera maltratado, eras buena persona. Eras una soñadora que creía que todo el mundo merecía una segunda oportunidad. Seguro que eras igual de inocente, sincera y directa de lo que eres ahora. Solo que entonces no eras capaz de ocultarlo igual de bien».

—Tener esperanza no te convierte en una ingenua, tae.

Se rio burlándose de sí misma.

—Era muy ingenua. Cuando mi papá murió, estuve un mes sin verla y de pronto una noche apareció en la puerta de casa con una minifalda muy y y con una amplia sonrisa. Para una adolescente que aún no había perdido la idad aquello era el no va más. Mamá estaba en el trabajo y jessica ya se había marchado a Florida a trabajar en la construcción. De hecho, había ahorrado suficiente dinero como para llevarnos a mi mamá y a mí en cuanto yo acabara el instituto.

— ¿Ibas a acabar el instituto con dieciséis años?

—Me salté un curso. Bueno, dos. El colegio nunca me resultó difícil—respondió con timidez, como si le diera vergüenza ser tan inteligente.

¿Por qué a Tiffany no le sorprendía que de niña ya fuera una genio?

—Bueno, entonces, ¿qué pasó cuando entró?

—Se abalanzó sobre mí con pasión y frenesí. Yo reaccioné como cualquier persona de dieciséis años que aún no se ha acostado con nadie. En pocos minutos me había llevado a mi cuarto. Tenía experiencia y le dejé las riendas. Me bajó los pantalones y las bragas antes de que supiera siquiera lo que estaba ocurriendo—se rio con una carcajada hueca carente de gracia—Tampoco es que yo opusiera resistencia. Se me había puesto encima una preciosidad dispuesta a follarme hasta perder el sentido y, como buen adolescente, estaba en pleno éxtasis.

«Santo Dios...».

Horrorizada, reprimió un grito ahogado.

Tenía que estar equivocada.

No podía haber pasado lo que sospechaba que había pasado.

—Llevaba un cuchillo escondido en el sujetador—explicó taeyeon con voz

Temblorosa.

Estar en lo cierto le provocó una arcada.

—Y ahí estaba yo, echando mi primer polvo, tan absorta en aquel erotismo embriagador que ni se me pasó por la cabeza que la situación era un tanto sospechosa. Cogió el cuchillo y comenzó a apuñalarme justo cuando empecé a correrme. Me cogió por sorpresa. Para cuando me percaté de lo que estaba pasando ya me había metido tantas puñaladas que no pude ni defenderme—explicó con voz entrecortada mientras se le hinchaba y deshinchaba el pecho.

La emoción hizo estremecer a Tiffany, que se giró entre sus brazos para colocar una pierna a cada lado de sus muslos y rodearle el cuello con los brazos.

— ¿Por qué?—preguntó en una especie de sollozo— ¿Por qué hizo algo así?—enterró la cara en su cuello y dejó que las lágrimas corrieran a sus anchas por las mejillas.

No podía quitarse de la cabeza la imagen de una taeyeon adolescente y vulnerable ahogándose en un charco de sangre por haber cometido el delito de comportarse como una chica normal.

Taeyeon la estrechó entre los brazos y respondió con voz ronca:

—Por venganza. Mi papá murió antes de que el jefe del cartel pudiera castigarlo por haberle robado. Quería enviar un mensaje a todo el mundo: «Esto es lo que le pasa a tu familia o a ti si tratas de robarnos». No podían permitir que la insolencia de mi papá quedara impune. Murió antes de que le mandaran el mensaje y yo fui su sustituto.

— ¿Por qué Rose?

—El jefazo sabía que éramos amigas desde la infancia y quiso poner a prueba su lealtad. Estaba bastante metida en la organización y amenazaron con liquidar a su mamá y a su hermano si no me mataba.

Por extraño que parezca, no había rencor en su voz.

Tiffany, que se sentía tremendamente abatida, preguntó:

— ¿Está en la cárcel?

—Está muerta—respondió taeyeon sin mostrar emoción alguna—Cuando me desmayé por la pérdida de sangre, huyó como alma que lleva el diablo. Obviamente, dio por hecho que yo no sobreviviría. Se fue corriendo a una callejuela, se metió una cantidad de droga letal y se rajó las muñecas con el mismo cuchillo que había utilizado para apuñalarme. Llevaba en el bolsillo una nota de despedida y la confesión del crimen. Nos imploraba perdón a su mamá y a mí, diciendo que había tenido que hacerlo para proteger a su familia. Nunca supo que sobreviví. Pocos minutos después de la agresión mi mamá entró en casa. Si no hubiera llegado en ese momento, ahora estaría muerta.

Incapaz de soportarlo más, Tiffany se echó a llorar en brazos de taeyeon gimoteando por todo el dolor emocional y físico que había sufrido.

¿Cómo podía alguien superar semejante traición?

Sobre todo viniendo de una amiga, de una mujer a la que adoraba.

—Cuánto lo siento.

— ¿Por qué?—preguntó con perplejidad—No me apuñalaste tú—le frotó la espalda con la mano—No llores. No me gusta—lo dijo con un tono severo, pero apoyó la cabeza en la suya y siguió acariciándole la espalda con una delicadeza reconfortante.

Tiffany esbozó una sonrisa triste esforzándose por controlar las emociones.

Ese comentario era tan... de taeyeon: no entendía por qué lloraba por ella, por qué el dolor de ella era también el suyo.

Que la amara una persona que no fuera de la familia era una situación totalmente desconocida para ella.

— ¿Qué pasó tras la agresión?

—Tenía heridas por arma blanca. Muchas—en su voz había una pizca de burla. Se detuvo y preguntó con voz vacilante y ronca— ¿Vas a volver a llorar si te lo cuento?

«Santo Dios. Me está contando el momento más traumático de su vida ¿y lo que le preocupa es si me echo a llorar o no?».

—Intentaré contenerme. Sigue.

—Pasé una temporada en el hospital. Tuve la suerte de que a Rose no se le daba nada bien matar. Apenas tocó mis órganos vitales y algunas heridas eran poco profundas. Tuvieron que operarme de varios órganos, pero sobreviví al quirófano. En cuanto me dieron el alta jessica nos trajo a mi mamá y a mí a Tampa.

— ¿Pasaste miedo?—susurró junto a su cuello sin dejar de imaginarse a la joven taeyeon asustada y herida.

La abrazó con fuerza, deseando haber estado ahí para consolarla.

—Si te digo la verdad, no me acuerdo de casi nada—sacudió levemente la cabeza—jessica me ha contado que mi mamá estaba devastada. Lo único que recuerdo es que cuando recuperé la conciencia me sentí muy avergonzada. Y también triste porque Rose había muerto.

Atónita, echó la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos y preguntó confundida:

— ¿Por qué? Tú no hiciste nada malo.

—Me puse caliente y caí en una trampa. Estaba pensando con la parte incorrecta de mi cuerpo en lugar de con la cabeza. No tenía sentido que Rose viniera a casa a seducirme. No tenía ni pies ni cabeza. Debería haber sospechado. ¡Hay que ser imbécil! ¡Pero si durante meses solo me había dirigido la palabra para mandarme al carajo! Debería haberme dado cuenta de que tramaba algo, pero en lo único en lo que pensaba era en acostarme con ella—tenía una expresión taciturna y atormentada—Estaba cabreada conmigo misma por haber sido tan idiota y por hacerles pasar un infierno a mi mamá y a jessica. Me dejé engañar. Me había criado en un barrio peligroso y sabía de sobra cómo cubrirme las espaldas.

Tiffany posó la mano en su cara para acariciarle la barbilla mientras pensaba que en el momento de la agresión taeyeon era una mujer con cuerpo de niña que esperaba tomar decisiones racionales aunque todas sus hormonas estuvieran alteradas.

¿No se daba cuenta de que, aunque ya tuviera la inteligencia de un adulto,

Su cuerpo era aún joven y tenía la madurez de una chica de dieciséis años?

—tae, tenías dieciséis años. ¡Eras una niña! Aunque ya fueras una genio, no eras más que una adolescente.

—Ya, y no me convertí precisamente en una mujer..., eh..., normal—cogió la mano de Tiffany, que estaba recorriendo sus mejillas, y se las beso con delicadeza. Entrelazaron los dedos y dejaron las manos unidas sobre su corazón.

—No, normal no. Eres una mujer extraordinaria. Es lógico que te cueste confiar en la gente. ¿Qué ocurrió con el doctor Schuester?

Sí, ahora necesitaba tener el control de las cosas, pero después de sufrir esa terrible experiencia era normal que le quedaran traumas.

Ella sin duda los tendría.

—Me hacía hablar. Lo odiaba a muerte, pero iba todas las semanas por mi mamá. Con el tiempo me dejó de resultar tan difícil. Me ayudó a gestionar mis sentimientos tras la muerte de Rose y la de mi papá. Pero jamás le conté toda la historia. Era incapaz. No podía contársela a nadie. Todo el mundo creía que Rose se había colado en casa porque la puerta no estaba cerrada con llave y que me había apuñalado mientras dormía... y yo dejé que lo siguieran pensando. Parecía más fácil—se le puso todo el cuerpo en tensión—Fue una solución muy cobarde.

— ¿No quedaron indicios en la habitación? Su ADN y...

—Al parecer, Rose sí que sentía algo por mí y tuvo remordimientos. Se antes de irse me limpio y me volvió a colocar la ropa. Nadie puso en duda jamás que me hubiera atacado mientras dormía como venganza por lo que había hecho mi papá. Eres la única persona que sabe la verdad. Ni siquiera he podido contárselo a jessica—su voz fue bajando de volumen hasta convertirse en un suspiro grave.

Le dolía el corazón y necesitaba consolar a taeyeon de algún modo.

Apartó la mano de la suya para ponerse cara a cara y la obligó a mirarla a los ojos.

—Escúchame bien. Te agredieron cuando eras una jovencita vulnerable. No hay razón alguna para que te sientas culpable o avergonzada. Nada de lo que ocurrió fue por tu culpa. Entiendo que te cueste confiar en la gente. Entiendo por qué te entró un ataque de pánico la otra noche—al ver que sus ojos mostraban duda se enfadó—Pero tienes que meterte esto en la cabeza. Sobreviviste a esa agresión y, a pesar de haber tenido tan mala suerte de joven, ahora eres una mujer atractiva, encantadora y brillante. Eres la persona más increíble que he conocido en la vida. ¿Lo entiendes?—estaba furibunda y le salían chispas de los ojos.

Tenía que comprender y asumir que era especial.

La miró con calidez y esbozó una sonrisa.

—Sí. Lo entiendo. ¿Puedes repetir lo de que soy atractiva?

Puso los ojos en blanco.

Solo taeyeon se quedaría exclusivamente con la insinuación ual del mensaje.

— ¿Esa es la única parte a la que le has prestado atención? —repuso perdiendo la paciencia.

—No. Pero es la más interesante—le dedicó una sonrisilla sin pudor alguno.

Frustrada, cogió toda el agua que le cabía en la mano y se la tiró por la cabeza.

—Estoy tratando de explicarte algo. No sé si me entiendes.

La agarró de la muñeca y volvió a atraerla hacia ella con fuerza, de modo que una ola cruzó la bañera entera y les lamió la piel como una suave caricia.

Le dedicó una mirada intensa y apasionada que transmitía lo mucho que le gustaría poseerla para siempre; un anhelo mucho más profundo que el deseo ual.

— ¿Quieres saber lo que entiendo?

Tiffany se estremeció al sentir que los brazos de taeyeon la rodeaban con más fuerza y la apretaban contra su cuerpo. Incapaz de pronunciar palabra, asintió con la cabeza, a lo que la morena respondió con un susurro grave:

—Entiendo que soy la persona con más suerte del planeta porque me amas y me aceptas tal y como soy. Es más, creo que hasta me entiendes y eso es un milagro porque a veces no me entiendo ni yo. No sé cómo recompensarte como debería, pero eso no significa que no quiera hacerlo; es solo que no sé cómo hacerlo. Ahora entiendo que antes de conocerte vivía en un mundo muy pequeño y que, no sé cómo, has logrado sacarme hacia fuera y hacerme mirar alrededor, y he visto cosas que no había visto jamás. Sé que me haces ser mejor persona—le rodeó el cuello con una mano y la besó apasionadamente, como si quisiera poseerla. Después se retiró con brusquedad y la cogió de la barbilla para mirarla fijamente— ¿Te parece que entiendo lo suficiente?

A Tiffany se le había cortado la respiración y se quedó mirándola totalmente

Cautivada.

Puede que no hubiera repetido exactamente lo que la rubia había querido transmitirle, pero era un comienzo.

Estaba aprendiendo a ser amada.

Enterró el rostro en su hombro y murmuró junto a su piel:

—Es suficiente. Por ahora.

—Te necesito, Tiff. No vuelvas a dejarme—pidió mientras restregaba la cara por su pelo.

No le había dicho que la amaba, pero le había confiado sus secretos, había desnudado su alma y estaba aprendiendo a expresar sus emociones.

Y lo había hecho por ella.

Así que, sí, por ahora era más que suficiente.

—No voy a ir a ninguna parte.

—Ni de coña—gruñó.

Tiffany sonrió porque, aunque se dirigiera a ella con brusquedad, la mecía contra su cuerpo y la abrazaba como una amante cariñosa.

Se equivocaba al decir que no sabía cómo recompensarla.

Le mostraba lo mucho que le importaba en multitud de detalles, que a Tiffany le parecían magníficos, le resultaban adictivos y la seducían. Era como si hubiera encontrado una pieza que encajaba perfectamente en el puzle hasta entonces incompleto de su alma.

— ¿La amabas?

Era consciente de que debería dejar el tema, pero quería saberlo.

— ¿A quién?

— ¿A Rose? ¿La amabas?

—No—no dudó un segundo la respuesta—Me preocupaba por Rose porque era mi amiga y porque estaba coladita por ella, pero no la amaba. No quería que falleciera. Lo más triste de todo es que su muerte fue en vano. Pocos días después de que se suicidara las autoridades desmantelaron la organización. El jefazo y todos los canallas que estaban metidos en el cartel se están pudriendo en la cárcel—su voz transmitía franqueza y aceptación de lo ocurrido.

No estaba furiosa ni amargada.

— ¿El terapeuta era bueno?

—Sin duda. El doctor Schuester era el mejor. De vez en cuando quedamos para cenar. Creo que todavía está tratando de averiguar lo que escondo—soltó una carcajada sincera.

Tiffany sonrió apoyada en su hombro.

—Eres una persona fascinante.

— ¿Me estás llamando rarita?—gruñó sobre su cuello.

—Eh... No lo tengo claro—se zafó de su abrazo y se puso de pie. No tenía ninguna gana de alejarse de su cuerpo, pero se moría por beber algo.

Llevaba un buen rato en una habitación llena de vapor y tenía muchísima sed.

No pudo resistirse a echar la vista atrás mientras subía los escalones de la bañera y recorrió con ojos hambrientos su cuerpo y su atractivo rostro.

—Creo que necesito estudiarte un poco más antes de extraer conclusiones.

Taeyeon se puso de pie con agilidad y esbozó una sonrisa traviesa.

—Como sigas contoneando ese irresistible cuerpo delante de mí, voy a tener que hacer mi propia investigación, encanto—su cuerpo avanzó por el agua con facilidad cuando comenzó a seguirla con una sonrisa amplia y los ojos

Entornados—Y examinaré los datos a conciencia.

Tiffany cogió una toalla de una pila que había junto a la bañera y salió corriendo del baño con taeyeon pisándole los talones. Se echó a reír porque logró cogerla de la cintura antes de que lograra salir del dormitorio.

— ¡No, tengo sed!

Cuando Santana la atrajo hacia ella, Tiffany notó en la espalda sus pechos mojados y se preguntó si de verdad beber agua en ese momento era tan necesario.

¡Dios, qué cuerpazo!

— ¿Tienes sed?—el tono de voz había cambiado y transmitía preocupación— ¿Has comido?—le quitó la toalla de las manos y empezó a secarla con cuidado, frotándole primero la espalda y luego los pechos y el vientre.

Tiffany se mordió el labio mirándola a los ojos.

Taeyeon parecía ansiosa y levemente agitada.

—No tengo tanta hambre.

Empezaba a sentir apetito, pero no de comida.

Para cuando taeyeon dio por válido el secado Tiffany estaba convencida de que se iba a morir de deseo.

Sin duda, la coreana era muy concienzuda.

—Necesitas hidratarte y nutrirte—gruñó dándole la bata de seda negra.

Se secó el cuerpo deprisa y se dirigió al armario para coger algo de ropa. A Tiffany le entraron ganas de gimotear cuando la ropa ocultó aquel cuerpo imponente.

Se puso la bata negra a regañadientes, sintiendo que el calor que notaba entre los muslos era ya más intenso que la sed.

Lo único que le apetecía en ese momento era meterse en la cama con taeyeon.

—No tengo tanta hambre, de verdad.

Taeyeon la cogió de la mano y tiró de ella para guiarla hacia la cocina.

—Ahora vas a comer—se detuvo para fulminarla con una oscura mirada de advertencia—Mi intención es follarte luego hasta que me supliques clemencia.

Se le pusieron los pezones duros como piedras y el intenso calor que sentía entre los muslos se encendió como una llama.

El semblante apasionado de taeyeon la hizo estremecer de deseo y un cosquilleo le recorrió cada centímetro de la piel.

«Sí, suplicaré. Pero no clemencia».

Suspiró frustrada y cedió a que la llevara a la cocina.

Conocía bien esa mirada de determinación.

No cejaría en su empeño hasta que no hubiera satisfecho las necesidades de Tiffany, hasta que no le hubiera dado todo lo que necesitaba.

Si se le ocurría mencionar que tenía sed, taeyeon iba a por agua.

Siempre dejaba de lado sus necesidades y sus deseos para ocuparse primero de los de ella.

« ¿Y aún no entendía por qué lo quería?».

Taeyeon le apretó la mano mientras la guiaba con determinación hacia la cocina, y le dio un vuelco el corazón.

Esa coreana era una mezcla irresistible de hormonas, intensidad, ternura, vulnerabilidad y compasión.

La persona perfecta encarnada por una mandona atractiva e irresistible.

¿Que por qué la amaba?

Más bien la pregunta sería... ¿cómo no iba a amarla?

Sonrió al darse cuenta de que jamás había tenido la más remota posibilidad de no enamorarse locamente de esta coreana.

Desde que se conocieron había algo que le atraía de la pelinegra, algo visceral, incluso animal.

Quizá le había dado miedo admitir esa intensa atracción, pero siempre la había sentido.

Taeyeon era como una fuerza de la naturaleza: por peligrosa que fuera, era imposible resistirse a su ferocidad y a su magnetismo salvaje.

Recordó lo que le había dicho su mamá una vez: «El amor de verdad no es para los débiles de corazón, pero las recompensas que ofrece merecen la pena».

En aquel momento Tiffany era una niña y no había entendido lo que su mamá trataba de decirle.

Ahora, gracias a taeyeon, el significado de esas palabras cobraba sentido y entendía perfectamente lo que había querido expresar su mamá.

Por fin había encontrado a la persona que merecía la pena.

Envió un agradecimiento silencioso a su mamá por las palabras que había tardado tanto tiempo en comprender y, con una sonrisa bobalicona, dejó que taeyeon la llevara por el pasillo hacia la cocina.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LlamaAmerica #1
Chapter 31: Ahhhh que hermoso por fin están cómodas la una con la otra!!! *-* <3
Gracias por traernos estos fix TaeNy *-* <3
Skyth06
#2
Chapter 31: Amé el capítulo!!!
LlamaAmerica #3
Chapter 24: Alguien más está encantado con este cap? *-* <3 <3
Skyth06
#4
Chapter 24: Son tan awwwwwwww *-*
LlamaAmerica #5
Chapter 23: Haaaaay es que me llenan de amor estas dos!!! Ya que se casen mejor *-* <3
mv007842 #6
Chapter 23: Tan lindas y calientes que ya formen su familia siiiiii Tae es muy dulce me gusta esa personalidad fria pero por dentro con un corazon de dulce
Skyth06
#7
Chapter 23: Love. Love
LlamaAmerica #8
Chapter 22: Haaaaay pobrecita mi Tae :(
Me encanta esta historia *-* <3
Skyth06
#9
Chapter 22: Encantador *-*.
mv007842 #10
Siiiiii bolviste que bien sige porfa me gusta esta historia es super linda continua porfa no desaparescas