El local estaba en un hotel imponente, construido en la década de 1930. Decidieron entrar por parejas, con la esperanza de que Chaerin y Bom llamaran menos la atención. Después de comprar las entradas en el vestíbulo, Dara y Chaerin se adelantaron. El local tenía una iluminación tenue y había pequeñas mesas con manteles rosas y velas en candelabros de cristal. En un extremo había un escenario, donde un grupo integrado por mujeres estaba tocando sensuales canciones. Chaerin vio una mesa para cuatro y guio a Dara hasta ella. Era agradable sentir la presión de su mano en la cintura y Dara lamento que la apartara. Al cabo de minutos vieron entrar a Bom y Minzy, y les hicieron señas para que se acercaran. Una mujer vestida con unos pantalones negros diminutos a juego con un top muy corto se acercó a tomarles el pedido. El grupo estaba tocando y la pista estaba llena de mujeres que bailaban abrazadas. Dara observo que algunas llevaban traje de chaqueta y otras, vestido de coctel. Se tranquilizó al ver que también había muchas con pantalones y una camiseta informal, aunque sentía no haberse puesto algo especial para ir a aquel lugar fabuloso. Se acomodó en la silla y bebió un trago de Campari con soda. En la mesa de al lado, había una mujer morena de pelo corto, vestida con un traje de chaqueta y un moño, le sonreía provocativamente. Llevaba los labios pintados de rojo y estaba fumando un  puro. A Dara le  pareció atractiva, y le devolvió la sonrisa. La mujer miro de arriba abajo lentamente, de modo insinuante. Ella siguió sonriendo y se sorprendió por lo mucho que estaba disfrutando de su atención. Siempre que un hombre la miraba así apartaba la vista para desanimarlo. En otra mesa había dos mujeres que se besaban apasionadamente, y la escena le pareció muy erótica. Volvió a imaginarse besando a Chaerin; experimento una oleada de deseo y cerró los ojos un segundo. Cuando los abrió de nuevo, la mujer del moño seguía mirándola y sonriendo. Chaerin estaba sentada junto a ella y estaba claro que aquello le pareció divertido. -Creo que le gustas. –la voz aterciopelada de Chaerin fue como una caricia. << No tanto como tu a mi >> Pensó Dara. Una mujer con una bandeja de puros se acercó a la mesa. -Ay, si, ¡tomare uno de estos! -¡Estupendo! ¡Yo también! Bom y Minzy encendieron sus puros y exhalaron alegremente una nube de humo aromático. La mujer de la mesa de al lado seguía mirando a Dara, que volvió a sonreír, embargada por una deliciosa sensación de felicidad. Aunque no se había visto nunca en una situación como aquella, tenía la sensación de que todo lo que ocurría estaba bien y, en cierto modo, aquello le trasmitía una sensación placenteramente familiar. Oyó la risa y de Chaerin y se volvió a mirarla. -Baby, creo que como no te invite a bailar, la doña me ganará la mano. El grupo empezó a tocar música jazz, lento, suave y sensual de la década de 1950. Chaerin tomó a Dara de la mano para llevarla a la pista, la miro a los ojos, la rodeo con sus brazos y empezaron a bailar. Era un placer sentir los brazos de Chaerin alrededor de su cuerpo, los músculos de su espalda se tensaron debajo de las manos y la presión del pecho de Chae contra el suyo. Apoyo la cara en su mejilla y sintió su perfume especiado. Notó que la respiración de Chaerin se aceleraba y le pareció oírla murmurar: << Dios mio >>. El deseo que la había estado asaltando en oleadas se hizo más fuerte, y empezó a temblar. Paso las manos por los hombros de Chaerin y esta entrelazo los dedos por detrás de su cintura. Se abrazaron. No era como abrazarse con un hombre; Dara no había sentido nunca nada parecido con un cuerpo masculino. Chaerin tenía un cuerpo de curvas elegantes, fuerte pero femenino, terso y flexible, y la piel de sus brazos y de su rostro era suave como la seda. Dara se imaginó metiéndole las manos por debajo de la blusa para acariciarle la espalda, y sintió un repentino torrente de deseo doloroso. Deslizó el muslo entre sus piernas y se unieron como un solo cuerpo. Chaerin bajo las manos lentamente, le acaricio las caderas y le dio un beso en el cuello. Dara contuvo la respiración; el beso se le grabó a fuego y encendió y sintió una llama entre sus muslos. Chaerin tenía las pupilas dilatadas y una expresión de puro deseo se reflejaba en sus ojos. Sentirla temblar hacia que Dara se estremeciera aún más. Sus bocas estaban cerca; casi se rozaban los labios. -Bésame. –Susurro Dara. -¡Disculpa! –Dara tardó en reaccionar ante la voz de la intrusa-. ¿No eres CL? Alguien estaba tirando del brazo de Chaerin. El mundo exquisito, sensual y privado que se había generado entre ambas se evaporó de repente. Chaerin parecía desorientada, y se volvió hacia el grupo de mujeres como si estuviera mareada. Cuando Dara se apartó de sus brazos, la miro con cara de pena y le apretó la mano. -Vuelvo a la mesa. En un abrir y cerrar de ojos, Chaerin quedó rodeada por una docena de mujeres. Dara se dirigió al baño; necesitaba un momento para recomponerse. Se echó agua fría en la cara y se miró al espejo. Se sentía tan diferente, tan cambiada, que casi se sorprendió de ver que tenía el aspecto de siempre. Se pasó las manos por el cabello, se retocó con el pintalabios que llevaba en el bolsillo, respiró profundamente y volvió a la mesa. Bom seguía fumando el puro y Minzy estaba tomando una jarra de cerveza. -Han reconocido a Chae, ¿Verdad? –dijo Bom. Dara asintió. Aun sentía un dolor erótico y sordo, y no se encontraba repuesta del todo-. Era inevitable. Te pediré otro Campari. –Dara la miró y, repentina e inexplicablemente, sintió que iba a echarse a llorar. Bom sonrió con dulzura, le beso la mejilla y susurró -: No pasa nada. Minzy la miraba, asombrada. Era evidente que había presenciado su sensual baile con Chaerin y debía de estar pensando que era un comportamiento extraño de su jefa, supuestamente heteroual. A Dara le daba igual. Chaerin regresó al cabo de unos minutos. Se sentó al lado de Dara, le apretó la mano un instante por debajo de la mesa y le sonrió como por obligación. El momento especial había pasado y Chaerin había vuelto a ser la de siempre. No transcurrió mucho tiempo antes de que apareciera otro grupo de fans a la caza de un autógrafo, de modo que se apresuraron a terminarse las copas. De vuelta en el hotel, de camino a los ascensores, Chaerin se detuvo en la puerta del bar. -Te invito a un café, Dara. Se despidieron de las demás y buscaron una mesa. El local era exclusivo para los huéspedes del hotel, por lo que había muy poca gente. El ambiente íntimo y acogedor; las luces estaban bajas y, de fondo sonaba música angelical. Pidieron café y se sentaron en silencio. Chaerin la miro a los ojos durante un largo instante y Dara percibió su perplejidad antes de que bajara la vista a la mesa y se pusiera a jugar con la carta de bebidas. La luz de la lámpara le hacía brillar el cabello y le arrancaba un precioso juego de sombras en el rostro. Se estaba mordisqueando el labio y Dara se moría por besarla. Mientras le miraba las manos, deseó poder volver a sentirlas sobre su piel. El camarero les llevo los cafés. Dara no sabía cómo expresarse. El deseo que sentía era tan intenso que no podía pensar con claridad. Se sentía totalmente perdida y quería que Chaerin se hiciera cargo de la situación. -No sé qué me pasa exactamente –dijo. Chaerin se puso azúcar en el café y lo revolvió. -Está bien, estas cosas pasan. Es culpa mía. Me he sentido atraída por ti desde el primer momento. Dara no quería que se echara atrás. Quería que al menos la ayudara a entender sus sentimientos, porque imaginaba que sabría qué hacer en una situación como aquella. -Esta noche te he deseado como no he deseado a nadie en mi vida –confeso Dara. Chaerin se puso una mano en la frente, como tapándose los ojos. -Y todavía te deseo. Susurro Dara. Chaerin pareció estremecerse y Dara se dio cuenta de que tragaba saliva. -Joder, tú sí que eres directa, baby. Dara sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. Todo estaba ocurriendo muy deprisa. Echo un vistazo a su alrededor con la mirada perdida y se concentró en sus esfuerzos por no llorar. Chaerin la tomó de la mano y Dara sintió que una descarga eléctrica le subía por el brazo y le recorría el cuerpo. Mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, vio que a Chaerin también le brillaban los ojos por el llanto contenido. -Baby… -La palabra fue como un beso, y Dara se mareo-. Podría hacer lo que me pide el cuerpo y llevarte a la cama.- Su voz era poco más que un susurro. Dara se estremeció y Chaerin le apretó la mano con más fuerza-. Pero sé que te sientes confusa y que es un error tremendo meterse en el dormitorio cuando no se tienen las cosas claras. –Dara se limpió las lágrimas-. Puede que para ti esto sea un arrebato, baby, pero, si no lo es, relacionarnos solo complicaría las cosas. Me voy a casa en diez días, y no tiene sentido empezar algo que no va a llegar a ninguna parte. –Hizo una pausa y parpadeo para disipar las lágrimas-. Creo que deberíamos concentrarnos en ser buenas amigas. No quiero perder eso. –Aparto el café que no había probado y añadió -: Creo que deberíamos irnos a dormir, ¿no te parece? Mañana nos espera un gran día: noche de estreno. -Me quedare aquí uno