Suicide-Art
Description
La vida no siempre es perfecta. La muerte siempre nos ha rondado como el espectro y amigo, compañero que te espera al final del camino. Muchos mueren, pero otros mueren aún más, ella a pesar de todo, sigue viva.
Jessica Jung siempre supo que su vida había sido más fácil que la de muchos. Había sido bendecida por belleza, gracia y buena posición económica, prácticamente el mundo estaba a sus pies. En apariencia eso podría ser el paradigma del estilo perfecto en cuanto a la forma de vivir, pero no todo es como parece, y la vida da giros inesperados. Kim Taeyeon es una fotógrafa con gustos excéntricos y con una visión del mundo muy distinta a la de una persona normal, ella conocerá a la fascinante, y atractiva modelo, Jessica Jung quedando prendada de la anómala personalidad de la joven a un punto en que acepta ser partícipe de sus planes ersos.
Muerte, amor, resignación y Paranoia condimentado con el fascinante arte de los suicidas.
SUICIDE-Art
Advertencia: Los personajes inmersos en la historia no me pertenecen, Los sucesos y eventos del texto son por autoría propia.
HOLA QUÉ TAL ¿CÓMO LES VA? LES TRAIGO UNA NUEVA HISTORIA Y ESO NO QUIERE DECIR QUE DEJE DE LADO EL OTRO FIC, PERO COMO TAMBIÉN ME GUSTA EL TAENGSIG, LES TRAIGO ALGO NUEVO Y ESPERO QUE LO DISFRUTEN. GRACIAS POR LEER Y POR ESTAR PRESENTE LEYÉNDOME, SIGNIFICA MUCHO PARA MÍ :D
Foreword
Prólogo
Querida amiga Yoona, la última vez que te escribí una carta fue hace ya cinco años. El tiempo nos ha hecho viejas pero es esencial que te cuente los recientes hechos de mi vida porque tú siempre lo hacías, sería injusto que yo no te correspondiera. No puedes imaginar lo que estoy a punto de contarte, porque creerás que estoy loca y la verdad que de alguna manera puede que lo esté. Las personas enamoradas siempre mantienen una dosis de locura en sus corazones, ahora puedo entender que nosotros perdemos el juicio, sólo si en verdad sabemos amar.
Comenzaré por contarte el cómo conocí a una mujer singular, a quien muchos han conocido como la Princesa de hielo. Yo jamás había escuchado tal sobrenombre y es que ella pudo haber sido todo, menos eso… Hace ya tres años en San Francisco cuando realizaba mis estudios de cómo encontrar la mejor imagen, el efecto que transmitiera doble realidad a un punto en que yo no pudiese distinguir las dimensiones de lo ficticio y lo real, la vi por primera vez. Ella vestía un abrigo color negro, botas del mismo tono, el estilo icónico de una mujer amaestrada en el arte de la moda leyendo lo que yo intuía podría ser un libro en medio del parque central de San Francisco. La soledad le invadía pero era como si el universo conspirara para que mi cámara capturara su esencia, mientras yo había intentado horas lograr encontrar la verdadera sustancia de la fotografía.
Clic.
Ella no se dio cuenta de que le tomé fotografías en diversos ángulos, me limité a observar, teniendo una buena percepción de cómo podría ser el temperamento de ella, supuse que no le agradaría tener una conversación con fotógrafas excéntricas y mucho menos alguien que aún era toda una novata en la preservación de la imagen. Mi padre solía decirme que cuando alguien realmente me gustara, me quedaría tan impactada que no movería ningún músculo y mi boca quedaría tan seca como el desierto Sahara, no sin antes sentir un palpitar rimbombante que casi podían escuchar los extraños. Pero como la peor de las miedosas, me mantuve en un perfecto escondite, a varios metros de ella, sentada con la cámara en mis manos, esperando y esperando, observando y observando hasta que ella saliera de aquel transe repleto de secretos que me encantaría conocer y que más adelante conocería a la perfección.
La princesa de hielo desapareció frente a mis narices, fue entonces que decidí no bucarla, yo estaba enamorada de un cuerpo inexplorado, misterioso y sin nombre, era mejor dejarlo como un bonito recuerdo que se alejaba por el largo sendero que daba a la salida del parque. A veces me pregunto las ironías del destino y río socarrona al imaginarlo. Dos años después de haber mantenido, un enamoramiento repentino de no más de diez minutos, contemplé que aquella mujer me seguía el rastro o quizá yo lo hacía.
Gracias a mi tiempo estudiando los mejores planos e imágenes en el extranjero, regresar a Corea fue benéfico para mi carrera pues me llovieron numerosas ofertas de trabajo y una en particular llamó mi atención mientras tenía que hacer sesiones fotográficas de modelos para la temporada de invierno, el contrato llamaba mi atención y la avaricia, así que firmé el contrato para cerrar un pacto que me llevaría a un segundo encuentro.
Las primeras sesiones fueron primorosas, gran cantidad de mujeres estaban encantadas con mi trabajo y más de una me propuso salir a cenar e ir a su departamento, pero el o no era de mis pasatiempos, no lo disfrutaba y no entendía cómo muchos podían estar obsesos por él. Me limitaba a ser cortés y simplemente las trataba como camarada e incluso con tintes de amistad. A mediados del mes todo cambió en cuanto por esa puerta, entró aquella mujer que me quemó las entrañas y el corazón.
– Espero que no nos tardemos como la otra ocasión.
– Se programó para dos horas señorita Jung, su itinerario no se verá afectado.
– Y esta fotógrafa ¿realmente promete?
– Oh desde luego que sí, señorita, es joven pero una experta en el campo.
Yo sólo escuchaba por lo bajo mientras analizaba la anterior exposición de fotos, tratando de asignar el mejor, color, encontrar la que mejor estuviera en las condiciones perfectas para la revista. No presté atención hasta que la voz de esa joven despertó mis sentidos.
– De hecho, permítame presentarlas formalmente. – La asistenta se fue acercando hacia la computadora donde yo me encontraba, mirando el proyecto en digital. – Señorita Kim, necesito que conozca a la modelo que será la imagen principal de la revista Elle.
– Claro, por supuesto. – Me levanté para caminar unos metros hacia la entrada del estudio y encontrarme con aquella silueta pulcra, esculpida por algún tipo de demonio que le entregó la maldición de la belleza. Era una experta en ocultar mis emociones pero mis ojos no evitaron sentirse dilatados al analizar cada fibra completa del ser que estaba frente a mis ojos.
– Jessica Jung. – anunció sentada, cruzada de brazos, acomodando su cabello para mantener su encanto femenino. – ¿Es usted nueva?
– Así es…
– Confiaré en las referencias que me han dicho de usted. – Su nombre, Jessica Jung, su personalidad, fría y febril ¿Podía existir algo así? No había imposibles ante mi retorcida imaginación. Ella no lo sabe, pero tengo la certeza de que Jessica Jung ha llegado a mi vida por una razón y no pienso desaprovecharla esta vez.
– Puedo hacer que te veas como una diosa. – Jessica Jung enarcó una ceja, comenzaba a mostrar miligramos de interés ante su previa indiferencia.
– Nadie aquí me había hablado de manera informal.
– Necesito inspirarte la confianza suficiente si es que quieres ser precisamente la imagen más codiciada de la revista. Si no te agrada mi trabajo, renunciaré en el acto.
– Estás convenciéndome. – Esa es la intención. Mi nerviosismo desaparece porque tengo la certeza de que esa mujer ya me pertenece.
– ¿Comenzamos? – La invité a entrar al estudio. Ella tomó mi mano sin imaginar que esto sólo era el inicio de algo que ninguna de las dos imaginaba.
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