Hola nuevamente y con capítulo recien salido del honro. Debo confesar que soy muy amante del Taengsic y esta historia la considero muy especial. Les invito también a leer el TaeNy que escribí " Woods & Flowers" pues también es de mis parejas favoritas. Espero que  sigan disfrutando de esta historia pues es muy especial para mí y de hecho va a ser muy corta. Sin más por el momento, me despido. Los quiero!!

Capítulo 4

01 de Junio de 2013

Querida Yoona,  hace mucho tiempo que no te veo y temo que la distancia pueda ser infinita entre nosotros. Extraño las entrañables charlas que no tenían finito, extraño tu cercanía como la mejor de las camaradas pero sé que todo estará bien. Tú siempre has sido la optimista en nuestra amistad. Como de costumbre he de tomar lo mejor de tus palabras para adaptarlas a mi estilo de vivir. He mejorado, he hablado más y si pudieras mirar los proyectos que realizado con Lilly, me tendrás envidia por lo sobrehumano de ellas.

            El corazón me ha palpitado de forma inconstante desde que sellé el trato con la princesa de hielo. Sabes de sobra que yo siempre he cumplido mis promesas, no importa cómo y tampoco los porqués pero estoy segura de algo más. Aquella mujer es una necesidad incontrolable de mi frágil humanidad. ¿Recuerdas el cuento de “Las babas del Diablo”, aquel que leímos en clase de literatura cuando estábamos en el instituto? Presiento que yo puedo convertirme en el demonio captor de su alma y me lleno de regocijo con tan sólo pensarlo. Mi ansia ha crecido a grados excelsos, ya no tengo punto de partida porque no buscaré un final a su lado. Perdóname querida amiga, no estoy bien de la cabeza, eso me preocupa porque siento que ya no vivo en este mundo sino en el de la fotografía. Mi más ferviente deseo se está cumpliendo y no pienso dejarlo.

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            Jessica Jung se encontraba en medio de un desayuno con su pequeña prima Seohyun, el ambiente era relajado y ella dejó rienda suelta a sus pensamientos. Su pequeña hermana era la perfecta compañía porque no la hostigaba y siempre estaba ahí como la amiga incondicional que era difícil de encontrar y que posiblemente ya no encontraría.

            – Necesitaré que me ayudes con algunos detalles para dejarlo todo listo.

            – ¿Vas a dejar de trabajar? – Preguntó preocupada, el aspecto de Jessica Jung lucía más débil que de costumbre. – Deberías considerar dejarlo ya…

            – No lo haré, al menos no por ahora.

            – ¿Por qué eres tan testaruda? ¿No puedes ver la situación en la que estás? Sica, deberías decirle a tus padres, ellos tienen derecho a saber que estás enferma y que pronto vas a…

            – Ellos tienen derecho a tener una vida sin complicaciones como yo siempre la he tenido. No les daré un motivo para sentir lástima, no voy a permitir que por mi culpa toda mi familia caiga en la miseria.

            – Al menos podrías decirle a Kristal, ella también tiene derecho.

            – Ella tiene un brillante futuro como para que se preocupe por su hermana la desahuciada. Finalmente la princesa de hielo está bajo la agonía. Me deslizo hacia la muerte, corro a gran velocidad, soy tan rápida que pronto no me daré cuenta del final de la meta.

            Seohyun casi sentía que sus lágrimas se derramaban por el sentimiento de mirar a alguien tan joven, en pleno apogeo de su vida, derribarse y caer al mar de los muertos. Jessica Jung sería posiblemente la única demente que no se derribaba ante su inminente muerte.

            – Hace unos días, cené con la fotógrafa que te conté. – Se sonrió de sólo acordarse de aquel beso apasionado que no pasó a mayores.

            – Tu semblante cambia cuando la mencionas. ¿Tendrás algo serio con ella?

            – Sí. Ella y yo tenemos un compromiso moral. Yo trabajo para ella y ella para mí.

            – No estoy entendiendo.

            – Yo tampoco entiendo cómo funciona pero estoy ansiosa por volver a verla. – A Seohyun pareció darle gusto que su hermana mayor estuviese entusiasmada con aquella mujer pero al mismo tiempo le causaba problemática. ¿A caso la fotógrafa estaba enterada de la grave condición de Jessica Jung?

            – Aquella mujer, ella ¿Lo sabe?

            – No.

            – ¿No piensas decírselo?

            – No me conoce y yo tampoco la conozco. Creo que es mejor si todo se estanca ahí. Kim Taeyeon, se llama.

            Jessica se preguntó más de una ocasión las razones por las cuales aquella mujer misteriosa se le acercó a proponerle algo sobrehumano, algo que nunca jamás creyó que podría experimentar, se sentía seducida por la simple idea de ser retratada  y seguir viva. Porque así era la manera de seguir en el mundo terrenal. Se apegaba a la idea de que Kim Taeyeon la transportaría a la dimensión absoluta en la que ella podría vivir eternamente. Así sería y así tenía que ser.

            – No te preocupes por ella ni por mí. Pequeña, ya no tengo nada que perder. Yo he ganado mucho, estoy completa y me siento afortunada de haberte conocido.

            – No hables así por favor. – La más joven no contuvo el llanto, lo había retenido por mucho tiempo desde que la noticia llegó a sus oídos pero se abstenía de imaginar la idea. –Lo haces como si tuvieras que despedirte y como si ya no te volviera a ver.

            – Pequeña, no me despido, sólo soy realista.  Recuerda que me gusta hablar como si las navajas acuchillaran.

            – Eres bastante cruel, incluso conmigo.

            – Perdóname. Ya no lo volveré a hacer.

            – Todavía no vas a dejarme Sica, pero de sólo pensarlo…

            – Ni siquiera lo pienses, no vale la pena.

            Jessica había dejado de fumar por la medicación en la que se encontraba. La princesa de hielo había dejado muchos de sus vicios para mantenerse con vida e intentar llevar una vida normal pero el aneurisma que había aparecido hace más de tres años en la aorta, había crecido a tal punto que sabía que sólo era cuestión de tiempo para que detonara el término de su vida. No sonaba tan mal la idea de adecuarse a una fotógrafa excéntrica pero los planes estaban más allá de lo que ella podría imaginar.

            Se citaron a la media noche nuevamente. Una lluvia torrencial caía como olas de melancolía por las calles de Seúl y se aspiraba el olor  a tierra mojada y a noche plomiza. Jessica subió hasta la azotea del edificio de departamentos donde vivía aquella fotógrafa peculiar. Kim Taeyeon la esperaba bajo un paraguas tan negro como la noche. Estaban solas, no había nadie y no lo habría por mandato de la fotógrafa.

            – ¿Por qué siempre tiene que ser de noche?

            – Porque es cuando los demonios salen de su escondite. – Añadió, acercándose hacia ella. Taeyeon la miró con ansiedad. Jessica vestía una elegante gabardina, el cabello castaño claro perfectamente acomodado junto a unas botas largar esculpiendo la longitud de sus piernas por el tacón que desbordaba sensualidad.

            –  ¿Acabas de salir de tu escondite? – La fotógrafa se sonreía. Sujetó las delicadas manos de Jessica para impregnarse de su humanidad.

            – Lo he hecho en cuanto te conocí.    – Acto seguido, soltó el paraguas. – No lo vamos a necesitar.

            Esperaron minutos, cruzando miradas, perpetuando como las dos se empapaban por la agonía de la lluvia. Taeyeon gobernaba la situación en aquel entonces. La promesa era que Jessica Jung sería esculpida bajo el mármol de Lilly para que la mayor pudiese deleitarse con cada gota que encubriese a la modelo. El momento justo había llegado, la fotógrafa se acercó a su musa para tirar aquella gabardina que inutilizaba sus planes.

            – No necesito nada de esto. – Bajo la primer capa prosiguió con el sencillo pero no menos elegante vestido azabache que era perfecto para la ocasión. – Eres una diosa Jessica Jung.

            Taeyeon observó como el vestido entallaba el cuerpo de la modelo y su anatomía se dibujaba perfectamente. Los pechos, el abdomen, la cintura, la cadera, sus muslos y aquel perfecto trasero.

            – ¿Qué vas a hacerme? – Preguntó comenzando a resentir el frío de la lluvia.

            – No te muevas. – Taeyeon se limitó a encontrar el mejor ángulo de su cuerpo y como experta tomó a Lilly en sus manos para dar inicio al juego del perfecto secuestro. – Cada respiro que te provoques será parte de mi captura.

            Jessica no se movía para nada, exaltaba su humanidad y la parte más viva que jamás había sentido. No tenía que fingir una buena pose ni tampoco el mejor ángulo del rostro. Estaba siendo retratada por lo que ella era, una joven en la inmensidad de la ciudad, disfrutando de los momentos efímeros del frío y de la excitación que le provocaba ver a una fotógrafa atractiva e igual de mojada que ella.             La modelo se dejó recostar por la lluvia y deseo que aquellos momentos no terminaran, el ansia que jamás había sentido le prolongaban la existencia y le provocaban una sonrisa de satisfacción. La cámara actuaba por sí sola, entre tanto, ella se dejaba hacer por la magia de Taeyeon.

            La fotógrafa no se cansaba de canalizar toda la pasión que sentía por aquella mujer pero cada foto que lograba capturar le hizo comprender que algo no andaba bien. Jessica Jung era la mujer de sus más hermosas pesadillas pero sabía que algo oculto estaba por descubrirse, algo que ella no sabía pero que muy dentro de su ser imaginó que pasaría. Jessica Se detuvo un momento porque sentía que en efecto, la respiración se le entrecortaba, se sentía viva pero su cuerpo le decía que era demasiado para ella.

            – Necesito parar.

            Taeyeon corrió hacia ella para tomarla de la cintura y evitar que la modelo pudiese desplomarse. Algo raro ocurría, la vitalidad de Jessica Jung estaba debilitándose.

            – Hicimos un gran trabajo hoy hermosa.

            Jessica Jung casi sentía que sus ojos le pesaban pero sintió la necesidad de ser besada por aquella mujer insólita como si fuera aliento de vida. Taeyeon no lo pensó dos veces porque sentía adivinaba su pensamiento. La besó como si no hubiese un mañana, como si convergieran en un mar de muerte y vida al mismo tiempo.

            – ¿Quieres entrar a mi departamento? – Jessica estaba casi sin fuerzas para detenerse pero parpadeo varias veces para asentir ante la propuesta. Todo el peso estaba en brazos de la fotógrafa y ella sólo le sonreía con el simple hecho de mirarla.

            Taeyeon la tomó en brazos en un movimiento certero y la llevó directo a su departamento. El cuerpo de la modelo no estaba pesado, de hecho era tan ligero como una pluma que se desplomó con gracia en la recamara de la fotógrafa. Fue entonces que la mayor desnudó su cuerpo humedecido por los estragos de la llubia y contempló con regocijo la carne imberbe de su musa. A Jessica parecía no desagradarle el hecho de ser desnudada por una desconocida, podría ser alguien que jamás había conocido pero tenía absoluta confianza de estar con ella. La modelo fue cobijada bajo las sábanas y se dejó llevar por el mundo de los sueños. Kim Taeyeon jamás se atrevió a tocar más allá de lo que sus deseos buscaban pero a pesar de eso, la excitación de tener aquella mujer en su cama era sublime.

            Las horas habían pasado. La mañana estaba por asomarse. Jessica Jung estaba recobrando la fuerza, la vitalidad y la cordura al mundo terrenal. Inmediatamente se percató que estaba desnuda en un lugar desconocido y por un instante se alarmó. La calma llegó en cuanto escuchó el flash de Lilly detrás de ella.

            – Buenos días.

            – Buenos días. – respondió Jessica.

            Taeyeon se sentó junto al cuerpo desnudo de su modelo como si fuese la escena más natural del mundo.

            – Hay algún secreto que quieras compartirme o prefieres que yo te lo diga. – Jessica era más transparente de lo que aparentaba. Taeyeon no tardó ni un segundo en darse cuenta de la situación.

            – ¿Es tan obvio?

            – Lo es,  pero más cuando te desmayas y pierdes el control de ti misma. ¿Cuánto tiempo?

            – No es algo que se haya determinado todavía. – Dijo cabizbaja

            – Entonces no disponemos de mucho, supongo… – sacó de su bolsillo un cigarrillo para encenderlo. – Sea como sea, mantendré mi promesa.

            – Taeyeon… – Dijo por primera vez su nombre con seguridad. – Ayúdame a morir.