Big Bang
Suicide-ArtA Esta historia le falta un capítulo más, lamentablmente T__T Y saben que amo el Taengsic por sobre todas las cosas. Este fic, como había dicho, está escrito para dar un indicio de las partes oscuras, no tanto terror como Mysterious T o Ligero como W&F; Esta historia tiene un trasfondo filosófico que ni yo misma puedo comprender y agradezco infinitamente que lo sigan conmigo. Un abrazo a todos ustedes, se les quiere lector@s
Capítulo 9
Querida Yoona.
Sabes que hacer un pacto con la muerte sólo implica caminar más allá de tus posibilidades, de lo real de lo ficticio. Nunca he creído absolutamente nada de lo que veo, porque cada partícula viva o cada persona que pasa frente a mí no las concibo como seres existentes. Y creo que la razón es porque todo mundo se ha cuestionado la existencia de cualquier elemento “existente” Por mi parte, jamás he pensado que vivo una realidad, no, sólo creo que estoy aquí por una razón, capturo las imágenes para yo personalmente darle vida a lo que nunca he considerado que la tiene. Después me encuentro con el ser más sublime que haya podido conocer y esa hermosa mujer está muriendo. Interesante paradoja, ¿por qué el ser divino llamado Dios, me ha permitido conocerla cuando sus días están contados? Creo que lo sé. Lo supe en el momento que mi cámara la capturó por primera vez. Yo soy la responsable de su inminente fin, yo he sido la culpable de sus desgracias pero finalmente este caos terminará pronto porque déjame decirte querida amiga, he encontrado la fórmula mágica para darle un desenlace poético a nuestra historia de amor.
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Si la felicidad pudiese ser descrita, estoy segura que debía ser apreciado ese instante. Así es, el momento en que yo estrechaba con posesión a la delicada mujer que amaba con locura y más allá de lo posible. Su aire era el mío, así como el espacio que nos rodeaba. Quería compartir todo con ella y sólo con ella porque celosamente jamás permitiría que un tercero la mirase siquiera. Ella abrió los ojos, después de horas interminables de sueño pero finalmente estaba despierta. Jessica me sonrió de la misma forma que logras alcanzar el cielo o el infierno, me miró como si diseccionara cada parte viva de mi carne y me tocó al igual que las cuchillas que penetran la piel de tal forma que siente el escozor placentero.
–Estás conmigo.
–Ha sido una promesa –Mi princesa acarició mi mejilla sólo para asegurarse de que no era un sueño. –Y te prometo que de ahora en adelante, no te dejaré sola.
–¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué no pude conocerte antes?
–Ya nos conocíamos, sólo que tú no lo sabías.
–Eres una acosadora
–Sí, nada en este mundo ha valido la pena. Nada en todos mis años vividos y te encuentro para darme cuenta que eres tú la que le da sentido a lo que antes no tenía. Haría cualquier cosa, lo que sea por ti.
–¿Cualquier cosa? –Yo asentí sin cuestiones. Ella se sonrojó y acomodó su cabeza mucho mejor en mi brazo, deseaba ser tocada por mí. –Quiero, quiero hacer…
Yo la sujeté de su barbilla, posicioné mis labios sobre los de ella y los moví. Fue un beso perpetuo e inocente, no quería asustarla de ninguna forma sólo busqué hacerla sentir más cómoda con la situación. La amaba a escalas inapropiadas e incomprensibles por los demás. Estaba vuelta loca, ardía en deseo por ella.
–¿Te sientes bien? –Ella asintió, respirando mi aliento caliente. Me gustaba verla así. Su enfermedad la mataba pero la chispa de vida seguía tan latente como la primera vez que la vi. Jessica se relamió los labios ansiosa por una respuesta que no dudaba yo conocía pero deseaba que yo lo permitiera. –Jessica, ¿quieres que te haga mía?
Lo que vino a continuación fue la más hermosa de las sonrisas, un rubor en sus mejillas, el nerviosismo de sus manos me indicaban que eso era lo que buscaba de mí. Mis miedos se disipaban junto con los de ella. Mis manos caminaron a lo largo de sus brazos, pude sentir su fragilidad, su excitación, la necesidad de tenerme cerca. Estaba segura que no había que desease hacerla mía tanto como yo pero por supuesto, tenía otros planes para ellos.
–Esta noche, ¿sí? –Adorablemente frunció el ceño, simplemente la ilusioné pero no descarté el hecho de que no llegara a pasar. –Te haré el desayuno.
–Eres realmente cruel, Kim Taeyeon.
–¿Te lo parece? Si solamente quiero complacerte.
–Sabes de lo que hablo. –Yo me levanté y la liberé de mis brazos, de acuerdo, posponía un momento ansiado por las dos pero ella era impaciente y yo tenía hambre de ella más que cualquier otro alimento en el mundo. –Las princesas deben alimentarse bien, además, necesitas aire fresco y pues…
–Estás impacientándome. –Aunque su fragilidad era notoria, aprecié la chispa de estupor. Jessica Jung era una mujer con carácter y demandante, si las cosas no le parecían o no eran como ella las contemplaban, asegurabas una muerte segura (no literal), por supuesto.
–Quiero tener una cita contigo.
–¿Qué has dicho? En todo este tiempo juntas no te ha bastado como citas, –La joven se acaloró por las memorias –en tu bañera, en el azotea de este edificio, en el depósito de chatarra…
–Hasta ahora ha sido un parte de mi trabajo como tu fotógrafa principal, lo he dicho, sólo han sido reuniones luctuosas. Lo que tengo planeado es una simpleza más humana y menos oscura.
–Una cita, ¿de verdad? –Atinó a soltar una carcajada porque la normalidad no era parte de nuestros estándares pero yo me atrevería a hacer cualquier cosa que ella deseara porque la amaba y ella lo sabía. –¿Podemos tener o, antes desayunar? –Se mordió los labios y trató de seducirme con esa mirada imperiosa, llena de deseo.
–Eso puede esperar un poco más, no tengo prisa.
–Yo sí, –desabotonó su pijama desde el inicio de su pecho hasta donde terminaba el abdomen, mientras lo hacía yo devoraba mis ansias, controlando esta sed por ella que era más poderosa y errante que la fuerza gravitacional. Ahora tenía una vista prodigiosa al centro que dividía sus pechos así como también el perfil hermoso de su vientre. – he querido hacerlo desde que te conocí.
Jessica Jung fue acercándose lenta y seductoramente hasta hacerme retroceder contra el mueble de madera en donde solía colocar mi ordenador. Ella se divertía por la forma en que me tenía embobada, si seguía con estos juegos ersos, yo… fácilmente caería en su trampa. La chica tomó mis manos y las obligó a que profanara dentro de ese pijama y tocara sus pecho firmes, redondos. Su textura era incomparable a cualquier otra mujer que yo haya podido tocar antes y añado que no exagero; tocarla, era como tocarla seda.
–Necesitas reponer tus energías, –Le dije sin dejar de acariciar sus pechos con cierto temor, ella simplemente hacía un poderoso contacto visual. El aire caliente de su respiración me erizaba la piel, enardecía los sentidos y la poca cordura que se filtraba para dar inicio a la excitación rebelde. –Jessica, no juegues a esto. Deja de tentarme, si sigues así no voy a poder controlarme más.
Mi princesa, profirió besos desde mi clavícula llegando hasta el lóbulo de mi oreja. ¡Maldita sea! ¡Maldita sea, mi sed por ella! Su lengua era un camino de fuego contenido y explotaría si no la detenía.
–Es precisamente lo que más deseo en estos momentos. –Atrapó mis labios, desprevenidamente, sentí su lengua atravesarme y su sabor, era el sabor bendito, el elíxir bohémico que cuidaban celosamente los dioses. La estrujé contra mí, con la fuerza sobre humana logré empotrarla y sentarla sobre mis caderas; ella se sonrió por su triunfo pero no conforme con eso, rompió mi polera, la hizo añicos para dejar mi torso al descubierto. Mujer, te maldigo, te maldigo tanto por enamorarme en este mundo sin razón.
Una bestia subnormal se había apoderado de mí, aquella que he contenido todo este tiempo mientras estaba a su lado. La arrojé junto con mi cuerpo hacia la cama, quedando debajo de mí. Oh sí, hermosa mujer que tanto he ansiado poseer como demonio. Conoce lo que es tentarme y sofocar esta ira, esta pasión incontenible. Ella se friccionaba contra mí, buscó más contacto, lo sentí de la misma forma que penetraba mi lengua de la misma forma en que sus manos atacaban para quitarme los bóxers.
–¿Es esto lo que buscas? –Pregunté en el instante en que su curiosidad iba descendiendo a mi entrepierna y me apoderaba de sus pechos primorosos entre mordidas y besos violentos. Ella soltó un gemido expectante, asintió, asintió de la misma forma que fue acariciando mi momente y gozaba por esa nueva experiencia.
–Encuéntrame siempre, Kim Taeyeon. –Yo devoré su belleza con cada roce y cada caricia, quería hacerla mía. Oh poderoso mundo endeble que me sofocas con tu infinita picardía al hacerme conocer a esta mujer y caí en cuenta de la verdad. Lo supe muchas veces pero no me atrevía a pensar más allá de la cuenta.
–Haré el desayuno. –Sentencié, dejando este momento a la deriva. No podía hacerlo al menos no por el momento. Si lo hacía eso indicaría nuestro inminente fin, el de ella y el mío. Qué más daba si era yo, pero ella. Jamás me perdonaría si por mi culpa algo malo le ocurriese. Malditas paradojas que confabulan contra mis deseos.
–Eres realmente cruel, ¿oíste? –Dijo acomodándose la pijama, el cabello y su ansiedad así como el torrente sanguíneo que la dominó por su ansiedad ual me miraba con cierto desprecio.
–Una cita, Jessica Jung. Eso es todo lo que pido.
–Hemos dicho que lo nuestro va más allá de los esquemas comunes por otros, ¡por qué! – Entendía su enfado, sólo avivé el fuego pero dejé que su juego de seducción continuara. De acuerdo, yo también me abofeteo por la estupidez de no hacerla mía.
–Precisamente por eso, el o es un acto que pretendo hacerlo de manera distinta contigo. Porque todo a tu lados siempre será distinto y esta magia, nuestra funesta magia no puede dejarse terminar.
–No entiendo tu demencia. Sé que me deseas, ¡lo sé! Sabes que voy a morir y sabes de sobra que no me queda mucho tiempo. Quiero sentirte, ¡quiero hacerlo, maldición!
–Yo también, más que a nada o todo. Jessica Jung te hago el amor todos los días sin que te des cuentas. Mi cámara te ha profanado desde el primer momento en que el lente te atrapó en un parque de San Francisco. Y te respeto de una manera sobrehumana. Te amo malditamente como un ser desquiciado. Me duele saber que te irás y me duele saber que nos hemos hecho la promesa de que te ayudaré a morir y perpetuarte. Pero no sabes, lo malditamente infeliz que seré una vez desaparezcas y mis miedos van más allá de la muerte, van más allá de todo. Mi miedo es perderte en este mundo o dimensión obsoleta y no cumplir lo que te he prometido.
Lo dije, he descargado mi sentir porque no hay nada más complicado que decir temor de tu alma, quedar desnudo por extraños, estoy expuesta para ella y solamente para ella. Así sabrá que mi trabajo puede flaquear, posiblemente la fotografía haya sido el factor principal de nuestra desgracia. ¿Qué hubiera sido si Kim Taeyeon no hubiera cruzado las calles ese día para aventurarse en encontrar la doble realidad en un marco que estaba segura podía encontrar en ese parque desértico? Posiblemente, nada de lo que pasaba con Jessica Jung estaría pasando o quizá el erso destino me haría topármela en circunstancias ajenas a mis posibilidades.
No lo sé, solo sé que deseaba un maldito desayuno. Una clásica y típica salida con ella, a mi lado para que los hombres o mujeres a mi alrededor que tenían tonalidades grises, miraran el brillo incandescente que destellaba esa mujer. Mía, tan mía como la primera vez que la vi. No hacía falta un acto carnal para afirmarlo porque no ella, encontraba el matiz imperioso, voraz de la realidad efímera. Sólo soy otro cuadro más en la interminable lista de escenarios violentos y una página extra en la pluma de un ser superior a mí, pero qué más daba. Ahora conozco el sentimiento de sentir amor, sí, amor. Un amor enfermizo, atolondrado, artístico, bohemio y finito.
Ayudar a la persona que amas en la odisea de morir era más que un arduo trabajo, era simplemente la representación artística más auténtica y sórdida que alguien pudiese realizar. Jessica Jung no concebía la poderosa influencia que tenía sobre mí. Su perfección ha sido opacada por la muerte, esa muerte que la absorbía gota a gota para no dejar rastro de ella. Y sí, podía contar las horas, los minutos que otros seres maléficos pretendían arrebatarme. Entonces pensé que la normalidad es buena para no recordarme lo anormal que ha sido esto desde que empezó.
Si el amor que siento por ella es tan fraudulento, el final de éste podría desatar caos, la poderosa explosión del Big Bang que causaría estragos, se fragmentaría para crear algo no contemplado. El problema dentro de estas teorías de creaciones es que algo tiene que morir, desaparecer, explotar o destruirse para que otras maravillas puedan crearse. Yo me rehúso a formar otra maravilla porque la belleza contenida es mejor que la belleza fragmentada. Mi princesa de hielo se encuentra en esa línea de perdición y yo en la disyuntiva de seguir fragmentándola para crear otra nueva maravilla o celosamente dejarla a la deriva.
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