Vals
Suicide-ArtActualización madrugal porque necesitaba hacerlo. Este Fanfic es indispensable para sacar la parte más inhumana de mi personalidad (aunque se escuche algo caótico) Muchas gracias por leer esta historia tan peculiar.
Capítulo 7
Querida Yoona.
Ayer soñé contigo. El sueño trataba de que tú y yo en pleno centro de la ciudad caminamos sin rumbo alguno. De pronto me dijiste que ibas a morir y yo me alegré tanto por ti porque te irías de este mundo para irte a otro universo que es paradójicamente distinto al que vivimos. En el sueño tú eras una Yoona distinta y yo otra, como dos personajes totalmente opuestos navegando en las peripecias de la inmundicia. A veces lo pienso constantemente, que vivimos en un estercolero y que la muertes la liberación, la verdadera liberación de la vida. Cuando finalmente podemos vivir de verdad es cuando ya estamos muertos. Soy terrible, me cobijo bajo el manto de lo podrido para poder disfrutar lo que realmente considero bello. Mi ersidad no tiene límite pues he de amar y encontrar hermosa el deceso de mi princesa ante su propia existencia.
¿Responde? ¿Dime qué hacer ante sentimientos encontrados?
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– ¿Cómo se siente ahora?
– De maravilla.
–¿ Ha estado tomando su medicación como es debida?
– Sí.
– ¿Ejercicio regular y alimentación de acuerdo a la dieta prescrita?
– Lo que usted me dijo. – comentó Jessica. Tenía el rostro iluminado como si hubiese recobrado el color en sus mejillas que ya se veían tan grisáceas por su misma melancolía.
– En los estudios me indica que sus defensas están bajas y padece una anemia severa. – EL doctor miraba los estudios con detenimiento, Jessica aguardaba por las ya tan esperadas malas noticias. Nunca había algo positivo que esperar cuando se trataba de hablar de esa pequeña anomalía que estaba por colapsar dentro de su anatomía, el aneurisma que acabaría por arrebatarle la vida. – Es importan señorita Jung que arreglemos este problema que podría causar prejuicios en su salud.
– Doctor Seo. De verdad aprecio sus intenciones pero no me abrume más. Sólo manténgame viva un poco más de tiempo, prescriba lo que tenga que tomar y yo con gusto tomaré lo que me recete. – La princesa de hielo estaba cansada del mismo sermón, una y otra vez palabras al aire que sólo la llevarían a lo mismo.
– incluso cuando los resultados sean negativos, el ánimo es lo más importante, aunque veo que no hay problemas para eso. – Añadió el doctor con una sonrisa. El hombre terminó de escribir algunas notas para finalmente entregarle su nueva rutina de fármacos.
– siempre es un placer verlo doctor Seo. – se levantó, se estrecharon las manos con cariño y Jessica finalmente pudo dar fin a su cita médica.
Los baños con vino tinto… ¿de verdad ayudan o es que lo hacen únicamente para matarme?
Una sonrisa fue dibujándose en su rostro durante todo el trayecto. Había pensado en Taeyeon y en lo maravilloso que sería que esa mujer tan peculiar pudiese convertir en su amante. Pero lo cierto es que de tantos encuentros, jamás había logrado despertar por completo el instinto agreste oculto en ella. Se lamentaba porque no se sentía deseada pero no podía dejar de verla, no imaginaba cómo era posible que se resistiera. Finalmente después de un rato prudencial, Jessica llegó a su departamento. No tenía realmente muchos proyectos, canceló casi en su mayoría, quedándose solo con los que competían a la revista para la que su fotógrafa trabajaba.
Jamás pensó que tener tanto tiempo libre le provocaría mayor placer. Había trabajado demasiado cuando era pequeña, se exigía e un intento de perfeccionar sus trucos de modelaje pero no tenía idea de lo extrañamente agradable de la procrastinarían. Se sentó justo en medio de su sala cuando sintió que algo no cuadraba, caminó directamente a su habitación donde pudo percibir una silueta conocida.
– ¿Por qué no avisas que vendrías a visitarme? – Le preguntó a la joven que se sintió totalmente expuesta. – Es una falta de respeto a tu hermana mayor entrar a su recamara sin su permiso.
La joven sin más que decir dio media vuelta y miró a su hermana con melancolía. En verdad había sido descubierta pero le atravesaban ideas complejas más que un simple regaño.
– Dime la verdad y por favor no me mientas. – Le mostró un par de frascos con píldoras esperando una respuesta honesta de su hermana. – ¿Qué es lo que nos has estado ocultando?
– No he ocultado nada Krystal. – Ella dio un profundo respiro mirando la desesperación de su hermana.
– ¿Estás enferma? – preguntó. Los ojos se notaban acuosos por la retención de lágrimas. – Por eso has estado evitándonos, diciéndonos que tenías demasiado trabajo como para vernos.
– Todos tenemos ocupaciones. Simplemente no quería darles molestias a mamá, papá y en especial a ti. Estoy orgullosa de lo que has logrado. – Jessica rara vez se mostraba tan emotiva con su hermana menor pero a pesar de que no le había dado una respuesta concreta, tenía la certeza de que su hermana ya lo sabía.
– Lo que sea que tengas ¿Es curable? ¿Tiene solución? – preguntó bajo el mentón de la mayor que sólo se limitó a negarlo con su cabeza. – Es injusto. – La hermana menor cayó en un llanto profundo mientras Jessica intentaba mantener su ánimo intacto. Debía controlarse, su cuerpo no estaba para tolerar fuertes emociones aunque le doliera lo que su hermana sentía.
– Hey tranquila. Lo último que quiere Jessica Jung es la lástima de alguien y no pienso ni deseo que tú la tengas sobre mí.
– ¿Te duele? – la hizo mirarla.
– Estoy de maravilla. Krystal por ningún motivo espero que me vuelvas a mirar de la misma manera en la que lo hiciste. Cuando no hay remedio ante una adversidad lo mejor siempre es dar la cara. Eso hago y más te vale que lo entiendas.
– Pero…
– Estoy bien. Hago cosas que nunca en mi vida pensé que haría y estoy muy contenta de que mi hermana sea extremadamente guapa, mi familia esté sana pero sobre todo… que no estoy arrepentida de nada.
– Eres idiota. – la mayor sonrió.
– Tú lo eres más. – le limpió con una actitud tan maternal y poco común en Jessica. – Te ves fatal, si sigues llorando así tu rostro quedará tan demacrado que ninguna cirugía podrá quitarte lo feo.
Era necesario que se enterara. No podía ocultarlo por mucho tiempo y ser egoísta le hubiese traído recriminaciones posteriores. Quizá su familia nunca le perdone del todo haber ocultado durante tanto tiempo su mal. Jessica era similar a Kim Taeyeon, vivían ensimismadas en la soberbia de su autonomía, no necesitaban exponer sus sentires a extraños o a sus familiares, ¿para qué hacerlos sufrir si no había remedio? Trataban de deshumanizarse y quizá por eso se complementaban.
El celular sonó en plena madrugada, las tres para ser exactos. Jessica Jung después de un par de minutos contestó el teléfono molesta.
– ¿Hola?
– Estoy en la entrada de tu departamento. – Aquella voz ecuánime que no había visto en una semana, se escuchaba tan bien después de tanto tiempo.
– ¿No duermes?
– Las personas como yo tendemos a salir cuando los buenos espíritus duermen. Sólo abrígate y ponte zapatos cómodos. Quiero llevarte a un sitio. – Jessica apenas podía discernir entre la realidad y el sueño pero aquellas penetraban en sus sentidos, incitándola a obedecer.
– No estoy presentable para salir.
– Eso no es importante. La ropa es algo innecesaria para lo que tengo planeado. – un imperceptible rubor se fue dibujando en la menor.
Menos pesarosa que al principio, se levantó y tomó una sudadera blanca junto a un par de zapatillas deportivas oscuras. Jessica era vanidosa así que no permitiría verse tan desalineada, al menos, no con Kim Taeyeon.
Se dirigió a la puerta y miró con atención a la fotógrafa sonriente. Le tomó una fotografía desprevenida para posteriormente sonreírle en su complicidad.
– Estás preciosa.
– Nadie puede estarlo cuando lo despiertan y encuentra lo primero que ve en el guardarropa. – Jessica observó la vestimenta de Taeyeon, unos jeans rotos y una chaqueta de cuero oscura.
– Al menos te ves más presentable tú.
– Debo hacer todo lo posible por agradarte. No quisiera que te consiguieras a otra fotógrafa particular.
Taeyeon llevaba al extremo su coquetería y esa sonrisa perfecta ayudaba mucho en la causa. Jessica no era la única que pensaba que la galantería llevada de la mano hacia sus pensamientos estrafalarios hacía de ella una mujer irresistible. La fotógrafa la llevó hasta donde aparcó su auto contemplando como los ojos de Jessica volvían a cerrarse.
– Puedes dormirte en el auto si quieres.
– Bajo experiencia personal, no sé cuán peligroso pueda ser que yo duerma en tu auto mientras me llevas a un sitio desconocido.
– Tus dudas me conmueven y me gustaría verte dormida. Creo que es uno de los mejores placeres de la vida, sobre todo si percibo tu belleza desde otro ángulo. Hazme caso prometo que te gustará.
A pesar de la insistencia de Taeyeon, Jessica opuso resistencia pero al mismo tiempo el sueño la dominaba poco a poco, lo único que su mente lúcida pudo observar es que la fotógrafa la sacaba fuera de la ciudad para dirigirse a la carretera. Cuando despertó distinguió que el carro estaba estacionado en un terreno solitario donde apenas se percibían estrellas y unas nubes difusas en el suelo.
– ¿Dónde estamos?
– En un depósito de chatarra. – añadió mientras terminaba de darle las últimas caladas al cigarrillo.
Jessica terminó por darle el certificado a Kim Taeyeon como la mujer más loca que pudiese existir. El sitio en el que estaban estaba abandonado y contaba con infinidad de metales, autos oxidados, aparatos electrónicos antiguos y pilas de escombro. La fotógrafa sacó de su chaqueta una cámara pequeña que podía sujetar con una mano. El sitio podría ser aterrador pero al mismo tiempo parecía un lugar cubierto por una energía indescriptible.
– No muy lejos de aquí hay un pequeño lago que parece una playa oculta en la oscuridad. ¿Te gustaría venir?
– ¿Es una cita? – cuestionó en tono juguetón. Sin importar la manera o el rumbo de esa extraña relación jamás se habían preguntado cómo catalogarla.
– Yo lo etiqueto como reuniones luctuosas. – Porque eso era precisamente lo que Taeyeon hacía, sus encuentros tenían que ver con el arrebato de la vida. Cada fotografía recopilada era la disminución en el reloj vital de Jessica Jung pero eso no importaba debido a que esa era la razón personal de estar juntas.
A la más joven le pareció demasiado y la idea. Nunca estuvo de acuerdo con los clichés estipulados por la sociedad, que si tenías que tener una cita al cine, al parque o de compras; amar a un hombre por ser mujer o amar a una mujer por ser hombre. Esas idílicas maneras de ver la vida pasaban a ser segundo término. Ella sólo lo disfrutaba.
Tomó con fuerza las manos de Taeyeon y caminaron en medio de los pequeños caminos del depósito. Jugaron a las escondidas, la princesa de hielo tenía que ser encontrada por el demonio diurno que capturaba su alma con cada fotografía. Era divertido porque con ella los límites y las simplezas no existían. Jessica optó por esconderse en una vieja tina de baño con la esperanza de que la fotógrafa no la capturara y esperó pacientemente a que ella llegara.
La mayor era escurridiza o quizá bastante ingenua para entender los planes de la modelo pero finalmente la encontró.
– Te encontré princesa de hielo. – capturó su esencia en un par de fotografías y Jessica tiró de ella para que cayera justo encima de su cuerpo, sintiendo su cercanía. La menor atacó los labios de Taeyeon con la esperanza de que esa fortaleza ual gobernara en la fotógrafa.
– Encuéntrame siempre Taeyeon. – esa voz seducía hasta el último rincón de cada nervio en la fotógrafa. La pasión gélida de Jessica se expandía a pasos agigantados por todo su cuerpo como un vicio necesario. Para Jessica besar a la fotógrafa era como inyectarse la morfina que disminuía en su totalidad el dolor de su cuerpo enfermo. Aquél fue un beso aturdidor en ambas mentes porque al besarse exploraban la otra parte vorágine de su humanidad. Deseos, ansiedad, hambruna y una completa entrega. Así eran sus besos como símbolos únicos e irrepetibles.
Taeyeon podía sentir las manos de Jessica tratando de internarse bajo su chaqueta e intentar palpar su espalda pero sabía que la fotógrafa tenía sumo autocontrol y el o era algo tan solemne que jamás se atrevería a gastar de él como rutina.
– ¿Intentas hacerme perder el control? – Dijo sin inmutarse. Lo sabía ella era tan difícil.
– ¿No te gusta que te provoque? – Intentó parecer inocente pero Taeyeon sólo se burlaba.
– Puedo decírtelo todos los días. No hay nada que no me guste de ti Jessica. – Se levantó y al mismo tiempo ayudó a que se parara la más joven. – Y por esa razón te respeto a grados inimaginables.
Taeyeon tomó su mano y la llevó por un trayecto angosto que daría como finalidad aquel pequeño lago que reflejaba la oscuridad del cielo. Aquel panorama era perfecto para retratarse por artistas y Taeyeon sólo podía retratar la mejor de sus obras.
– Este lugar es increíble. – impresionada por las simplezas de la naturaleza, su rostro se iluminó al ver que Taeyeon encendía unas enorme luces de bengala.
– Princesa Jessica. – le hizo una reverencia extendiéndole la luz. – Frente a este cielo matinal y la soledad de este hermoso lago, le propongo un vals de muerte conmigo como su compañera. ¿Aceptarías esta pieza conmigo?
Cautivada por sus palabras y por la forma en que su corazón dolía, Jessica Jung estimó entonces que su fin estaba más cerca de lo que ella pensaba y que cada día con Taeyeon era un día menos que restarle a su salud. Esa irresistible fotógrafa cumplía su promesa, la hacía sentir más viva que nunca pero al mismo tiempo, la mataba lentamente. Sin importar los designios que podría depararle continuar viéndola y sin pensar en las consecuencias, Jessica tomó su mano y se dispuso a bailar entre luces, estrellas, fuego, vida y muerte.
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