La celebración
Suicide-ArtHola! Buena madrugada. Les traigo el primer capítulo para todas las amantes del Taengsic, las invito a adentrarse en esta historia que para mí es como los demonios internos de mi forma de escribir puesto que para mí Woods & Flowers es la parte pastel y suave de mi forma de ver una relación TaeNy, romántica y sana. Esta historia no es precisamente bonita pero espero que les agrade, me esmeraré mucho en ambas y no dejaré de lado ninguna.
Capítulo 1
Belleza, presencia, deseo… ahí estaba frente a mí. El calor de mi respiración en conjunto de una mirada depredadora jugando con la cámara, foto tras foto, una danza que sólo yo comprendía. El truco estaba en captar la materia prima del individuo en cuestión y si no lo lograba, la imagen se tornaba corrupta e inservible. Pero no para mí, no para Jessica Jung, la materia prima que siempre he estado buscando. Muchos dicen que el artista siempre ha buscado la musa de su inspiración y la cúspide de su más alta manifestación. No estoy segura si eso era Jessica Jung, pero sí estaba segura que ella era un fuego helado que se encargaba de devorar mi cordura.
Ella vestía un vestido strapless color plateado, largo que daba una perfecta vista a su espalda y hombres descubiertos, la elegancia se transparentaba en toda su anatomía desde su fino cuello hasta sus firmes y contorneadas piernas. Mis pupilas yacían dilatas por tanta pulcritud humana, estoy de acuerdo que me enamoré del caparazón de una mujer que no conocía. Jessica Jung era una experta en el modelaje, lograba sincronizar sus movimientos y destellar sensualidad, ingenuidad, misterio y sobre todo vanidad.
– ¿Terminarás en diez minutos? – Preguntó al recargar su espalda detrás del protector.
– Terminaré en menos, si lo prefieres. – Intenté sonar lo más profesional posible sin darle oportunidad de objetar algo.
– Tendré que irme pronto, hágalo rápido señorita…
– Taeyeon, Kim Taeyeon. – La princesa de hielo cambió de posición miró por lo bajo como si intentara penetrar en mi postura y en los ojos detrás de la cámara.
– He terminado.
Para su sorpresa, había tomado suficientes fotografías capturadas de las cuales, sólo las mejores pasarían a ser parte de mi colección personal. Eso me convertía en una ertida pero no me importaba, cada elemento tomado era la sustancia extraída de la vida de Jessica Jung y yo era la ladrona afortunada.
– Demasiado rápido. – la princesa mantenía sus ojos expectantes, era la primera vez que trataba con una fotógrafa como yo. – Eso me dará tiempo de comprobar los resultados.
– Sí así lo prefieres…
– Eso quiero.
– Así será entonces. – Le di la espalda y me dirigí a mi oficina. – Sígueme.
Podía escuchar los pasos de los tacones de la bella modelo detrás de mí. Ahora estaba impaciente para que presenciara el efecto de su propia belleza. Conecté la memoria a mi computadora y las imágenes aparecieron por sí sola.
– No olvide su promesa.
– Estoy dispuesta a escribir mi carta de renuncia frente a sus ojos.
Jessica Jung se acercó a la pantalla con intriga, parecía el tipo de personas gustaba fastidiar a otros pero eso no la hacía menos atractiva sino todo lo contrario. Ahora se dispuso a ver cada una de las fotografías que había tomado y en instantes su rostro pasó a tornarse serio e asustado. Retrocedió para tomar aliento a cada fotografía que veía como si presenciase algo que no era normal.
– ¿Esa soy yo?
– En teoría, esa es el principio de tu esencia. No todos la encuentran y no todos la aprecian, es como si estuvieras atrapada en otra dimensión ¿No te parece?
Yo sonreía por lo que veía, jamás pensé que un par de fotografías pudiesen captar más allá de la médula dimensional de este espacio. Con Jessica Jung mi magia surgía por sí sola y yo no tenía que esforzarme para encontrar el núcleo de la perdición pictográfica. Estaba segura que había captado la total atención de la modelo pero no soy lo suficientemente ególatra para retozarme en mi victoria, sólo quería causar una estupenda buena impresión. Lo sé, ahora ella jamás me olvidaría.
– Parece que vas a conservar tu trabajo.
– Sí lo consideras así, me siento alagada. – Seguí mirando las imágenes, extasiada por mi trabajo por la sensación de que la mujer febril de hace tres años yacía justo a mis espaldas jactada de considerarse una de las mejores modelos de Corea.
– Estoy, esas fotografías… – la asistente entró a la puerta del estudio y aguardó por ella. – Es hora de irme.
– Fue un placer trabajar para usted. – Me levanté para hacer una reverencia y sonreí por lo bajo. Ella aún mantenía un rostro de incredulidad y frialdad, no puedo evitar degustar con mis ojos cada gesto que hacía.
Jessica Jung, se dirigió a la salida para continuar con su itinerario tan ajetreado, sus pasos se escuchaban como si esperaba quedarse un poco más. Se detuvo y dio media vuelta para enfatizar sus ojos con los míos.
– Se realizará un evento el próximo viernes en honor a mi cumpleaños número 24. No suelo invitar a cualquier persona a este tipo de reuniones pero algo me dice que no es una fotógrafa ordinaria. Le enviaré la invitación en estos días.
La princesa de hielo no esperó respuesta de mi parte y yo tampoco estaba segura de qué contestar ante su invitación pero quizá logré un poco o demasiado llamar su atención. He obtenido mi triunfo del día y mis manos temblaban por la euforia acumulada. Así que tendría 24 años, es menor que yo, ahora lo confirmo y he confirmado que su carácter estético sobrepasa mi cordura, no me dejo engañar, así como ella sospecha mi rareza, yo percibo su calor.
– Ahí estaré…
Aunque la conversación no fue precisamente la más larga y cálida, comprendí que los monosílabos decían más que mil palabras. He sitiado el terreno perfecto para volver a verla y he pensado que quizá eso me pone nerviosa pero a la vez con un fuerte deseo de no perder terreno. Soy una artista y si ella me lo permite, perpetuaré su imagen hasta la posteridad para que miles de personas contemplen lo que nunca nadie podía haber visto de una modelo. Yo deseo capturar su alma y no su cuerpo. Ahora tenía una meta fija.
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Querida Yoona, nuevamente he pensado que esto de escribir cartas es mucho mejor que un texto vía red social. No me siento antaña al hacerlo porque creo que el romance se revela a través de mis propias palabras y no mediante objetos tecnológicos. ¿Recuerdas la vez que estaba ansiosa por convertirme en escritora? Y también ¿Recuerdas que intenté escribir una novela con poco éxito? Al principio pensé que si me convertía en escritora mi personalidad se tornaría tan elitista y maldita pues me malograría el espíritu terminando como una simple mujer con tantos deseos incumplidos.
Los artistas como los escritores, pintores, escultores, cineastas, fotógrafos… son simples soñadores que quieren volver la fantasía en realidad y creer que esa fantasía es aún mejor que el mundo terrenal. No creas que estoy saliéndome del tema pues evidentemente quiero que sepas que todos los que pensamos eso, logran a gran escala romper con la ruptura de los mundos y somos tan sensibles que podemos ser derribados por nuestras propias creaciones. Jessica Jung era simplemente la mujer que he estado buscando porque figura lo que nunca he buscado y lo que finalmente encontré. Es algo difícil lo que te digo pero ahora entiendo la perdición de los hombres y mujeres que se enamoran. Pero es aún peor cuando te enfrentas a la muerte, la muerte desgraciada y agraciada. Volver a Jessica Jung era mi plan y repasé la fórmula adecuada para acercarme a ella, créeme el siguiente encuentro fue aún mejor.
El viernes por la noche estaba tranquila mirándome al espejo comprobando que mi cabellera se mantuviera en orden y mi vestido azul oscuro mantuviese su armonía. Debo decirte que la imagen para mí era importante pero eso no significaba que me importara tanto el físico, yo era y tú lo has sabido muy singular en cuanto a la belleza algo ambigua. Sabía de antemano que aquella fiesta era tan exclusiva que altos empresarios y millonarios asistirían. Yo no me quedaba atrás en cuanto a la cuestión económica y decidí hacer uso un pode mi presunción. Me subí al Rinspeed que mi padre me regaló el año pasado y me dispuse a ser puntual en la fiesta.
Al llegar ahí comprobé que la mansión de Jessica Jung o quería suponer que era su vivienda estaba infestado de personajes, idols, empresarios e incluso personajes políticos. Si que realmente la joven podía hacer su fiesta en grande, apenas y conocía a algunas personas que eran socios de mi padre o algún conocido que quizá ni recuerde su nombre, finalmente no importaba estar sola. Para mí la soledad era la mejor compañera en esta noche, con suerte y Jessica Jung me dedicaría un par de minutos. Entré sin dificultad gracias a la invitación que me enviaron dos días después de nuestro encuentro y estaba decidida a lograr otra entrevista con ella.
La joven hizo su aparición triunfal con un elegante atavió rojo, largo y entallado. Siempre he creído que el rojo es el color de la perdición, no de la pasión y no del amor, imagino que ella sabe perfectamente las intenciones de su vestimenta pues su inteligencia en cuanto a los colores era impresionante. No era la única que degustaba su figura y la devoraba con placer, me sentía como una mujer ansiosa de carne, ansiosa de su espíritu, así que Lilly –es decir, mi cámara- no podía faltar para la velada.
Jessica Jung parecía muy ocupada con todos los individuos que se le acercaban para felicitarla, me percaté que pudo verme desde el largo pasillo que daba vista al salón principal pero yo sólo me limité a tomar de la copa que me habían ofrecido, no podía perder la paciencia, nunca la he perdido cuando se trata de lograr un objetivo. Sin embargo algo era extraño, algo en Jessica Jung no estaba bien, algo no concordaba en lo que veía. Mi respiración se tornó inconstante, mis ojos miraban otro panorama y la desesperación comenzó.
Las horas pasaron en la velada y los invitados gozaban retozándose de sus propios triunfos sin darle mayor importancia al cumpleaños de la princesa de hielo. Era como estar en un mar de demonios que se alimentaban de la energía de la princesa y ella no se me acercaba a pesar de que presentía que sentía la necesidad de hacerlo, yo tampoco decidí acercarme.
La modelo se encontraba más sola que nunca hasta que un caballero de su edad se le acercó para dirigirle un par de frases en el oído y hacer que los dos caminaran para alejarse de la multitud. Desde luego que me sentí intranquila al perderla de vista y opté por seguir a la pareja hasta llegar a un alejado jardín deshabitado y lejos de los ojos curiosos. Pero yo me escabullí como una experta del escondite, aguardando lo que podía pasar.
1,2, 3,4, 5, 6, 7,8, 9. 10…Hablaban…
11, 12,13, 14, 15, 16, 17, 18…Gritaban
19, 20, 21, 22, 23, 24,2 5…Forcejeaban
Y entonces el apuesto galante decidió propiciarle un golpe certero en la mejilla que desequilibró por completo el cuerpo de mi mujer, mostrándola como una joven desvalida y susceptible. Mi furia creció a límites sobre humanos pues no importaba la razón pero su belleza no podía ser opacada por un vulgar individuo. Salí de mi escondite no para ser la heroína de la historia sino dispuesta a ser la asesina de mi inspiración humana.
Mis movimientos fueron tan rápidos que el hombre apenas pudo lamentarlo. Le profesé tres golpes diversos, en la mandíbula, en el estómago y la entrepierna. Necesitaba hacerle lamentar que había cometido el peor de los errores. Lo arrastré hacia el piso vegetal y lo miré a los ojos como una cínica fuera de sus cabales.
– Tú acabas de cometer el peor error de tu vida, pedazo de mierda… – Mi mirada era tan fresca amurallada de maldad, gozosa de verlo sufrir. – ¡No vuelvas a tocarla!
– ¡Detente! – La escuché gritar en un sonido gutural y discordante. La princesa me rogó que me detuviera antes de que azotara y rompiera la cabeza del misterioso agresor – No vayas a matarlo…
De repente, como si hubiese sido la orden absoluta, un golpe de lucidez se presentó nuevamente en mi materia gris y sólo logré propiciarle otro puñetazo en la cara para que comprendiera que si yo quería, incluso por mi condición de mujer, estaba dispuesta a hacerle ver la peor de las torturas.
– Vete… – Le sonreí. El hombre por sus facciones se notaba que el miedo lo invadió por completo que ni siquiera pudo hacer contacto visual con Jessica así que salió corriendo del lugar sin siquiera poder recriminarme o gritarme. ¿De verdad logré joderle los nervios? Si no era así, no importaba, nunca me ha importado meterme en problemas.
Jessica se alejó unos metros para recargarse en el arbusto más cercano y comenzó a sollozar, no quiso mirarme, no quiso hacer otra cosa más que concentrarse en su propia melancolía. No quise interrumpirla, no por ahora, logré concertar una cita aunque tuve que realizar ciertos estragos. Me quité las zapatillas y caminé dando vueltas por el agotamiento y el placer de la adrenalina, decidí acercarme poco a poco, sentándome a unos pasos cerca de ella.
La escuchaba llorar por lo bajo, la escuchaba ser destruida y me fundí en el éxtasis de su faceta, deseaba estar siempre cuando llegaba al punto más vulnerable y más inquebrantable, deseaba retratar cada partícula de su esencia. Acomodé mi cámara profesional para realizar el enfoque a su rostro pero justo antes de que le tomara la fotografía, ella cruzó sus ojos rojizos e hinchados hacía mí. Yo sólo sonreí.
– Jessica Jung, eres hermosa…
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