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Trabajando con la confianza

Una nueva mañana llegó a la ciudad de Washington D.C. La ciudad brillaba por los rayos del sol pero en la mente de Tiffany Hwang una tormenta se apoderaba de su ser. Por qué cuando todo parecía ir bien en su nueva misión Kim Taeng tenía que aparecer en su vida? Cuando lo conoció se dejó llevar por su galanura, por su caballerosidad, por el brillo de su mirada, por la maravillosa sonrisa que iluminaba su rostro. Sin embargo, sabía perfectamente dentro de ella que nunca podría estar con él. Y menos después de haberlo engañado. Había tratado de no volver a pensar en él desde aquel día en que a su manera se despidió de él. A base de concentración y mucho trabajo en sus misiones lo había logrado pero ahora… Apareció en su vida de una forma que jamás imaginó. Lo había tenido tan cerca de ella… Oler su piel, sentir sus labios, perderse en su mirada. Volver a verlo la había hecho sentir muchas cosas dentro de ella. No sabía si era excitación, emoción, temor, amor… Pero cómo podía saber si estaba enamorada si nunca en la vida se había permitido eso. Era una agente entrenada que había perdido la facultad de amar a alguien cuando sus padres fueron asesinados. A Jessica la quería como una hermana pero cómo saber si lo que Taeng la hizo sentir en el pasado era amor en realidad. Desgraciadamente Tiffany sabía que debía tragarse todas sus emociones y seguir con la misión que le habían encomendado. Por lo pronto debía levantarse y emprender el viaje hacia su destino, aquel destino que estaba jugando en su contra en ese mismo momento.

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Kim Taeng se había levantado muy temprano esa mañana. Y la razón era muy simple: No dejaba de pensar en Anielle. Nunca supo su apellido. A duras penas supo su nombre. Desde el momento en que su mirada cruzó con la de ella supo que era la mujer de su vida, que no habría otra mujer a la que pudiera mirar, a la que pudiera amar. Y todo había sido por culpa de un delfín. Aquel día en que visitó el Sea Life London Aquarium nunca pensó que su vida daría un giro de 180 grados. Desgraciadamente ella no era la mujer que él pensaba. Bastaron solo 3 días para amarla y toda una eternidad para buscar la razón por la cual ella lo había engañado. Pero ahora era demasiado tarde. Ella había desaparecido de la faz de la tierra y tal vez eso había sido lo mejor porque llevaba tres años buscando a un fantasma. Ahora había regresado a su hogar, aquel hogar que le había dolido dejar.

-En qué piensas hijo? –Una voz familiar lo sacó de sus pensamientos.

-En que han cambiado mucho las cosas por aquí. –Respondió Taeng en el instante en que le servían el desayuno en el comedor.

Sooman tomó asiento a su lado mientras John se dirigía a la cocina para traerle su desayuno: -Creo que todo sigue igual. Lo único es que tú te has convertido en un hombre hecho y derecho mientras que yo y toda la banda hemos envejecido. Lo que ahora te pregunto es si estás de acuerdo en la propuesta que te hice.

-Creo que todavía es muy pronto para hacerme cargo del negocio. Me he preparado mucho pero tienes muchas cosas que enseñarme. –Confesó Taeng después de beber un poco de jugo de zanahoria.

-Sabes que lo haré Taeng. Tú eres lo más importante que tengo en la vida y fue por ello que te envié al extranjero. –Sooman le respondió con el corazón en la mano.

Taeng miró a su padrino a los ojos para decirle: -De niño no supe entenderte. Pensaba que no me querías a tu lado pero ahora entiendo que todo lo hiciste para mantenerme a salvo.

-Así es Taeng. -Contestó Sooman: -Lo que ahora me interesa es que tanto tú como Tiffany aprendan a manejar el negocio.

-Tiffany… -Taeng no pudo evitar pensar en lo que había ocurrido la noche anterior cuando la dejó en su casa pero en su mente tenía una duda: -Puedo saber por qué te interesa tanto ayudarla?

Mientras John le servía el desayuno al dueño de la casa, éste le contestó a Taeng: -Como bien lo sabes, me gusta apoyar a la gente, quiero que se supere y tenga un mejor futuro para su familia. En su caso, Tiffany es una joven que no tiene a nadie, sus padres murieron en un accidente automovilístico y por ello ya no pudo seguir estudiando. Además, por ella estoy aquí. A ella le debo ver el sol cada mañana, a ella le debo la vida. Es por ello que quiero ayudarla, quiero apoyarla a que estudie una carrera, a que se desarrolle profesionalmente, que sea alguien en la vida. Darle la oportunidad que la vida le negó hace tiempo.

Taeng sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de su padrino: -Sabes que eres mi ejemplo a seguir verdad?

Sooman esbozó una gran sonrisa: -Claro que lo sé! Siempre lo has dicho aunque no lo merezco. Hay cosas que no he debido hacer y tú lo sabes mejor que nadie.

-Pero sé las razones por las que las has hecho.-Respondió el joven Kim al ver el semblante ahora triste de su padrino.

-Buenos días a todos! -En ese instante Tiffany apareció frente a sus ojos. Se acercó a Sooman para saludarlo con un beso en la mejilla. Después hizo lo mismo con Taeng como si se conocieran de toda una vida. Mientras tomaba asiento en el comedor exclamó:

-Lamento un poco la tardanza pero el tren tuvo una avería y estuvimos esperando a que arreglaran el desperfecto. –Alguna excusa debía dar pero en realidad quería evitar ver a Taeng y más después de lo que había ocurrido entre ellos la noche anterior.

-No te preocupes Tiffany. Le voy a decir a John que te sirva el desayuno. –Respondió Sooman mientras se disponía a llamar a John pero ella lo interrumpió:

-No es necesario Sooman. Ya desayuné. –Al escuchar a la joven, Sooman la miró intentando averiguar en su rostro si decía la verdad.

-De verdad! –Dijo ella al ver que su jefe no le creía en lo absoluto.

Sooman dudó de las palabras de la joven así que dejo solos a los dos jóvenes. Ambos se quedaron en silencio hasta que:

-Quiero pedirte una disculpa por lo que pasó anoche. No debí besarte. –Taeng se sentía mal por haberse dejado llevar por el recuerdo de Anielle.

-Olvídalo por favor Taeng. Eso ya es cosa del pasado. Hay que vivir el presente como si fuera el último día de nuestra existencia. –Por su parte, Tiffany también quería olvidar. Hacer de cuenta como si nada hubiera pasado y seguir adelante con sus planes.

-En verdad crees eso? –Le respondió Taeng con singular inquietud.

-Si. El ahora es lo que importa. Así que no tienes que preocuparte por lo que pasó anoche. Hoy debemos trabajar juntos.

De pronto, Sooman regresó al comedor mientras John llegaba con una ensalada de frutas y un jugo de naranja para Tiffany. Ella no tuvo más remedio que empezar a comer mientras Sooman decía:

-Bien, el día de hoy Tiffany va a revisar los documentos que tengo en el despacho para que se vaya familiarizando con el negocio. Taeng irá conmigo a ver a unos clientes que requieren de nuestros servicios. Espero que no te aburras con tanto papeleo. Ah! Y aprovecha para buscar información sobre escuelas de idiomas.

-No te preocupes por mí. Tengo todo el día para leer tus documentos. –Respondió ella después de beber un sorbo del jugo de naranja.

-De acuerdo. Entonces, vámonos Taeng. Nos vemos en un rato.

Tiffany asintió mientras terminaba su última porción de fruta. Así fue como vio salir a su jefe y su ahijado. Minutos después, Tiffany se levantó de su asiento para dirigirse al despacho de Sooman llevando una taza con café recién servido. Parecía que el destino ahora se estaba poniendo de parte de Tiffany. Tenía carta abierta para inspeccionar los documentos de Sooman y sus negocios. Sabría que ahí encontraría las pruebas necesarias para descubrir el tráfico de armas en el que estaba involucrado su jefe. Así, tomó asiento en la silla principal del despacho. Observó que solo había un abrecartas encima y su computadora portátil, la cual encendió de inmediato. Asombrada, pudo darse cuenta de que no debía hackear ninguna contraseña para entrar. Pensó que Sooman le hubiera dado la contraseña en caso de que la tuviera. En este caso se dio cuenta que cualquier persona podría entrar a ver sus documentos. Al ver por fin el fondo de pantalla sintió algo extraño dentro de su ser al ver una imagen de Sooman con Taeng. Al ver sus hermosos ojos volvió a preguntarse el por qué había aparecido justo en ese momento, el por qué había tenido que mentirle de nuevo. Desgraciadamente su profesión le impedía tener una relación formal con alguien. Casarse y tener hijos era algo que estaba fuera de su mente debido a su extraña forma de vida. Sin embargo, al ver a Taeng por primera vez años atrás imaginó una vida a su lado, una vida en la que fuera realmente feliz. Con su mano acarició la pantalla de la computadora justo en la mejilla de Taeng. Pero su instinto la hizo volver a su momento actual. Decidió pues, abrir las carpetas de archivos para comenzar a leer. Fue así que descubrió que el negocio de Lee Sooman en realidad se llamaba SM Exports ya que en un principio únicamente exportaba frutas y verduras que cultivaba un pequeño comerciante. Con el paso del tiempo comenzó a importar productos provenientes de Europa para venderlos en la zona turística de Inner Harbor. Fue por ello que decidió poner su almacén y centro de operaciones en ese lugar. Él mismo se encarga