Tu POV

El tiempo se movía rápido, complicándome los estudios. Era más difícil de lo que pensaba, el ir a una universidad. Me pasaba los días fuera de casa, con lo que no veía mucho a Haeun, aunque necesitabaa estudiar duro. Y junto a eso, ver a Minho.

Después de aquel día nos habíamos estado viendo. Me había pedido el número de teléfono y habíamos mantenido el contacto. Pese a que no nos veíamos muy a menudo -yo por mis estudios y él por el horario con SHINee-, solíamos encontrar breves momentos para estar juntos.

Habían pasado meses desde que nos habíamos conocido, aunque se sentía como una eternidad. Parecía como si lo conociera desde siempre. Era bueno, me hacía reír, me apoyaba en todo, y parecía que le gustaba. Yo a él. A una persona tan maravillosa le parecía interesar una chica ordinaria y con nada que ofrecer, aparte de mi amor.

-Ya me lo das todo, ¿no te das cuenta? -me dijo una vez que salió el tema-. Me gustas porque eres una persona hermosa, amable, te preocupas por los demás y siempre intentas ayudar a todo el mundo incluso aunque a veces, no eres capaz. Me gustas por eso y por mucho más... Cuando estoy a tu lado, me siento en paz.

Con esas palabras me había quitado el aliento. Yo era importante para él y formaba parte de su vida. Le había abrazado fuertemente, intentado convencerme de que era real y no sólo un precioso sueño.

Me acuerdo del día que Minho y Onew nos llevaron a Yoonji y a mí a la residencia de SHINee. Mi amiga y yo intentábamos no mostrar demasiada excitación, actuamos como dos novias simplemente curiosas por el grupo de sus novios, aunque costaba una barbaridad. Al fin y al cabo, íbamos a entrar en su espacio más personal -sin contar el espacio familiar-, ¿quién no se podría histérico por eso?

Habíamos estado "poniéndonos al día" con SHINee sólo desde que empezamos a salir con los dos. Sí, estábamos curiosas por su música y los veíamos en la tele cuando salían en algún programa -o un dorama en el caso de Minho-, pero íbamos paso a paso mostrando interés en ellos, sin excedernos nunca.

Al entrar en su piso, lo primero que hicieron fue presentarnos al resto de los miembros. Todos nos saludaron amablemente y muy amistosos. Recuerdo a Key cogiéndome por los hombros y mirándome con mucho interés y luego hacer lo mismo con Yoonji. Las dos nos quedamos sin entender, a lo que él exclamó:

-¡SHINee os da oficialmente la bienvenida!

Todos nos reímos, lo que me relajó mucho en aquel momento. Había estado nerviosísima, intentando controlar esas emociones que parecían querer explotar en cualquier momento. ¿Cómo tenía que sentirme si finalmente, estaba pisando el piso donde SHINee andaba todos los días, donde dormían y comían, donde compartían todos sus secretos? Éste era un sueño hecho realidad.

Cenamos allí mismo, todos actuando con soltura, lo que realmente me hacía feliz. Siempre había deseado ser su amiga, estar en aquella situación. Jonghyun no paraba de hablar y contarnos cosas divertidas lo que nos hacía reír escandalosamente. De verdad era como en la televisión. Hablando y burlándose de los demás del grupo, ésa era su especialidad, aunque a veces, eran los otros quienes se burlaban de él muchas veces. Key interactuaba más con Yoonji y conmigo, preguntándonos sobre nosotras, a lo que nos contó que lo conocía casi todo gracias a Onew y Minho, quienes supuestamente no paraban de hablar de nosotras. Esa vez me reí de verdad. Eran tan monos. Taemin se burlaba de ellos por ese hecho, diciendo que eran demasiado empalagosos, tapándose el cuerpo con las manos dramáticamente mientras que gritaba:

-¡No me infectéis!

Nos reímos todos excepto Minho que le tiró un cojín a la cara.

-Definitivamente, cuando yo me enamore, no va a ser así de cursi -nos había dicho Taemin tras recuperarse del ataque, mirándonos a Yoonji y a mí con una sonrisa traviesa.

Yo siempre había visto a Taemin cariñoso con sus compañeros de grupo, aunque parecía que no le gustaba demostrar completamente sus sentimientos. Era reservado y no compartía sus más preciados secretos con cualquiera, sólo con sus amigos más íntimos, y éstos no eran muchos. Yo sabía que Kai era su mejor amigo y que debería saberlo todo sobre él. Yo también quería saberlo. Sentí curiosidad por ese chico misterioso, que durante toda la tarde no me quitaba el ojo de encima, observándome, evaluando como yo lo hacía con él. Igual podemos ser amigos, pensé mientras le devolvía la mirada.

Cómo iba a saber yo que aquellas miradas inocentes iban a complicarlo todo.