Capítulo II
Miedo a perderte (Continuación Experiencia vs Inocencia I)
Yo estaba muy nerviosa cuando, el segundo día de Navidad, nos dirigimos al aeropuerto. Esta vez no era como en el verano. Yo ya había volado antes y, además, conocía a Tiffany mucho mejor. Pero América era algo nuevo para mí. Sólo sabía de allí lo que había visto en televisión.
Para poder conocer el país y a su gente, me hubiera gustado, después, mucho después, volar hasta allí y conducir por la Route 66 con una caravana alquilada o un auténtico camión americano. Como otras muchas de las cosas que iban asociadas a Tiffany , no me podía ni creer la forma en la que iba a conocerlo por primera vez.
Como había hielo y nieve en la carretera, esta vez fuimos al aeropuerto con el Volvo y no con el Jaguar. Resultaba fantástico tener muchos coches y poder elegir cuál se utilizaba según el tiempo que hiciera.
—¿Por qué no vamos a un hotel? —pregunté por enésima vez, mientras esperábamos la salida. Tiffany apartó la vista con aspecto nervioso.
—Porque he alquilado una casa. —Luego me hizo cosquillas—. Y ahora cállate de una vez. No te comportes como una niña.
—Soy una niña —dije, mientras intentaba sujetarle las manos—. Es la primera vez que viajo a América. Es una experiencia infantil para mí.
—Entonces sé una niña, pero no una cría —contestó. —Pero en un hotel nos atenderían mucho mejor —añadí.
—No mejor que donde vamos —dijo ella—. Todos los días vendrá una chica a limpiar y arreglar la casa. Además, hay un servicio que te hace la compra si quieres cocinar, cosa que sí deseo hacer. Y para eso necesito una cocina y en un hotel no la tengo.
—¿Y cómo es? —pregunté. Ella se mostró satisfecha.
—Déjate sorprender, porque no te lo voy a contar ahora. —Por favor, Tiffany …, ¿cómo es? —supliqué.
—Eres terrible —dijo ella—. Es una casa como todas. ¿Cómo si no? —Pues tú eres una ordinaria —repuse, molesta.
—Ya lo sé. —Tiffany se mostró aún más satisfecha—. Pero no quiero estropearte la sorpresa. Lo único que te puedo decir es que es muy hermosa.
Sobre todo, lo que sí era seguro es que habría resultado muy cara, pero ahora yo no quería pensar en eso. Claro que nunca me lo hubiera podido permitir sin Tiffany , pero ella había llegado a la conclusión de que yo me tomaba todos aquellos lujos como algo muy natural. Resulta muy fácil acostumbrarse a esas cosas.
—El único problema que hay con Aspen es lo que se tarda en el vuelo y el cambio de horario — dijo Tiffany , cuando ya estábamos sentadas en el avión, en primera clase por supuesto. Seguro que ella nunca había ido en clase turista—. Siempre me lo pienso dos veces antes de volar allí, pero, cuando me acuerdo de la nieve en polvo y de sus maravillosos paisajes, repito de nuevo. —Se rio—. ¿Cómo puede resistirse alguien a un lugar cuyo lema publicitario es: Fresh air served daily? Me hubiera gustado haberlo podido inventar yo.
—Ahí se ve lo que hace la publicidad —dije, con una sonrisa, y la miré—. Seguro que te ha agradado por eso.
—Sí, si perteneces a mi gremio —contestó— nunca sabes realmente lo que puedes provocar.
Existen miles de estadísticas que han estudiado la influencia que ejerce la publicidad en el comportamiento de los clientes, pero, aun así, nunca se sabe nada de un modo preciso, porque no hay forma de mirar dentro de la cabeza de las personas. ¿Por qué se compra un producto? ¿Por la publicidad o porque te lo ha dicho la vecina? Es imposible saberlo de verdad.
—Pero lo cierto es que los que te encargan el trabajo piensan que la publicidad ejerce una influencia —afirmé.
—Eso es cierto —agregó—. Y mientras siga teniendo tantos contratos como los que hay ahora, es algo en lo que no voy a pensar mucho. A pesar de que, por supuesto, con cada nueva campaña hay que pensar en la forma de llegar a los clientes potenciales. En todo caso, siempre esperamos que nuestro trabajo tenga un significado. —Lanzó un suspiro.
—Por eso prefiero ser periodista —dije yo—. Uno sabe que su trabajo tiene un significado, y no hay que echar mano de las estadísticas para confirmarlo.
—¿Estás segura? —preguntó, alzando las cejas—. ¿Qué es lo que es tan importante en el periodismo? De hecho, hay veces que tengo mis dudas cuando leo ciertos artículos.
—Bueno —respondí—, existen muchos tipos de periodismo. Mi modelo es Mi Sang. Es maravillosa. Y sus artículos siempre están bien fundados y documentados, y son interesantes e independientes. No acepta órdenes de nadie. A mí me gustaría llegar a hacer lo mismo alguna vez.
Tiffany me miró con una expresión extraña en el rostro.
—Mi Sang es reportera de guerra —dijo—. Podía haber recibido algún disparo o ser alcanzada por una bomba. Cuando me acuerdo de sus crónicas desde Bagdad, bajo una lluvia de bombas… —Se estremeció.
—Sí, claro. Es algo muy atractivo. No resulta ser un trabajo tedioso en la oficina. —La miré—. Oh, perdona, con eso no quería decir que tu trabajo sea aburrido sólo porque tú trabajes en una oficina.
—Bueno, muchas gracias —contestó, burlona. Luego se puso otra vez seria—. ¿Desde cuándo sientes tanta ansia por las aventuras? Yo pensaba que eras algo tímido.
—Sí, soy tímida —repuse—, pero desde hace un tiempo —dije, mientras mantenía mi mirada en ella— siento el deseo de vivir aventuras.
Tiffany debía de saber a lo que me refería, pero no dijo nada. —¿Cuándo llegamos? —pregunté.
—Estaremos en Denver a las tres de la tarde —dijo—. Luego haremos escala para ir a Aspen. El vuelo hasta allí dura poco más de una hora.
—¿A las tres? —Miré mi reloj—. Faltan dos horas. ¿Se tarda tan poco en llegar?
—Bueno, eso sólo si vas en la nave Enterprise de Star Trek —dijo, con una sonrisa—. Debes restar la diferencia horaria. Me refiero a las tres de la tarde, hora local. Según nuestro horario estaremos en Aspen sobre la medianoche, pero allí serán las cuatro de la tarde.
—¡Cielos! —contesté.
—Sí. —Sonrió—. Y luego tienes que permanecer despierta hasta que sea la hora de irse a dormir. Hay que luchar contra el jet-lag. —Señaló mi muñeca—. Lo mejor es que cambies ya la hora y así te resultará más fácil acostumbrarte al nuevo horario.
Atrasé ocho horas mi reloj. En aquel momento eran las cinco de la madrugada, lo cual, era imposible, porque a esa hora yo estaba acostada en mi cama y dormía de forma plácida y profunda.
—¿Cuánto t
Comments