Capítulo XVII

Miedo a perderte (Continuación Experiencia vs Inocencia I)
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—¡Arriba, arriba! —Victoria estaba en la puerta y reía—. ¡El sol ya ha salido y debemos partir de inmediato!

 

—Pero ¿realmente hemos dormido? —preguntó Sulli con los ojos entrecerrados—. Si casi acabamos de acostarnos.

 

 

—Ya hemos dormido lo suficiente —dijo Victoria con jovialidad—. Cuando estemos ahí fuera, el aire del mar se llevará el cansancio que se quede en el cuerpo.

 

 

 

—Sobre todo en los ojos —repuse, irritada.

 

 

 

—Eso también —asintió Victoria de buen humor—. Pero no ocurrirá si se quedan más tiempo tumbadas. Denos un chapuzón en el mar para espabilarse o tendrán que quedar en casa.

 

 

 

Eso me obligó a levantarme de inmediato. —¡De ninguna de las maneras! —exclamé.

 

 

—Entonces vamos. —Victoria estaba contenta. Se dio la vuelta y nos dejó solas a Sulli y a mí. —Levantarse con el sol —murmuró Sulli desde la cama—. Esto no me lo habías dicho.

 

—¿Y cómo lo iba a saber? —pregunté—. Yo me voy a meter en el mar, como nos ha recomendado Victoria. No quiero quedarme en tierra.

 

 

—Bueno, bueno —gruñó una vez más Sulli, mientras se levantaba—. Yo también voy. Eso de darse un baño en el mar a una hora tan temprana debe de ser algo especial de verdad.

 

 

 

A pesar de que todo estaba muy tranquilo y no había nada de agitación, un instante después zarpamos con una flotilla de barcos de pesca. Una vez fuera del puerto, los pesqueros se repartieron en todas las direcciones y nosotras nos encontramos solas en el mar con el barco de Spyrse.

 

 

 

Yo sentí cierto miedo. Aquélla era en verdad la inmensidad a la que yo temía. ¿Cómo se podía encontrar allí a un único barco? En el puerto, el yate de Tiffany  destacaba por ser muy grande, pero eso era debido a que el propio puerto era diminuto. Pero aquí fuera…, aquí fuera, por grande que pareciera, no era mayor que una cáscara de nuez.

 

 

 

—Ella me habló de algunas islas donde siempre compraba pescado fresco —dijo Spyrse—. Vamos a ir allí.

 

 

 

Asentí. Habíamos comprado en muchas de aquellas islas cuando hicimos nuestra excursión, pero ya no me acordaba de los nombres. M e alegré de que Spyrse lo supiera.

 

 

 

Tardamos todo el día en recorrer tres islas que casi no reconocí. Había pasado mucho tiempo y todas me parecían iguales. En una de ellas encontramos a un pescador que se acordaba de haber vendido pescado a Tiffany . Todos se acordaban de ella y de su barco, pero la compra había tenido lugar tres días después de su salida y de eso ya hacía mucho tiempo. Por lo menos ahora sabíamos que había ido en ese rumbo.

 

 

Al llegar la tarde regresamos a puerto. Fuimos los últimos y las demás barcas de pesca ya estaban amarradas. Spyros y los demás propietarios de los barcos intercambiaron información y Victoria nos sirvió de traductora.

 

 

 

—Se ha podido seguir muy bien su ruta. Ha sido vista en algunas islas, pero desde hace unas semanas nadie ha vuelto a verla.

 

 

 

—A saber dónde puede estar —apuntó Sulli.

 

 

 

—Puede que sea cerca del último lugar en el que fue vista —replicó Victoria—. La gente de allí le desaconsejó que siguiera su camino, porque parecía muy débil. Pero no quiso escuchar a nadie.

 

 

 

«Muy típico de Tiffany », pensé. ¿A quién escuchaba ella?

 

 

 

—¿Y cuál fue ese último lugar? —pregunté.

 

 

 

—Iremos mañana allí con todos los pesqueros y continuaremos la búsqueda —dijo Victoria—. Eso será lo más sensato.

 

 

 

¡Mañana! Con cada día que pasaba me parecía que la salud de Tiffany  empeoraba. Por regla general, ella siempre había descansado de una forma espléndida mientras estaba en el Egeo: recargaba las pilas, estaba sana, tostada por el sol y llena de energía para el regreso. Pero esta vez parecía distinto. ¿Por qué no había ido a un puerto, si se sentía enferma? ¿Por qué no se había dirigido a una ciudad mayor, a fin de poder visitar a un médico? ¿O acaso lo había hecho y por eso nadie la había visto?

 

 

 

—A lo mejor lleva algún tiempo en un hospital en Atenas —dije, esperanzada.

 

 

 

—No. —Victoria negó con un ademán de la cabeza—. Los prácticos de los puertos se mantienen siempre en contacto unos con otros. Si hubiera llegado un barco a Atenas, lo sabrían. —Me miró—. Han preguntado en todos los puertos, incluso en los más pequeños. Nadie tiene constancia de haber visto un barco como el de Tiffany .

 

 

 

 

El día siguiente comenzó como el anterior, con la salida del sol. Partimos y esta vez la flotilla iba reunida, pues todos llevaban el mismo rumbo. ¡Si yo no hubiera sido un marinero de agua dulce puede que hubiera sido capaz de reconocer algo! Para los pescadores, cada ola parecía tener su propio nombre; en cambio para mí todo era agua, un horizonte infinito y un eterno ir de un lado para otro. Apenas pude disfrutar del sol.

 

 

 

Mientras Victoria y Spyros miraban al agua, Sulli se encontraba sentada a mi lado en un pequeño banco del bote.

 

 

 

—El día de ayer fue muy prometedor —dijo para consolarme—. Al menos ahora sabemos dónde no está.

 

 

 

—¡Pero no dónde está! —Interrumpí su charla—. Sulli, cuando vine aquí pensaba que quería hablar con Tiffany, pero ahora… ¿Qué voy a hacer ahora? —Apoyé la cabeza en las manos—. ¿Qué puedo hacer ahora? —Alcé la vista—. ¡Aquí no hago nada! ¡M e limito a estar sentada!

 

 

 

—Tan sólo llevamos un día de búsqueda —respondió Sulli—. Las cosas no van tan rápidas. — Me tomó la mano—. Victoria dice que la encontraremos a base de ir a todas las islas. Yo creo lo que dice Victoria.

 

 

 

—Porque Victoria y tú… —me mordí la lengua.

 

 

 

—Porque Victoria y yo, ¿qué? —Sulli mostró una cierta satisfacción—. ¿Porque me gusta? ¿Piensas que lo digo por eso? —Me acarició la mejilla—. Victoria me gusta mucho, en eso tienes razón, pero no creo que eso limite mi claridad de juicio. Los pescadores de aquí conocen el mar. No podemos competir con ellos, y por eso nos parece que muchas cosas carecen de sentido. Pero yo creo que, si se ha vivido toda la vida junto al mar y en el mar, las cosas se ven de otra forma.

 

 

 

Alcé la vista y vi que Victoria nos miraba desde la proa, estaba allí al lado de Spyros.

 

 

 

—¿Has…? —titubeé—. ¿Has hablado con Victoria? —pregunté—. Quiero decir si le has dicho… —¿Que  ella  me  gusta  de  la  forma  en  la  que  me  gusta?  —Sulli  suspiró—.  Casi  no  nos conocemos. Y… como voy a saber si… No, no creo que sea una buena idea. —Se reclinó contra la estrecha borda—. Voy a soñar con ella cuando llegue a casa, me imaginaré su negro pelo agitado por el viento mientras el barco recorre el mar y recordaré cómo ríen sus ojos cuando la miro. —Suspiró de nuevo—. Va a ser un recuerdo maravilloso.

 

 

 

A lo mejor Tiffany  sólo era un recuerdo para mí, pensé en ese momento. Quizá tampoco la volvería a ver y a Sulli y a mí sólo nos quedaría el recuerdo común del cabello, ondeante en el mar, de aquellas dos mujeres a las que nunca volveríamos a ver.

 

 

 

—¡No! —dije con decisión.

 

 

 

—¿No, qué? —Sulli me miró, interrogante—. ¿Qué quieres decir con eso? ¿No va a ser un recuerdo maravilloso?

 

 

 

—Sí, claro. Pero quizá sea un recuerdo de algo más que lo que acabas de decir.

 

 

 

—Eso es una idiotez, Krystal . —Sulli miró al frente, donde Victoria contemplaba el mar—. Una idiotez maravillosa, pero a fin de cuentas una idiotez.

 

 

 

—Nos ha mirado en el momento en que tú me has cogido de la mano. Yo no diría que es una idiotez lo que he visto en su mirada.

 

 

 

—¿Y qué es lo que has visto? —preguntó Sulli.

 

 

 

—Creo que conozco el significado de esa mirada —respondí.

 

 

 

—Seguro que la has interpretado mal —dijo Sulli, como si rechazara aquel pensamiento.

 

 

 

—Yo creo que no. —Esta vez me mostré testaruda. Si yo no podía ser feliz, al menos que lo fuera ella.

 

 

 

Sulli miró hacia delante procurando no ser vista por Victoria, que no miraba en nuestra dirección. —¿Estás segura? —preguntó.

 

 

 

—Bastante —contesté—. Yo creo que piensa que somos pareja y por eso se mantiene alejada de ti. Si tú no tomas la iniciativa…

 

 

 

—Bah…, tomar yo la iniciativa… Nunca lo hago. Hice un gesto con la boca y luego me levanté.

 

 

—¡Victoria! —grité—. ¿Podemos cambiar nuestros puestos?

 

 

 

Victoria se dio la vuelta y asintió. Vino hacia nosotras mientras Sulli me miraba con cara de espanto.

 

 

 

—Aprovecha tu oportunidad —le dije y pasé, sonriente, junto a Victoria en dirección a la proa. Spyros escudriñaba el mar con las cejas muy arqueadas. Me coloqué a su lado e hice lo mismo para tratar de descubrir algo, aunque lo único que veía era una superficie infinita de agua. —Es inútil —murmuré.

 

 

 

—El mar es nuestro amigo —dijo Spyros—. Él nos dirá dónde está.

 

 

 

—¿Y cómo puede ser? —pregunté, cansada—. No lo podemos rastrear centímetro a centímetro; tardaríamos años.

 

 

 

—Te preocupas mucho de tu amiga porque puede estar enferma. —Spyros me miró—. Eso es lo que hacemos todos.

 

 

 

—¿Por qué no me dijo que las cosas no le iban bien? —me pregunté casi a mí misma—. Yo podría haberla ayudado. Pero, en lugar de eso, coge un avión hasta Grecia y se refugia en el mar.

 

 

 

—¿No lo entiendes? —preguntó Spyros—. Yo sí lo entiendo. Todo el que ama el mar haría lo mismo. El mar nos cura si enfermamos y nos consuela si nos sentimos tristes. El mar lo es todo para nosotros. Siempre está ahí cuando lo necesitamos.

 

 

 

—¡Pero el mar no es una persona! —exclamé disgustada.

 

 

 

—No lo entiendes. —Me miró, sonriente—. No lo puedes entender. —Dirigió de nuevo la vista al frente, al mar infinito.

 

 

 

No, yo en realidad no lo entendía. Aquella vez había sido muy bonito estar en el mar, vivirlo por primera vez, pero, al parecer, no había conseguido entablar una relación tan estrecha como Tiffany . Ella nadaba como un pez y yo, en cambio, parecía un hipopótamo. A lo mejor era ahí donde residía la diferencia.

 

 

 

—Ya hemos llegado —dijo Spyros y poco a poco redujo la cadencia de los motores hasta detenerlos del todo. Los demás barcos hicieron lo mismo y todos juntos nos quedamos parados, meciéndonos, en aquel desierto de agua.

 

 

 

No se veía nada. Para mí resultaba un misterio el hecho de que Spyros supiera que ya habíamos llegado. ¿Qué significaba eso? No se veía ni rastro de Tiffany  ni de su barco.

 

 

 

Spyros se comunicó con los demás botes mediante signos con las manos y luego se dirigió otra vez a mí.

 

 

 

—A partir de este punto, vamos a empezar a navegar en círculo. Estamos convencidos de que está cerca. ¿Has estado alguna vez aquí?

 

 

 

Encogí los hombros.

 

 

 

—No veo nada más que agua, lo siento. No puedo decir si he estado aquí o no. Spyros sacudió la cabeza.

 

 

 

—Yo estuve quince años en Stuttgart, en la Mercedes, pero nunca entenderé a la gente de tierra adentro. —Hizo que su barco comenzara a moverse en círculo.

 

 

 

Los barcos se alejaron unos de otros hasta desaparecer en el horizonte. A pesar de que aquella extensión de agua me parecía infinita, al cabo de un momento Spyros exclamó:

 

 

 

—Ahí hay tierra. Vayamos allí.

 

 

 

—¿Tierra? ¿Dónde? —M e sentí incapaz de reconocer nada. Victoria llegó por detrás.

 

 

 

—Tierra —dijo, con el mismo tono convencido que Spyros—. Al menos ya tenemos un punto de referencia.

 

 

 

Sulli también estaba de pie en la proa. Mientras Spyros manejaba el timón, nosotras mirábamos hacia delante.

 

 

 

—¿Ves allí al fondo? —Victoria señaló con el brazo—. Es una isla.

 

 

 

Forcé los ojos todo lo que pude, pero lo único que alcancé a ver fue una ligera diferencia de color, a la que no di mucha importancia.

 

 

 

 

—Yo tampoco veo nada —dijo Sulli al observar mis esfuerzos—. Pero Victoria y Spyros saben lo que hacen.

 

 

 

En mi opinión, íbamos demasiado tranquilos con el motor petardeando sobre el agua, pero al cabo de un momento pude reconocer una elevación que se dibujaba en la monotonía de la superficie. Era como una gaviota, pero, según nos acercábamos, perdió su parecido con el ave y la imagen se transformó en una especie de dinosaurio, con el lomo de color amarillo verdoso. Al final surgió una elevación de tierra, cuya cima sobresalía en la lejanía, entre el mar que la rodeaba.

 

 

 

Estábamos ya muy cerca de la orilla y, sin embargo, no se veía ningún barco.

 

 

 

—No está aquí —dije, decepcionada. Cuanto más nos acercábamos más nerviosa me sentía y, de repente, caí en una profunda sima negra de desesperación.

 

 

 

—Hay muchas islas iguales —dijo Victoria para consolarme—. Sólo hemos llegado a la primera. Sin embargo, mi ánimo se hundía cada vez más. Nunca encontraríamos a Tiffany . Quizás ella se riera para sí misma al comprobar lo bien que se había escondido. ¿Por qué habría pensado que era necesario?

 

 

 

—Sulli me ha comentado que ya estuviste por aquí una vez con Tiffany  —dijo Victoria—. ¿Llegasteis también a esta zona?

 

 

 

Yo alcé las manos en un ademán de duda.

 

 

 

—¡No tengo ni la más remota idea! ¡A mí todo me parece igual!

 

 

 

Spyros rodeó la lengua de tierra del lado oriental de la isla para continuar su camino hacia el mar. Yo me sentía débil. Agarrándome a ambos lados de la borda, me dirigí hacia atrás para sentarme en un extremo del barco. Miré el mar que quedaba tras de mí y la isla que se alejaba.

 

 

 

—¡Para! —grité de repente—. ¡Spyros! ¡Para!

 

 

 

Spyros se volvió hacia mí, pero no se detuvo. Victoria y Sulli se me acercaron. —¿Qué te pasa? —pregunto Sulli.

 

 

 

—¡Ahí había algo! —dije, jadeante, a causa de la emoción—. En el otro extremo de la isla. ¡Creo que era blanco!

 

 

 

—Es la playa —repuso Victoria—. Está tan virgen que parece blanca.

 

 

 

—¡No en tierra, sino en el mar! —grité porque no parecían querer entenderme.

 

 

 

Victoria se acercó a Spyros. Éste dio un giro y de nuevo puso rumbo a la isla. A pesar de que ambos pensaban que me equivocaba, lo hicieron en atención a mí.

 

 

 

—Hay reflejos en el agua —dijo Sulli—. Como ocurre en los espejismos. Es a causa del calor. Uno ve todo lo que quiere ver. A mí me ha ocurrido antes lo mismo y Victoria me lo ha explicado.

 

 

 

—¡No ha sido un reflejo del agua! —repliqué.

 

 

 

—Vamos a ver lo que es. —Victoria se había acercado a nosotras—. No tenemos nada que perder. Yo miré el agua y la lengua de tierra que se acercaba despacio.

 

 

 

—En el otro extremo —grité, haciendo gestos a Spyros—. ¡A la derecha!

 

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Comments

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FlorCV
#1
Chapter 21: Otra buena historia que me dejó atrapada en cada capítulo 👋
JisoosFrog
#2
Chapter 21: Dios mío...

Bien, yo ya estaba preparando el funeral y todo :'V...

La sulli tuvo su Victoria, lol ¿entienden? Ok no, fue un chiste muy malo, sorry :'V, en fin, hubieron tantas cosas que creí que en algún momento llegué a pensar que Krystal aceptaría todo y se volvería una segunda Tiffany (?

Sin embargo, me encantó la historia, gracias por traer esta adaptación ~
AlexandraJour
#3
Sí, yo también quería que Tiffany le dijera Te amo a Krystal <3. Si la historia te sorprendió al final, entonces logro su cometido.(Mistykmaax)




Que bueno que la historia te rosprendiera también. Y sí, estaria genial un epilogo pero no trae. La historia termina hasta aquí.(Icee91)



¡¡¡¡Gracias por leer y comentar chic@s!!!! ;)
Icee91 #4
Chapter 21: Ohh vaya esto no me lo veia venir pero aun asi estuvo bien entonces no habrá un epílogo o algo asi!!??
Mistykmaax #5
Chapter 21: Wow!! Que giro dió la historia, aunque me hubiera gustado que Tiffany le dijera a krys con sus propias palabras que la amaba...pero si esa es su manera de demostrarle su amor me doy por satisfecha n.n!! Muchas gracias por otra gran historia.
AlexandraJour
#6
La ultima actualización fue el capítulo 15 ^◡^
Icee91 #7
Chapter 14: Bien por Sully que mando bien lejos a Suzzy y por otro lado comparto el hashtag de eri-0330
#JamasVeremosLaRevolucionDeKrystalito
ayarigarrido #8
Chapter 14: Ya me cae mal Fanny :c
Ojala, me hagas sufrir más con el drama :')
JisoosFrog
#9
Chapter 14: No sé por qué presentí que algo así iba a pasar pero no tan pronto y todo lo contrario.
#JamasVeremosLaRevoluciónDeKrystalito (?

A poco que ese "pronto" no se conviertan en años... O sí? :V
Pd: Sulli, mis respetos.
Mistykmaax #10
Chapter 13: Que complicado es eso del amor </3!! ... Ojalá todo mejore pronto para Krys u.u!. Gracias por actualizar.