PRIMER ROUND
THE ONE TEMP. 2 (Versión TaeNy)The One Temp. 2 (Fanfic) Capitulo 53: PRIMER ROUND
POV | Yoona
No quería levantarme de la cama. Ya era tiempo para la reunión matutina pero mis ojos parecían estarme pesando en el alma. La verdad es que estaba sintiendo una mezcla de cosas y eso me estaba volviendo literalmente loca. Yuri se había retirado de la clínica, y seguramente en este instante estaría tendida en su cama en los estados unidos. Ahora yo me miraba al espejo y no me reconocía. Toda la ‘maldad’ se resumía a nada. Como si ahora mismo no tuviese un propósito. Ingresé a casa zeta para estar cerca de Yuri. Ingresé para espiar a Yuri. Ella había sido toda mi razón y ahora, esa razón ya no existía. Lo del ‘Ojo’ fue sorpresivo, violento e innecesario. Al final, estaba contenta de ya no pertenecer a eso. La cosa era que ya no quería pertenecer a las Zetas tampoco.
–¿Yoona?
Alguien llamó a mi nombre y me limité en mirar.
–¿Qué?
–¿Bajará? Es que estamos listas para el trote diario y las chicas esperan el anuncio para
salir.
–Salgan.
–¿En serio?
–Sí, vayan a su trote. No las acompañaré hoy.
–¿Se siente bien? ––La sentí caminar detrás de mí.
–Estoy algo mareada, mi estomago da vueltas.
–Le prepararé un té. ¿Le parece?
Por alguna razón sonreí.
–Me parece.
–Entonces bajaré a dar el anuncio.
La puerta se cerró y un suspiro se escapó de mi boca. La imagen de Siwon se plantó en mi mente.
Ese maldito bastardo.
Mi cabeza se sacudió. Y como un flashback sus palabras volvieron a reproducirse.
‘Dentro de este sobre, se encuentra la cantidad de pruebas suficientes como para que todas las personas dentro del Ojo, pasen un par de años en prisión’
Me levanté de golpe con los ojos salidos.
Maldita sea, ese sobre.
El corazón se me sacudió y salté fuera de la cama. Me alisté y al cabo de unos minutos, La puerta se abrió con la presencia de la zeta aquella y respiré profundo.
–¿Se siente bien? ––Preguntó ella dejando la taza de té sobre el tocador.
–Necesito salir y averiguar algo en casa Thauros.
–¿Muy importante?
–Demasiado, diría yo.
–¿Puedo ayudarle en algo?
Respiré profundo y le di un vistazo al té por el rabillo del ojo.
–Creo que si puedes.
–Lo que desea averiguar en casa Thaur, es… ¿Confidencial?
–Muy confidencial. ––Asentí
–Puede contar conmigo, líder.
Me sentí extraña. ¿Acaso así me veía yo cada vez que Yuri me pedía algo? Dios… Que patética era.
–Okay, Basta de llamarme ‘líder’ ¿ok?
–¿Eh?
–¿Cuál es tu nombre?
–Suzy.
–Bien, Suzy. Dime Yoona, yo te diré Suzy. ¿Está bien para ti?
–Pues, si está bien para usted, líder.
Negué con la cabeza.
–Yoona.
–De acuerdo, Yoona. ––Se aclaró la garganta. –¿Qué es exactamente lo que debo hacer en casa Thauros?
–Desalojarla para mí. ––Una sonrisa se curvó y entonces actualicé mi lista de razones mentalmente.
*
Me quedé espiando por la ventana a la pequeña chica que trotaba hasta la casa Thauros.
Con un llamado falso. Esperé lo suficiente y cuando vi mi señal corrí fuera de la casa hasta alcanzarle. Parecía ser una misión imposible pero en menos de un parpadeo logramos ingresar a la casa.
–¿Ahora qué? ––Susurró ella mientras yo buscaba la puerta del sótano.
–El sótano.
–¿Qué?
–¡El sótano! ––Volví a susurrar y atravesamos un pasillo.
Me congelé cuando escuché un par de pasos detrás de mi nuca, y ambas ingresamos en cuartos distintos para ocultarnos de quien fuese.
La puerta de la habitación donde yo había acabado se abrió y la luz se encendió.
Mierda, mierda, mierda.
–Espera… He olvidado las llaves del auto. ––Habló el sujeto, yo agradecí que el efecto de la puerta abierta estuviese ahora siendo mi escondite.
–¡Listo! ––Dijo al cabo de unos segundos de hurgar en su escritorio y desapareció por la puerta apagando la luz.
Respiré profundo, me sentí congelada. Esperé unos cortos segundos y me movilicé por tal habitación encendiendo la luz de nuevo.
Vaya, vaya.
Estaba en nada más y nada menos. Que la oficina principal del líder Thauros.
Joder, necesito una de estas.
Desfilé tocando la madera del escritorio con mis dedos y acabé tirándome en la gigantesca silla reclinable para dar vueltas.
¡Wii!
Pensé y luego me detuve de golpe cuando mis ojos observaron un sobre amarillo. Mi corazón se sacudió y entonces tragué saliva. Estiré mi diestra muy sutilmente y tiré de aquel sobre que se encontraba aprisionado con un montón de carpetas y libros y respiré profundo antes de abrirlo. Que sorpresa la mía, mis ojos casi escapan de mi cara. Se trataba de una carta de expulsión, redactada y firmada. Que ponía el nombre de Choi Siwon como ‘riesgo’ para la organización. Por alguna razón mis manos sudaron frio y cuando la puerta se abrió de golpe casi mojo mi braga.
–¿Yoona?
–¡Mierda! ¡Ridícula! Me has matado del susto. ¡Entra y cierra! ––Ordené cuando reconocí el rostro de Suzy.
–¡Lo siento! ––Dijo ella. –¿Encontró lo que buscaba?
–Mejor que eso. ––Ladee una sonrisa.
–¿De qué se trata?
–Creo que esto de ser zeta está comenzando a tener sentido, pequeña Suz.
Se rió por lo bajo.
–¿Qué?
–Suz, me ha causado risa.
–Suena tierno. ––Dije.
–Lo sé, nunca me habían llamado de esa manera.
–¡Genial! Entonces he sido la primera.
–Escucho pasos. ––Su expresión cambió de repente y me levanté del escritorio como un rayo sosteniendo el sobre amarillo con la diestra.
–¡Apaga la luz! ––Susurré fuerte y así se hizo.
Los pasos siguieron de largo por el corredor y tuvimos que esperar varios minutos a oscuras.
–¿Puedo preguntarte algo? ––Susurré buscando el rostro ajeno por la poca luz que se filtraba del pasillo.
–Dígame.
–¿Desde cuándo estás en casa Zeta?
–Soy una de las novatas, me llamaron. De hecho fui una de las únicas que firmó conscientemente.
–¿Ah sí? ––Subí una ceja.
–Me enteré de que estaban haciendo cosas malas a las que no firmaban de esa manera.
–Wow, nunca te vi.
–Lo sé, estabas detrás del rastro de la exlíder. ¿no es así?
Un color subió a mis mejillas.
–Algo así. ––Acabé diciendo y aparté la mirada.
–Te gustaba ella. ¿Cierto?
Un nudo subió a mi garganta.
–Me gusta, aún.
–¿Qué pasó?
–Metí la pata y ahora… Ella no está en corea.
–¿Qué hiciste?
Suspiré pesado.
–Muchas cosas estúpidas.
–La estupidez humana, dios.
Sonó irónicamente graciosa, acabé con una sonrisa dibujada en el rostro.
–¿Sabes una cosa? ––Entrecerré los ojos.
–¿Qué?
–Me agradas, hablando en serio.
–Gracias, Yoong.
–Oh. ––Subí las cejas.
–¿Oh?
–Ahora nos hemos asignado mini-apodos. ¿No es tierno?
–Es muy tierno. ––La vi sonreír a través de la oscuridad y me sentí bien. Por alguna razón.
–Oh, creo que ya deberíamos salir. ––Cambio su tono de voz y asentimos. Volvimos a sentir el pasillo debajo de nuestros zapatos y abandonamos la casa por la parte trasera.
–¡Eso fue divertidísimo! ––Ella salió saltando.
–Shh. Celebras en la casa. ––Advertí y se calmó de golpe.
–Lo siento. ––Se cubrió la boca con ambas manos.
Rodeamos la casa Thauros y trotamos un poco de regreso a casa Zeta.
–Debo ir a clases ahora mismo. ––Ella habló.
–Uh, de acuerdo.
–Nos vemos para el almuerzo. ––Achinó sus ojos con una sonrisa y corrió subiendo las escaleras.
La seguí con la mirada y a
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